Convocatoria – María Montessori: La mujer que revolucionó la educación a comienzos del siglo XX 2023-I.

Estimados/as colegas y visitantes, compartimos la información sobre la convocatoria de la Revista Pedagogía y Saberes, para enviar artículos que abran camino a la reflexión y discusión sobre María Montessori: La mujer que revolucionó la educación a comienzos del siglo XX.

Hacer un número sobre los aportes de sus ideas pedagógicas significa reconocer su obra como capital pedagógico y como referente para pensar la formación inicial, permanente y avanzada de los educadores. En virtud de ello, invitamos a los investigadores y estudiosos de la obra de María Montessori a participar en esta convocatoria, a través de elaboraciones relacionadas con los análisis de su método, sus ideas, la organización del ambiente, los contenidos, los materiales, el lugar del maestro, y en general sus aportes y contribuciones al campo de la educación y la pedagogía.

Apertura de la convocatoria: Mayo 1 de 2022 – Cierre: Agosto 31 de 2022.

Para mayor información, por favor seguir el siguiente enlace: https://revistas.pedagogica.edu.co/index.php/PYS/libraryFiles/downloadPublic/288?fbclid=IwAR0Eu8Pwa9jS5-uSjGpTwSq3Y1kVV4rHZD4VudZjCTHjQzxWxhkp8n5s06U

Pieza del mes de mayo de 2022: Examen de admisión IPN para Señoritas de 1927.

Como pieza del mes, hemos elegido el ‘Examen de Admisión del Instituto Pedagógico Nacional para Señoritas, que hace parte de la colección de archivos y documentos que pertenecen al Fondo IPN del Museo Pedagógico Colombiano, el cual fue aplicado inicialmente en 1927 como uno de los requisitos para el ingreso del primer grupo de mujeres aspirantes a obtener el grado de maestras de escuela inferior, superior y normal, en el marco del inicio de labores académicas del Instituto Pedagógico Nacional para Señoritas –IPN para Señoritas–. En este orden de ideas: ¿tuviste que presentar algún examen de admisión para el colegio o universidad?, ¿cómo era su estructura y cuáles eran algunas de las preguntas? y, ¿en qué área tu desempeño era mejor?

Para entender el lugar que ocupó el examen en el marco de la estructura misional y de funcionamiento del antiguo IPN para Señoritas, es fundamental establecer su contexto, que se ubica en las disposiciones gubernamentales del Artículo 1° de la Ley 25 de 1917 “sobre Institutos Pedagógicos Nacionales”:

Habrá en la capital de la República un Instituto Pedagógico Nacional para Institutores y otro para Institutoras, donde se eduquen en la ciencia pedagógica maestros y maestras de escuela inferior, superior y normal, y profesores aptos para la enseñanza didáctica y para la dirección e inspección de la enseñanza pública nacional” (Ley 25 de 1917. Sobre Institutos Pedagógicos Nacionales. Diario Oficial. Año LIII. No. 16239. 9, noviembre, 1917).

Las cuales se materializaron con la construcción del edificio y la apertura de la institución femenina el 9 de marzo de 1927 en la ciudad de Bogotá, y por supuesto la presencia de la Segunda Misión Pedagógica Alemana (1924–1926), en cuyo seno se estableció la estructura académica, el pensum y el reglamento del IPN para Señoritas, redactados por el equipo de docentes y educadores liderados por Franzisca Radke, primera rectora del Instituto; quienes con apoyo del Gobierno Conservador de la época posibilitaron al conocimiento y ciencias de la educación otras formas de aplicación en los métodos de enseñanza y aprendizaje, que apuntaban a la modernización de las prácticas de formación de maestras de Colombia.

Establecida la necesidad de crear dos Institutos Pedagógicos Nacionales para institutores en Bogotá, uno masculino y otro femenino con el objetivo de formar maestros y maestras en las lógicas de la modernidad y el contexto. Fue hasta el 29 de abril de 1929 con la instalación de la luz por parte de la empresa de energía, cuando el grupo de docentes alemanes y maestros colombianos lograron implementar en condiciones realmente dignas y de comodidad, las propuestas y recomendaciones de la Misión, para que la educación colombiana estuviera en diálogo con su contexto desde la práctica como experiencia, evitando los procesos memorísticos, y cambiando el rol de la mujer en la educación, dándole la posibilidad para que se educaran en asignaturas a las que anteriormente por su género no podían acceder.

Al respecto, Radke mencionaba sobre la apertura del IPN para Señoritas:

“[…] se abrió el 9 de marzo de 1927, sin luz, sin agua, ni mobiliario. Se dormía sobre colchones colocados en el suelo; la noche se alumbraba con esperma y más tarde con lámparas de petróleo; la Avenida Chile estaba sin urbanizar, y el mismo barrio de Chapinero tan lejos de Bogotá, como cualquier otra ciudad. Un arca de piedra con las puertas abiertas, sin tapia, reja ni protección […]fue el principio del Instituto Pedagógico, por cierto, principio poco lujoso […]” (Radke, 1936, p.13)[1].

[1] Radke, F. (1936). Historia del Instituto Pedagógico Nacional para Señoritas, desde 1927 hasta 1935. pág. 13

La participación de la Segunda Misión Alemana aporto al sistema educativo colombiano, la profesionalización de maestros, profesores y la fundación de la carrera docente a nivel universitario; sus contribuciones fueron significativas para la historia de la formación docente y la construcción de la memoria pedagógica del país.

La intervención del equipo alemán en Colombia durante la Segunda Misión Pedagógica en el marco político del final de la ‘Hegemonía Conservadora’ (1900–1930) se enfocó en el carácter político de las ideas impartidas en la escuela, reformulando la Ley de Instrucción Pública existente hasta la época, para reformar la educación normalista y reestructurar la formación de maestros[2].

[2] Publicación de MUSEO PEDAGOGICO COLOMBIANO – UPN (Sept-2019). Fuente: http://museopedagogico.pedagogica.edu.co/2019/09/16/pieza-del-mes-de-septiembre-de-2019-fotografia-de-franzisca-radke/

El Instituto iniciaría actividades académicas, con 69 estudiantes de diferentes regiones del país (Boyacá, Cundinamarca, Huila, Meta, Norte de Santander, Santander del Sur y Tolima) repartidas en 3 cursos, de este grupo, 31 fueron trasladadas directamente desde la Escuela Normal del Estado de Cundinamarca y, las 38 (futuras maestras) restantes, fueron las elegidas después de la presentación del examen de admisión que comprende nuestra pieza del mes.

En consecuencia, entre diciembre de 1926 y marzo de 1927, se presentaron 131 candidatas quienes presentaron el primer examen de admisión de manera escrita, el cual incluyó diferentes áreas del conocimiento, y varios tests de la Colección Termán, una herramienta creada por los psicólogos estadounidenses Lewis Madison Terman (1877–1956) y Maud Amanda Merril (1888–1978) en 1916, orientada a medir el coeficiente intelectual y el grado de aprendizaje de sujetos que tenían un mínimo nivel escolar, su estructura permitió analizar distintas áreas del conocimiento para determinar en qué nivel estaba la memoria a largo plazo, el sentido común, el vocabulario, la síntesis o selección lógica, la aritmética o concentración, el análisis, abstracción, planeación y organización de la información.

El examen quiso incluir todas las áreas del conocimiento sin importar la categoría: Redacción, Dictado Ortográfico, Matemáticas, Historia Patria, Geografía Patria, y religión. En ese orden de ideas, los cuestionarios de aquel examen divididos por áreas fueron los siguientes:

Un Dictado Ortográfico sobre el vuelo de un aeroplano; en Redacción se proponía redactar un texto que hablara sobre la experiencia de desplazamiento de las estudiantes a la ciudad, llamado: “Mi viaje a Bogotá”; en Religión eran varias preguntas sobre los misterios y verdades del catolicismo, los mandamientos, figuras religiosas representativas, la Oración y sus usos; en Aritmética se formulaban 8 ejercicios de suma, resta, multiplicación, división, fraccionarios, conversión de unidades y algunos problemas de lógica matemática; en Geografía las preguntas estaban orientadas al territorio colombiano, el dibujo del croquis, el  reconocimiento de las áreas de producción industrial, nombrar los ríos de un departamento específico, describir la región (ya separada desde 1903) de Panamá y mencionar las características de diversas regiones como Florencia, Quibdó, la Sierra Nevada de Santa Marta y el Orinoco; y por último, en el área de Historia, había que describir personajes históricos como los Chibchas, Cristóbal Colón, Francisco de Paula Santander, Antonio José de Sucre, Policarpa Salavarrieta, Tomás Cipriano Mosquera, y el periodo de la Colonia.

Esta era la descripción del examen de admisión que las candidatas a Institutoras tuvieron que presentar en aquella época; que incluso, a la luz de la formación académica que se recibe actualmente en primaria y secundaria, se podría concebir como una prueba de conocimiento que no debería tener mayor dificultad. No obstante, como ya se enunció anteriormente, solo 38 aspirantes pasaron la prueba, pero con puntajes realmente bajos a los esperados, resultados que representaron un antecedente en la historia de la educación del país, ya que, si bien el Instituto Pedagógico Nacional para Señoritas, simbolizó la oportunidad para muchas mujeres de acceder a la educación formal, por otro lado, expuso con preocupación otra realidad, los niveles de escolaridad e intelecto en comparación con los hombres.

Ante este panorama, los resultados generales de los puntajes no superaron los 440 puntos, cuando el resultado ideal obtenido por miles de alumnos adolescentes entre los 13 y 14 años, era de 1400. Pese a dicha realidad, se aceptaron los mejores puntajes considerando que los resultados no se debían a la falta de capacidad intelectual de las candidatas, sino que por el contrario no estaban acostumbradas a este tipo de exámenes. Justamente sobre este asunto, Francisca Radke comentaba sus apreciaciones sobre las entrevistas a las aspirantes:

se podía dar cuenta que las candidatas venían de un sistema educativo deficiente, pues a su juicio, se habían formado en escuelas con locales inadecuados, que carecían de materiales didácticos aptos para su enseñanza y con unos métodos que enfatizaban en la memorización” (Prieto, 1997, p. 5).

Ahora bien, es importante precisar algunos aspectos sobre la implementación y transformación del examen en Colombia en la primera mitad del siglo XX, para comprender bajo que parámetros se realizaban y con qué objetivos.

En este sentido, de acuerdo la investigación de maestría: “De hombre memorable a sujeto calculable: aproximación a una historia del examen escolar en Colombia 1870-1930”, realizada por Ania Quintero, se exponen dos premisas importantes en relación con nuestra pieza del mes, la primera está planteada en la tesis doctoral: “El peso de la tradición: evaluación educativa y cultura en Colombia. 1900–1968”, desarrollada por José Guillermo Ortiz (2012) donde la revisión sobre el examen se articula a los conceptos de clasificación social, evolucionismo y positivismo, como antecedente de la evaluación en Colombia; y la segunda es la correlación entre el desarrollo de la clase media en Colombia y la función selectiva que surge al diseñar y aplicar un examen de selección para el ingreso a la educación superior en una institución que apenas estaba iniciando labores; indudablemente el examen parecía estar articulado con la clasificación social.

Por otra parte, en el Capítulo III. Exámenes – Exámenes de Admisión del documento redactado por Radke en 1932: “Pensum – Programa y Reglamento del Instituto Pedagógico Nacional Para Señoritas”, se describía el proceso de propuesta y calificación del examen de admisión, las materias a evaluar de forma escrita y oral, los tiempos de presentación, y también, las advertencias frente a las trampas, así se enunciaba en el Artículo 12 del documento:

Los catedráticos presentarán a la Directora tres temas o problemas de sus asignaturas respectivas. Estos temas o problemas deben dirigirse principalmente a la inteligencia, y evitar todo aquello que sea exclusivamente de memoria. De estos la Directora escogerá el que le parezca más conveniente y lo dará al catedrático inmediatamente antes del examen, a fin de que él lo presente a las alumnas” (Radke, 1932, p. 126).

Entonces, una vez presentado el examen y luego de las tareas propias de revisión y calificación, el Jurado Calificador –que era nombrado de acuerdo con el Ministerio de Educación y presidido por el Instituto–, escogía tres grupos de acuerdo con los puntajes: 1. ° Aspirantes que pueden ser admitidas, 2. ° Regulares, y 3. ° Condicionales, refiriéndose a aquellas aspirantes que en unas materias no estaban suficientemente preparadas, pero que en otras eran muy buenas.

Sobre la metodología, el examen tenía dos partes, la aplicación escrita que comprendía: redacción, dictado ortográfico, matemáticas, religión, historia patria y geografía patria; y la que se presentaba de forma oral: sobre castellano y matemáticas, que solo se presentaba cuando las calificaciones en redacción, dictado y matemáticas fueran dudosas. De esta manera, la prueba escrita duraba 160 minutos, mientras que el examen oral, 7 minutos por cada materia.

Por último, el reglamento manifestaba en el Artículo 18 – Parágrafo IV, aspectos concernientes a ‘la copia’:

Las alumnas que durante el examen se comuniquen mutuamente sus conocimientos, o que de alguna u otra forma perjudiquen la severidad y rectitud que se debe guardar en él, serán castigadas con el retiro inmediato del examen en esta asignatura. Si la falta fuere de tal naturaleza que merezca un castigo mayor, no podrán presentar el resto de los exámenes o serán retiradas definitivamente del Instituto” (Radke, 1932, p. 129).

Como dato notable, de las 69 alumnas aspirantes que ingresaron en el año de apertura del Instituto, únicamente 15 de ellas obtuvieron el título como maestras el 5 de noviembre de 1929, representando escasamente el 21.7% de mujeres graduadas en la primera promoción.

Además, en una nota de prensa publicada por el periódico El Tiempo el 12 de marzo de 1977, sobre la conmemoración de los 50 años de la inauguración del Instituto Pedagógico Nacional para Señoritas, su autora Gloria Helena Rey[3], curiosamente la titulaba: “¡Se ‘rajaron’ casi todas!”, haciendo alusión al ‘fracaso colectivo’ que representaron los resultados ‘casi vergonzosos’ del primer examen de admisión realizado; igualmente, destacaba los tímidos pasos con que la mujer iniciaba en aquella época su devenir por la igualdad de oportunidades para el acceso a la educación, la forma en que la formación y los contenidos que se impartían en ese momento marcaban la brecha entre mujeres y hombre, y como esta realidad establecía una barrera cultural entre los dos géneros.

[3] Primera mujer ganadora de un Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar en 1978 con el artículo “La otra cara de Bogotá”.

Y por supuesto, recordaba algunos aspectos sobre el contexto, la planta docente inicial, el vínculo con Alemania, su primera rectora, el pasado histórico, la trayectoria hasta la fecha, la vida escolar y las prácticas pedagógicas (algunas pioneras) que se desarrollaban al interior del IPN para Señoritas; y, por último, recogía algunas memorias, experiencias y percepciones de estudiantes, docentes y directores del Instituto acerca de la conmemoración de los 50 años de la institución, que se celebraban a finales de la década de los 70’s.

Rey, G. (12 de marzo de 1977). Hace 50 años en el Instituto Pedagógico, ¡Se ‘rajaron’ casi todas! El Tiempo [Nota de prensa]. Fuente: Fondo IPN del Museo Pedagógico Colombiano.

Para finalizar, destacamos el legado del primer Examen de Admisión del IPN para Señoritas, como parte de los archivos históricos del antiguo Instituto Pedagógico Nacional, puesto que, conforman una de las fuentes primarias y documentales que nos ayudan a comprender la historia y trayectoria de la Universidad Pedagógica Nacional en el ámbito educativo colombiano; a rastrear la historia del examen escolar dentro del sistema escolar del país; y evidentemente, a comprender y esclarecer los procesos de lucha de la mujer que garantizaron su acceso a otras oportunidades educativas y académicas para la formación pedagógica cualificada como maestras, que, entre otras cosas, permitió la reivindicación de la mujer –ciudadana– como sujeto político y activo, el desarrollo de su pensamiento crítico, y el acceso a otras disciplinas del conocimiento, que antes se consideraban vedadas para ellas.

Por otra parte, resaltamos la importancia de los Fondos Documentales Bibliográficos (archivos periodísticos, manuales y libros), en razón de que su conservación, cuidado y difusión, es clave para la reconstrucción y preservación de las memorias que entretejen la historia de la educación en Colombia y el papel fundamental que en esta evolución ha tenido la Universidad Pedagógica Nacional y su precedente anterior, el IPN para Señoritas.

Para conocer y consultar el Examen de Admisión del Instituto Pedagógico Nacional para Señoritas, otros documentos sobre la historia del IPN; otros textos, manuales de alfabetización y demás archivos pertenecientes al fondo documental; y también los objetos e implementos escolares de la historia y la práctica pedagógica que salvaguardamos y exhibimos en el Museo Pedagógico Colombiano, convocamos a la comunidad de la Universidad Pedagógica Nacional, estudiantes, egresados, investigadores, docentes, administrativos y miembros externos de la comunidad académica, colectivos pedagógicos y a todas las personas interesadas en conocernos, apoyarnos y difundir nuestras labores, a visitarnos de lunes a viernes entre 8:00 a.m. y 5:00 p.m.  en las del Museo ubicadas en Bogotá en la calle 72 N.º 11 – 86 (Edificio ‘E’) en el Centro Cultural ‘Paulo Freire’ de la Universidad Pedagógica Nacional.

Igualmente los invitamos a seguirnos en nuestras redes sociales Facebook: https://www.facebook.com/museopedagogicocolombiano/, Instagram: https://www.instagram.com/museopedagogicoupn/?hl=es, y a explorar nuestra página web http://museopedagogico.pedagogica.edu.co/ para visualizar y compartir nuestros contenidos.

 

Palabras clave: Examen de Admisión; Instituto Pedagógico Nacional para Señoritas; Franzisca Radke; Segunda Misión Pedagógica Alemana; Formación de Maestras; Mujer e Historia de la Educación; Maestras; Museo Pedagógico Colombiano.

 

Referencias:

Radke, F. (1936). Historia del Instituto Pedagógico Nacional para Señoritas, desde 1927 hasta 1935. Bogotá: Editorial El Gráfico.

Museo Pedagógico Colombiano. Pieza del mes de septiembre de 2019: Fotografía de Francisca Radke. 2019. Bogotá. Recuperado de:  http://museopedagogico.pedagogica.edu.co/2019/09/16/pieza-del-mes-de-septiembre-de-2019-fotografia-de-franzisca-radke/

Quintero. A. (2017). De hombre memorable a sujeto calculable: aproximación a una historia del examen escolar en Colombia 1870–1930. Universidad Pedagógica Nacional. Bogotá.

Prieto. V. (1997). El Instituto Pedagógico Nacional y la educación de la mujer. No. 34 (1927-1936). Universidades Incca de Colombia y Libre. Bogotá. Recuperado de: https://revistas.pedagogica.edu.co/index.php/RCE/article/view/5417/4444

Ruiz. L. Psicología y Mente. Articulo Test de Terman Merril: qué es y qué partes y pruebas contiene. Publicación en blog. Recuperado de: https://psicologiaymente.com/inteligencia/test-terman-merril

Aristizabal. M. (2011). Premio Simón Bolívar de Periodismo: Cuatro décadas de periodismo colombiano. p. 19. Recuperado de: https://repository.urosario.edu.co/bitstream/handle/10336/2283/AristizabalGarcia-Diana-2011.pdf?sequence=1&isAllowed=y

Radke, F. (1932). Pensum – Programa y Reglamento del Instituto Pedagógico de Señoritas. Escuela Tipográfica Salesiana – Bogotá.

 

Pieza Audiovisual – Campaña de Donación de Objetos y Documentos 2022-I: «Tus recuerdos escolares en el Museo…»

Estimados/as colegas, lectores y visitantes, compartimos la pieza audiovisual realizada con apoyo de La Pedagógica Radio, para la difusión de la «Campaña de Donación de Objetos y Documentos – Tus recuerdos escolares en el Museo», la cual tiene el objetivo de ampliar la colección de materiales, objetos y fondos documentales, y asimismo consolidar la memoria material del Museo Pedagógico Colombiano, la cual tendrá una duración de tiempo entre el 2 de mayo y el 10 de Junio de 2022.

La recepción de los elementos se hará entre 8:00 a.m. y 5:00 p.m., en las instalaciones del Museo Pedagógico Colombiano, ubicado en Calle 72 N.º 11 – 86 (Edificio ‘E’) Centro Cultural ‘Paulo Freire’.

¡Esperamos sus Aportes!

Campaña de Donación de Objetos y Documentos 2022-I: «Tus recuerdos escolares en el Museo…»

Estimados/as colegas, lectores y visitantes, compartimos la información sobre el lanzamiento de la «Campaña de Donación de Objetos y Documentos – Tus recuerdos escolares en el Museo«, la cual se realizará con el objetivo de ampliar la colección de materiales, objetos y fondos documentales, y asimismo consolidar la memoria material del Museo Pedagógico Colombiano, la cual tendrá una duración de tiempo entre el 2 de mayo y el 10 de Junio de 2022.

Se recibirán: Manuales Escolares, Textos, Libros; Implementos antiguos de uso en la Enseñanza y Vida Escolar; Cuadernos; Material Científico; Juguetes; Material Didáctico; Fotografías antiguas; Documentos y Elementos relacionados con la Memoria e Historia del antiguo Instituto Pedagógico Nacional para Señoritas y la Universidad Pedagógica Nacional, los cuales abarcaran un marco de tiempo a partir del siglo XIX y hasta 1965.

La recepción de los elementos se hará entre 8:00 a.m. y 5:00 p.m., en las instalaciones del Museo Pedagógico Colombiano, ubicado en Calle 72 N.º 11 – 86 (Edificio ‘E’) Centro Cultural ‘Paulo Freire’.

¡Esperamos sus Aportes!

Año María Montessori – UPN 2022

Estimados/as colegas y visitantes, la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) informa a toda la comunidad universitaria que el año 2022 se declara el año de María Montessori, en conmemoración de los 70 años de su fallecimiento.

Próximamente, se dará a conocer la agenda académica para el desarrollo de este importante evento.

Pieza del mes de diciembre de 2021: Muñeca de Trapo

Como pieza del mes, hemos seleccionado la Muñeca de trapo que data del siglo XIX de la colección de juegos y juguetes del Museo Pedagógico Colombiano. Se trata de un objeto de manufactura artesanal, es decir elaborado a mano, pero este en especial se fabricaba al interior de la cotidianidad de los hogares siendo fiel representante de la tradición de un pueblo ya que se caracteriza por tener colores y figuras típicas de un país o región. Este tipo de juguetes fueron construidos a base de materiales como madera, tela o trapo generalmente, por lo que también son conocidos como juguetes tradicionales o populares.

En general los juguetes son objetos constitutivos de la humanidad, que potencialmente son capaces de simbolizar el pensamiento de una época y los rasgos de una cultura. Desde el inicio de los tiempos los juguetes han estado presente en la vida de los niños, en investigaciones realizadas, se han encontrado diversas clases de muñecos en tumbas primitivas, y algunos historiadores relatan en sus escritos como en la Prehistoria los niños hacían uso de juguetes de madera, arcilla o hueso. El más antiguo data de hace 4000 años, y se trata de un sonajero hecho en terracota descubierto en Turquía. En el imperio Romano y Egipto también existieron juguetes en forma de estatuillas que representaban humanos o animales.

Sin embargo, a pesar de la existencia de registros de la antigüedad sobre juguetes como objetos de vida cotidiana, es en la modernidad con el concepto de infancia, cuando este tipo de artefactos constituyeron de manera central la “cultura material utilizada por los niños” (Cárdenas, 2012, p. 31), cultura de la que es posible identificar distinciones de clases sociales y género en la producción y distribución del juguete.

En el contexto latinoamericano, como, por ejemplo, en el Perú, se fabricaban juguetes con fique y cuero de animal en las formas en que su contexto cultural ofrecía o requería, a pesar de ello, no quería decir que, para ser propiamente un juguete, el objeto debía tener una forma específica, pues los niños y niñas que no tenían acceso a juguetes muy elaborados jugaban con cosas que podían encontrar a su alrededor como piedras, hojas, cajas, semillas y otros tantos elementos. Aun así, la dupla niño-juguete no estuvo siempre de la mano pues en la antigüedad los juguetes estaban relacionados con los grupos aristocráticos y sus distintos pasatiempos, como marionetas y diferentes objetos en miniatura.

Referente a la industria del juguete, el historiador estadounidense Gary Cross, ubica sus inicios en el siglo XVI específicamente en diversas ciudades alemanas, así, hay registro de la fabricación de animales en hojalata y madera por los artesanos de la época. No obstante, aunque parece que los juguetes han existido desde el inicio de los tiempos, estos no tomaron tanta importancia sino hasta el siglo XVII cuando apareció la categoría de Infancia y se empezó a estudiar y crear teorías académicas alrededor de ella, a partir de allí es que el juguete comenzó a cobrar importancia, y es en ese momento que otros países como Inglaterra y Francia se integraron a los centros productores de juguetes.

En el contexto colombiano, esta industria, comenzó a cimentarse a través de la importación de juguetes desde países extranjeros, los cuales fueron traídos –en pequeña escala– a partir de 1929 por la Librería, Papelería y Comercializadora de juguetes Búffalo, empresa ubicada en Medellín, la cual comenzaría a fabricar sus propios juguetes a mediados de la década de los 1940, dando origen así a la Fábrica de Muñecas de Medellín, que funcionó aproximadamente cincos años, convirtiéndose desde entonces en Industrias Búffalo, que inició labores con la fabricación de juguetes en madera y metal. En ese orden de ideas, Búffalo fue la compañía insignia de la producción juguetera nacional de mediados del siglo XX.

Muñecas elaboradas por la Fábrica de Muñecas en Medellín a finales de la década del 40 (1999), Periódico Rural Relatos de un siglo. [Fotografía]. Fuente: https://repository.eafit.edu.co/bitstream/handle/10784/11740/CuervoCalle_Juliana_2017.pdf?sequence=2&isAllowed=y


Ahora bien, en nuestro país antes del siglo XVIII, y aún tiempo después, los niños se relacionaban más con el trabajo que con el juego, y que incluso con la educación, estos

seguían siendo un grupo social no diferenciado, pues compartían las mismas condiciones que el resto de la población y, sobre todo, las mismas obligaciones en escenarios como el trabajo y la guerra” (Aristizábal, 2013, p. 19),

así, los niños eran vistos como sujetos de deberes que tenían a su cargo responsabilidades, y, por tanto, no podían ni debían dedicar tiempo al juego. En el siglo XIX con la llegada de las ideas de Pestalozzi a Colombia, se estableció también un nuevo imaginario sobre el juego y los beneficios para los niños, no obstante, estas ideas aún no fueron bien vistas por las instituciones que organizaban la Instrucción y la Educación del país, quienes, en la época, recurrentemente hacían recomendaciones frente al juego y como este podía despertar otros vicios en el niño.

En este sentido, los juguetes debían animar las buenas cualidades del hombre, y el juguete se empezó a ver como

un objeto sobre todo instructivo, una especie de manual del trabajo hecho objeto. Era la vía para entrenarse en los oficios futuros” (Aristizábal, 2013, p. 27),

es decir, la carga simbólica del juguete debía mantener los roles sociales impuestos en el momento, y asimismo las representaciones de las formas de vida que los niños debían interiorizar para llevarlas a la práctica durante su vida adulta. De esta manera, para los niños los juguetes eran martillos, piedras, objetos que en últimas evocaran su oficio y su rol social, mientras que para las niñas eran cocinas, ollas y muñecas, tal como las que se encuentran en la colección del Museo.

Las muñecas podrían considerarse el juguete más antiguo de todos, sin embargo, su origen no se dio en la categoría de juguete, sino que se enmarcó en un contexto en el cual, eran entregadas a las niñas como un objeto divino que les permitía introducirse en el mundo espiritual, y como parte de ritos funerarios antiguos. En cuanto a sus características materiales y formales, al inicio las muñecas eran elementos rígidos sin ninguna clase movimiento, y talladas en algún material como marfil, madera, yeso o cera y otros de origen vegetal, que hacían parte de la cultura de cada lugar, no fue sino hasta el siglo XV y con los avances en el descubrimiento de nuevos materiales que estas se comercializaron, por lo que también fueron adquiriendo movimientos en sus extremidades e incluso se crearon algunas parlantes que reproducían sonidos.

Uno de los materiales con los que se fabricaron las muñecas fue el trapo, este último la RAE lo define como un pedazo de tela desechable o algún paño de uso doméstico. No obstante, en América Latina, el trapo adquirió otro significado, en el pasado las tribus indígenas y las familias campesinas hacían uso de los distintos materiales y fibras vegetales que cultivaban para hacer juguetes, de esta forma, fueron las abuelas, quienes por medio de hojas de maíz, el fique, la enea, y otras plantas elaboraron las muñecas de la mano con sus nietas, no a modo de regalo, sino como un instrumento que les pudiera dar bases sobre el rol que desempeñarían más adelante, y así prepararlas para la vida cotidiana y sus oficios en el hogar y el desarrollo de sus instintos maternales.

Las muñecas y su confección en el contexto familiar, además les permitían seguir en contacto con la madre tierra, con sus raíces, con la naturaleza, con los elementos, con sus dioses, y hasta con su cultura, pues era una costumbre que las muñecas estuvieran vestidas con la ropa tradicional de cada cultura, e incluso desde temprana edad se les enseñaba a las niñas a confeccionar los atuendos para que les dieran una identidad propia a sus muñecas. Al respecto, mientras que las muñecas de las niñas indígenas estaban hechas con materiales recogidos de la naturaleza, las muñecas europeas, eran vestidas con telas y bordados finos que emulaban la aristocracia, lo que da muestra una vez más de la influencia cultural que soportaron este tipo de juguetes.

Con todo lo anterior, es notorio como las muñecas de trapo estaban vinculadas a las artes y oficios manuales, pero también a una herencia cultural en la cual se transmitieron creencias, prácticas y costumbres, que además buscaban despertar en las niñas algunos instintos que se creía nacían con ellas como, por ejemplo, la maternidad.

Para concluir, queremos recordar dos referentes interesantes sobre los juguetes, en este orden de ideas, en la década de 1930 el filósofo alemán Walter Benjamin, los entendía como producciones activas de la cultura; mientras que en 1914, el poeta francés Charles Baudelaire, los comprendía como representaciones o copias materiales de múltiples formas de vida de acuerdo con tiempos y contextos específicos, según él los juguetes eran una reproducción de la vida real en miniatura, y entenderlos integralmente, implicaba comprender ¿Cómo eran? y explorar no solo sus características físicas, sino también sus usos y relaciones; de manera que así podemos identificar y comprender diversos aspectos de una cultura, conductas de un grupo social determinado o una época concreta. Para Baudelaire, “los juguetes son generadores de costumbres y definidores de gustos”.

¿Y, ustedes con cuáles juguetes jugaron?, ¿Cómo estos definieron su identidad?, y ¿En el aula de clases, de cuáles se apoyan para ayudar a mejorar la capacidades y habilidades perceptivas, imaginativas, creativas, motoras; y también contar la historia de la humanidad a los niños?

Para conocer la Muñeca de trapo, la colección de otros juegos y juguetes de diferentes materiales y periodos históricos, otros objetos de la historia y la práctica pedagógica, y los archivos pertenecientes a los fondos documentales que exhibimos en el Museo Pedagógico Colombiano, convocamos a la comunidad de la Universidad Pedagógica Nacional, estudiantes, egresados, investigadores, docentes, administrativos y miembros externos de la comunidad académica, colectivos pedagógicos y a todas las personas interesadas en conocernos, apoyarnos y difundir nuestras labores, a visitarnos de lunes a viernes entre 8:00 a.m. y 4:00 p.m. en las nuevas instalaciones del Museo ubicadas en Bogotá en la calle 72 N.º 11 – 86 (Edificio ‘E’) en el Centro Cultural ‘Paulo Freire’ de la Universidad Pedagógica Nacional.

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Palabras clave: Juguetes; Juegos; Muñeca de trapo; Artesanal; Cultura Material; Niñez; Infancia; Escuela; Museo Pedagógico Colombiano.

 

Referencias

Catálogo general del Museo Pedagógico Colombiano. (2017). Sin publicar

Periódico Rural Relatos de un siglo. Medellín, 1999.

Cuervo Calle, J. (2017). Historia del juguete en Medellín 1910 – 1940: El juguete como mediador en la transformación de los conceptos de infancia. (Maestría). Universidad EAFIT, Medellín, Colombia. Recuperado de: https://repository.eafit.edu.co/bitstream/handle/10784/11740/CuervoCalle_Juliana_2017.pdf?sequence=2&isAllowed=y

Aristizábal, D. (2015). Juguetes e infancias. La consolidación de una sensibilidad moderna sobre los niños en Colombia (1840 – 1950). Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia: Facultad de ciencias sociales.

Cárdenas, Y. (2012). Infancia, juegos y juguetes: contribuciones a un análisis histórico cultural de la educación en Colombia (1930 – 1960). Pedagogía y saberes, (37), 25 – 36.

Jiménez, A. (2008).  Historia de la infancia en Colombia: crianza, juego y socialización, 1968-1984. Anuario colombiano de historia social y de la cultura, (35),155-188.

Real Academia Española. (2014). Diccionario de la lengua española (23a ed.).

Molina, D. (2011). Historia de las muñecas de trapo. Monografías.com. Recuperado de: https://www.monografias.com/trabajos91/historia-munecas-trapo/historia-munecas-trapo.shtml

Libro: La Educación de las Mujeres en los Países Andinos: el siglo XIX

El libro está dividido en dos partes. La primera da cuenta de la transición conceptual de la educación femenina de la colonia a la república. Partiendo de las ideas y prácticas educativas del siglo XVIII, la autora se adentra en el replanteamiento que trajo la independencia, hasta llegar al siglo XIX republicano, en que surge otra representación de la mujer con un rol para “una nueva familia para una nueva nación”. Estudia el paradigma de la “moralización” y el rol que cumple la educación de las mujeres en la sociedad. Luego enfrenta la caracterización del “bello sexo” como la limitación que conllevaba, para centrarse en el paradigma de la madre y de lo que no deben ser las mujeres. La segunda parte se dedica a destacar la importancia de educar e instruir a las mujeres. Para ello plantea ver la creación y ampliación de escuelas de niñas en el marco de los nacientes proyectos nacionales. Estudia detenidamente el funcionamiento de los establecimientos y el papel de docentes y alumnas, el entrenamiento para la vida doméstica y la formación de normales femeninos. Analiza dos proyectos contrapuestos, el radicalismo liberal y el confesionalismo conservador en Colombia y Ecuador.
Tomado de: https://repositorio.uasb.edu.ec/handle/10644/7180?fbclid=IwAR2XnCA9O1diFYBqv1baG8XtyL0V0XYTKVWxDbJ33M1PkpdIhr7Q1Ejum8U

En el siguiente enlace pueden consultar el libro completo: La Educación de las Mujeres en los Países Andinos: el siglo XIX

VI Seminario – Recuperación del Patrimonio Educativo: “Museos pedagógicos, espacios culturales para la visibilización de la Historia de la Educación de las niñas y las mujeres”

Estimados/as colegas y visitantes, el próximo martes 1 de junio de 2021, de 12 a 14 horas, tendrá lugar en formato virtual, el VI Seminario sobre la recuperación del Patrimonio Educativo: “Museos pedagógicos, espacios culturales para la visibilización de la Historia de la Educación de las niñas y las mujeres”.

Actividad organizada por el Museo Pedagógico de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Sevilla y AUCEPE, bajo la dirección del Prof. Pablo Álvarez Domínguez.

Link de acceso: VI Seminario Museos Pedagógicos e Historia de la Educación de las Mujeres y Niñas

Adjuntamos el programa del VI Seminario, e invitamos también a que hagan extensiva esta invitación a quienes consideren puedan estar interesados.

Programa VI Seminario

Pieza del mes de abril de 2021: Escudo antiguo de la ‘Universidad Pedagógica Nacional Femenina’

Como pieza del mes, hemos seleccionado el Escudo de la Universidad Pedagógica Nacional Femenina (hoy Universidad Pedagógica Nacional de Colombia -UPN-) uno de los objetos de la colección de Historia y Memoria Institucional UPN, material que pertenece a la exposición ‘UPN en Imágenes’ y que exhibimos en el Museo Pedagógico Colombiano. Objeto que nos remonta a la época de fundación, transformación y consolidación de nuestra Universidad propiamente reconocida como una institución universitaria de Educación Superior –recordemos que hasta 1951, funcionamos como el Instituto Pedagógico Nacional para Señoritas -IPN-, esto antes del desmonte del proyecto liberal de la Escuela Normal Superior, ordenado por el presidente conservador Laureano Gómez a inicios de los años cincuenta–, espacio de tiempo en el que gracias a la gestión de Franzisca Radke, se creó la UPN Femenina en 1955.

Hablar sobre el escudo heráldico[1] de la Universidad Pedagógica Nacional Femenina -UPNF-, es describir el contexto sociopolítico del país y además buena parte de los sucesos que componen la compleja (y algo olvidada o poco reseñada) historia de nuestra Universidad, los cuales dieron nacimiento a lo que hoy conocemos como UPN. Para los años 50, Colombia aún sufría el caos y las consecuencias sociopolíticas del Bogotazo ocurrido el 9 de abril de 1948, acontecimiento que marcó un antes y un después en la historia del país y la vida de sus ciudadanos en el siglo XX, con este ambiente, como lo señala la historiadora Aline Helg, se marcaría el viraje de la política educativa colombiana. Más adelante, los inicios de la coalición política concretada por el Partido Liberal y el Partido Conservador, conocida como el Frente Nacional (1958–1974), también influirían en la definición y vigencia de la UPN.

Precisemos que el planteamiento, construcción, fundación y puesta en marcha del antiguo IPN para Señoritas, igualmente sucedió en un momento de tensiones políticas y bipartidistas; pues en 1927 el país se acercaba al final de la ‘Hegemonía Conservadora (1886–1930)’ esto a nivel gubernamental, por lo que la posterior ‘consolidación’ del IPN (proyecto propiciado por los conservadores) ya en el periodo de gobiernos liberales, estuvo marcada por una serie de reformas que mostraban –no solo a nivel político e ideológico–, que el conflicto bipartidista también se ‘jugaba’ en el campo educativo.

De acuerdo con la idea de nación ‘Conservadora’ el proyecto estatal para la educación colombiana materializado en el IPN, se concibió como el primero que unificó la formación de la actividad de los maestros y la enseñanza bajo un régimen laico y el control directo del gobierno nacional; es decir a pesar de la fuerte influencia de la iglesia –protegida por los poderes del gobierno conservador–, se fundaron (y subsistieron) diferentes institutos de educación laica, desde el nivel de primaria hasta universitario; en sana coexistencia con colegios y universidades religiosos. De esta manera en el IPN, se aplicó un conjunto de conceptos y prácticas introducidos por los miembros de la Segunda Misión Pedagógica Alemana (1924–1935) –que había sido contratada por el gobierno de Pedro Nel Ospina–, en cabeza de la pedagoga alemana Franzisca Radke, como la Escuela Activa que se orientaba en la experiencia y la observación crítica, y que estaba en contra de la educación ‘memorística’; la Psicología Experimental, la Psicología Social relacionada con la orientación profesional y la educación especial; la Higiene escolar; los exámenes escolares, y la experimentación con los métodos activos. El marco político conservador recomendó el cambio del rol de la mujer en la educación, incluyendo su formación académica en los grados de bachillerato, diseño la Ley de Instrucción Pública de la época para reformar la educación normalista y reestructuró la formación de maestros dando las directrices de organización para dos Institutos Pedagógicos uno de varones en Tunja y otro de señoritas en Bogotá.

No obstante, el periodo político de la ‘República Liberal (1930–1946)’ trajo consigo reformas ‘regresivas’ en el panorama educativo nacional e igualmente en aspectos referidos al funcionamiento y estructura pedagógica del IPN se refiere; incluso se dio la expulsión del país de su primera directora, Franzisca Radke, educadora de trascendental importancia tanto para la historia de la formación docente y la construcción de la memoria pedagógica del país por ser pionera en la configuración, modernización y organización del sistema educativo colombiano que impulsó la profesionalización de maestras, profesoras y la fundación de la carrera docente a nivel universitario; y desde luego para toda la historia que comprende la fundación de la Universidad Pedagógica Nacional especialmente entre 1927 y 1962.

En el periodo liberal –principalmente el comprendido entre 1936 y 1946 que tuvo como bandera el proyecto político de Alfonso López Pumarejo conocido como ‘La Revolución en Marcha’–, el proyecto educativo nacional reformó artículos de la Constitución Política de 1886, en particular, los que dejaban la orientación y parte del control  de  la educación  pública  en  manos  de  la iglesia, así se estableció como obligatorio que la función de inspección y vigilancia de la educación la haría el Estado; además se unificó la escuela rural y urbana y se ordenó que en ninguna institución educativa se impediría el ingreso a los hijos no legítimos; en cuanto al campo de la formación de educadores, el Decreto 1917 de 1935 ordenó concentrar en una sola institución de carácter mixto las Facultades de Educación de la Universidad Nacional de Colombia -UNAL-, la de mujeres adscrita al IPN para Señoritas y la de Varones que funcionaba en Tunja, luego la Ley 39 de 1936, cambió el nombre de la unificada Facultad por el de Escuela Normal Superior -ENS-, que quedaría bajo la dirección directa del gobierno nacional.

De esta forma y por oposición a la postura conservadora del IPN para Señoritas, en la ENS, se reunieron las antiguas facultades femenina y masculina, buscando un carácter ‘más moderno’ y mixto, singularidad que preocupó a los opositores Conservadores, ya que el modelo pedagógico de corte laico y liberal tomaba distancia de la pedagogía católica e iba en contra de la moral. Esto sin detallar que el proyecto educativo Liberal contó con la participación de profesores extranjeros que se habían refugiado en el país, ante los conflictos bélicos europeos de la época, como la Dictadura Franquista y la Segunda Guerra Mundial; cuyos aportes intelectuales, permitieron que ‘peligrosamente’ en el escenario académico nacional, hubiera apertura hacia nuevas corrientes del pensamiento, la ciencia y el conocimiento, que eran prohibidas por los gobiernos conservadores, por ejemplo, ideas de movimientos como el Marxismo, el Psicoanálisis, la Filosofía Fenomenológica y Existencial, entre otras, hicieron aparición progresivamente en las aulas.

Y aunque los defensores de la ENS expresaban que no era cierto que en la institución se atentará contra las creencias y la moral religiosa de los colombianos, y que incluso se había cultivado un clima de tolerancia ideológica entre estudiantes y maestros, condición básica para la ‘libertad de aprendizaje’, concepto sobre el que se construía una universidad investigativa. El país acostumbrado hasta ese entonces a la tradicional confesionalidad en la formación de docentes no estaba preparado para un cambio de actitud y metodología para la formación académica de los docentes. Posteriormente, el horizonte político anterior al ‘Bogotazo’, significó ‘la caída Liberal’ y el regreso del gobierno Conservador al poder desde 1946 con Mariano Ospina Pérez, que, en materia educativa, ordenó en su gobierno la reorganización del Ministerio de Educación Nacional, la creación de los departamentos de educación femenina y educación normalista, la institucionalización de la enseñanza de la historia oficial, pero prioritariamente la reorientación ideológica del proceso de formación del personal docente en Colombia.

Objeto de análisis, por la serie de levantamientos sociales, el alto saldo de víctimas, las pérdidas materiales y demás consecuencias, fue el ‘Bogotazo’, que llegó a poner en riesgo –y entredicho– el orden establecido, suceso al cual los líderes Conservadores le buscaron causas en el ‘Proyecto de Educación Liberal’ que por su naturaleza laica, se le responsabilizó de estar en contra de los  principios  religiosos  y  la  enseñanza  cristiana; y además, a la introducción en la vida académica de nuevas ideas como el Marxismo, se le culpó de originar en los jóvenes normalistas la acción brutal, subversiva y demoledora del 9 de abril; según los sectores políticos del Gobierno, los desmanes ocurridos en Colombia, se cultivaron en la educación que los estudiantes  habían recibido en la ‘República Liberal’, a raíz de las acusaciones, la ENS y la UNAL entraron en huelga y fueron cerradas temporalmente.  Por el impacto que produjeron los sucesos violentos, se inició una etapa de revisión de los reglamentos internos de la Escuela Normal Superior, que condujo a las diferentes decisiones que guiaron a su disolución.

En 1950, con la llegada a la presidencia del líder Conservador Laureano Gómez, se adelantaría una importante reorientación ideológica de la educación, que ‘sepultaría’ los aportes de los gobiernos liberales, devolviéndole la participación a la iglesia y a las autoridades municipales el control de los maestros, separando nuevamente la educación rural y urbana, e intensificando en la enseñanza las actividades religiosas; igualmente hubo cautela en admitir la educación mixta, asunto que luego se solucionaría con la futura división por sexos que se ejecutó en la Escuela Normal.

Reorientar los planes de estudio para la formación docente, conforme a los dogmas de la religión católica y el patriotismo, esto con el objetivo que el personal docente tuviera un rumbo para el ejercicio enseñanza según las virtudes cristianas de caridad, justicia y solidaridad, tuvo un lugar fundamental en el proyecto educativo Conservador, por lo que no sorprendía que la Escuela Normal Superior (criticada con vehemencia e intransigencia por Gómez), fuera prioridad y un actor principal en la ‘contrarreforma’ educativa que los conservadores llevaron a cabo desde los años 50; referente a este proceso, durante 1951 se expidieron diferentes decretos que establecieron el programa de estudios del IPN para Señoritas, y principalmente los diferentes procesos administrativos y cambios de funcionamiento para el desmonte de la ENS, que se dividiría en dos secciones masculina y femenina: la primera, ‘Escuela Normal Superior de  Varones’, funcionaría  en  el  lugar que ocupaba la Escuela Normal de Varones  de Tunja, mientras que la segunda, lo haría haciendo uso de los elementos e instalaciones del Instituto Pedagógico Nacional –planta física que en 1954 requería ser recuperada, ya que se encontraba en estado de completo abandono–el cual se elevó a la categoría de Instituto Pedagógico Nacional Superior, y tuvo las características de la ‘Escuela Normal Superior (Universitaria) Femenina’, que en 1955 se convertiría en la ‘Universidad Pedagógica Nacional Femenina’, en este sentido los cimientos de la UPN fueron una acción para reorientar los procesos y metodologías de formación del personal docente del país, y desde lo ideológico una institución para hacer oposición a los progresos conseguidos por las políticas educativas de la ‘República Liberal’.

Todos los proyectos políticos de construcción de nación con fines de modernizar la nación han tenido como bastión “mesiánico” y bandera a la Educación, de esta forma, para los Conservadores transformar el espíritu de los educadores y proyectar o restaurar la acción de las Escuelas Normales Superiores según los principios cristianos, “era lo que el país necesitaba”, así esto significara en concepto de egresados normalistas ‘aniquilar’ un sistema educativo que como el Liberal propugnó y logró el ejercicio pedagógico en relación con la ciencia y la investigación, sistema que además buscaba coadyuvar en la formación de un nuevo tipo de ciudadano comprometido con la realidad su país y no con la ideología y/o hegemonía de un partido.

Como había sucedido en 1927 para la consolidación del IPN para Señoritas, el gobierno Conservador de mediados del S. XX, nuevamente convocó y contrató un grupo de educadoras alemanas dirigidas por Franzisca Radke, quién regresó al país por segunda vez entre 1952 y 1957 para contribuir con la misión que le había encomendado el gobierno nacional. Durante este período y en aras de terminar ‘su obra inconclusa’, Radke analizó el legado de sus primeros aportes e identificó y coincidió con lo que el gobierno Conservador expresaba al respecto de los retrocesos del panorama educativo nacional; gracias a su presencia, la futura UPN tuvo un proceso de realce institucional, que se reflejó en los recursos que el Estado destinó para el mejoramiento y ampliación de la infraestructura arquitectónica del Instituto y sus Escuelas Anexas, ya que el ‘Proyecto Liberal’ había orientado sus esfuerzos y recursos en la ENS y la UNAL, en detrimento de las instituciones normalistas, como lo era el IPN para Señoritas.

Sobre el funcionamiento de la Escuela Normal Universitaria Femenina, –de acuerdo con la ya comentada postura ideológica– los programas académicos se caracterizaron por contenidos y actividades religiosas, incluso en 1954, por petición de Radke, se instaló un oratorio, puesto que las futuras docentes desempeñarían puestos en los que su “formación religiosa sería la base del trabajo”, por lo tanto, en su concepto la Institución no solo transmitía conocimientos filosófico-religiosos, sino que formaba en el ejercicio de la praxis religiosa. Sin embargo, al mismo tiempo las prácticas docentes adelantadas en las Escuelas Anexas a la Normal adquirieron importancia, dado que la posibilidad de acceder al círculo completo de la formación académica y pedagógica permitía adquirir los conocimientos integrales necesarios para ejercer los ‘quehaceres’ educativos en sus contextos. Referente a los programas, la Normal Universitaria, se conformó por las siguientes facultades: Ciencias Biológicas y Químicas, Ciencias Sociales y Económicas, Filología e Idiomas, Ciencias Físicas y Matemáticas, y Ciencias de la Educación; las cuales se consolidaron, cuando el estatus de la Escuela pasa al de Universidad, integrándose también el Instituto de Educación Física, una serie de Escuelas Anexas (la de la Calle 73 –hoy edificio ‘P’–, El Nogal, Prácticas Docentes del Municipio), y por último el preescolar (‘Kindergarten’).

–Y como no podía ser de otra manera en materia política– a mediados de 1953, el gobierno de Gómez entró en crisis, por lo que el poder lo asumió Gustavo Rojas Pinilla, que con la expedición del Decreto 2655 de 1953, creó la Universidad Pedagógica de Colombia, pero con sede en Tunja; norma que causó una serie de situaciones ‘enredadas’ que afectaron el funcionamiento de la Normal Universitaria Femenina (ahora según el decreto, nombrada ‘Sección Femenina de la Universidad  Pedagógica de Colombia’), hasta desencadenar la creación de la Universidad Pedagógica Nacional Femenina. El decreto entonces dio lugar a circunstancias que llevaron a la perdida en la autonomía de la Institución que conducía Radke, al IPN y a sus instituciones anexas; a pesar de continuar como directora, en ese momento los establecimientos dirigidos por ella pasaron a formar parte de la Universidad Pedagógica de Colombia con sede en Tunja, lo que en efecto por cuestiones administrativas y de distancias geográficas, dificultó procesos como la contratación de los docentes en la nueva Sección Femenina de la UPN, distanciando además el trabajo de los dos directores, el de la sede Tunja Julius Sieber, y a Radke.

Por decisiones legislativas, el proceso de consolidación de estas instituciones de   formación de educadores fue tan confuso, que se ignoró el Decreto 197 de 1955, expedido por Rojas Pinilla, el cual, en su primer artículo, promulgaba:

Artículo 1º Crease la Universidad Pedagógica Nacional Femenina con sede en Bogotá, con personería jurídica, de acuerdo con las normas de la Constitución y las disposiciones del presente Decreto. Queda integrada por las Facultades Universitarias, el Instituto de Bachillerato, el Instituto Pedagógico Nacional para Señoritas y Escuelas Anexas” (Decreto 197 de 1955 Por el cual se da un nuevo estatuto a la Universidad Pedagógica Nacional Femenina, y se dictan otras disposiciones. Diario Oficial de la República de Colombia, Bogotá, Colombia, Año XCI. N. 28686. ,17 febrero, 1955. Pág. 1. Recuperado de: http://www.suin-juriscol.gov.co/viewDocument.asp?ruta=Decretos/1044891).

La expedición del Decreto igualmente creó el Consejo Directivo de la UPNF, que en 1956 elaboró los primeros Estatutos de la Universidad, que entre otras cosas determinó la estructura de los Consejos Directivo y Académico, las aptitudes de la Rectora y los Decanos; los procesos de matrícula, asistencia a clase, los exámenes, las prácticas docentes, las sanciones; y eligió a Santa Teresa de Jesús como patrona de la Universidad.

Creada la Universidad Pedagógica Nacional Femenina, su directora, manifestaba:

El hecho es un acontecimiento de importancia trascendental para la institución, ella es la única entidad femenina, exclusivamente educativa del país a la cual se ha confiado la libertad de obtener un fin meramente intelectual por la forma adecuada a su modo especial de pensar. La generosidad del Señor Presidente (Rojas Pinilla), es sin precedentes en la historia de la educación femenina del país” (Archivo universitario UPN, Archivo de Rectoría. Marzo 8 de 1955. Recuperado de: https://revistas.pedagogica.edu.co/index.php/RCE/article/view/5871/4855).

Aunque en esta época el país mantenía su espíritu tradicionalista, la creación de la UPNF, no tuvo precedentes. Tengamos en cuenta que fue la única universidad pública del país con carácter exclusivamente femenino para la formación de personal docente; y aun siendo fruto de los preceptos ideológicos de los Conservadores y de una ‘contrarreforma’ educativa, no se pueden ignorar ni mucho menos minimizar los significativos aportes que alcanzaría en el proceso de institucionalización de la formación del personal docente en el país, pues como lo recomendaba a inicios de los años 50, la ‘Misión Lauchlin Currie’ (primera misión del Banco Mundial a un país en vía de desarrollo) era necesario mejorar las condiciones y la calidad académica en las carreras del Magisterio para llamar la atención y por consiguiente estimular la selección de la profesión docente por parte de los jóvenes, pues una de las principales necesidades era formar –urgentemente– los educadores que nuestro país requería para alcanzar un mejor nivel de desarrollo económico.

Hasta mayo de 1957, Franzisca Radke, ejerció con ‘normalidad’ la dirección de la UPNF, pero el proceso de consolidación institucional de la Universidad tuvo otro contratiempo con la caída de Rojas Pinilla; junto a esta ‘nueva realidad’ política, el regreso de Radke, la enfrentó a un país muy diferente al que había conocido en los años 30 (antes de expulsión) puesto que el pensamiento, la cultura sociopolítica y el tejido social de los colombianos había sido permeado por las ideas que circularon en la ‘República Liberal’, además algunos cambios en el funcionamiento del IPN (impuestos en su ausencia), rompían el tradicionalismo y la ardua disciplina que ella había implantado, situación de choque con las formas con que ella concebía la formación docente; y aun cuando sus valores morales y religiosos, y su visión vertical de la disciplina habían dejado huella en las disposiciones funcionales de la UPNF, las estudiantes de la época, el ambiente social y la instauración del Frente Nacional, terminarían por consolidar un nuevo actor social ‘beligerante’, el Primer Movimiento Estudiantil Femenino, que exigía cambios importantes, entre estos la renuncia a sus cargos de un grupo de docentes alemanes y de la misma Radke –que incluso fue desprestigiada por Laureano Gómez–; así con apoyo algunos profesores de la Universidad y el respaldo de estudiantes de otras universidades, el Movimiento Femenino presentó al Ministro de Educación, un pliego de peticiones, donde a la ya solicitada –y efectuada– salida de la directora, se sumaban reformas para la reorganización de los programas académicos, estímulo a la investigación científica, mayor participación y buen trato a profesores y estudiantes, mejoramiento salarial de los docentes, presupuesto para la dotación de una biblioteca y algunos laboratorios.

Ya iniciado el Frente Nacional en 1958, las políticas educativas en los planes nacionales se enfocaron en lograr una mayor cobertura educativa en el país –aunque la falta de equidad de recursos y la poca comprensión y diferencias entre los contextos de los sectores rural y urbano, pusieron en evidencia que la proyección de dichas disposiciones era escasa–; y realmente estas políticas tuvieron más el objetivo de legitimar el régimen de coalición bipartidista, que de apostarle a la unificación de la nación mediante una propuesta de educación contundente desde la Escuela; a pesar de ello, el nivel de gobernabilidad alcanzado en la UPNF se reflejó en los cambios en su funcionamiento, y cuando se masificó al convertirse oficialmente en una institución mixta, sin embargo, la tradición conservadora aún seguía pesando en su estructura.

Posteriormente, en 1962, el gobierno Liberal de Alberto Lleras Camargo, promulgó el Decreto 2188 de 1962:

Por el cual se la cambia la denominación a la Universidad Pedagógica Femenina de Bogotá, y se dictan otras disposiciones” (Decreto 2188 de 1962. Diario Oficial de la República de Colombia, Bogotá, Colombia, 30889, sábado 1º de septiembre de 1962. Recuperado de: https://www.mineducacion.gov.co/1759/articles-103694_archivo_pdf.pdf)

el cual determinó que en adelante se llamaría Universidad Pedagógica Nacional de Colombia; institución que hasta 1968, se reorganizó y definió como un establecimiento público de carácter docente, con personería jurídica, autonomía administrativa y patrimonio independiente, adscrito al Ministerio de Educación Nacional.

Pese a las complejidades y contrariedades que enmarcan la historia de nuestra Universidad como un “híbrido institucional” que reunió las herencias del IPN para señoritas, la ENS con su propuesta de educación liberal y humanística, el aporte de las delegaciones de pedagogos alemanes basado en la Escuela Activa, junto con una visión vertical de disciplina, conservadora y católica; la UPN fue el origen del primer capital académico del magisterio, ganando a través de sus egresados una presencia permanente en el discurso pedagógico y educativo, y en el seno de la Escuela y la sociedad, siendo en la actualidad la institución universitaria con mayor trayectoria en formación e investigación en educación y pedagogía en el país.

Retomando nuestra pieza del mes, el Escudo de la UPNF, es un objeto que según el lenguaje heráldico (entendido como un recurso estratégico para el diseño de identidades institucionales) pertenece a la tipología de identidades visuales corporativas, y según su iconografía podemos aproximarnos a las siguientes características formales y de diseño: La forma del escudo principal tiene influencia de varios lugares, al respecto, tiene relación con el escudo francés antiguo (o escudo gótico), ya que tiene un arco de punta inferior en ojiva, y una parte redondeada en los lados; en tanto que en la zona superior observamos en sus extremos dos rectángulos que sobresalen del escudo en altura, y en medio de estos, un área semicircular tipo escotadura (que es la muesca curva que se ubica entre los rectángulos), que conforman una mixtura que proviene del escudo italiano y del escudo polaco respectivamente, por lo tanto, esta parte de nuestro escudo es de ‘heráldica compuesta’; mientras que la del escudo central de menor tamaño, es de influencia totalmente ibérica, en razón de que es redondeado en la base con la forma de un arco de medio punto invertido.

Sus colores, son: el azul (que junto con el blanco) es uno de los colores académicos que actualmente definen la UPN, pero si lo analizamos en su contexto ideológico, históricamente ha representado al partido Conservador; y el dorado, asociado a la riqueza, la abundancia, el poder, los grandes ideales, el orgullo, el mérito, la sabiduría y los conocimientos, que se ajusta tanto a las pretensiones políticas del partido ‘azul’ e igualmente a los fines educativos que perseguía la Institución en sí misma.

Su geometría tiene forma simétrica[2], y podemos identificar dos figuras, que en la heráldica se conocen como ‘Piezas honorables del escudo’, estás son: la del contorno externo llamada ‘Bordura’ o bordadura, que es la franja donde se inscribió el nombre de la ‘Universidad Pedagógica Nacional Femenina’; y la del centro, llamada ‘Escusón’ o sobrescudo, que es un escudo adicional de menor tamaño que se encuentra en la mitad del área principal (con la particularidad que tiene una forma distinta al principal); dentro de este Escusón, observamos los siguientes detalles: en el centro una forma circular que contiene cinco estrellas (cada una de 5 puntas); por lo regular el círculo simboliza la unidad, la perfección, el cielo en relación con la tierra, y se usa como representación de la perfección de Dios en la tierra (aspecto que podría tener lógica según la ideología política Conservadora); y las cinco estrellas, en forma de ‘pentagrama’, “encarnan” al ser humano en relación con los cuatro elementos de la naturaleza, concepción que probablemente puede relacionarse con las ciencias y el dominio de estas, correspondiendo así, con las cinco facultades que conformaron la UPNF: (Ciencias Biológicas y Químicas, Ciencias Sociales y Económicas, Filología e Idiomas, Ciencias Físicas y Matemáticas, y Ciencias de la Educación); mientras que en el exterior del Escusón, apreciamos cuatro pequeñas flores de lis (símbolo frecuentemente utilizado en muchos escudos) que habitualmente se relacionan con el poder, la soberanía, el honor y la lealtad, y también con la pureza de cuerpo y alma; incluso su forma, con tres pétalos unidos, evoca a la religión cristiana, con la Santísima Trinidad, por lo tanto está muy ligado a la iglesia. Religión, Estado y Educación, entidades fuertemente ligadas a todo lo que significó el proyecto educativo Conservador.

Por último, sobre el Escusón, ubicamos dos cintas ondeantes, sobre las cuales (según las iconografías de otros escudos) generalmente, se escriben lemas, frases o palabras que expresan un pensamiento, una aspiración nacional o un ideal institucional, que sirven de guía a la conducta de alguien (sin embargo, en nuestro escudo no distinguimos que se haya escrito algún lema); recordemos que el lema actual de la UPN es: “Educadora de educadores”.

Institucionalmente símbolos como los escudos, las banderas, sellos, himnos, lemas, entre otros, han sido parte de la iconografía y generalmente un recurso visual contundente para definir la identidad de muchas ‘corporaciones’ de diferente índole en toda la historia de la humanidad; desde proyectos nacionales que conformarían diversas repúblicas y países, como también para espacios de la vida escolar, escuelas, colegios y universidades, por lo tanto, la mayoría de los espacios escolares han tenido una imagen característica para identificarse y por supuesto diferenciarse, unos de otros; esto con el objetivo de generar dinámicas de apropiación y autorreconocimiento entre las propias comunidades de estudiantes, egresados, docentes, entre otros relacionados, con sus instituciones, ya que el diseño y uso de este tipo de insignias y el cambio en los mismos –recordemos que actualmente en la UPN, usamos un escudo distinto al que estamos reseñando–, responde a diferentes cambios funcionales de las instituciones educativas, a la ampliación de las áreas del conocimiento que se imparten (reflejado en la creación de nuevas facultades y carreras), y la evolución de los contextos en que se hayan instaurado las instituciones.

Al respecto, Marco Aurelio Cárdenas (docente y diseñador gráfico de la UNAL) precisaba el siguiente concepto sobre la creación e institucionalización de los símbolos de esta entidad educativa –el cual compartimos y extendemos para la UPN–:

La institución siempre ha creado y de manera constante los medios gráficos propicios para su evolución institucional gráfica, diseñando y empatando con sus necesidades de modernización, de renovación, cambiando de manera gradual a partir de los cambios en sus estructuras ya sean tecnológicas, de ideas o de espacio y comunicacionales” (Cárdenas, Marco Aurelio (2001). Universidad Nacional de Colombia, iconografía Imagen Institucional, 1867-2001, Introducción, Secretaría de Sede, Bogotá, julio de 2001. Recuperado de: http://identidad.unal.edu.co/guia-de-identidad-visual/a-referentes-y-lineamientos/a4-resena-historica/).

Para conocer el Escudo antiguo de la Universidad Pedagógica Nacional Femenina, otros objetos de la historia y la práctica pedagógica, y los archivos pertenecientes a los fondos documentales que exhibimos en el Museo Pedagógico Colombiano, convocamos a la comunidad de la Universidad Pedagógica Nacional, estudiantes, egresados, investigadores, docentes, administrativos y miembros externos de la comunidad académica, colectivos pedagógicos y a todas las personas interesadas en conocernos, apoyarnos y difundir nuestras labores, a visitarnos de lunes a viernes entre 8:00 a.m. y 4:00 p.m. en las nuevas instalaciones del Museo ubicadas en Bogotá en la calle 72 N.º 11 – 86 (Edificio ‘E’) en el Centro Cultural ‘Paulo Freire’ de la Universidad Pedagógica Nacional.

Igualmente los invitamos a seguirnos en nuestras redes sociales https://www.facebook.com/museopedagogicocolombiano/, a explorar nuestra página web http://museopedagogico.pedagogica.edu.co/ para visualizar y compartir nuestros contenidos; y en caso de que así lo requieran contactarnos para programar sus visitas virtuales guiadas en el siguiente enlace: http://museopedagogico.pedagogica.edu.co/visita-virtual/.

 

Palabras clave: Escudo; Símbolo; Universidad Pedagógica Nacional Femenina; Memoria Institucional; Franzisca Radke; UPN; Educación; Colombia; Museo Pedagógico Colombiano.

 

Referencias

Heráldica. (2021, 02 de marzo).  Wikipedia, La enciclopedia libre. Fecha de consulta: Marzo 27 de 2021. Desde: https://es.wikipedia.org/wiki/Heráldica

Escudo (heráldica). (2021, 17 de febrero).  Wikipedia, La enciclopedia libre. Fecha de consulta: Marzo 27 de 2021. Desde: https://es.wikipedia.org/wiki/Escudo_(heráldica)

Piezas honorables del escudo. (2019, 17 de diciembre).  Wikipedia, La enciclopedia libre. Fecha de consulta: Marzo 31 de 2021. Desde: https://es.wikipedia.org/wiki/Piezas_honorables_del_escudo

Significados. (2017). Significado de Flor de lis. Fecha de consulta: Abril 05 de 2020. Desde: https://www.significados.com/flor-de-lis/

Universidad Pedagógica Nacional (Colombia). (2021, 10 de marzo).  Wikipedia, La enciclopedia libre. Fecha de consulta: Marzo 26 de 2021. Desde: https://es.wikipedia.org/wiki/Universidad_Pedagógica_Nacional_(Colombia)#cite_note-4

Unal.edu.co. (2021) Reseña histórica – Identidad: Universidad Nacional de Colombia. Fecha de consulta: Marzo 28 de 2021. Desde: http://identidad.unal.edu.co/guia-de-identidad-visual/a-referentes-y-lineamientos/a4-resena-historica/

Magisterio. (2019). Franzisca Radke, tras las huellas de la educación en Colombia. Fecha de consulta: Marzo 28 de 2021. Desde: https://www.magisterio.com.co/articulo/franzisca-radke-tras-las-huellas-de-la-educacion-en-colombia

Decreto 197 de 1955 Por el cual se da un nuevo estatuto a la Universidad Pedagógica Nacional Femenina, y se dictan otras disposiciones. Diario Oficial de la República de Colombia, Bogotá, Colombia, Año XCI. N. 28686. ,17 febrero, 1955. Fecha de consulta: Marzo 30 de 2021. Desde: http://www.suin-juriscol.gov.co/viewDocument.asp?ruta=Decretos/1044891

Jiménez Becerra, A. / Figueroa, H., (2002). Historia de la Universidad Pedagógica Nacional. Bogotá́, D.C., Universidad Pedagógica Nacional. CIUP.

Garzón Barreto, J. C. (1998). El proceso de consolidación de la Universidad Pedagógica Nacional Femenina en el marco de la contra-reforma educativa de los años 50. Revista Colombiana de Educación, (No. 36 – 37). Desde: https://revistas.pedagogica.edu.co/index.php/RCE/article/view/5871/4855

Pedagógica.edu.co. (2021). Universidad Pedagógica Nacional · Colombia – Historia de la UPN. Fecha de consulta: Marzo 30 de 2021. Desde: http://www.pedagogica.edu.co/home/vercontenido/21

Aprende.colombiaaprende.edu.co. (2018). 63 años de fundación de la Universidad Pedagógica Nacional | Colombia Aprende. Fecha de consulta: Marzo 28 de 2021. Desde: https://aprende.colombiaaprende.edu.co/es/agenda/noticias/63-años-de-fundación-de-la-universidad-pedagógica-nacional

 

[1] La heráldica es la ciencia del blasón. Según la RAE, blasón se define como el «arte de explicar y describir los escudos de armas de cada linaje, ciudad o persona». Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Heráldica

[2] Simetría, se denomina a la correspondencia exacta que se verifica en la forma, el tamaño y la posición de las partes de un objeto considerado como un todo. Fuente: https://www.significados.com/simetria/#:~:text=Como%20simetría%20se%20denomina%20la,del%20griego%20συμμετρία%20(symmetría).

Exposición del Museo Pedagógico de la Facultad de CC. de la Educación de la U. de Sevilla: «Nosotras hacemos Ciencia»

El Museo Pedagógico de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Sevilla (España), comparte su nueva exposición temporal: «Nosotras hacemos Ciencia«. Una exposición que corresponde a una investigación biográfica de mujeres científicas. Los contenidos y paneles de esta muestra expositiva se pueden conocer a través de la infografía adjunta. 

Este proyecto de innovación de carácter divulgativo se podrá explorar entre el 3 y el 15 de noviembre de 2020. 

Descargar: Dossier Nosotras hacemos Ciencia