Como pieza del mes de noviembre hemos seleccionado el Herbario (Tomo III) que pertenece a la colección de implementos escolares de la enseñanza de la biología y las ciencias naturales del Museo Pedagógico Colombiano. Elementos de fabricación manual elaborado el 13 de mayo de 1973, por un grupo de estudiantes de los cursos de tercer grado del Instituto Pedagógico Nacional.
El interés y la difusión en Colombia por las ciencias naturales (de aparición más reciente) estuvo marcada por tres acontecimientos: la Real Expedición Botánica liderada por José Celestino Mutis y desarrollada en el Nuevo Reino de Granada entre 1783 y 1808; la Comisión Corográfica organizada por Agustín Codazzi entre 1850 y 1862 cuyo propósito fue hacer la descripción del territorio de la República de la Nueva Granada y elaborar mapas corográficos[1] de cada provincia, y que se convertiría en la base del desarrollo de lo que hoy es Colombia; y finalmente la creación de las primeras cátedras universitarias de historia natural con áreas de estudio como botánica, zoología, anatomía; anexas a las ya existentes de medicina.
La enseñanza de la historia natural en Colombia, predominó hasta mediados del siglo XX, sin embargo existieron iniciativas de divulgación de la biología en el país –entendida como los fenómenos que conciernen a los seres vivos y sus procesos vitales– como algunas cátedras de Biología en la Universidad Republicana, en el Externado de Colombia y en la Universidad del Rosario, donde se discutía en torno a las teorías del origen de la vida y la teoría celular, que eran reforzabas con la experimentación sobre la naturaleza de los seres vivos.
La historia natural como saber escolar se extendió paulatinamente desde finales de siglo XIX, en instituciones de educación secundaria como el Mayor San Bartolomé y el Instituto de los Hermanos de la Salle. Colegios que para inicios del siglos XX empezaron a equipar sus instalaciones con ejemplares de plantas y dibujos botánicos, ejemplares de taxidermia, esqueletos, órganos animales y diferentes tipos de minerales conservados en los primeros museos escolares que incorporaron el patrimonio mineralógico.
Sin embargo, las iniciativas para difundir la biología no recibieron acogida en los círculos científicos de las comunidades religiosas que administraban la mayoría de las instituciones educativas del sigo XIX, debido al rechazo a las Teorías de la Evolución. Por este motivo, la biología tuvo más auge a partir de los discursos médicos difundidos en las primeras décadas del siglo XX con debates en torno a la raza y la preocupación por la higiene poblacional, discursos que intervinieron directamente en la escuela con lemas anunciados por el Ministerio de Instrucción y Salubridad Públicas como por ejemplo: “higienizar antes que educar”[2] y que se desarrollaron alternadamente con la enseñanza de la historia natural —que incorporó elementos de la biología— y con los primeros títulos de Licenciatura en Biología expedidos en 1935 por la Universidad Nacional.
La enseñanza de la historia natural en el siglo XX y el material para desarrollarla empezó a incluir algunas nociones de biología en el nivel de secundaria y en las instituciones de formación de maestros como el Instituto Pedagógico Nacional para señoritas (IPN), que de acuerdo con el pensum de 1936, concentró la enseñanza de las ciencias naturales en tres secciones: biología dividida en cursos de zoología, botánica y anatomía; química orgánica e inorgánica; y física teórica y experimental; por consiguiente, la historia de la enseñanza de las ciencias naturales está dispersa en la historia de varias disciplinas especializadas del campo de la producción científica, como la física, la química, la biología y la geología, entre otras.
En el caso de la Escuela Anexa del IPN, donde las futuras maestras realizaban sus prácticas pedagógicas, la enseñanza de esta ciencia aún se enfocaba en la historia natural como la disciplina científica que hace énfasis en la conservación de muestras y especímenes provenientes del mundo natural; pero incluyó elementos sobre lo vivo (de la biología) que como se sustenta en el pensum:
“El valor instructivo de la asignatura no debe buscarse tanto en una descripción minuciosa, sino en las observaciones de los fenómenos de la vida y en la conexión de dichos fenómenos con el organismo de las plantas, del animal, así como los seres inertes de la tierra”[3]
Además de las asignaturas de historia natural cuyos contenidos integraban elementos teóricos de la biología, el IPN fue dotado de materiales de enseñanza a partir de las donaciones realizadas entre 1927 y 1936 por instituciones nacionales e internacionales como “los Ministerios de Educación y de Gobierno; la Academia de Historia; la contraloría General; los señores Ministros de: Alemania, España, Gran Bretaña y Francia”[4], y de forma más contundente por la segunda Misión Pedagógica Alemana que junto con instrumentos musicales y de gimnasia, proporcionó el mobiliario y gran parte de las colecciones del antiguo Museo de Historia Natural que tenía sede en el IPN, como por ejemplo el material de enseñanza Espasa-Calpe: serie historia natural aplicada —que también exhibimos en el Museo—, estuches con esqueletos de diferentes especies animales, colecciones entomológicas, órganos de mamíferos conservados en formol, herbarios de plantas del mundo, reproducciones en escayola de partes del cuerpo humano y una colección de animales disecados.
Las colecciones de aquel Museo de Historia Natural fueron enriquecidas por varias décadas con especies nacionales de animales disecados y con herbarios e insectarios hechos por las maestras en formación. Algunos ejemplares conservados de este museo y otros materiales antiguos del laboratorio de física y química fueron donados al Museo Pedagógico Colombiano, y como el Herbario que exhibimos ahora hacen parte de nuestra colección de objetos de enseñanza de las ciencias.
Los herbarios son colecciones de plantas secas que conservan aplastadas entre hojas de papel, cada planta incluye al menos su nombre científico, su nombre común y son la herramienta más antigua del naturalista; en la antigüedad los griegos ya creaban herbarios para organizar sus estudios sobre las plantas. También se refieren a la instituciones encargadas de conservar una colección de este tipo, colecciones que hacen referencia a la flora de una región, un país o un área geográfica determinada; que además de ser fuente primaria de información biológica, son recursos indispensables para el conocimiento del patrimonio natural y vegetal, y se constituyen como tesoros científicos que deben protegerse.
Hacer un herbario es sencillo y puede ser emocionante, especialmente porque su creación implica la búsqueda y recolección de las plantas, y asimismo, la exploración de un territorio y su entorno, actividades que permitían a los estudiantes conocer mejor el mundo de las plantas, entender las diferencias que hay entre cada especie y familiarizarse con la diversidad de formas, colores y texturas presentes en el mundo vegetal.
Para recolectar las plantas hay que asegurarse, que no sean especies protegidas o en peligro de extinción, ya que su recolección puede estar prohibida por la ley. Una vez localizadas, se recogen con delicadeza y sin arrancarlas, se colocan en una caja; luego se procede a secarlas –proceso que dura entre 10 y 15 días y que permitirá una buena conservación–; posteriormente se deben prensar para que eliminen cualquier residuo de agua (con ello, se garantiza que conserven las características principales y que su aspecto sea el más similar al que tenían en la naturaleza); tras la espera, se levantan los materiales utilizados para el secado, se toma cada planta y se pegan sobre una página del herbario con un poco de pegamento o adhesivo; para finalizar, en la etiqueta de la página se anota el nombre de la planta, la fecha y lugar de recolección, entre otros datos.
Por ejemplo las fichas de nuestro Herbario, contienen datos básicos como el Nombre Vernáculo o común; datos taxonómicos como el Phylum[5], la Clase, el Orden, y la Familia de la planta; datos del territorio explorado y el tiempo en que se hizo el ejercicio como la Localidad y la Fecha; y por último, la persona o grupo colector.

Con respecto a sus características, reúne 95 especímenes de diferentes organismos de clima frío, clasificadas en tres grupos: Plantas Ornamentales, Plantas de Cultivo y Maleza, que provienen de tres áreas distintas, pero con características ambientales semejantes como Bogotá, Fontibón y Sibaté; y su estado de conservación es bueno.
En general, los herbarios son herramientas que cumplen dos objetivos; primero, desde un enfoque académico, promueven la documentación, la clasificación, la identificación y la investigación de la flora y los ecosistemas naturales; además, fomentan procesos educativos en áreas como la taxonomía, la botánica, la anatomía, la morfología vegetal, la medicina, entre otras. Y segundo, a partir de una perspectiva humana, contribuyen a generar una mayor conciencia y valoración de los recursos naturales como una fuente de riqueza en el territorio.
Ahora bien, como materiales de apoyo para la enseñanza de las ciencias naturales y la compresión biológica de nuestro entorno, entendemos la importancia de los herbarios, como fuentes documentales para el conocimiento de las plantas locales, regionales, nacionales e internacionales; la conservación de ejemplares en peligro de extinción y de plantas endémicas (propias de zonas determinadas); y la evolución biológica del territorio. Y especialmente, como materiales documentales para la reflexión académica, la labor pedagógica y el contexto educativo, desde una perspectiva del saber para la conversación y protección del medio ambiente y la naturaleza.
Para conocer el Herbario del IPN, otros objetos de la historia y la práctica pedagógica, y los archivos pertenecientes al fondo documental que exhibimos en el Museo Pedagógico Colombiano, convocamos a la comunidad de la Universidad Pedagógica Nacional, estudiantes, egresados, investigadores, docentes, administrativos y miembros externos de la comunidad académica, colectivos pedagógicos y a todas las personas interesadas en conocernos, apoyarnos y difundir nuestras labores, a visitarnos de lunes a viernes entre 8:00 a.m. y 4:00 p.m. en las instalaciones del Museo ubicadas en Bogotá en la calle 72 N.º 11–86 (Edificio ‘E’) en el Centro Cultural ‘Paulo Freire’ de la Universidad Pedagógica Nacional.
Igualmente los invitamos a seguirnos en nuestras redes sociales https://www.facebook.com/museopedagogicocolombiano/ y a explorar nuestra página web http://museopedagogico.pedagogica.edu.co/ para visualizar y compartir nuestros contenidos.
Palabras clave: Herbarios; Enseñanza de las Ciencias Naturales; Biología; Medio Ambiente, Pedagogía; Enseñanza; Plantas Naturales; Museo Pedagógico Colombiano.
Información compartida en Editorial Magisterio, conozca la Colección Pedagogía e historia.
Referencias
Udea.edu.co. (2019). Herbario. Fecha de consulta: 14 Nov. 2019. Desde: http://www.udea.edu.co/wps/portal/udea/web/inicio/unidades-academicas/ciencias-exactas-naturales/herbario
Klorane Botanical Foundation. (2019). La elaboración de un herbario. Fecha de consulta: 15 Nov. 2019. Desde: https://www.kloranebotanical.foundation/es/la-elaboracion-de-un-herbario
Herbario. (2019, 27 octubre). Wikipedia, La enciclopedia libre. Fecha de consulta: 15 Nov. 2019. Desde: https://es.wikipedia.org/wiki/Herbario#Tipos_de_herbarios_y_de_colecciones
Reserva el Edén. (2019). El herbario y su importancia. Fecha de consulta: 18 Nov. 2019. Desde: http://reservaeleden.org/plantasloc/alumnos/manual/07a_el-herbario.html
Bernal Jiménez, R. (1932). La réforme educative en Colombia. Roma: Imprenta Augustinienne.
Ministerio de Educación Nacional. (1932). Pensum-programa y reglamento del Instituto Pedagógico Nacional para señoritas. Bogotá: Escuela Tipográfica Salesiana.
Radke, F. (1936). Historia del Instituto Pedagógico Nacional para Señoritas desde 1927 hasta 1935. Bogotá: Editorial El Gráfico.
Catálogo general del Museo Pedagógico Colombiano. (2017). Sin publicar
[1] La corografía (del griego, χῶρος (chṓros), que significa un trozo de tierra ocupado por una persona o cosa) es la descripción de un país, de una región o de una provincia. Presta especial atención a las condiciones físicas del terreno y al paisaje, además se tiene en cuenta el estudio de los topónimos. Este tipo de estudios eran muy valorados por sus implicaciones económicas. Los objetos de estudio del corógrafo son, primero, la toponimia, después la situación así como sus límites y extensión. Posteriormente, estudia los rasgos climáticos más destacados, acabando por la comunidad humana que la conforma.
Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Corograf%C3%ADa
[2] Bernal Jiménez, R. (1932). La réforme educative en Colombia. Roma: Imprenta Augustinienne.
[3] Ministerio de Educación Nacional. (1932). Pensum-programa y reglamento del Instituto Pedagógico Nacional para señoritas. Bogotá: Escuela Tipográfica Salesiana.
[4] Radke, F. (1936). Historia del Instituto Pedagógico Nacional para Señoritas desde 1927 hasta 1935. Bogotá: Editorial El Gráfico.
[5] El Filo (phylum, plural phyla) (también, tronco o tipo de organización) es la categoría taxonómica que agrupa a los organismos relacionados entre sí en el tiempo por vía de descendencia evolutiva, desde sus primeros representantes hasta los actuales. Es una categoría situada entre el reino y la clase, y usada en los reinos animales (35 filos), fungi (6 filos), protistas y dominio bacterias, y en botánica (reino plantas) (12 filos). Fuentes: https://www.biodic.net/palabra/phylum/#.XdL089VKiM8
https://es.wikipedia.org/wiki/Filo