Como pieza del mes de octubre hemos seleccionado el cuaderno escolar que pertenece a la colección de implementos escolares de la enseñanza de la escritura del Museo Pedagógico Colombiano. Objeto de manufactura industrial, fabricado de papel en Bogotá en la década de 1940, por la tienda de útiles para escuela y colegios “Herrera Hermanos” y que se usa para tomar notas, y almacenar y organizar información de diferente índole.
Recordemos la escritura como un proceso fundamental en la formación de ciudadanos activos para la sociedad, y que por varios siglos su ejercicio fue restringido, como en el periodo colonial americano cuando únicamente el escribano desarrollaba esta labor; más adelante también otros grupos sociales accederían a este saber cómo por ejemplo los de familias adineradas.
Al descentralizarse lentamente el dominio religioso sobre la educación, existir una mayor presencia del Estado en el S. XVIII y con el surgimiento de la escuela pública, la escritura comienza a constituirse como un saber al alcance de un mayor número de personas. Con la expansión de la escuela y el acceso colectivo a la escritura se empiezan a crear materiales y elementos básicos para materializar el proceso de escritura de los escolares de la época, esto desde la segunda mitad del S. XIX con las pizarras en piedra y los pizarrines (para escribir en esta), y hasta la segunda década del S. XX, cuando hace su aparición el cuaderno escolar, como formato para la escritura.
Considerando que hace más de 5000 años el hombre invento la escritura, los primeros vestigios y huellas de las escrituras dejadas por los primeros individuos y grupos humanos aún los encontramos en soportes como madera y piedra; luego en el año 3000 a.C. se escribiría sobre papiro y otros medios elaborados a partir de materiales vegetales, esto en el Antiguo Egipto. En el periodo grecorromano, junto al papiro, el pergamino elaborado a partir de pieles animales gozaría de gran popularidad hasta la Edad Media.
La tradición histórica considera que el primer proceso de fabricación del papel fue desarrollado en la China, en el S. II a. C., técnica que se expandió por parte de Asia alrededor del 750, y que también llegaría al mundo árabe, siendo ellos quienes lo introducen en España en el S. XI, estableciéndose en el año 1056 la primera fábrica de papel europea. A partir de este momento se difundió el proceso al Mediterráneo europeo, desde donde se propaga por todo el continente.
A partir del S. XV, la aparición de la imprenta generó un aumento del uso del papel, pero fue hasta 1840 que se fabrican diferentes materiales que sustituirían al papel, como el resultante de la pulpa del proceso mecánico de trituración de madera, y en 1850 con el primer proceso químico. Desde entonces el papel se ha convertido en uno de los productos emblemáticos de la cultura humana, elaborándose no solo de trapos viejos o algodón sino también de gran variedad de fibras vegetales.
El cuaderno en el formato que conocemos hoy, fue inventado en 1902 en Australia por J.A. Birchall propietario de la librería, antigua editorial y luego empresa de suministros educativos y papelería Birchalls Ltd., con sede en la isla de Tasmania, que funcionó desde 1844 y hasta el año 2017. Denominado por su inventor como Silver City Writing Tablet (la tableta de escritura de Silver City).
A pesar de no tener una gran aceptación al momento de su invención, fue él mismo quien fabricó el primer bloc de notas o libreta comercial, cuando se le ocurrió unir –de forma ordinaria– varios folios o papeles junto a una cartulina, en lugar de dejarlo como hojas sueltas, para conformar lo que hoy llamamos cuaderno.
Pese a que América Latina los primeros cuadernos aparecieron durante la segunda mitad del siglo XIX, es hasta el periodo comprendido entre 1920 y 1930, cuando comienza la producción de los primeros para las aulas escolares de nuestro país. Periodo que coincidió con el auge de la industria manufacturera en Colombia conformada en sus inicios por empresas cementeras, de producción de textiles y por fábricas productoras de tabaco y de bebidas alcohólicas. Las dos últimas en su momento fueron las industrias que apoyaron económicamente las labores de escuela. Por este motivo –y como dato curioso– éstas industrias tenían derecho a imprimir sobre las portadas de esta serie de primeros cuadernos, publicidad que inducía al consumo de cigarrillos y alcohol, característica que daría mucho de qué hablar si sucediera actualmente, sin embargo recordemos que hoy día una parte de los impuestos pagados por la industria de licores, entre otras se invierten en la educación del país.
Debido a los altos costos de la producción del papel para la fabricación de los cuadernos escolares, los primeros cuadernos utilizados como el que exhibimos en nuestro Museo solo tenían 10 hojas (20 páginas) para tomar apuntes ya que a inicios del S. XX en Colombia, el papel era un recurso muy escaso y de alto valor económico, situación que –a pesar de los problemas de salud e higiene– prolongo el uso de la pizarra de piedra en las escuelas rurales hasta mediados del S. XX.
Además tener un número tan reducido de hojas respecto a los cuadernos que usamos actualmente que tienen desde 50 y hasta 250 hojas, en los cuadernos de la época identificamos la existencia de limitaciones didácticas por el poco espacio para anotar y así mismo el concepto de la “economía de la escritura”, en el que el estudiante de la época debía determinar cuál información registraba y cual no, según sus intereses escolares, procesos de estudio y las formas en que cada uno organizaba la información, esto con el objetivo de facilitar y consolidar los procesos de aprendizaje de ideas y conceptos.
Pese a que la inserción del cuaderno en parte fue apoyada y reforzada como una de las reformas de algunos representantes de la Escuela Nueva para optimizar el funcionamiento de la escuela y transformar la experiencia educativa, la condición ya descrita del espacio limitado llevaron al maestro y al estudiante a realizar sus labores en el marco de una tipología de escuela más moderna pero con la coexistencia de algunas prácticas de la denominada Escuela Tradicional, ya que la relectura y reflexión sobre lo escrito, se basó únicamente sobre los pocos apuntes realizados en estos primeros cuadernos y la transmisión de conocimientos nuevamente, se dio a través del uso efectivo de la memoria y la escritura a partir de lo que se hubiese transcrito.
Sumado al proceso de higienización de la escuela por motivos de salubridad y a las innovaciones metodológicas propias de unos modelos pedagógicos que evolucionaban en esa época, cuando la producción del papel fue masiva en diferentes partes del mundo, su fabricación fue mucho más económica, por lo que su uso se masificó aceleradamente y en poco tiempo el cuaderno único escolar en el contexto latinoamericano pasó a un ser un material indispensable como soporte de la memoria y el aprendizaje, y como herramienta para la circulación y transcripción de información y saberes a través la escritura en las escuelas de todo el mundo. Finalmente, sobre el papel es otra cosa, guarda todo lo que se le confía, y como dice el viejo refrán: «la palabra vuela y lo escrito queda«[1].
Hoy en día como Museo entendemos la importancia de los cuadernos escolares antiguos como una fuente histórica interesante para comprender los procesos personales y autónomos de cada estudiante para la adquisición de conocimientos y su relación con la historia de la infancia, la historia de la educación y el desarrollo de la caligrafía y la cultura escrita, y así mismo como un elemento cultural y documental para la reflexión académica, la labor pedagógica y el contexto educativo.
Para conocer el cuaderno escolar, otros objetos de la historia y la práctica pedagógica, y los archivos pertenecientes al fondo documental que exhibimos en el Museo Pedagógico Colombiano, convocamos a la comunidad de la Universidad Pedagógica Nacional, estudiantes, egresados, investigadores, docentes, administrativos y miembros externos de la comunidad académica, colectivos pedagógicos y a todas las personas interesadas en conocernos, apoyarnos y difundir nuestras labores, a visitarnos de lunes a viernes entre 8:00 a.m. y 4:00 p.m. en las instalaciones del Museo ubicadas en Bogotá en la calle 127 Nº 11–20, en el Instituto Pedagógico Nacional.
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Palabras clave: Cuadernos Escolares; Escritura; Implementos Escolares; Pedagogía; Enseñanza; Papel; Museo Pedagógico Colombiano.
Información compartida en Editorial Magisterio, conozca la Colección Pedagogía e historia.
Referencias
Calameo.com. (2019). Historia del cuaderno escolar. Fecha de consulta: 11 Oct. 2019. Desde: https://es.calameo.com/read/000918535332814c797bd
Papel. (2019, 7 octubre). Wikipedia, La enciclopedia libre. Fecha de consulta: 15 Oct. 2019. Desde: https://es.wikipedia.org/wiki/Papel
G2 Innovation Australia. (2019). The Silver City Writing Tablet & Other Innovations From Tasmania. Fecha de consulta: 15 Oct. 2019. Desde: https://www.g2innovation.com.au/blog/2018/3/21/the-silver-city-writing-tablet-other-innovations-from-tasmania
Ainos blog. (2019). Historia del Cuaderno: Curiosa y breve historia del inventor del cuaderno. Fecha de consulta: 10 Oct. 2019. Desde: https://www.ainospublicidad.es/blog/historia-del-cuaderno/
Cole, V. (2019). La historia del cuaderno – Viva el Cole. Fecha de consulta: 15 Oct. 2019. Desde https://www.vivaelcole.com/blog/la-historia-del-cuaderno/
Llin, M., & Segal, E. (1). La historia del cuaderno. Magazín Aula Urbana: Una ciudad para tocar, oler y sentir, (26), 18-19. Fecha de consulta: 11 Oct. 2019. Desde: https://revistas.idep.edu.co/index.php/mau/article/view/1149
Rodríguez Tarquino, J. (2017). Voces históricas del Instituto Pedagógico Nacional. Revistas.pedagogica.edu.co. Volumen 5 Nº 43 / julio – diciembre de 2017. Fecha de consulta: Septiembre 9, 2019. Desde: https://revistas.pedagogica.edu.co/index.php/NYN/article/download/8529/6472/
Catálogo general del Museo Pedagógico Colombiano. (2017). Sin publicar
[1] Verba volant, scrīpta mānent, es una cita latina tomada de un discurso de Cayo Tito al senado romano, y significa «las palabras vuelan, lo escrito queda». Se resalta con ella la fugacidad de las palabras, que se las lleva el viento, frente a la permanencia de las cosas escritas. En español se dice: lo escrito, escrito está y a las palabras se las lleva el viento. Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Verba_volant_scripta_manent