El programa Huellas en la Escuela invita a participar de la I Jornada de Museos Escolares, que se realizará el jueves 05 de Noviembre a las 10:30 a.m. (8:30 a.m. hora colombiana*) por la plataformaGoogle Meet.
Adjunto compartimos el programa con el formulario de inscripción y las instrucciones para el ingreso.
El Museo Pedagógico de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Sevilla (España), comparte su nueva exposición temporal: «Nosotras hacemos Ciencia«. Una exposición que corresponde a una investigación biográfica de mujeres científicas. Los contenidos y paneles de esta muestra expositiva se pueden conocer a través de la infografía adjunta.
Este proyecto de innovación de carácter divulgativo se podrá explorar entre el 3 y el 15 de noviembre de 2020.
El ámbito del museo escolar es la escuela y su comunidad, particularidades que lo diferencian de otro tipo de museos; responde al complemento de los contenidos curriculares; su accionar involucra docentes, estudiantes y comunidad, pues está vinculado estrechamente con el patrimonio tangible e intangible de la comunidad y genera experiencias creativas de aprendizaje. Su colección se estructura con los objetos aportados por la comunidad educativa, la sede es un espacio de la escuela donde, docentes y alumnos diseñan exposiciones, llevan su registro y a partir de ellas, desarrollan actividades diversas que complementan los contenidos curriculares desarrollados.
Esto favorece el rescate de los valores tradicionales, el conocimiento de la historia local y el vínculo de los aprendizajes con la vida cotidiana. Lanz C. (1996), señala: “a través de la indagación, exploración, investigación de la realidad social y natural de un entorno comunitario los escolares se convierten en investigadores para producir holísticamente conocimientos científicos desde sus propias perspectivas”.
La propuesta de un Museo Escolar puede resultar muy innovadora, sin embargo, no ha tenido un desarrollo muy amplio y son muy pocas las experiencias exitosas debido a entre otras cosas, a que el mismo concepto de Museo en general y de museo escolar en particular son desconocidos. La programación desarrollada en los departamentos de educación de los museos no llega a todas las escuelas de su entorno y en muchas ocasiones se convierten casi exclusivamente, en el desarrollo de una visita guiada que sigue un guion repetitivo, el cual en ocasiones puede resultar aburrido para los estudiantes.
Por otra parte, no existe suficiente y accesible material bibliográfico acerca de los museos nacionales y regionales y mucho menos de material pedagógicamente atractivo sobre las exposiciones en desarrollo.
Estas experiencias en mucho podrían orientar el trabajo de docentes en la escuela, aunado al hecho que muy poco personal de los centros educativos conoce las funciones de un museo y menos sobre los procesos para la implementación de un museo escolar. A pesar de que un alto porcentaje de la población tiene acceso a Internet los Museos Nacionales son prácticamente desconocidos en las regiones de provincia y mucho más sus programas y colecciones.
No obstante, el museo se presenta como una novedosa herramienta de educación no formal que permite fortalecer las experiencias de la escuela formal; pues permite concretar vivencias del estudiante que favorece la integración del conocimiento teórico y experiencial con testimonios tangibles e intangibles de la cultura nacional y local.
Es por ello que los museos cuentan con el área de educación que formula y planifica muestras expositivas y desarrolla estrategias diferenciadas dirigidas al público escolar y extraescolar. en la actualidad el avance de las tecnologías de comunicación ha permitido que los museos desarrollen una infraestructura con dispositivos audiovisuales interactivos que atraen la atención de público de todas las edades y a nivel pedagógico, experiencias que van a permitir a los estudiantes fijar en su memoria por más tiempo objetos, personajes y hechos de su historia y de su cultura. Igualmente, en un Museo Escolar con los recursos propios de la escuela se pueden realizar muchas actividades que van a favorecer el aprendizaje significativo de sus estudiantes.
La escuela posee múltiples espacios para el encuentro de saberes y para la difusión de relatos, y es el Museo Escolar uno de estos tantos espacios donde bien pueden empezar a encontrarse esos elementos que nos permitan convivir con nuestra cultura, con nuestros principios, nuestros valores sin por ello desconectarnos con las tecnologías de información. Por el contrario, incorporar estas para que sean un recurso que nos permita difundir esos elementos que nos identifican dentro de un espacio pluricultural.
El Museo Escolar es entonces una iniciativa que debe partir desde la necesidad de desarrollar un diálogo en torno a los elementos culturales que se hallan en la comunidad y donde la escuela, no debe estar divorciada a estas realidades, sino que por el contrario debe afianzar dichos valores a través de todas las estrategias posibles.
A partir del diagnóstico que bien puede realizar el maestro en función de los elementos patrimoniales deberá establecer las oportunidades para rescatar dicho patrimonio, conservarlo, exhibirlo y desde el mismo generar diversas experiencias pedagógicas y culturales.
Entonces, ¿qué es un Museo Escolar?, un Museo Escolar es un espacio para el encuentro de la comunidad educativa con su patrimonio, con sus valores e identidad. Es un espacio donde el objeto recrea la historia para entablar diálogos con los estudiantes, los profesores y la comunidad en general.
También es una oportunidad para visibilizar la comunidad y la escuela a través de la conservación tomando en cuenta el tipo de colecciones y tipos de propuestas museográficas que se puedan desarrollar en el recinto educativo.
El ámbito del museo escolar es la escuela y su comunidad, particularidades estas que lo diferencian de otro tipo de museos; responde al complemento de los contenidos curriculares; su accionar involucra docentes, estudiantes y comunidad, pues está vinculado estrechamente con el patrimonio tangible e intangible de la comunidad y genera experiencias creativas de aprendizaje.
Su colección se estructura con los objetos aportados por la comunidad educativa, la sede es un espacio de la escuela donde, docentes y alumnos diseñan exposiciones, llevan su registro y a partir de ellas, desarrollan actividades diversas que complementan los contenidos curriculares desarrollados.
Esto favorece el rescate de los valores tradicionales, el conocimiento de la historia local y el vínculo de los aprendizajes con la vida cotidiana. Lanz C. (1996), señala: “a través de la indagación, exploración, investigación de la realidad social y natural de un entorno comunitario los escolares se convierten en investigadores para producir holísticamente conocimientos científicos desde sus propias perspectivas”.
La propuesta de un Museo Escolar puede resultar muy innovadora, sin embargo, no ha tenido un desarrollo muy amplio y son muy pocas las experiencias exitosas debido a entre otras cosas, a que el mismo concepto de Museo en general y de museo escolar en particular son desconocidos.
La programación desarrollada en los departamentos de educación de los museos no llega a todas las escuelas de su entorno y en muchas ocasiones se convierten casi exclusivamente, en el desarrollo de una visita guiada que sigue un guión repetitivo, el cual en ocasiones puede resultar aburrido para los estudiantes.
Por otra parte, no existe suficiente y accesible material bibliográfico acerca de los museos nacionales y regionales y mucho menos de material pedagógicamente atractivo sobre las exposiciones en desarrollo. Estas experiencias en mucho podrían orientar el trabajo de docentes en la escuela, aunado al hecho que muy poco personal de los centros educativos conoce las funciones de un museo y menos sobre los procesos para la implementación de un museo escolar.
A pesar de que un alto porcentaje de la población tiene acceso a Internet los Museos Nacionales son prácticamente desconocidos en las regiones de provincia y mucho más sus programas y colecciones.
No obstante, el museo se presenta como una novedosa herramienta de educación no formal que permite fortalecer las experiencias de la escuela formal; pues permite concretar vivencias del estudiante que favorece la integración del conocimiento teórico y experiencial con testimonios tangibles e intangibles de la cultura nacional y local. Es por ello que los museos cuentan con el área de educación que formula y planifica muestras expositivas y desarrolla estrategias diferenciadas dirigidas al público escolar y extraescolar.
En la actualidad, el avance de las tecnologías de comunicación ha permitido que los museos desarrollen una infraestructura con dispositivos audiovisuales interactivos que atraen la atención de público de todas las edades y a nivel pedagógico, experiencias que van a permitir a los estudiantes fijar en su memoria por más tiempo objetos, personajes y hechos de su historia y de su cultura. Igualmente, en un Museo Escolar con los recursos propios de la escuela se pueden realizar muchas actividades que van a favorecer el aprendizaje significativo de sus estudiantes.
Como pieza del mes, hemos seleccionado el Manual de Urbanidad y Buenas Maneras para Uso de la Juventud de Ambos Sexos de la colección de Manuales Escolares que pertenece al Fondo Documental del Museo Pedagógico Colombiano. Frecuentemente conocido como “Urbanidad de Carreño” –esto por el apellido de su autor a quién reseñaremos posteriormente–, es un manual para la práctica de buenos modales que tuvo gran repercusión a nivel mundial especialmente en el mundo hispanohablante, el cual se inspiró en textos franceses e ingleses de carácter similar, y que se remonta para mediados del siglo XIX, específicamente 1853; sin embargo, la edición que exhibimos en el Museo fue publicada para 1868 en Nueva York por la editorial estadounidense D. Appleton & Company.
De acuerdo con su extenso título: “Manual de Urbanidad y Buenas Maneras para Uso de la Juventud de Ambos Sexos; en el cual se encuentran las Principales Reglas de Civilidad y Etiqueta que deben Observarse en las Diversas Situaciones Sociales”, el objetivo principal de éste fue corregir o “blanquear” el comportamiento de la sociedad de su tiempo —especialmente de quienes no eran considerados cortesanos y cultos— a través de una reglas basadas en la moral cristiana para la formación de ciudadanos con entendimiento de los deberes, y la capacidad de educarse para poner práctica un conjunto de conductas (consideradas dignas) fundamentadas en los buenos modales y costumbres para relacionarse con otras personas según diferentes situaciones y espacios, que abarcaban la vida como individuos y desde luego la vida colectiva en sociedad en paz, respeto, orden, felicidad y virtud. Al respecto con el enfoque de este manual, se podría reflexionar de forma crítica en nuestro tiempo sobre el siguiente supuesto: que la condición de pobreza no es motivo para no ser digno, para no ser honesto y para no ser un ciudadano decente, cívico y con modales.
Pero por este mismo motivo, se convirtió rápidamente en una lectura obligatoria para la gente de la época, quienes en general trataban de guiarse y adiestrarse por sus preceptos, al punto que no hubo hogar donde padres y madres no invocaran las enseñanzas de Carreño a la hora de educar y orientar la formación de sus hijos. Por ejemplo, en la estructura de sus capítulos y secciones, se trataban asuntos como los deberes morales de los hombres con Dios, con la sociedad, con sus padres, con la patria y consigo mismos; se explicaban las normas a seguir en la casa, la calle, la iglesia, la escuela (llamada la casa de la educación) y el trabajo.
Compendio del Manual de urbanidad y buenas maneras de Manuel Antonio Carreño (1875). Artículo III. Del modo de conducirnosa en las casas de educación (escuelas). Fuente: https://openlibrary.org/
También se dedicaban apartados enteros sobre la descripción de la buena conducta en la vida familiar, la correcta higiene personal y el aseo en general, el desarrollo de conversaciones, el comportamiento en la mesa, el modo de actuar en visitas, reuniones, honras fúnebres, bailes, festines; incluso abordaba temas en relación con la correcta vestimenta y la presentación personal; entre otros contenidos, como eran la vida en comunidad, la hospitalidad, el fomento de algunos valores morales y lo que hoy llamaríamos ‘don de gentes’.
Acerca del concepto de urbanidad, entendido como la práctica de las virtudes y del conjunto de normas para tener una buena actitud social y llevar una vida en convivencia, este nació en la Europa del siglo XVIII (a pesar de tener algunos precedentes más antiguos) en un contexto histórico que probablemente tuvo una perspectiva de exclusión, puesto que, anteriormente lo que hoy conocemos como ‘urbanidad‘ era una manera de proceder que solo la practicaban un grupo pequeño de personas, evidentemente quienes pertenecían a la nobleza o grupos de la alta sociedad; sin embargo, copiar aquellos nobles modales , permitía a los considerados humildes, ser ‘aceptados’ en las altas esferas de la sociedad. En este sentido, así como en América Latina se registró el Manual de Carreño, equivalente en contenidos, se publicó en 1835 para la población norteamericana un libro sobre leyes de etiqueta y reglas de buena conducta en sociedad, conocido como: «The Laws of Etiquette or Short Rules and Reflections for Conduct in Society«.
En relación con el autor de nuestra pieza del mes, fue escrita por el músico, pedagogo y diplomático venezolano, Manuel Antonio Carreño (1812—1874) que nació en Caracas y falleció exiliado en Francia. Quien a nivel pedagógico no solo se destacó —y pasó a la historia— por el Manual de Urbanidad y Buenas Maneras (que hoy reconocemos con su apellido); sino que también, fundó instituciones educativas y tradujo al castellano obras para la educación, como catecismos y métodos para el estudio de la lengua latina en su país.
Como dato curioso, Carreño era sobrino del educador Simón Rodríguez que además de haber sido el insigne maestro de Simón Bolívar; fue una figura fundamental para el pensamiento ilustrado y pedagógico latinoamericano del siglo XIX, pues planteó el fin social de las escuelas y la educación, como fundamentos del saber e instrumentos a través de los cuales todos los pueblos y sus ciudadanos sin exclusión alguna, alcanzarían la modernización, el progreso, la formación para el trabajo y la adquisición de nuevos hábitos para la consolidación de las nacientes repúblicas americanas.
Respecto a los manuales escolares, son obras que tienen como objeto la enseñanza, por lo que, constituyen una exposición ordenada y secuencial de una disciplina escolar. Las principales particularidades del manual escolar son:
“Intencionalidad por parte del autor, sistematicidad en la exposición de los contenidos, secuencialidad, adecuación para el trabajo pedagógico, estilo textual expositivo, combinación de texto e ilustraciones [en la mayoría de ellos], reglamento de los contenidos, de su extensión y del tratamiento de los mismos e intervención estatal administrativa y política” (Varela, 2010, p. 99).
Otra característica fundamental de los manuales empleados desde el siglo XVIII hasta la primera mitad del siglo XX es que, a diferencia de los libros de texto (producidos a partir de la segunda mitad de siglo XX), estos estaban dirigidos exclusivamente a los maestros ya que, una de sus funciones era regular las prácticas de enseñanza y los saberes que circulaban en las escuelas.
Según el centro de investigación MANES, los manuales escolares se clasifican, en cuatro principales grupos: Textos de primeras letras [cartillas de lectura, catones, silabarios y citolegias (métodos de lectura rápidos)]; Catecismos (religiosos y laicos); Manuales específicos para disciplinas escolares (matemáticas, historia natural, geografía, historia, entre otras); y (como nuestra pieza del mes –en una categoría aparte, pues no estaban destinados únicamente a la Escuela sino, además, a la Familia–) los Manuales de urbanidad.
Resaltamos el legado de esta joya de la ‘urbanidad hispanoamericana’ que coadyuvo a corregir muchas conductas y armonizó las relaciones entre sujetos y la vida de la sociedad latinoamericana de ese tiempo. Sin duda fue uno de los pilares documentales para la enseñanza del civismo y los buenos principios sin distinción de género; inclusive muchos de nuestros abuelos lo consideran ‘la biblia de los buenos modales’, y ¿cómo no exaltar la memoria de Carreño y los contenidos de este Manual?, si fue capaz de moldear una sociedad diferente desde mediados del siglo XIX y parte del siglo XX.
Su obra fue un instrumento clave para la difusión masiva de las leyes de la moral, las buenas costumbres y los comportamientos considerados ‘ideales’ transmitidos de generación en generación; y aunque el Manual de Carreño se sigue publicando, ya no es muy usual su consulta ya que, los conceptos de ciudadanía y sociedad han cambiado –y continuarán transformándose– y algunas de sus posturas se consideran descontextualizadas y resultan algo radicales para la sociedad actual. Por supuesto, debemos resaltar que algunos temas tratados por el manual no pierden validez, por lo tanto, muchas de sus normas siguen vigentes, por ejemplo: respetar a los padres, asearse antes de salir de casa, tener buenos modales en la mesa, caminar sobre la acera y saludar.
Para consultar el Manual de Urbanidad y Buenas Maneras para Uso de la Juventud de Ambos Sexos, otros textos, manuales de alfabetización y demás archivos pertenecientes al fondo documental; y también los objetos de la historia y la práctica pedagógica que exhibimos, convocamos a la comunidad de la Universidad Pedagógica Nacional, estudiantes, egresados, investigadores, docentes, administrativos y miembros externos de la comunidad académica, colectivos pedagógicos y a todas las personas interesadas en conocernos, apoyarnos y difundir nuestras labores, a visitarnos de lunes a viernes entre 8:00 a.m. y 5:00 p.m. en las instalaciones del Museo, ubicadas en Bogotá en la calle 72 N.º 11–86 (Edificio ‘E’) en el Centro Cultural ‘Paulo Freire’ de la Universidad Pedagógica Nacional.
Palabras clave: Manual de Urbanidad; Manuel Antonio Carreño; Buenas Maneras; Civismo; Manual Escolar; Familia; Educación; Moral; Museo Pedagógico Colombiano.
BBC News Mundo. 2020. Manuel Carreño, el Venezolano que le enseñó buenos modales a América Latina (y a España). Fecha de consulta: Agosto 14 de 2020. Desde: https://www.bbc.com/mundo/noticias-46039565