Pieza del mes de octubre de 2021: Equipo de Destilación

Como pieza del mes, hemos seleccionado el Equipo de Destilación de la colección de implementos escolares de la enseñanza de las ciencias naturales (específicamente en la rama de la Química) del Museo Pedagógico Colombiano. Objeto de manufactura industrial, que perteneció al antiguo Laboratorio de Física y Química del Instituto Pedagógico Nacional para Señoritas, y que como otros objetos de su misma naturaleza fueron donados por la institución al Museo.

Desde el inicio de los tiempos, el hombre se ha inquietado por lo que pasa a su alrededor, cuestionándose acerca de los fenómenos visibles y aún más por aquellos difíciles de observar o incluso entender con facilidad, interrogándose el ¿Por qué? y el ¿Cómo? de lo que sucede en su entorno. Para poder resolver estas inquietudes, con el paso del tiempo se han ido desarrollando métodos que le permitieran comprender y conocer el mundo que lo rodeaba.

Uno de estos fue el desarrollo de la Química como ciencia, de la cual, muchos libros e historiadores señalan su inicio en el siglo XVII con el debate entre Hermann Conring y Ole Borch sobre cómo se originó la Alquimia en la antigüedad, lo que dio paso a la publicación de una gran cantidad de documentos con información de diferente índole acerca de la historia de la química. Durante las décadas siguientes la escritura de textos sobre la documentación histórica de esta continuó desarrollándose, sin embargo, fue hasta en el siglo XIX, cuando aparecieron las publicaciones más importantes acerca de la historia de la química, en su orden: Contribuciones a la historia de la química, vol. 1 y 2 (1869), Opiniones sobre la tarea de la química y sobre los componentes básicos del cuerpo entre los químicos más importantes desde Geber hasta G. E. Stahl. El descubrimiento de la composición del agua (1875); y Alquimia en tiempos antiguos y modernos: una contribución a la historia cultural, vol. 1 y 2 (1886), escritas y compiladas en varios volúmenes por el químico alemán Hermann Franz Moritz Kopp, quién realizó grandes aportes a esta ciencia y su historia.

Con la publicación de aquellos textos y otros más, en los años subsiguientes se masificó la trasmisión de esta disciplina en las distintas facultades de ciencias existentes en el mundo, junto con el surgimiento de las primeras instituciones dedicadas a la historia de esta ciencia. Así, por ejemplo, en Estados Unidos los trabajos de George Sarton contribuyeron a la consolidación de la química como ciencia (Bertomeu y García, 2008, p.58).

En el caso de Colombia, las ciencias naturales fueron el saber escolar de aparición –y aceptación– más reciente, y en el proceso de su inserción y difusión, hay que tener en cuenta tres acontecimientos que fueron antecedentes de este saber en nuestro territorio: la Real Expedición Botánica (1783–1808) liderada por José Celestino Mutis; la Comisión Corográfica (1850–1862) organizada por Agustín Codazzi; y la creación de las primeras cátedras universitarias de historia natural con áreas de estudio como la botánica, zoología, anatomía; anexas a la medicina.

Debido al rechazo de las Teorías de la Evolución, a lo largo del siglo XIX las iniciativas para difundir la biología no recibieron buena acogida en los círculos científicos de las comunidades religiosas que administraban muchas instituciones educativas, fue hasta finales de este siglo, cuando la historia natural como saber se extendió paulatinamente, en instituciones de educación secundaria como el Mayor de San Bartolomé y el Instituto de los Hermanos de la Salle, colegios que a inicios del siglo XX equiparon sus instalaciones con ejemplares de plantas y dibujos botánicos, animales disecados, esqueletos, órganos animales y diferentes tipos de minerales conservados en los denominados Museos Escolares.

Al respecto, el Museo de Historia Natural del Instituto de los Hermanos de La Salle establecido en 1910, no solo fue destinado para la enseñanza de la historia natural en general, sus colecciones fueron objeto de estudio para los hermanos ‘Lasallistas’ interesados en la ciencia; así, a partir de las experiencias de divulgación científica desarrolladas en este museo, se creó la Sociedad de Ciencias Naturales de La Salle, antecedente de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas Físicas y Naturales.

A inicios del siglo XX, los discursos principales que configuraban el currículo de las escuelas se centraban en el dominio de los cuerpos y por tanto de las mentes, de tal manera, por un lado, estaba la ciencia con el discurso médico de la Junta Central de Higiene; y por el otro, el discurso religioso de la Iglesia católica, refiriéndose estos dos al cuidado de sí, tanto para estudiantes como para maestros. Con el corte religioso que profesaba esa constitución de currículo,

[…] los responsables de la enseñanza de la química en los colegios eran médicos locales o religiosos dedicados a la docencia de esta disciplina. […] las clases las impartía el profesor, quien, ubicado en una plataforma frente al grupo de muchachos sentados en bancos, procedía a leer el texto de química. Cuando terminaba su lectura, lo cerraba y decía: “tienen que aprenderse eso”. […] estaba en manos de los religiosos decidir qué versión de ciencia y de actividad científica se socializaba. (Gallego, et al, citados en Torres y Guerrero, 2018, p.67)

Luego, con la aparición de la idea de desarrollo y modernización estatal, surgió la necesidad de adaptar la educación del país a este nuevo pensamiento, por lo cual, la Escuela dio un viraje de la centralidad religiosa, hacia una más guiada por la ciencia. Así, a mediados del siglo XX,

la Normal Superior se convertiría en la institución por excelencia en el proceso de modernización, pluralización e internacionalización del saber en el país” (Saldarriaga y Sáenz, s.f, p. 87),

ya que después del contacto de los científicos colombianos con los últimos avances e investigaciones, y con la llegada de nuevos intelectuales al país, se procuró incluir en las Normales los últimos progresos del saber. Para este fin, las primeras especialidades con las que contó la Escuela Normal Superior fueron: Ciencias Sociales, Filología e Idiomas, Ciencias Biológicas y Química, Física y Matemáticas. De allí que a finales del siglo XX se transformaran las planeaciones de los pénsums académicos concentrando en ellos nuevos objetivos, y metas para plantearle a la educación, implementando nuevas políticas en torno a las asignaturas que se dictaban, entre las cuales se encontraba la Química.

Un claro ejemplo de lo expuesto anteriormente, lo identificamos, cuando la enseñanza de la historia natural empezó a incluirse en el nivel de secundaria y en las instituciones de formación de maestros como el Instituto Pedagógico Nacional para Señoritas (IPN), que, según el Pénsum de 1936, concentró la enseñanza de las ciencias naturales en tres secciones: Biología; Física teórica y experimental; y Química orgánica e inorgánica. Además, el IPN fue dotado de materiales de enseñanza gracias a las donaciones realizadas entre 1927 y 1936 por diferentes instituciones, pero principalmente por la Segunda Misión Pedagógica Alemana (1924–1935) que donó el mobiliario y gran parte de las colecciones del Museo de Historia Natural que tenía sede en el IPN, como por ejemplo, el Material de Enseñanza Espasa-Calpe: Serie Historia Natural Aplicada, estuches con esqueletos de diferentes especies animales, órganos de mamíferos conservados en formol, herbarios de plantas del mundo, reproducciones en escayola de partes del cuerpo humano y una colección de animales disecados.

Posteriormente, las colecciones de aquel Museo fueron enriquecidas con especies nacionales de animales disecados y con herbarios e insectarios hechos por las maestras en formación. Algunos ejemplares conservados del Museo de Historia Natural del IPN y otros materiales antiguos del Laboratorio de Física y Química como el que estamos reseñando fueron donados al Museo Pedagógico Colombiano y ahora hacen parte de nuestra colección.

Laboratorio de Química del Instituto Pedagógico Nacional para Señoritas. (1932). [Fotografía]. Tomada de: Álbum Fotográfico del Instituto Pedagógico Nacional Para Señoritas, Escuelas Salesianas de Fotograbado, Tipografía y Encuadernación, 1932, Bogotá. Fuente: Museo Pedagógico Colombiano, Colección IPN.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


Con respecto al nivel universitario, en 1801, José Celestino Mutis apostaría por el establecimiento de una Catedra de Química, junto con un laboratorio que debía funcionar de la mano con la Facultad de Medicina del Colegio del Rosario. Sin embargo, no sólo Mutis realizó estudios sobre esta ciencia, otros como Jorge Tadeo Lozano, José María Cabal, Juan del Corral, etc., también tuvieron la oportunidad de estudiar química en países europeos, aportando dichos conocimientos para hacer grandes contribuciones al temprano desarrollo de esta ciencia natural en Colombia.

A partir de este precedente, fue hasta 1929 con la fundación de la Escuela de Farmacia, cuando se iniciaron las actividades académicas regulares relacionadas con la química en el país. Más adelante, en 1938, se creó el Departamento de Química de la Universidad Nacional de Colombia, para la cual se asignó un presupuesto y la contratación de personal administrativo y docente. En los años siguientes se organizaron los estudios de Ingeniería Química y los cursos complementarios de la profesión; asuntos que sucedieron de manera tardía en otras universidades del país. El establecimiento de los estudios de química en Colombia, y el acercamiento a los nuevos saberes de las ciencias, trajo consigo nuevas perspectivas para entender el país y el mundo, a través de la composición, la experimentación y las propiedades de la materia y su transformación, por medio de ramas del saber cómo la Mineralogía, la Orgánica de los elementos, las Sustancias y las Mezclas; estas últimas son de gran importancia para entender la destilación, y poder comprender, cómo se utilizaba nuestra pieza del mes.

Una mezcla es un material que se encuentra conformado por dos o más sustancias unidas en cualquier proporción, pero que no se encuentran combinados en una reacción química, por lo que sus componentes mantienen su identidad y sus propiedades químicas existentes. Entre ellas encontramos las mezclas heterogéneas, en las cuales es posible reconocer sus compuestos, y las homogéneas, en las que el aspecto es uniforme, y sus componentes difíciles de diferenciar.

La separación de las mezclas constituye un procedimiento importante en la química, debido a que permite según el proceso que se elija (Decantación, Filtración, Tamizado, Destilación, etc.) obtener sustancias puras, que luego permitirán la elaboración de nuevos productos o incluso la vuelta al estado puro de estas sustancias como nuevos aportes a la ciencia. Debido a la composición de las sustancias, los métodos de separación y purificación de las mezclas son distintos, y entre estos encontramos la Destilación.

La Destilación es una de las técnicas de laboratorio más usadas de la industria química, petrolera farmacéutica, industria del perfume y la alimentaria, la cual consiste en la separación de dos o más sustancias líquidas que fueron mezcladas de forma homogénea con anterioridad; así, mediante el proceso físico de ebullición se usan los distintos tipos de hervor de los líquidos que constituyen la mezcla, y se compone de dos fases: la evaporación, en la que el líquido se convierte en vapor, y la condensación en la que el vapor se convierte en líquido.

Un alambique o destilador está compuesto de tres partes: una vasija en la que se calienta el material que se va a destilar, una parte fría para condensar el vapor producido y un recipiente para recogerlo” (Valiente,1996, p. 76).

La historia de la destilación se remonta a los alquimistas de las civilizaciones antiguas de Mesopotamia, Grecia, Roma, y Egipto, donde se usó esta técnica como baño de María para el tratamiento de sustancias volátiles y metales, uno de los ejemplos era la destilación del agua de mar, con el fin de usarla como agua para beber; mientras que, en Roma, se utilizó para procesos de destilación del vino. El plato que recogía los vapores se llamaba “ambix”,

posteriormente, ese término se usó para denominar al aparato completo de la destilación, en árabe al-inbīq, de donde procede nuestro alambique” (Valiente, 1996, p. 76).

Debido a la ausencia de otros instrumentos para la medición de las condiciones de las sustancias como: termómetros, disolventes, ácidos, entre otros, el campo de estudio estuvo limitado por mucho tiempo. Sin embargo, con anterioridad se realizaban alcoholes por este método como, por ejemplo, el vino y la cerveza, incluso en un contexto más cercano en la época prehispánica se elaboraron bebidas alcohólicas como el vino de mezcal en el territorio actual de México.

Fue gracias a los antiguos griegos y sus desarrollos de alta calidad en la alfarería, el tratamiento del vidrio y la porcelana, quienes facilitaron la tarea de los alquimistas de la época, pues inventaron hornos en forma de cilindro o cono, dentro de los cuales se ponían varios alambiques, que permitían producir agua de rosas e incluso gasolina, buscando la producción en masa de estos componentes. Un ejemplo de ello es como por medio de la mezcla de flores, frutas o hierbas con agua o alcohol, se lograban destilar los sólidos para la obtención de perfumes líquidos, produciendo así la destilación por la técnica de arrastre de vapor.

Dichos descubrimientos también tuvieron gran auge en Europa, donde se realizaron mejoras a las técnicas de destilado mediante el enfriamiento del tubo de salida del alambique, lo que permitió recuperar sustancias como el alcohol con menor punto de ebullición, los aportes para estos elementos permitieron que la química experimental de la época tuviera grandes avances. Luego, en la Edad Media, la destilación se practicó al interior de los monasterios religiosos y en algunos centros de conocimiento, pero los alcoholes obtenidos se usaban únicamente con finalidades terapéuticas, los primeros destilados de alcohol de uso médico fueron conocidos como “aqua vitae” (solución reconocida en la Alquimia como el elixir de la eterna juventud), que literalmente se traduce como “agua de vida”, y entre el siglo XIV y XV, su uso como remedio se extendió para el consumo eventual en diversas ocasiones y no únicamente para el tratamiento de diferentes malestares, fue a partir de ese momento cuando surgieron los primeros licores de Europa.

En la modernidad, Robert Boyle (pionero de la experimentación en el campo de la química en el siglo XVII) destiló alcohol de madera y vinagre, dando origen a la primera destilación analítica y descubriendo en 1661 el metanol, un tipo de alcohol que se usa mayormente para elaborar combustibles, disolventes y anticongelantes. Con el surgimiento de la Revolución Industrial en el siglo XVIII y las profundas transformaciones que implicó a nivel mundial, se le dieron nuevos usos a este proceso químico como, por ejemplo, la obtención de gas a partir de la destilación seca del carbón lo que le daría un empujón a la Industria del Gas. Ya a mediados del siglo XIX con la refinación del vidrio, los instrumentos de laboratorio lograron una ventaja al sustituir materiales como el metal y la cerámica por uno más resistente y maleable, como consecuencia los alambiques se modificaron también en estructura y material. Desde entonces, la destilación sería una de las técnicas de separación de mezclas más usadas en laboratorios y en la investigación química haciendo grandes aportes a la industria y por supuesto al mundo académico.

Como parte de la enseñanza en la química, se devela la importancia de este tipo de objetos para la didáctica de esta ciencia y para entender las mezclas como parte de la comprensión del mundo que rodea a los estudiantes, y asimismo de la naturaleza y las construcciones realizadas por el ser humano. A su vez, es esencial  conocer el método de separación de estas sustancias, exactamente con la técnica de destilación, que en el contexto de los laboratorios se constituyen como trabajos investigativos de experimentación y descubrimiento, que enlazan la teoría con la práctica, procedimientos que permiten la observación de los resultados, aprendiendo a través del ensayo y error, ya que

la Química requiere de mucha constancia; el trabajo en el laboratorio constituye una herramienta importantísima a la hora de lograr que los estudiantes desarrollen destrezas, habilidades y se adueñen de su propio conocimiento a través de la práctica” (Montero, 2016, p.11).

Se trata entonces de un trabajo colaborativo en el que puede ocurrir el diálogo, la participación activa, discusión de resultados, resolución de problemas, el intercambio de conocimientos, entre otras; en el que el profesor juega un papel muy importante en la guía y enseñanza de la técnica a través de la demostración y acompañamiento a los estudiantes en sus prácticas experimentales, por medio de las cuales, se puede lograr la apropiación, formación y fortalecimiento de los conocimientos específicos de esta área.

Para conocer el Equipo de Destilación del antiguo Instituto Pedagógico Nacional para Señoritas, otros objetos e implementos escolares de la historia y la práctica pedagógica, y los archivos pertenecientes a los fondos documentales y bibliográficos que salvaguardamos y exhibimos en el Museo Pedagógico Colombiano, convocamos a la comunidad de la Universidad Pedagógica Nacional, estudiantes, egresados, investigadores, docentes, administrativos y miembros externos de la comunidad académica, colectivos pedagógicos y a todas las personas interesadas en conocernos, apoyarnos y difundir nuestras labores, a visitarnos de lunes a viernes entre 8:00 a.m. y 4:00 p.m. en las nuevas instalaciones del Museo ubicadas en Bogotá en la calle 72 N.º 11 – 86 (Edificio ‘E’) en el Centro Cultural ‘Paulo Freire’ de la Universidad Pedagógica Nacional.

Igualmente los invitamos a seguirnos en nuestras redes sociales https://www.facebook.com/museopedagogicocolombiano/ y a explorar nuestra página web http://museopedagogico.pedagogica.edu.co/ para visualizar y compartir nuestros contenidos.

 

Palabras clave: Destilación; Química; Mezclas; Sustancias; Laboratorios de Química; Alambique; Pedagogía; Enseñanza; Historia de la Educación; Medicina; Museo Pedagógico Colombiano.

 

Referencias

Ministerio de Educación Nacional. (1932). Pensum-programa y reglamento del Instituto Pedagógico Nacional para señoritas. Bogotá: Escuela Tipográfica Salesiana.

Radke, F. (1936). Historia del Instituto Pedagógico Nacional para Señoritas desde 1927 hasta 1935. Bogotá: Editorial El Gráfico.

Catálogo general del Museo Pedagógico Colombiano. (2017). Sin publicar

Becerra, Diego & Restrepo, O. (1993, septiembre). Las ciencias en Colombia: 1783 – 1990. Una perspectiva histórico-sociológica. Revista Colombiana de Educación, (26). (s.f). https://doi.org/10.17227/01203916.5296

Bertomeu, J. & García A. (2008). La historia de la química: pequeña guía para navegantes. Parte I: Viejas y nuevas tendencias. Historia de la química, 104 (1). p. 56–63

Díaz, S.  & Mejía, M. (2010). Una etapa en el desarrollo de la química en Colombia, (primera edición). Gente Nueva – Universidad Nacional de Colombia.

Gutiérrez, A. (1992). 50 años de la química en Colombia. Revista colombiana de Química, 21 (1 y 2). p. 1–6

Montero, P., M. E. (2016). Destilación simple y fraccionada como estrategia metodológica para fortalecer el aprendizaje de la separación de los componentes de una mezcla en los estudiantes de primer año de bachillerato del colegio Hernán Gallardo Moscoso de la ciudad de Loja periodo académico 2013-2014. Tesis. Licenciatura en Ciencias de la Educación. Universidad Nacional de Loja, (Facultad de educación). Ecuador. 282 páginas.

Saldarriaga, O. & Sáenz, J. (2002). La Escuela Activa en Bogotá en la primera mitad del siglo XX: ¿un ideal pastoril para un modo urbano? Historia de la educación en Bogotá Tomo II. Instituto para la investigación educativa y el desarrollo pedagógico IDEP. p. 67–94.

Torres, G., y J.E. Guerrero Romero. (2018). El currículo de ciencias naturales en Colombia durante la segunda mitad del siglo XX: permanencias, transformaciones y rupturas. Actualidades Pedagógicas, (71), 63-87. https://doi.org/10.19052/ap.3885

Valiente, A. (1996). Historia de la destilación. Educación química, 7 (2), 76 – 82.  http://dx.doi.org/10.22201/fq.18708404e.1996.2.66669

 

Seminario: «Museos Y Colecciones en las Escuelas del Pasado y del Presente: Tránsitos entre Brasil y Francia»

Estimados/as colegas y visitantes, el Seminario tiene como principal objetivo reunir a investigadores de instituciones científicas y museológicas que estudian los museos escolares y la cultura material escolar para contribuir a su apreciación, salvaguardia y difusión, especialmente analizando los tránsitos entre Brasil y Francia.

Así, se busca abordar cuestiones relacionadas con los estudios históricos sobre los museos escolares de finales del siglo XIX y primera mitad del XX, en los que la influencia francesa fue casi hegemónica, y, al mismo tiempo, discutir aspectos relacionados con la conservación y extroversión de colecciones de origen francés que aún existen hoy en museos e instituciones educativas, así como su uso en actividades educativas.

El evento es de  inscripción gratuita, se desarrollará los días 27, 28 y 29 de septiembre de 2021, contará con la participación de expertos en los temas tratados, se transmitirá en línea, emitirá certificados, y habrá traducción simultánea francés – portugués – francés.

Para mayor información, seguir el siguiente enlace: Seminário “Museus e Coleções na escola no passado e no presente: trânsitos entre Brasil e França”

Pieza del mes de septiembre de 2021: Selección Samper Ortega de Literatura Colombiana.

Selección Samper Ortega de Literatura Colombiana. (1963) [Imagen]. Imagen de referencia tomada de: https://babel.banrepcultural.org/digital/collection/p17054coll10/search/searchterm/Biblioteca%20Aldeana

Como pieza del mes, hemos elegido la Selección Samper Ortega de Literatura Colombiana (Biblioteca Aldeana) de la colección de libros que pertenecen al Fondo Documental Bibliográfico del Museo Pedagógico Colombiano. Publicada entre 1928 y 1937, se trata de una recopilación compuesta por 100 volúmenes, y fue un conjunto de textos de amplia circulación en nuestro país e incluso con divulgación a nivel internacional, que incorporó obras de varios autores de la literatura colombiana de los siglos XIX y XX, las cuales se agruparon y clasificaron en diez categorías: Prosa literaria, Cuento y Novela, Cuadros de Costumbres, Historia y Leyendas, Ciencias y Educación, Ensayos, Periodismo, Oratoria, Poesía y Teatro. Inicialmente fueron publicadas por la Editorial Minerva, pero posteriormente se difundieron bajo el nombre de “Biblioteca Aldeana” con el auspicio del Ministerio de Educación Nacional.

El conjunto de obras que reseñamos, reconocida como la primera colección literaria que incluyó un extenso número de volúmenes y autores nacionales del país, comprendió lo más selecto de las letras nacionales que se hubieran escrito desde la Independencia y hasta la época de su publicación, siendo compiladas por el historiador, educador, escritor, editor de revistas y también director de la Biblioteca Nacional de Colombia entre 1931 y 1938, Daniel Samper Ortega (1895–1943), quién tuvo como propósito que, a través de las páginas de la Selección se retratara la naturaleza, las condiciones y las costumbres del territorio, así como la historia, y los frutos que había dejado en nuestro país el cultivo de las artes.

De educación ‘Pestalozziana’, Samper Ortega trajo la idea de desarrollar aquella revisión y compilación editorial, después de su regreso a Colombia en 1928. Además de organizar una recopilación bibliográfica, su interés era que esta selección de literatura nacional llegara al público extranjero (interesado en determinados temas y personajes colombianos), pero que principalmente llegara a los demás colombianos, quienes desconocían el retrato de su propio país por las limitaciones para la difusión y el acceso a los contenidos y la información, no obstante, para consolidar esta tarea –que no tenía equivalente en nuestro continente– estructuró  el sistema de Bibliotecas de Aldea (cimiento de lo que hoy se conoce como la Red Nacional de Bibliotecas Públicas), así cada ciudadano colombiano encontraría en las páginas de la Selección un instrumento de (auto)reconocimiento, de apropiación y estudio, para posicionar al país como un modelo para la producción intelectual en el territorio americano. 

Daniel Samper Ortega. (1930). [Fotografía]. Fuente: http://www.cervantesvirtual.com/descargaPdf/seleccion-samper-ortega-de-literatura-colombiana-1928-1937-semblanza-788529/


Según su concepto y en concordancia con la visión del ministro de Educación Luis López de Mesa, un proyecto de tal importancia que apuntara a construir un concepto sobre lo cultural y lo popular en el país, a partir de una recapitulación del pasado, hacía falta y era necesario prestarle ese servicio a la nación:

Difundiendo [el] pensamiento [colombiano] no solo dentro de su territorio sino en otras naciones” (Samper Ortega, 1937a, 9).

Por lo tanto, su trabajo para la creación de una empresa literaria y de difusión del acervo y patrimonio bibliográfico existente de nuestra región, coincidió con la voluntad ilustrada de progreso para la modernización de la nación colombiana de las primeras décadas del siglo XX, por la cual, el país se transformaría con miras a la definición de un Estado moderno, desarrollando la industria, y entre otras acciones llevando a cabo reformas que repercutirían en el contexto social y cultural.

Con estos propósitos, desde el gobierno central y por intermedio del Ministerio de Educación, se crearon estrategias que buscaban integrar política e ideológicamente la nación, en este sentido, la educación se convirtió en un asunto de orden nacional, que concentró la atención de intelectuales, y los esfuerzos de las escuelas y otros escenarios de instrucción, desde donde se inculcaron nuevos modelos de vida y los valores ciudadanos acordes con la noción de un nuevo Estado, que perseguían la formación de la sociedad activa y pensante que se quería establecer.

Entonces el gobierno de la República Liberal, vigente en aquel tiempo y liderado por Alfonso López Pumarejo, vislumbró en la educación un instrumento para la modernización, y en 1934 se creó, la Campaña de Cultura Aldeana, dentro de la cual se inscribieron las Bibliotecas Aldeanas de Colombia, como programa ejecutado por el ministro López de Mesa, quién comprendía las necesidades del país en el ámbito cultural y educativo, e impulsó una política encaminada al “esclarecimiento de la conciencia nacional” (López de Mesa, 1927). Según el ministro, la población requería entender el saber y las ideas contenidas en los libros, y aunque tal proyecto era costoso y de difícil cumplimiento, su ejecución era fundamental para aumentar “el nivel cultural de las masas populares de todo el país”, por lo tanto, la difusión de materiales escritos fue una tarea prioritaria en los planteamientos educativos de este gobierno.

De esta forma, la Campaña de Cultura Aldeana, se planeó tomando como referencia a los pueblos que tenían menos de cinco mil habitantes y, a las escuelas, como escenarios determinantes, donde el gobierno, a través del Ministerio de Educación Nacional, haría llegar todos los recursos arquitectónicos, técnicos, físicos y humanos necesarios para su ejecución, como por ejemplo: planos arquitectónicos de las escuelas, radio, profesores, inspectores de educación, entre otros; por otra parte, la realización de aquel plan se basó entre otras acciones, en la organización para las ciudades de mayor población de diferentes bibliotecas que funcionarían como sucursales de la Biblioteca Nacional, la creación de bibliotecas itinerantes para cubrir las regiones más apartadas, y la difusión de prácticas para la introducción de hábitos de lectura, pero especialmente, la adquisición de textos impresos (libros, cartillas, revistas y documentos) para proveer a los maestros de los materiales necesarios para su práctica pedagógica fue esencial para el desarrollo del plan. 

Estrategias y esfuerzo amplio que se vio reflejado en las interesantes cifras que arrojó el censo elaborado en 1936 por el Ministerio de Educación, en el que se destacaban la existencia de 674 Bibliotecas Aldeanas en todo el país, y la distribución de 95.462 ejemplares impresos; igualmente, el número de lectores de la Biblioteca Nacional había pasado a ser de 125.890 en 1935, y teniendo en cuenta que en 1931 era de 32.683, dicho aumento era evidencia del éxito del Gobierno Liberal en materia educativa.

Descrito el contexto político al que pertenece la colección de libros que conforman nuestra pieza del mes, hay que tener en cuenta que para la construcción de esta biblioteca de autores colombianos las concepciones de López de Mesa fueron consideradas por Samper Ortega, y según su perspectiva e interés como docente, la selección de obras escogidas obedeció a una serie de escritores, géneros y corrientes literarias colombianas que él de antemano conocía para el desarrollo de sus clases, por tanto, muchos de los títulos incluidos, respondieron a claros propósitos académicos y educativos.

Editada por el Ministerio de Educación, el ministro López de Mesa concebía a las colecciones que conformaron la Biblioteca Aldeana como “núcleos de iniciación” a las “obras fundamentales de la cultura humana”, y estas dividieron en las siguientes secciones: Literatura Universal, Obras Nacionales, Manuales de Instrucción y Obras Generales de Consulta. En ese orden de ideas, la Selección Samper Ortega hizo parte de la sección de Obras Nacionales, y cada uno de sus títulos iniciaba con una semblanza del autor, su tamaño era de 13 cm X 18,7 cm (o más pequeños de 8,5 cm X 12,5 cm) –siendo una colección de bolsillo– y la extensión de cada uno de los textos tenía entre 150 y 180 páginas, además, en la parte superior de todas las carátulas, destacaba el nombre de la colección: “BIBLIOTECA ALDEANA DE COLOMBIA”, más abajo, encontrábamos el título de cada obra, seguido por el de su autor, y finalizaba con una ilustración del Observatorio Astronómico Nacional, una de las estructuras arquitectónicas emblema del espíritu científico y el descubrimiento del territorio nacional.

Biblioteca Aldeana de Colombia. (2021). [Fotografía]. Fuente: Museo Pedagógico Colombiano.

Respecto a la gestión para la reproducción de los textos, el contrato se hizo en asociación con la Editorial Minerva S. A., que contaba con un taller de imprenta y ya tenía experiencia en el mundo de la impresión de publicaciones periódicas, como: Bogotá Cómico: semanario ilustrado (1917), El Santafereño (1919), El Combate: interdiario conservador (1919) o Revista del Instituto Técnico Central (c. 1919-1922), cuando era conocida como Tipografía Minerva. Así el proceso de producción editorial de la Selección se inició en 1932, no obstante, en 1935, Minerva atravesaba dificultades económicas, que le impedían cumplir a cabalidad con el objetivo y continuar con regularidad la impresión y distribución de las obras. El contrato tenía como meta distribuir 2.000 colecciones de la Selección, y convenía la impresión de 200.000 ejemplares, que debían estar listos en solo ocho meses, pero la infraestructura técnica de la Editorial no alcanzaba para esa gran cantidad, motivo por el cual, para lograr la publicación completa de la Selección en 1936 y cumplir con la meta inicialmente acordada, contó con el apoyo de otras imprentas que se subcontrataron.

Entre sus numerosas obras, a nuestro criterio destacamos los siguientes títulos: 2. El castellano en América, Rufino José Cuervo; 8. Crítica literaria, Antonio Gómez Restrepo; 12. Novelas, Tomás Carrasquilla; 15. Cuentos, José Marta y Evaristo Rivas Groot; 21. Cuadros de costumbres, José Manuel Groot; 25. Un domingo en casa y otros cuadros, Ricardo Silva; 31. Historia de la Nueva Granada, José Manuel Restrepo; 36. El Dorado, Eduardo Posada; 44. Cuadros de la naturaleza, Joaquín Antonio Uribe; 48. La Expedición Botánica, Florentino Vezga; 50. Sobre el problema de la educación nacional, Agustín Nieto Caballero; 51. Las letras, las ciencias y las bellas artes en Colombia, Sergio Arboleda; 58. La sabana de Bogotá, Tomás Rueda Vargas; 62. Periodistas de los albores de la república (Jorge Tadeo Lozano, Fray Diego Francisco Padilla, José María Salazar y Juan García del Río); 66. Prosa política, Carlos Martínez Silva; 71, Antonio Nariño, F. de P, Santander y Julio Arboleda; 72. Bolívar, Camilo Torres y Francisco Antonio Zea; 87. Los poetas (De la Patria), Varios autores; 88. Los poetas (Fábulas y cuentos), Varios autores; 91. Las convulsiones y Doraminta, Luis Vargas Tejada; y 100. El regreso de Eva, Jorge Zalamea.

Para finalizar, resaltamos el legado histórico de esta colección de obras, no solo por su importancia e impacto para la construcción de la memoria literaria colombiana y como precedente en la historia de la producción editorial de nuestro país, sino también por su huella educativa que además de cultivar el ejercicio de la lectura, –desde una perspectiva política– contribuyó a encontrar un rumbo intelectual para la transformación de la mentalidad de la población colombiana acercándola a través de los textos a la compresión de la realidad social de la nación.

Por otra parte, el aporte de la Selección, en cuanto se refiere al alcance que tuvo, para llegar al mayor número posible de lectores colombianos, permitió concebir una imagen del país desde distintas áreas del conocimiento, siendo sus textos un referente tanto para eruditos como para curiosos; pensar la literatura colombiana a partir de nuevas formas textuales y editoriales, de géneros y categorías, y organizarla a través de esta colección de libros, logró acercar a nuevos lectores, quienes hasta el momento no tenían acceso a autores y obras, o incluso, a discursos académicos y culturales. Asimismo, no podemos dejar de lado la labor fundamental que desarrolló Daniel Samper Mendoza, como compilador de aquellas obras representativas de la literatura colombiana de la época, las cuales se reconocen como un valioso acopio divulgativo del patrimonio intelectual, científico y literario de Colombia.

Para conocer la Selección Samper Ortega de Literatura Colombiana (Biblioteca Aldeana), otros textos, manuales de alfabetización y demás archivos pertenecientes al fondo documental; y también los objetos e implementos escolares de la historia y la práctica pedagógica que salvaguardamos y exhibimos en el Museo Pedagógico Colombiano, convocamos a la comunidad de la Universidad Pedagógica Nacional, estudiantes, egresados, investigadores, docentes, administrativos y miembros externos de la comunidad académica, colectivos pedagógicos y a todas las personas interesadas en conocernos, apoyarnos y difundir nuestras labores, a visitarnos de lunes a viernes entre 8:00 a.m. y 4:00 p.m.  en las nuevas instalaciones del Museo ubicadas en Bogotá en la calle 72 N.º 11 – 86 (Edificio ‘E’) en el Centro Cultural ‘Paulo Freire’ de la Universidad Pedagógica Nacional.

Igualmente los invitamos a seguirnos en nuestras redes sociales https://www.facebook.com/museopedagogicocolombiano/ y a explorar nuestra página web http://museopedagogico.pedagogica.edu.co/ para visualizar y compartir nuestros contenidos.

 

Palabras clave: Selección Samper Ortega; Biblioteca Aldeana; Literatura Colombiana; Educación; Lectura; Enseñanza; Republica Liberal; Bibliotecas; Museo Pedagógico Colombiano.

 

Referencias

Biblioteca.udea.edu.co (2021). Selección Samper Ortega de Literatura Colombiana (Biblioteca Aldeana). Sistema de Bibliotecas. Fecha de consulta: Septiembre 1 de 2021. Desde: http://biblioteca.udea.edu.co:8080/leo/handle/123456789/1402

Siise.bibliotecanacional.gov.co (2021). Colección Digital Samper Ortega. Fecha de consulta: Septiembre 1 de 2021. Desde: https://siise.bibliotecanacional.gov.co/BBCC/(X(1)S(1hqkwjrcryqo1jzhcmwrbu2h))/Home/AcercaDe/2?AspxAutoDetectCookieSupport=1  

Herrera M. C., & Jilmar Díaz C. (2010). BIBLIOTECAS Y LECTORES EN EL SIGLO XX COLOMBIANO: LA BIBLIOTECA ALDEANA DE COLOMBIA. Revista Educación Y Pedagogía, 13(29-30), 101-111. Recuperado de: https://revistas.udea.edu.co/index.php/revistaeyp/article/view/7510 4

Pineda Cupa, M. Á. (2017). «Semblanza de Selección Samper Ortega de Literatura Colombiana (1928-1937)». Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes – Portal Editores y Editoriales Iberoamericanos (siglos XIX-XXI) – EDI-RED. Recuperado de: http://www.cervantesvirtual.com/obra/seleccionsamper-ortega-de-literatura-colombiana-1928-1937-semblanza-788529/

Pineda Cupa, M. Á. (2019). La edición de la Selección Samper Ortega de Literatura Colombiana: Bibliotecas, editoriales e imprentas en la década de 1930. Información, Cultura Y Sociedad, (40), 69-92. Recuperado de: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=6963050

Samper Ortega, Daniel. 1937a. Selección Samper Ortega de Literatura Colombiana. Índices. Bogotá: Editorial Minerva S. A.

Panel: «El patrimonio escolar, su conservación y las investigaciones que se realizan en torno a la colección de museo»

Estimados/as colegas y visitantes, en el marco del Proyecto internacional La memoria de las cosas y de las prácticas: la cultura material escolar y la vida cotidiana en la escuela argentina, chilena y colombiana, se va a desarrollar el próximo viernes 20 de agosto, el Panel: «El patrimonio escolar, su conservación y las investigaciones que se realizan en torno a la colección de museo«, a las 3:30 p.m. COL, 4:30 p.m. CL y 5:30 p.m. ARG.

Para unirse al Panel, seguir el siguiente enlace: El patrimonio escolar, su conservación y las investigaciones que se realizan en torno a la colección de museo

 

 

Pieza del mes de agosto de 2021: ‘‘The Visible Man’’

Como pieza del mes, hemos seleccionado el modelo del cuerpo humano ‘The Visible Man’ de la colección de implementos escolares de la enseñanza de la biología y las ciencias naturales, específicamente en la rama de la anatomía humana del Museo Pedagógico Colombiano. Objeto de manufactura industrial, fabricado en plástico a finales de la década de 1950 por la compañía estadounidense ‘Renwal Toy Corporation’ que tenía sede en la villa de Mineola en Long Island, Estado de Nueva York, la cual se dedicaba principalmente a la producción de una amplia gama de juguetes de plástico, no obstante, este modelo a escala humana que exhibimos en el Museo Pedagógico hizo parte de una línea de ejemplares con fines educativos y científicos.

Fundada en 1939 por Irving Lawner, en un principio ‘Renwal Manufacturing Company Inc.’, comenzó sus labores distribuyendo una pequeña línea de artículos para el hogar, como por ejemplo cuchillos de vidrio (material que abandonaron rápidamente y que fue reemplazado por el plástico) al punto que, en la Feria Mundial celebrada en Nueva York en 1939, presentaron un novedoso cuchillo de cocina de plástico y otros utensilios para la cocina y el hogar a las multitudes interesadas, siendo aquello un éxito. Sin embargo, desde los primeros años de la década de 1940, concentraron sus labores a la fabricación de juguetes, los primeros de ellos fueron autos y aviones también en plástico, cambiando así su nombre a ‘Renwal Toy Corporation’; curiosamente el nombre de la empresa proviene del apellido de su fundador, pero escrito al revés (Lawner escrito al contrario es “Renwal”).

Logo de Renwal Mineola, N. Y. (1959). [Imagen]. Tomada de: https://saintstevensthingery.com/mybackpages/1959-renwal-visible-man-800498-barely-used-with-paperwork/

Con el inicio de la Segunda Guerra Mundial, Renwal –al igual que otras compañías creadas en naciones directamente implicadas en este conflicto bélico–, redirigió su trabajo y puso sus instalaciones al servicio de los fines mismos de la guerra, fabricando la segunda arma más secreta de las Fuerzas Aliadas (después de la bomba atómica), dispositivo conocido como “espoleta de proximidad” o mecha de proximidad, mecanismo de encendido que utilizaba un radar para detectar cuándo el objetivo estaba lo suficientemente cerca como para ser dañado por la explosión, el cual se usó en bombas, proyectiles de artillería y minas, encendiendo la mecha en el momento exacto del ataque.

La experiencia de producción y los conocimientos adquiridos durante este periodo llevaron a la mejora de los métodos de producción. Cuando la guerra finalizó, Renwal comenzó a explorar el creciente campo de los plásticos, (que en cuanto a material para la fabricación de juguetes reemplazó a la hojalata), y entre 1945 y 1958 fabricó masivamente juguetes, como por ejemplo, modelos de pequeños aviones que volaron durante la Segunda Guerra Mundial, modelos de otros aviones, y desde principios de 1946 las famosas casas de muñecas –cuyas piezas tenían algunas partes móviles–, que incluyeron una amplia gama de mobiliario a escala (que se vendía por separado y venía en diferentes colores y con diseños estampados). Además, se crearon otros modelos a escala de diferentes tipos de espacios, como habitaciones, guarderías, escuelas, consultorios médicos, hospitales veterinarios, entre otras, que también incluían figuras humanas a escala, como la “típica” familia con un padre, una madre, un hermano, una hermana y un bebé; y varias figuras que representaban profesiones como médicos, veterinarios, enfermeros, mecánicos y policías.

Modelos como nuestra pieza del mes aparecieron en el catálogo de Renwal en 1959, y a inicios de la década de 1960, otros fabricados con moldura transparente igualmente fueron desarrollados, entre estos uno de los productos más exitosos de la compañía, el modelo visible del famoso motor V8 (uno de los motores estadounidenses más potentes del mundo automotriz), y otros enfocados en temáticas científicas. Junto con el Hombre Visible (“The Visible Man”), se lanzaron al mercado la Mujer Visible (“The Visible Woman”), el Motor de Avión Visible (“The Visible Airplane Engine”), el Caballo Visible (“The Visible Horse”), y el Submarino Nuclear de lanzamiento de misiles “Polaris” (“The Polaris-launching Nuclear Sub”. Finalmente, hasta 1976, Renwal, continuó produciendo otros productos, cuando concluyó la producción de juguetes y desapareció del mercado.

Modelos “The Visible Man” y “The Visible Woman” por Renwal. (1960). [Fotografía]. Tomada de: http://web.295.ca/jww6/tw/model/model.htm

 

 

 

 

 

 

 

Caja del modelo “The Visible Man” por Renwal. (1959). [Fotografía]. Tomada de: https://saintstevensthingery.com/mybackpages/1959-renwal-visible-man-800498-barely-used-with-paperwork/



En nuestro caso, “The Visible Man”, fue introducido en el mercado estadounidense como un modelo para la diversión y el aprendizaje en el campo de la biología y la anatomía humana interna, y se trataba de un modelo anatómico a escala 1:5 de un hombre, y en su caja se enunciaba:

EL HOMBRE VISIBLE
Kit de Montaje

LAS MARAVILLAS DEL CUERPO HUMANO REVELADAS!

DE LA PIEL AL ESQUELETO… Ensamble, quite, reemplace todos los órganos!”.

 

 


El juego completo contenía, en compartimentos separados todas las partes del cuerpo humano masculino que el modelo incluyera, un listado de estas, una cartilla de instrucciones con explicaciones sobre cada órgano del cuerpo humano y su funcionamiento, y también una cartilla ilustrada de introducción a la anatomía humana, escrita por autoridades médicas, convirtiéndose el modelo en un verdadero kit didáctico para ser armado e incluso personalizado con pintura (lo que en muchos casos significó todo un reto).

Cartilla de instrucciones sobre el funcionamiento de cada órgano del cuerpo humano y Cartilla ilustrada de introducción a la anatomía humana del modelo “The Visible Man” por Renwal. (1959). [Fotografía]. Tomada de: https://saintstevensthingery.com/mybackpages/1959-renwal-visible-man-800498-barely-used-with-paperwork/

El modelo fue creado por el socio y co-propietario de Renwal, Irving Rosenbloom, kit que logró la patente estadounidense 2,988,823, el 20 de junio de 1961 (la cual a pesar de la venta de la compañía aún está vigente). A partir de este primer modelo, fueron creados otros similares desarrollados posteriormente por otras empresas como Revell a finales de la década de 1970, y Skilcraft a inicios de la década de 1990.

La inspiración para la creación de este modelo anatómico con partes removibles, denominado el “Hombre Visible”, vino de la observación de los modelos de un esqueleto y una réplica de aproximadamente tres metros del cuerpo humano con órganos internos visibles, que se exhibían en el Salón de los Orígenes Humanos en las instalaciones del Museo Americano de Historia Natural de Nueva York, los cuales fueron contemplados en detalle por su inventor. Entonces, retomando dicha experiencia, llevó a la idea a Renwal, y allí el diseñador de la empresa Marcel Jovine la materializó, así se diseñaría, fabricaría y comercializaría una línea completa de kits educativos para pasatiempos enfocados en la ciencia.

Lógicamente el objetivo de las molduras de plástico transparente fue “dejar ver la magia del interior” y mostrar las maravillas que contenía cada modelo, en este caso el del cuerpo humano masculino, y su interior: el sistema óseo completo, el circulatorio, el digestivo, el respiratorio, y todos los órganos vitales del cuerpo, junto con un soporte para instalarlo y exhibirlo. De acuerdo con su creador, el propósito central para el diseño y uso de este modelo invisible era ilustrar y enseñar a los niños cómo funcionaba el cuerpo humano, en este sentido “The Visible Man”, fue una herramienta útil para comprender la estructura, las funciones del organismo, y la vida misma del ser humano.

La anatomía entendida como la ciencia que estudia las estructuras de los organismos y seres vivos, –en este caso específico orientada al ser humano y a la comprensión de la forma, ubicación, disposición y la compleja relación entre sí de todos los órganos que componen el cuerpo–, tuvo un origen paralelo a la anatomía artística (ya que entremezcla ciencia y arte), y abarcó varios periodos de la historia de la humanidad, con vestigios en la Prehistoria, pero al parecer con un mayor acercamiento desde la Antigua Grecia, donde a partir de las primeras disecciones en seres humanos se identificaron y describieron por primera vez algunos de los órganos que componían el cuerpo humano –prácticas de las que también se tiene registro en el Antiguo Egipto, la India, la Antigua Roma y en algunos pueblos indígenas de América–, en este periodo se destacó la figura del médico y filósofo griego Galeno de Pérgamo, quien elaboró un amplio tratado con más de 125 volúmenes, que trataban sobre el estudio anatómico-funcional de varios sistemas del cuerpo humano, estudios que se mantuvieron vigentes (y sin crítica) durante toda la Edad Media.

Ilustración del libro: “De Humani Corporis Fabrica” de Andreas Vesalius, que marcó el renacimiento del interés científico por la anatomía humana (2014). [Imagen]. Tomada de: https://es.wikipedia.org/wiki/Anatomía_humana


Posteriormente en la Edad Moderna, la herencia y “medicina galénica” comenzó a ser cuestionada tras una serie de descubrimientos realizados por Andreas Vesalius, médico del siglo XVI, considerado “El Padre de la Anatomía Moderna”, quién dedicó su vida a la disección de cadáveres para la obtención de conocimientos anatómicos, plasmando su legado en la extensa e influyente obra titulada: “De Humani Corporis Fabrica (Sobre la Estructura del Cuerpo Humano)”, escrita en 1543, y que incluyó más de 300 ilustraciones detalladas de índole anatómico y artístico de majestuosa calidad; hasta finalmente la Edad Contemporánea, cuando la aparición del microscopio, abrió un nuevo mundo para entender lo anatómico, desde una mirada detallada y descriptiva microscópicamente hablando.

 

 

 

 

 

 


La historia de la enseñanza de las ciencias biológicas en Colombia (transversal a ámbitos sociales, políticos y económicos), nos cuenta que, a finales del siglo XIX, las iniciativas para difundirlas no recibían acogida en los círculos científicos de las comunidades religiosas, las cuales administraban la mayoría de las instituciones educativas de la época, y debido al rechazo de la Teoría de la Evolución, se empezaron a generar polémicas en torno al concepto de vida. Además, en nuestro país –creyente de las doctrinas católicas–, todo lo concerniente a la educación había que consultárselo a la Iglesia, institución que se negaba a aceptar los razonamientos científicos, por lo tanto, la enseñanza impartida en este campo se desarrolló a partir de preceptos religiosos, por ese motivo, adaptar al naciente Sistema Educativo Colombiano las teorías sobre la vida, el origen del universo, la evolución del hombre, entre otras, fue complejo.

Por este panorama, la Biología tuvo más auge en los discursos médicos de las primeras décadas del siglo XX con debates en torno a la raza y la preocupación por la higiene de la población, sin embargo, en este siglo, la enseñanza de la historia natural empezó a incluir algunas nociones de Biología en secundaria y en las instituciones de formación de maestros, como por ejemplo, el Instituto Pedagógico Nacional para Señoritas (IPN), donde la enseñanza de las ciencias naturales se concentró en tres secciones: Química orgánica e inorgánica, Física teórica y experimental, y Biología dividida en cursos de Zoología, Botánica y Anatomía.

De esta manera, en relación con la historia de la enseñanza de la biología en el contexto colombiano, es importante precisar que, en lo referido al estudio de la anatomía humana, este tipo de modelos fueron de mayor utilidad para la enseñanza de la medicina y la formación de las destrezas que debían adquirir los profesionales de la salud, cuyo estudio implica una comprensión detallada y global del cuerpo humano; pero desde una perspectiva escolar y teniendo en cuenta que la relevancia de la biología como ciencia, se establece con base en la formación que nos da para conocer aspectos y fenómenos relacionados con la vida y la naturaleza, destacamos la historia de este tipo de objetos, en función de que permitía acercarnos al entendimiento del funcionamiento de nuestro organismo, y por supuesto, revelar la complejidad que significa la conexión de cada sistema corporal para el desarrollo de la vida humana, y asombrarnos –conscientemente– ante ella, modelos como “El Hombre Visible” y otros de sus especie, nos ayudaron a conocer nuestro cuerpo y entender lo que somos como seres humanos.

Para conocer el modelo humano a escala ‘The Visible Man’, otros objetos de la historia y la práctica pedagógica, y los archivos pertenecientes a los fondos documentales que salvaguardamos y exhibimos en el Museo Pedagógico Colombiano, convocamos a la comunidad de la Universidad Pedagógica Nacional, estudiantes, egresados, investigadores, docentes, administrativos y miembros externos de la comunidad académica, colectivos pedagógicos y a todas las personas interesadas en conocernos, apoyarnos y difundir nuestras labores, a visitarnos de lunes a viernes entre 8:00 a.m. y 4:00 p.m. en las nuevas instalaciones del Museo ubicadas en Bogotá en la calle 72 N.º 11 – 86 (Edificio ‘E’) en el Centro Cultural ‘Paulo Freire’ de la Universidad Pedagógica Nacional.

Igualmente los invitamos a seguirnos en nuestras redes sociales https://www.facebook.com/museopedagogicocolombiano/ y a explorar nuestra página web http://museopedagogico.pedagogica.edu.co/ para visualizar y compartir nuestros contenidos.

 

Palabras clave: The Visible Man; Renwal, Anatomía Humana; Biología; Plástico; Juguetes; Pedagogía; Enseñanza; Historia de la Educación; Medicina; Museo Pedagógico Colombiano.

 

Referencias

Catálogo general del Museo Pedagógico Colombiano. (2017). Sin publicar

Hopkins, M., (2014). Renwal Doll House Furniture (February Program). Fecha de consulta: 2 Ago. 2021. Desde: http://bhamdollclub.blogspot.com/2014/02/renwal-doll-house-furniture-february.html  

Collectorsquests.com. (2020). From Secret Weapons to Dollhouse Furniture: Early Renwal History | Collectors Quests. Fecha de consulta: 2 Ago. 2021. Desde: https://collectorsquests.com/from-secret-weapons-to-dollhouse-furniture-early-renwal-history/

Hemmings.com. (2012). The Visible V-8. Fecha de consulta: 2 Ago. 2021. Desde: https://www.hemmings.com/stories/article/the-visible-v-8

Web.295.ca. (2004). Visible Man and Visible Woman Model Kits. Fecha de consulta: 3 Ago. 2021. Desde: http://web.295.ca/jww6/tw/model/model.htm

Everything I know about life I learned from model aeroplanes. (2020). The Renwal Visible Man. Fecha de consulta: 4 Ago. 2021. Desde: https://wisemodeller.co.uk/renwal-visible-man

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Scalemodelnews.com. (2014). Renwal Classic ‘Visible Man’ Kit: Invisible Secrets Revealed. Fecha de consulta: 5 Ago. 2021. Desde: https://www.scalemodelnews.com/2014/03/renwal-classic-visible-man-kit.html

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Anatomía humana. (2021, 16 junio).  Wikipedia, La enciclopedia libre. Fecha de consulta: 6 Ago. 2021. Desde: https://es.wikipedia.org/wiki/Anatomía_humana  

Pantoja Agreda, C. (2018). La Enseñanza de la Biología en Colombia 19602000 | Revista Historia de la Educación Colombiana. Revistas.udenar.edu.co. Fecha de consulta: 9 Ago. 2021. Desde: https://revistas.udenar.edu.co/index.php/rhec/article/download/4490/5517?inline=1

Suárez-Escudero, J., Posada-Jurado, M., Bedoya-Muñoz, L., Urbina-Sánchez, A., Ferreira Morales, J. and Bohórquez-Gutiérrez, C. (2020). Enseñar y aprender anatomía. Modelos pedagógicos, historia, presente y tendencias. Acta Médica Colombiana, 45(4). Fecha de consulta: 9 Ago. 2021. Desde: http://www.actamedicacolombiana.com/ojs/index.php/actamed/article/view/1898

Lemire, M. (Traducción Hinke, Nina). (1993). La representación del cuerpo humano: modelos anatómicos de cera. Ciencias, núm. 32, octubre-diciembre, pp. 58-69. Fecha de consulta: 9 Ago. 2021. Desde: https://www.revistacienciasunam.com/es/182-revistas/revista-ciencias-32/1707-la-representación-del-cuerpo-humano-modelos-anatómicos-de-cera.html

Pieza del mes de julio de 2021: ‘‘Cartilla Charry’’

Como pieza del mes, hemos seleccionado el texto “Enseñanza Simultánea de Lectura y Escritura”, más conocida como ‘Cartilla Charry’ de la colección de Manuales Escolares que pertenece al Fondo Documental del Museo Pedagógico Colombiano. La cual, además de ser un importante texto escolar para la historia de la enseñanza y los procesos de escolarización de nuestro país, fue una herramienta cuyo objetivo fue avanzar respecto a los métodos tradicionales utilizados en la época, convirtiéndose en otro símbolo nacional de trascendencia para la historia de la educación del país que utilizó las palabras comunes como base de conocimiento. Desde finales de la década de 1910, fue el texto de lectura y aprendizaje de buena escritura con la que aprendieron a leer y escribir más de tres generaciones de colombianos en todas las escuelas del país.

Para recordar, desde el siglo XIX las primeras escuelas públicas y las ramas que orientaban las mismas, habían institucionalizado, –a partir de temas católicos y morales, que lentamente incluyeron temas científicos como parte del reconocimiento de la realidad del estudiante–, los ejercicios de la lectura y la escritura, como dos procesos básicos y esenciales para la instrucción académica y la formación del carácter de cualquier ciudadano. Se establecía entonces, que educar era civilizar, y el correcto desarrollo de competenticas en estas habilidades, era muestra de la organización mental y la actitud social para el cumplimiento de los deberes que la sociedad exigía. En tal sentido, la esencia enunciada por la Cartilla Charry estaba en la aspiración de instruir, enseñar, reglar, normalizar y elevar las condiciones de los sujetos enseñados; por lo tanto, en el saber de la lectura y la escritura como materia de enseñanza, también estaban las “bases necesarias para la vida”.

Aunque ambos procesos, han estado presentes en diferentes periodos y contextos históricos y culturales de la humanidad; solo es entre la segunda mitad del siglo XIX y el XX, cuando gradualmente estos saberes y distintos procesos de formación, se volvieron accesibles para un mayor grupo de personas en nuestro país, y por ejemplo, la creación de materiales como manuales, textos escolares y cartillas de primeras letras, silabarios y catón, como la Cartilla Charry, influyeron en el proceso de consolidación de la lectura y la escritura como conocimientos de alcance colectivo.

Justo Víctor Charry [Fotografía]. Tomada de: http://www.journals.academiahuilensedehistoria.org/index.php/rahh/article/view/90/89

Su autor Justo Víctor Charry Charry, nacido en 1863 en el municipio de Villavieja (Huila), fue un destacado docente y director de escuela con formación pedagógica en La Normal Estatal de Institutores del Tolima con sede en Neiva –fundada por la primer Misión Pedagógica Alemana (1872–1878)–, quien, gracias a su inquietud por innovar los métodos de enseñanza de las primeras letras en las escuelas, obtuvo en 1917 el primer premio nacional por su cartilla, en una exposición organizada por la Academia Colombiana de Historia; y posteriormente la obra, ocupó el primer puesto en un proceso de selección –propuesto en 1917 por el Primer Congreso Pedagógico Nacional– para la elección de una cartilla de lectura y escritura de uso masivo en todo el país, el cual se realizó en 1918 por el Ministerio de Instrucción Pública –hoy Ministerio de Educación Nacional–.

Cartilla Charry, Enseñanza simultánea de Lectura y escritura, Libro – 2°. (ca. 1940). [Imagen]. Tomada de: https://www.banrepcultural.org/noticias/100-anos-de-la-cartilla-charry
Cartilla Charry, Enseñanza simultánea de Lectura y escritura, Libro – 2°. (ca. 1940). [Imagen]. Tomada de: https://www.banrepcultural.org/noticias/100-anos-de-la-cartilla-charry


Tal como consta en la contraportada, la cartilla y la formación de Justo V. Charry, seguía el sistema Pestalozziano, que se aplicó en un momento de la historia del país conocido como el “Olimpo Radical”, que en materia educativa tuvo el propósito de cambiar la enseñanza de modelo ‘memorístico tradicional’ por uno donde los pensamientos, el entendimiento del mundo y la observación y exploración del contexto estuvieran por encima de la memoria, lo cual favorecía el método intuitivo y sensorial propuesto por el pedagogo suizo Johann Heinrich Pestalozzi, que se adoptó en nuestro país en aquella época, según este último:

“La vida es la que educa; (…) La fuente de toda nuestra enseñanza se halla en la observación”. (Piaton, 1989, p. 5).

 

 

 

 

Cartilla Charry, Enseñanza simultánea de Lectura y escritura, Libro – 1°. (ca. 1918). [Imagen]. Tomada de: https://fernandovasquezrodriguez.com/wp-content/uploads/2012/09/portafolio-cinco1.pdf

En relación con su contenido y valor educativo, su autor quiso poner en práctica, la enseñanza a partir una palabra normal, es decir una palabra común y corriente, por lo tanto, la aplicación de este método en nuestro país significó toda una “vanguardia” pedagógica en la enseñanza simultanea de la lectura y la escritura a través de las ‘palabras normales’, que fueron la principal característica de la obra. Para la presentación de las letras, a partir del uso de estas palabras, la cartilla, tomó como punto de partida las vocales y luego, cada una de las consonantes acompañadas de una palabra y su ilustración gráfica, destacando visualmente con colores llamativos la letra objeto del aprendizaje.
En este sentido, la cartilla tuvo una intencionalidad estética por el número de grabados por cada lección (que superaba a cartillas anteriores), la cual marcó una nueva época en términos de imagen para la infancia, que, además, visibilizó a niños y niñas desde nuevos roles según los entornos educativos y también mostrando una sociedad en acción; los diseños de las ilustraciones de la cartilla establecían relaciones más complejas que evidenciaban una correspondencia frente al conocimiento con escenas de salones de clase, para el caso, muchas de estas hacían hincapié en los contextos más que en las lecciones mismas, para así familiarizar al niño con su alrededor.

Cartilla Charry, Enseñanza simultánea de Lectura y escritura, Libro – 1°. (ca. 1918). [Imagen]. Tomada de: https://fernandovasquezrodriguez.com/wp-content/uploads/2012/09/portafolio-cinco1.pdf

De acuerdo con investigadores de la historia de la educación en Colombia como Javier Sáenz, Óscar Saldarriaga y Armado Ospina, posteriormente se presentaba la combinación de la letra con cada una de las vocales y luego palabras en las que se usaba la letra de la lección específica, y finalmente otras palabras de uso común que incluyeran las consonantes de la primera palabra. El procedimiento indicado en la cartilla se realizaba combinando la pronunciación y la escritura, y los ejercicios de lectura y escritura estaban determinados por la complejidad de las sílabas que componían las palabras.

Según el análisis anterior, la cartilla retomó parte del método silábico, sin embargo, junto con las ilustraciones se conjugaban palabras, frases, e ideas que comenzaban a inferir relaciones con el papel y el deber de los infantes, y su cotidianidad.

En este marco el texto, propuso un método innovador, que dio un salto de la tradicional lectura silábica hacía uno que reunió varios elementos, como, el sistema ecléctico –de aprendizaje más rápido– basado en la comprensión integral de historias (representadas con su respectiva imagen), que usaban un lenguaje cuidadoso, y se apoyaban visualmente en ilustraciones que tenían fines didácticos para ejemplificar los párrafos y cuentos cortos, y en el uso de la tradicional letra manuscrita en cursiva (según el método Palmer de caligrafía) utilizada en las escuelas de la época. Lo que permitía a los estudiantes progresar en sus procesos de comprensión y escritura.

Cartilla Charry, Enseñanza simultánea de Lectura y escritura, Libro – 2°. (ca. 1940). Pág. 1–12 (2021). [Imagen]. Tomado de: http://www.idep.edu.co/wp_centrovirtual/wp-content/uploads/2015/12/1918%20-%20Cartilla%20Charry%20Libro%202.pdf

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Respecto a la realidad política, a inicios del siglo XX, el comienzo de la ‘Hegemonía Conservadora’ y su proyecto educativo centrado en las normas morales para formar buenos ciudadanos en derechos y patriotas, a través de la búsqueda de una identidad nacional, tuvo como intención unificar y moralizar; y  con la introducción de las ciencias naturales y experimentales, se planteó también el debate sobre el método de enseñanza de la lectura; polémica pedagógica centrada por el contraste entre el método del deletreo, el método fónico y el método silábico, frente a este panorama surgió en 1917 la cartilla del profesor Charry, como un texto que posibilitó superar las limitaciones de los métodos considerados “tradicionales”, y que por su método innovador y extensa vigencia en la memoria educativa del país se constituyó como modelo para las cartillas de enseñanza de la lectura y escritura hasta nuestros días.

A pesar del impacto de la cartilla, su distribución se realizó de manera muy precaria, entonces, su autor cedió los derechos de reproducción al Estado para imprimir 35 mil ejemplares en 1919, que dos años después lograría una distribución mayor, esta vez por 800 mil ejemplares en todas las escuelas del país. Antes de fallecer en 1946, a la edad de 85 años, le hizo prometer a su hija Cecilia Charry Lara que continuara trabajando por la difusión de la obra. Ella también se dedicó profesionalmente a la docencia y su formación la recibió en el Instituto Pedagógico Nacional para Señoritas –IPN–, donde además aprendió ortografía con el método de memoria visual de la mano de Franzisca Radke (pedagoga alemana que lideró la segunda Misión Pedagógica de este país en Colombia, y también primera directora del IPN).

Fiel a su promesa, la cartilla fue actualizada, y como el concepto de la enseñanza había cambiado fue necesario renovar el sistema de sílabas separadas (silabeo), y hacer que los estudiantes repitieran las palabras completas para facilitar la lectura de corrido. Además de actualizar algunas palabras del texto original, tuvo que reformar los textos de la cartilla, conservando su estructura pedagógica esencial. Finalmente se editaron tres tomos, el primero en 1918 para aprender a leer y escribir con ejercicios para la escritura y la buena letra; el segundo aproximadamente en los años cuarenta, para aprender lectura comprensiva; y el tercero, en los años setenta, como una reedición del segundo tomo, reformada y actualizada bajo el título de “Nueva Cartilla Charry”, suscrita al método ideo-visual o global. Cecilia Charry mantuvo vigente la popular cartilla de su padre hasta 1982, cuando dejó de ser editada.

Este año, se cumplen 103 años de haberse expedido la resolución 190 del 10 de julio de 1918 del Ministerio de Instrucción Pública, que adoptó como texto de lectura y escritura simultáneo para todas las escuelas del país, la Cartilla Charry, de autoría del huilense Justo V. Charry, obra de carrera extensa y una de las publicaciones más usadas para la enseñanza de la lectura, que en sus páginas brindó la evolución del proceso de lectura y escritura desde las reglas básicas para dirigir por parte del maestro las ideas más elementales como objetos, animales y frases sencillas, hasta narraciones cada vez más extensas y complejas. Por tal razón, dentro de los libros infaltables en la escuela de la segunda década del siglo XX, se encontraba la Cartilla Charry, en compañía de otros, como el Catecismo del padre Astete, la Historia Sagrada, la Historia Patria, la Alegría de Leer y el periódico El Campesino.

Tan importante fue la cartilla, que colegas, referentes y estudiosos de la pedagogía, la han destacado de diferentes formas, por ejemplo, el Doctor en Educación y Sociedad, Fernando Vásquez Rodríguez, narraba lo siguiente:

“Guardo, como una joya, mi cartilla “Charry”. Si está así de maltratada es porque me ha acompañado por más de 50 años. En este texto mi padre y mi madre me enseñaron a leer, allá, en la casa de “La Laguna”. Lo hacían por las tardes. Mi papá era el maestro severo que me enseñaba y me tomaba las lecciones, y mi mamá la tutora de esas primeras tareas. Recuerdo que me gustaban las imágenes, especialmente el indio, la iglesia, el águila, el mico tití, la zorra y el león. Tal vez por lo cercano al ambiente de la vereda donde me crie me aprendí rápido aquella frase de “la mula va al molino”. Y se me quedó grabada para siempre otra frase: “quiero que me diga, el gato come queso?”
(Vásquez, 2012).

Además, su método de enseñanza fue tan efectivo, que, en 1928, cuando su autor tenía 65 años, demostró que en 39 horas un grupo de adultos podía aprender a leer y escribir. Experiencia que quedó consignada en un Acta del 10 de marzo de 1938, firmada por el alcalde de Bogotá de aquel entonces, Gustavo Santos.

Destacamos el legado de este emblema de la literatura educativa colombiana, no solo como un instrumento para la transmisión de saberes y la enseñanza elemental durante tres décadas del siglo XX, y un medio para la formación de valores, a través del amor a la escuela, a la religión, a la patria y a las buenas costumbres; sino también como un testimonio de recordación para la memoria colectiva de nuestro país, ya que muchos colombianos mayores de 40 años recuerdan con nostalgia las primeras letras que leyeron y escribieron en su Cartilla Charry.

Para conocer y consultar la Cartilla Charry, otros textos, manuales escolares, cartillas de alfabetización y demás archivos pertenecientes al fondo documental; y también los objetos de la historia y la práctica pedagógica que exhibimos en el Museo Pedagógico Colombiano, convocamos a la comunidad de la Universidad Pedagógica Nacional, estudiantes, egresados, investigadores, docentes, administrativos y miembros externos de la comunidad académica, colectivos pedagógicos y a todas las personas interesadas en conocernos, apoyarnos y difundir nuestras labores, a visitarnos de lunes a viernes entre 8:00 a.m. y 4:00 p.m. en las nuevas instalaciones del Museo ubicadas en Bogotá en la calle 72 N.º 11 – 86 (Edificio ‘E’) en el Centro Cultural ‘Paulo Freire’ de la Universidad Pedagógica Nacional.

Igualmente los invitamos a seguirnos en nuestras redes sociales https://www.facebook.com/museopedagogicocolombiano/ y a explorar nuestra página web http://museopedagogico.pedagogica.edu.co/ para visualizar y compartir nuestros contenidos.

 

Palabras clave: Cartilla Charry; Lectura; Escritura; Textos Escolares; Manual Escolar; Pedagogía; Historia de la Educación; Maestros; Museo Pedagógico Colombiano.

 

Referencias

Ocampo, D. (2016). Mirada Construida: las Imágenes de las Cartillas Educativas de la República Liberal. Fecha de consulta: 13 Jul. 2021. Desde: https://expeditiorepositorio.utadeo.edu.co/bitstream/handle/20.500.12010/1772/T029.pdf?sequence=1&isAllowed=y

Umaña, A. (2017). La Formación en Derechos a través del texto en la Escuela Colombiana 19171930: caso la Cartilla de Lectura Charry. Fecha de consulta: 13 Jul. 2021. Desde: https://repository.udistrital.edu.co/bitstream/handle/11349/7424/UmañaGómezAndreaEstefania2017.pdf?sequence=1&isAllowed=y

García Vera, N., & Rojas Prieto, S. (2015). La enseñanza de la lectura en Colombia: Enfoques pedagógicos, métodos, políticas y textos escolares en las tres últimas décadas del siglo XXPedagogía Y Saberes1(70), 43-60. Fecha de consulta: 14 Jul. 2021. Desde: https://revistas.pedagogica.edu.co/index.php/PYS/article/view/3685/3304

Ramírez Bahamón, J. (2018). Justo Víctor Charry Charry: cien años de una cartilla inolvidable. Fecha de consulta: 9 Jul. 2021. Desde: http://www.journals.academiahuilensedehistoria.org/index.php/rahh/article/view/90/89

fernandovasquezrodriguez.com. (2012). Portafolio cinco: “Mi cartilla Charry”. Fecha de consulta: 12 Jul. 2021. Desde: https://fernandovasquezrodriguez.com/wp-content/uploads/2012/09/portafolio-cinco1.pdf

pensandolaescuela.wordpress.com. (2015). Coquito, Paco, Nacho y Charry – los eternos maestros de la lectura y escritura, que brindan una alegría de leer. Fecha de consulta: 13 Jul. 2021. Desde: https://pensandolaescuela.wordpress.com/2015/09/20/coquito-paco-nacho-y-charry-los-eternos-maestros-de-la-lectura-y-escritura-que-brindan-una-alegria-de-leer/

Sáenz, J., Saldarriaga, O. y Ospina, A. (1997). Mirar la infancia. pedagogía, moral y modernidad en Colombia, 1903–1946. Medellín: Ediciones Foro Nacional por Colombia, Ediciones Uniandes, Editorial Universidad de Antioquia.

1940, Cartilla Charry, Libro – 2o. (2020). Fecha de consulta: 9 Jul. 2021. Desde: https://issuu.com/aniquilo/docs/1918_-_cartilla_charry_libro_2

archivobogota.secretariageneral.gov.co. (2021). Cuatro cartillas, que por generaciones, motivaron y enseñaron a leer en el siglo XX | Archivo de Bogotá. Fecha de consulta: 9 Jul. 2021. Desde: http://archivobogota.secretariageneral.gov.co/noticias/cuatro-cartillas-generaciones-motivaron-y-enseñaron-leer-siglo-xx

banrepcultural.org. (2018). 100 años de la Cartilla Charry. Fecha de consulta: 12 Jul. 2021. Desde: https://www.banrepcultural.org/noticias/100-anos-de-la-cartilla-charry

eltiempo.com. (2000). Mi Mamá Me… Fecha de consulta: 12 Jul. 2021. Desde: https://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-1288347

III Seminario de Educación Patrimonial en la Escuela

Estimados/as colegas y visitantes, la Fundación SM, la Asociación Hispania Nostra, la Fundación San Millán de la Cogolla y la Fundación Obra Pía de los Pizarro, convocan el III Seminario de Educación Patrimonial en la Escuela, que tendrá formato virtual, debido al COVID19, y se celebrará los próximos 29 y 30 de septiembre de 2021.

Expertos del ámbito de la educación y del patrimonio cultural desgranarán cómo diseñar proyectos de educación patrimonial de carácter interdisciplinar que se adapten a las necesidades del sistema educativo, y que potencien un mejor conocimiento y comprensión de nuestro patrimonio cultural entre los más jóvenes.

Está destinado a profesores de Educación Primaria, ESO y Bachillerato, aunque está abierto a todas las personas interesadas en la Educación patrimonial. La inscripción es gratuita y ya está abierta en este enlace https://www.hispanianostra.org/iii-seminario-de-educacion-patrimonial-en-la-escuela/

Adjuntamos el programa del III Seminario, e invitamos también a que hagan extensiva esta invitación a quienes consideren puedan estar interesados.

Programa III Seminario

El giro colaborativo en el museo: sobre deseos, promesas, preguntas, mediaciones y el reparto de autoridad

Estimados/as visitantes, les compartimos el artículo: «El giro colaborativo en el museo: sobre deseos, promesas, preguntas, mediaciones y el reparto de autoridad» publicado en la Revista Cuadernos CEOM (Revista del Centro de Memoria del Oeste de Santa Catarina, Brasil), v. 34 n. 54 (2021): Políticas y prácticas educativas en los museos iberoamericanos.

El cual reflexiona sobre el trabajo de los últimos diez años del Museo de las Escuelas ubicado en Buenos Aires, Argentina, a partir de la recepción del premio Iberoamericano de Educación y Museos en 2010.

En el siguiente enlace pueden consultar el artículo completo:
El giro colaborativo en el museo

Libro: El Patrimonio Histórico Educativo: memorias de ayer y reflexiones de hoy

El libro nace con motivo de la aparición del número 25 de la Revista Cabas y recopila las reflexiones y opiniones personales, de especialistas que han colaborado con Cabás a través de diferentes temáticas, para también, valorar las contribuciones que se han venido haciendo durante años en relación con la difusión del conocimiento ligado al estudio del patrimonio histórico educativo acerca del nacimiento y posterior desarrollo de las investigaciones en sus respectivas áreas y sobre el papel desempeñado por Cabás en su difusión.

La obra contó con la participación de varios autores/as, estudiosos del patrimonio histórico educativo y/o vinculados al mismo desde diferentes perspectivas; y al hilo de la publicación del número 25 de Cabás, la dirección de la misma ha querido hacer una parada de reflexión sobre los distintos temas tratados en la revista desde sus inicios.

Consultar:
El Patrimonio Histórico Educativo: memorias de ayer y reflexiones de hoy