Pieza del mes de septiembre de 2024: Vida, obra y aportes al pensamiento pedagógico colombiano del siglo XX: Martín Restrepo Mejía.

El presente mes el Museo Pedagógico Colombiano destacará como pieza del mes la memoria con relación a la vida, obra pedagógica y legado conceptual del maestro y pedagogo Martín Restrepo Mejía, quien nació el 2 de noviembre de 1861 en Medellín en el seno de una familia antioqueña y al parecer falleció en Cali a mediados de los años treinta del siglo XX cuando tenía un poco más de 70 años. Desde muy joven migró junto con su familia de un lugar a otro sin rumbo fijo. Particularidades de su origen social incidirían en que se refugiara profundamente en la religiosidad, por tal motivo al tiempo que desarrolló su trabajo académico, lograría el reconocimiento de misiones religiosas de la iglesia católica cercanas con el sector político conservador del país, especialmente, quienes lideraron el periodo de la Regeneración entre 1878–1898.

Eventualidades de la vida lo llevaron a ocupar un cargo como profesor de párvulos en el año de 1876, pero en el mismo año se agudizó la disputa político-militar por la formación espiritual de la población colombiana denominada la “guerra de escuelas”, un conflicto entre liberales y conservadores que tuvo como detonante la separación de la escuela con la iglesia, condición que los conservadores no aceptarían ya que, creían profundamente que la enseñanza debía estar guiada por los principios de la doctrina cristiana.

De acuerdo con Oviedo: “El radicalismo liberal sustituyó en 1872 la educación religiosa, heredada de España, por la pedagogía pestalozziana. El conservatismo reaccionó para restablecer la espiritualidad del alma y la educación escolástica regentada por la Iglesia. Las ideas políticas sobre la mente humana fueron un lema de batalla y la educación su escenario bélico.”

Restrepo se caracterizó por una profunda dedicación e interés con los procesos y la práctica pedagógica, la didáctica y la maestranza escolar; ser maestro y reflexionar por el proceso de formación de educadores, fueron sus compromisos de vida. Por este motivo en 1878 se dirigió al municipio de Buga para fundar una pequeña escuela para posteriormente trasladarse a Cali y en 1885 comenzó a dirigir el Colegio de Jesús junto con su hermano Luis.

Considerado uno de los pioneros de la pedagogía en Colombia, Martín Restrepo Mejía elaboró varios manuales para aplicar en la escuela, guiado por el método propuesto por E. Pestalozzi (1746–1827) quién entendió al niño relacionado directa y libremente con su entorno, según las pautas del educador suizo, la educación del niño está ligada a la experiencia y debía ser concebido: “bajo un sano sistema pedagógico en el que la cruz de la civilización moderna debía sopesarse con la eficacia de la pedagogía cristiana”.

Restrepo Mejía, M.; Restrepo Mejía, L. (1905). Elementos de Pedagogía. [Imagen]. Notas para la configuración histórica de la pedagogía de párvulos en Colombia: aportes desde Martín Restrepo Mejía, 1888-1930.

Así, la pedagogía propuesta por Restrepo Mejía se fundamentó en la doctrina religiosa, pues, la consideraba un verdadero sistema de educación, y una escuela moderna no podía desconocer el conjunto de principios y leyes de los lineamientos cristianos, ya que, en términos prácticos, la religión era la base fundamental para construir sujetos con capacidades y desarrollar continuamente la especie, el individuo y sus aptitudes.

En 1888 en el marco de los resultados de un concurso para los maestros del país propuesto por el Ministerio de Instrucción Pública, Restrepo y su hermano fueron ganadores por el libro titulado: “Elementos de pedagogía”. A finales del siglo XIX se considerada su obra cumbre y se consolidó como el manual principal para la formación de maestros en las escuelas normalistas y anexas del país.

Posteriormente, entre 1892 y 1898 fue maestro de filosofía en la Universidad del Cauca; también fue Inspector General de Instrucción Pública del departamento del Cauca; y, por último, se le designó como rector de la Universidad del Cauca, alternando sus actividades directivas con la enseñanza, al desempeñarse como profesor de castellano en la Escuela Normal de Institutoras de Popayán, esta experiencia llevó a Restrepo a pensar la manera de enseñar lengua castellana y la forma e instruir a los nuevos educadores. Además, aplicó directamente algunos manuales y escritos que había redactado; durante esta etapa, en 1893, ajustó y publicó la segunda edición de Elementos de Pedagogía, texto presentado para la formación de maestros en las escuelas normales.

Restrepo Mejía, M. (1894). Gramática de la lengua española. [Imagen]. https://www.rae.es/archivo-digital/gramatica-de-la-lengua-castellana-1#page/7/mode/2up

Posteriormente, en 1894 publicó “Gramática de la lengua española”, donde abordó los fundamentos de nuestra lengua, obra que se enfocó en la instrucción de los jóvenes estudiantes de colegios y los métodos adecuados para la aplicación práctica de la gramática castellana.

En 1907, se trasladó a Bogotá para dar conocer tres obras que había escrito producto de su reflexión y práctica pedagógica de años anteriores, ellos fueron: “Aritmética para las escuelas”, “Geografía Universal” e “Historia sagrada y eclesiástica en sus relaciones con la historia universal”.

El primero, se basó en iniciativas de carácter intuitivo, inductivo y deductivo, para hacer sencillo el aprendizaje y transmitir los conocimientos matemáticos al estudiante. En el segundo texto, recopiló datos descriptivos sobre geografía que todo niño debía conocer de memoria, la obra se dividió en tres secciones: la primera contenía, nociones fundamentales de geografía; la segunda, tenía noticias de diferentes países del mundo, que permitían ampliar la información de la primera sección; y en la última, el maestro encontraba datos numéricos y estadísticos. En el último texto, dio a conocer diferentes acontecimientos religiosos en relación con la historia de la humanidad, desde el nacimiento de Cristo y hasta inicios del siglo XX en Colombia.

Restrepo Mejía, M. (1914). Pedagogía doméstica. [Imagen]. Notas para la configuración histórica de la pedagogía de párvulos en Colombia: aportes desde Martín Restrepo Mejía, 1888-1930.

En 1912 fundó en Bogotá una Escuela que llevaba su nombre; y en 1922 migró a la ciudad de Tunja para dirigir el Colegio de Boyacá. Sobre este periodo se destaca la obra “Pedagogía doméstica” de 1914, que se ubicaba en el discurso higienista de la época, puesto que, pretendía incidir en la formación y condición moral de obreros, campesinos y pobladores humildes.

A nivel intelectual se destaca su admisión a la Academia Colombiana de la Lengua en 1915, un año después representó al país ante la Unión Intelectual Latinoamericana, miembro de la junta organizadora del Primer Congreso Pedagógico Nacional (1917), allí participó en calidad de representante del profesorado de su colegio privado y como lector y evaluador de los trabajos que se presentaron para las secciones de enseñanza primaria y profesional. También, fue Editor y director durante 1914 y 1915 del periódico semanal infantil La Niñez.” Martínez Velasco, M. A. (2021).

Restrepo Mejía, M. (1909). Geografía de las Escuelas. [Imagen]. Fuente Colección Bibliográfica Museo Pedagógico Colombiano.

Una de las obras de Restrepo Mejía con que cuenta la colección bibliográfica del Museo Pedagógico Colombiano, es la segunda edición del texto “Geografía de las escuelas” publicado en 1909, esta contiene en la primera parte lecciones de geografía astronómica que describen el sistema solar; el movimiento del planeta Tierra sus movimientos y relaciones con los demás cuerpos celestes; la luna, entre otras. Posteriormente, abarca diferentes lecciones de geografía física, que describen los aspectos físicos de la superficie del planeta; los continentes, su topografía e hidrología; el clima y la temperatura; los reinos de la naturaleza, entre otros temas. Luego, incluye lecciones de geografía descriptiva, donde caracteriza los seres humanos, los pueblos, las comunidades; también describe distintos fenómenos sociales, religiosos, lingüísticos, etc. Y, por último, a través de un relato detallado del territorio nacional, aborda diferentes accidentes geográficos de Colombia, como su localización, su división natural, su orografía, sus numerosos cuerpos acuáticos; su diversidad etnográfica; varias nociones históricas en relación con la exploración, descubrimiento y fundación de las ciudades colombianas desde la época de la colonización; para finalizar con una breve descripción de la división política del país a inicios del siglo XX.

La obra teórica de Martín Restrepo Mejía se considera una de las primeros cimientos para la constitución del Campo intelectual de la pedagogía en Colombia, que también se relaciona con una serie de acontecimientos a tener en cuenta: el Decreto Orgánico de Instrucción Pública de 1870 (también conocida como la Reforma educativa liberal del siglo XIX, que posteriormente contrató la primera misión pedagógica alemana); el Plan Zerda de 1893 (en el contexto de La Regeneración), la primera Ley Orgánica de Educación conocida como la Ley 39 de 1903; la realización del Primer Congreso Pedagógico Nacional de 1917; la fundación de la Escuela Normal Superior de Colombia, los Institutos Pedagógicos Nacionales femenino y masculino de Bogotá y Tunja; y la consolidación de las Facultades de Educación a mediados del siglo XX.

Para concluir, de acuerdo con Jiménez Becerra: “Al abordar en retrospectiva la vida y obra de Martín Restrepo Mejía, debemos reconocer que, a pesar de su adscripción al partido conservador y su relación con la Iglesia Católica, fue un maestro e intelectual de la educación que modernizó el pensamiento pedagógico colombiano desde finales del siglo XIX y, por lo menos, hasta 1920. Su incidencia en la pedagogía colombiana es insoslayable ya sea en lo que respecta a la manera como asume la reflexión científica de la educación, ya sea por su concepción de infancia y de maestro, ya sea por su incidencia en las Escuelas Normales en las que se formaron los maestros de la época en mención.

Para consultar algunos textos publicados por Martín Restrepo Mejía, otros manuales escolares en relación con el campo intelectual de la educación y la pedagogía; diferentes objetos e implementos escolares de la historia, memoria escolar, y la práctica educativa y pedagógica; la colección de juegos y juguetes; y los archivos pertenecientes a los fondos documentales y bibliográficos que salvaguardamos y exhibimos en el Museo Pedagógico Colombiano. Convocamos a la comunidad de la Universidad Pedagógica Nacional, estudiantes, egresados, investigadores, docentes, administrativos y miembros externos de la comunidad académica, colectivos pedagógicos y a todas las personas interesadas en conocernos, apoyarnos y difundir nuestras labores, a visitarnos de lunes a viernes entre 8:00 a.m. y 5:00 p.m. en las instalaciones del Museo ubicadas en Bogotá en la calle 72 N.º 11 – 86 (Edificio ‘E’) en el Centro Cultural ‘Paulo Freire’ de la Universidad Pedagógica Nacional.

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Palabras Clave: Martín Restrepo Mejía; Campo Intelectual de la Pedagogía; Escuelas Normales; Formación de Maestros en Colombia; Instrucción Pública; Lengua Castellana; Aritmética; Geografía; Pestalozzi; Museo Pedagógico Colombiano.

 

Autoría: Erika Liliana Guerra Forero – Estudiante de la Licenciatura en Educación Básica con énfasis en Ciencias Sociales.
Revisión y corrección de estilo:  Museo Pedagógico Colombiano.

 

Bibliografía:

Jiménez Becerra, A. (2017). Pensamiento pedagógico colombiano: Martín Restrepo Mejía. Una mirada a sus conceptos de pedagogía, infancia, maestro y escuela. Revista Historia de la Educación Latinoamericana, Vol. 19 No. 29. http://www.scielo.org.co/pdf/rhel/v19n29/0122-7238-rhel-19-29-00245.pdf

Méndez, M. (2016). Martín Restrepo Mejía pensador del regeneracionismo en Colombia. (Tesis inédita de maestría en educación). Universidad Pedagógica Nacional, Bogotá. https://repository.pedagogica.edu.co/handle/20.500.12209/1065

Martínez Velasco, M. A. (2021). Notas para la configuración histórica de la pedagogía de párvulos en Colombia: aportes desde Martín Restrepo Mejía, 1888-1930. Espacio, Tiempo y Educación, 8(1), pp. 9-30. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=7963938

Oviedo, L. G., (2014). La guerra de las escuelas y la psicología: Colombia 1876. Universitas Psychologica, 13(5), 2003–2013. https://revistas.javeriana.edu.co/index.php/revPsycho/article/view/7142

Pieza del mes de julio de 2024: La enseñanza de la lectura y el método «fónico–sensorial–objetivo–sintético–deductivo»: El Silabario Hispano Americano.

El idioma castellano es el más fácil del mundo para aprender a leerlo 
y escribirlo como lengua materna.
Adrián Dufflocq

Como pieza del mes, el Museo Pedagógico Colombiano eligió el Silabario Hispano Americano, texto que hace parte de la colección de Manuales Escolares que pertenecen a los Fondos Documentales que el Museo conserva y tiene a disposición para consulta. Publicado en 1945, es un libro de enseñanza y alfabetización creado por el profesor chileno Adrián Dufflocq Galdames (1905–1984). Apasionado por la lengua castellana y su estructura gramatical, elaboró varias cartillas para enseñar a leer y escribir a su hijo, que posteriormente darían origen a la pieza que reseñamos.

Cuenta con más de 90 ediciones en todos los países de habla hispana, y su difusión fue tan amplia, ya que, fue una importante herramienta para reforzar los métodos de aprendizaje de la lectura y la escritura; por su aplicación en los primeros años de escolaridad; y también, como un material efectivo para superar el analfabetismo en la población adulta.

Los primeros silabarios eran cartillas con listados de sílabas y letras, para enseñar a leer usadas en las escuelas y otras instituciones regentadas por comunidades religiosas, que tenían el privilegio para la creación de estos textos, que, además, de incluir contenidos religiosos, eran concebidos para el adoctrinamiento cristiano. El método de enseñanza de estas primeras cartillas se fundamentó en el aprendizaje memorístico de sílabas que conformaban oraciones para la doctrina católica. Por ejemplo, la Nueva cartilla de primeras letras impresa en México entre mediados del siglo XVI y finales del siglo XVIII, se considera uno de los primeros silabarios de nuestro continente, que relacionaba los ejercicios silábicos con imágenes religiosas.

Era común también que estas cartillas incluyeran algunos ejercicios silábicos que a la vez eran fórmulas de adoctrinamiento religioso; como la oración de protección “Porlase–ñaldelasantacruz…”, […] a manera de enlace entre la presentación de las sílabas y los contenidos religiosos. (González, 2011)

Ahora bien, con las reformas borbónicas, los contenidos de los nuevos silabarios adoptaron las ideas del racionalismo y la Ilustración, que buscaban ampliar y presentar los contenidos en forma enciclopédica, incluyendo listados más completos y de casi todas las sílabas en uso. Posteriormente, con los procesos de laicidad en la educación, los contenidos fueron reemplazados para respaldar y legitimar valores en relación con la idea de patria, la identidad nacional y el civismo.

Por otra parte, con el nacimiento y masificación de la educación pública en América, los ‘silabarios modernos’ publicados entre la segunda mitad del siglo XIX y principios del siglo XX, comprendieron nuevos métodos de enseñanza de la lectura que reaccionaban al aprendizaje memorístico del alfabeto. Así, fue expresa la necesidad de crear un sistema basado en la práctica de la lectura de palabras, puesto que, la enseñanza a partir de letras y sílabas sueltas nada decían al entendimiento del educando.

Para finales del siglo XIX, los progresos en las técnicas y los sistemas de impresión revolucionarían la publicación de manuales escolares y otros textos de uso escolar. De esta forma, los silabarios, contenían numerosas ilustraciones como apoyo visual para el mejoramiento del aprendizaje de sílabas y palabras, y del método de lectura y escritura. La incorporación de imágenes hizo más ameno, interesante y fácil su uso, y, la apropiación de los contenidos; asimismo, cada palabra se asociaba no solo a la forma en que se escribía y pronunciaba, sino también al concepto representado en cada imagen que las acompañaba.

En el contexto chileno, se considera al ‘silabario’ como uno de los movimientos educativos precursores del proceso independentista, junto con ello, el Congreso Nacional Chileno promulgó la Ley General de Instrucción Primaria de 1860, donde el ‘silabario’ se instaló como la herramienta insustituible para vencer el analfabetismo.

Precursor al Silabario Hispano Americano, se destaca uno de los más efectivos de finales del siglo XIX, publicado en 1884 por la Imprenta F. Brockhaus en Leipzig (Alemania): el Nuevo método (fonéticoanalítico–sintético) para la enseñanza simultánea de la lectura y escritura compuesto para las escuelas de la República de Chile, conocido como Silabario Matte. Creado por Claudio Matte Pérez (1858–1956) uno de los primeros educadores chilenos en insertar dibujos a sus libros, que, aprovechó las asociaciones visuales que se podían establecer entre las imágenes, la representación escrita de sonidos o palabras, y, su significado. Su éxito lo llevó a ser oficializado por el Gobierno de Chile para la enseñanza, y luego se popularizó en otros países de América Latina.

El profesor Adrián Dufflocq Galdames con el Silabario Hispano Americano en sus manos. (1962). [Fotografía]. Fuente: https://urbanoramica.wordpress.com/2011/09/26/el-silabario-hispano-americano-del-profesor-dufflocq-y-los-buenos-dias-de-la-educacion-chilena/

Con base en la propuesta del Silabario Matte, el profesor Adrián Dufflocq se basó para publicar su trabajo, que buscaba lograr la simultaneidad de la escritura y la lectura, asociando imágenes con textos; además, incorporó el detallado trabajo del artista Mario Silva Ossa (1913-1950), dibujante e ilustrador gráfico de decenas de cuentos y novelas de autores chilenos y europeos, quién plasmó su aporte en el texto escolar de 1945, cuyas imágenes en plumilla, aguada y acuarela se inspiraron en la estética de las ilustraciones de los cuentos clásicos.

Silabario Hispanoamericano. (1961). [Portada]. Fuente: Fondo Documental Museo Pedagógico Colombiano.
Dedicatoria del Silabario Hispanoamericano a los niños. (1961). [Imagen]. Fuente: Fondo Documental Museo Pedagógico Colombiano.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


El título, fue reflejo de la inspiración latinoamericanista e hispánica con que se concibió la obra, introduciendo en los contenidos información sobre otros países de la comunidad española y americana. Igualmente, por el deseo de integración expresado en el Silabario Hispanoamericano, tenía reproducciones de las banderas de todos los países hispanos. Por otra parte, en la contraportada, el autor dedicó su trabajo: “A los niños de habla española, con mi fervoroso deseo de hacerles llano y fácil el camino en este primer paso del conocimiento de nuestra hermosa lengua.

De acuerdo con el prólogo, el autor utilizo experiencias de la psicología infantil para elaborar el libro con el propósito de aportar a la labor del profesor de primaria y que, a la vez, sirviera a los adultos analfabetos para encontrar: “la ruta más corta en la senda luminosa del saber”. Adicionalmente, la simplicidad del texto permitió que lo utilizaran familias que se encontraban alejadas de los centros educativos, ya que, mientras los padres supieran leer y escribir, podían ser maestros de sus hijos solo siguiendo las instrucciones formuladas.

Apartado de Instrucciones del Silabario Hispanoamericano. (1961). [Imagen]. Fuente: Fondo Documental Museo Pedagógico Colombiano.

El prólogo, también comentaba sobre el método fónico–sensorial–objetivo–sintético–deductivo, el cual según Dufflocq rompió con los métodos anteriores:

Contiene una veintena de innovaciones en las normas de enseñanza, que la orientan, decididamente, hacia dos principios básicos pedagógicos: “de lo conocido a lo nuevo” y “de lo simple a lo compuesto”. Todo ello apoyado en plan sensorial que caracteriza al sistema. […] Con este nuevo método, el alumno tiene la satisfacción de traducir por sí solo lo que hay escrito en este libro, bastando únicamente que lo guíen al comienzo de cada lección. Quien lea las instrucciones indicadas más adelante y observe el mecanismo que mueve y enlaza las lecciones entre sí, advertirá que en este Silabario no hay necesidad de leerle al alumno palabra alguna a través de todo el libro, y, por lo tanto, no podrá aprender de memoria sus lecciones. (Dufflocq, 1953)

Bajo el método deductivo del Silabario Hispano Americano, el maestro en muchos casos pasaba a desempeñar un papel de observador, debido a que, con una breve instrucción, los estudiantes podían continuar las lecciones de forma autodidacta. Así, aprendían sonidos completos (cimiento del lenguaje fonético), para establecer relaciones entre los sonidos del habla y su representación escrita.

Apartado de Instrucciones del Silabario Hispanoamericano (nótese la ilustración del maestro y su alumno). (1961). [Imagen]. Fuente: Fondo Documental Museo Pedagógico Colombiano.

El método aplicó la separación de las palabras en sílabas, y agregó el uso de las consonantes p, l, y m para iniciar el aprendizaje. Asimismo, como ya se referenció las imágenes hicieron más fácil la asimilación y asociación de las palabras con objetos, formas, sujetos, etc. Una vez se avanzaba en las lecciones, el texto tenía varios cuentos cortos para el aprendizaje de la lectura, siendo el elemento para finalizar el proceso de alfabetización del educando.

Actualmente el Silabario sigue vigente, y se considera un instrumento práctico para las escuelas y procesos de alfabetización. En este sentido, según el autor, el aprendizaje en los niños sería significativo si las primeras herramientas para dicho fin captaban su interés y estimulaban su curiosidad.

Si el niño comprendía la utilidad del primer libro que llegaba a sus manos, podría tener un proceso de formación fructífero para desarrollar sus capacidades; para acercarse, explorar y descubrir el mundo que comenzaba a conocer; y por supuesto, el propósito de la obra: aprender a leer.

Para el profesor Adrián Dufflocq, la obra era una herramienta escolar capaz de infundir ánimo y convicción en el niño. Ella podría ser un fundamento potente para determinar su proceder en la vida, en la que, es decisiva la primera instrucción escolar recibida. De este modo, se evidencia la importancia del Silabario Hispano Americano a partir de tres contextos: espacial, temporal y referencial.

En el espacial, el libro se popularizó en todos los países de habla hispana (incluyendo España donde, fue aprobado y aplicado como sistema de aprendizaje). Desde el contexto temporal, se ha destinado para la enseñanza en primaria desde su publicación en 1945 hasta hoy, siendo una importante obra elogiada por maestros y pedagogos; igualmente fue comercializado por diferentes editoriales y conocidas librerías, incluso circulando versiones en el mercado pirata. Y, para el referencial, el Silabario procuró mejoras a versiones de otros textos similares publicados durante el siglo XIX, como, por ejemplo, el ya referenciado Silabario Matte de 1884 escrito por el educador Claudio Matte; y también, el silabario de 1849 creado por el profesor argentino Domingo Faustino Sarmiento (1811–1888), conocido como Método de lectura gradual.

Como se mencionó anteriormente, España certificaba oficialmente el 14 de diciembre de 1951, a través de la Escuela Preparatoria del Instituto “Ramiro de Maeztu” de Madrid al profesor Dufflocq por enseñar a leer y escribir a 20 niños de 5 y 6 años, en 45 días utilizando el Silabario. Con ese propósito, el Instituto aplicó un examen que comprobó la eficacia de la obra del profesor chileno, prueba que contó con la supervisión del Inspector General de Enseñanza Primaria de España y otras autoridades docentes españolas.

Además del testimonio anterior sobre sus resultados, se presentaban otras opiniones positivas de maestros y directores de distintas escuelas superiores e institutos, sobre la utilidad del Silabario como herramienta de uso escolar.

El resultado obtenido en esta escuela fué espléndido, pues como a los cinco meses sabían leer y escribir correctamente, siendo que el curso de niñas está formado por alumnas cuya inteligencia está un poco bajo de lo normal. Nora Alvarado, Escuela Superior de Nigas NQ 52, Valparaíso”. (Dufflocq, 1953)

Como material para los procesos de alfabetización en adultos, resultó muy eficiente, ya que, con una breve instrucción, el adulto analfabeto comprendía el método y posteriormente, continuaba por su cuenta con las lecciones, logrando el aprendizaje en cuatro o cinco semanas.

De 100 alumnos campesinos […], 96 fueron promovidos a Segunda Preparatoria leyendo correctamente. Miguel Jaramillo Benítez. Director, Chincolco”. (Dufflocq, 1953)

El “Silabario Hispanoamericano”, método de alfabetización. (s.f.). [Imagen]. Fuente: https://www.bibliotecanacionaldigital.gob.cl/colecciones/BND/00/RC/RC0109600.pdf

En conclusión, destacamos la obra del profesor Adrián Dufflocq, por ser una importante herramienta pedagógica para la instrucción escolar en la primera infancia y los procesos de alfabetización de adultos en el territorio hispano. Su legado, es una pieza fundamental para construir, historiografiar y narrar los procesos educativos; y en efecto, para la colección bibliográfica del Museo Pedagógico Colombiano, como un documento histórico fundamental con relación a los procesos de enseñanzaaprendizaje en los ramos de la lectura y la escritura de diferentes generaciones hispanohablantes de la segunda mitad del siglo XX.

El Silabario Hispano Americano ha sido para los maestros como un hallazgo bendito. Hilda G. De Poblete. Directora Escuela Montessori, Talca”. (Dufflocq, 1953)

Para conocer el Silabario Hispano Americano, otros manuales escolares en relación con la enseñanza de la lectura y la escritura; diferentes objetos e implementos escolares de la historia, memoria escolar, y la práctica educativa y pedagógica; la colección de juegos y juguetes; y los archivos pertenecientes a los fondos documentales y bibliográficos que salvaguardamos y exhibimos en el Museo Pedagógico Colombiano. Convocamos a la comunidad de la Universidad Pedagógica Nacional, estudiantes, egresados, investigadores, docentes, administrativos y miembros externos de la comunidad académica, colectivos pedagógicos y a todas las personas interesadas en conocernos, apoyarnos y difundir nuestras labores, a visitarnos de lunes a viernes entre 8:00 a.m. y 5:00 p.m. en las instalaciones del Museo ubicadas en Bogotá en la calle 72 N.º 11 – 86 (Edificio ‘E’) en el Centro Cultural ‘Paulo Freire’ de la Universidad Pedagógica Nacional.

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Palabras clave: Silabario Hispano Americano; Adrián Dufflocq; Silabarios; Enseñanza de la lectura; Enseñanza de la escritura; Manuales Escolares; Pedagogía; Educación; Museo Pedagógico Colombiano.

 

Autoría: Cristian Camilo Idarraga Ballén – Estudiante de la Licenciatura en Educación Básica con énfasis en Ciencias Sociales.
Revisión y corrección de estilo:  Museo Pedagógico Colombiano.

 

Referencias:

Andricaín, S., (2015). Algunos clásicos de la ilustración para niños en Latinoamérica. América sin nombre, N° 20, 41–48. Fuente: https://rua.ua.es/dspace/bitstream/10045/53486/1/America-Sin-Nombre_20_05.pdf

González, B., (2011). Historia de los silabarios en español. Letraria. Fuente: https://letralia.com/254/articulo05.htm

memoriachilena.gob.cl. (s.f) Silabario hispano americano (1945). Fuente: https://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-97792.html

Zamora, D., (2019). Reescrituras del Silabario Hispano americano en la poesía chilena reciente. Literatura y Lingüística, N° 39, 33–53. Fuente: https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0716-58112019000100033

bibliotecanacional.gob.cl. (2023). ¿Cómo aprendimos a leer? Los silabarios de nuestra historia. Fuente: https://www.bibliotecanacional.gob.cl/noticias/como-aprendimos-leer-los-silabarios-de-nuestra-historia

archivonacional.gob.cl. (s.f.). Ley General de Educación Primaria del 24 de noviembre de 1860. Fuente: https://www.archivonacional.gob.cl/ley-general-de-educacion-primaria-del-24-de-noviembre-de-1860-0

urbanoramica.wordpress.com. (2011). El «Silabario Hispano Americano» del Profesor Dufflocq y los buenos días de la Educación Chilena. Fuente: https://urbanoramica.wordpress.com/2011/09/26/el-silabario-hispano-americano-del-profesor-dufflocq-y-los-buenos-dias-de-la-educacion-chilena/

memoriachilena.gob.cl. (s.f). La enseñanza de las primeras letras: Los silabarios chilenos. Fuente: https://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-336761.html

Pieza del mes de agosto de 2023: Plumas de escritura con plumillas intercambiables

Para esta ocasión el Museo Pedagógico Colombiano, de acuerdo con su compromiso histórico para la conservación, investigación y divulgación de la memoria y la cultura material educativa, como también el estudio sobre los saberes y prácticas escolares, eligió como pieza del mes la colección de plumas estilográficas, que remiten a la caracterización de la historia de la escritura y su importancia en la formación de sujetos.

Sobre la historia de la escritura es importante señalar que en el periodo colonial era restringida, en ese tiempo únicamente el escribano (formado a través de manuales sobre Caligrafía procedentes de España), desarrolló la labor para la redacción de documentos oficiales. Posteriormente, los hijos de familias adineradas comenzaron a instruirse, puesto que, «iban a la escuela y debían aprender a leer y escribir en latín, para poder entrar a las escuelas que formaban sacerdotes y abogados»[1]. En otros casos, las primeras formas de escuela regentadas por comunidades religiosas, permitieron a distintos grupos de niños de diferentes edades, acceder a la lectura y la escritura mediante textos de doctrina cristiana.

En el S. XVIII, la paulatina descentralización de la educación dominada por la Iglesia y una mayor presencia del Estado, propiciaron la aparición de la escuela pública y el maestro que la conducía. Así, la escritura empezó a constituirse como un saber escolar al alcance de un mayor número de personas, apareciendo entonces textos y métodos específicos. Luego, entrada la segunda mitad del S. XIX, con la expansión de la escuela pública y el acceso gradual a la escritura, se inició la difusión y dotación de materiales especializados para este ramo de instrucción como plumas, engobes, tinteros y porta tinteros; elementos básicos pero indispensables para los escolares de la época.

Como precedente a nuestra pieza del mes, en nuestro Museo salvaguardamos un ejemplar de Pluma de ganso, una de las reliquias principales en la historia de la escritura, que tuvo vigencia hasta mediados del S. XIX, dado que, las primeras plumas estilográficas de cartucho y plumilla (plumín) intercambiable se produjeron a partir de la segunda década del siglo XIX, durante ese momento simultáneamente se continuaron manejando las de aves, pero con la aceleración de patentes y la producción en masa de las estilográficas desde 1880, las fabricadas con pluma de aves –que se desgastaban muy rápido– entraron en desuso. Ahora bien, el tipo de pluma que reseñamos marcó una total evolución y transformación para el ejercicio de escribir, en aspectos como la comodidad, resistencia, precisión, calidad y posibilidades en cuanto a textura, grosor, tamaño y fluidez del trazo.

En este sentido la implementación de las plumas de punta metálica y las distintas plumillas, fabricadas en acero inoxidable u oro, propiciaron la popularización de este instrumento para la escritura; además el cuerpo de estas, se comenzó a manufacturar en ebonita (polímero descubierto en 1843, producto de la mezcla de caucho y azufre), asimismo los componentes internos como el plumín hueco y las válvulas también fueron ajustadas y mejoradas.

Para 1827, se conoció la primera patente de una pluma con depósito intercambiable de tinta, otorgada al pedagogo, matemático, ingeniero y filólogo rumano Petrache Poenaru (1799–1875) que, por otra parte, realizó contribuciones a la educación rumana. La patente #3208, del 25 de mayo de 1827, titulada «Endless Porter Count» (pluma portátil que no se acaba, que se alimenta ella misma con tinta) fue conferida en París. Sin embargo, la invención del rumano no tuvo producción continua, y por tanto, la creación oficial de esta clase de plumas se le atribuyó al agente de seguros y empresario estadounidense Lewis Edson Waterman (1837–1901) quién a partir de una mala experiencia con una pluma defectuosa, decidió fabricar un nuevo modelo que corrigiera el goteo y las fugas al escribir.

De tal interés, Waterman mejoró los modelos inicialmente creados por el rumano, especialmente el sistema de llenado a través de una ranura lateral, que ahora funcionaba por acción capilar, mediante el cual, la tinta fluía hacia la plumilla de forma continua y segura para el escribiente –más adelante, famosas empresas como Conklin, Sheaffer y Parker, desarrollaron otros mecanismos de alimentación de la tinta, para corregir inconvenientes con el flujo y los derrames–. Así, en 1883 Lewis fundó en Nueva York la empresa Waterman Pen Company (segundo fabricante mundial de plumas estilográficas, vigente en la actualidad y comercializadora también de bolígrafos, portaminas y cartuchos de repuesto), luego en 1884, patentó su nueva pluma estilográfica y desde ese momento comenzó a hacerse popular. En general alrededor de 1920, para el mundo occidental aquel modelo de pluma era el principal dispositivo para escribir, y fue así hasta la comercialización masiva del bolígrafo después de la Segunda Guerra Mundial; a pesar de ello, actualmente las plumas estilográficas, representan un símbolo de elegancia y decoro.

Entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX, el propósito de los fabricantes existentes, consistió en desarrollar una mejor versión de este tipo de plumas, posicionarla como el producto principal para la comunicación escrita y hacer el artefacto más accesible (en los primeros años tenían un costo de fabricación alto), debido a que solamente los miembros de familias prestantes y las personas vinculadas a la iglesia podían hacer uso de este clase de herramientas y acceder a ese nivel de instrucción. Como ya se precisó, la conformación de la República después de 1819, introdujo un interés estatal que tuvo el objetivo de masificar la escuela (mediada por la iglesia) apostándole a la creación de escuelas de primeras letras y la consolidación de un ‘sistema educativo’ para la formación de los estudiantes en los rudimentos de la aritmética, la lectura y la escritura, y así, hacer de ellos ciudadanos útiles ante la sociedad; que adicionalmente fueran educados con base en principios morales y religiosos, derivados del acercamiento a las lecturas bíblicas, a fin de replicar las enseñanzas en las generaciones más jóvenes.

Entonces, el aparato civilizador de los habitantes en nuestro actual territorio, se materializó de acuerdo con la fundación de las primeras escuelas a partir de 1822, en consecuencia, hubo un especial cuidado, respecto a la metodología de enseñanza con la que se debía impartir la fundamentación escolar de la época, a fin de cuentas, su objetivo principal era la formación ciudadanos que legitimarían la estructura social, política y económica de la naciente República.

De tal manera, el uso de esta clase de plumas, poco a poco se dirigió a las escuelas establecidas en ese momento, sin distinción de la metodología pedagógica (Lancasteriana o Pestalozziana) a la que estuviera en función; asimismo su empleo se extendió en espacios como los monasterios, con el ánimo de promover la escritura en los jóvenes y las personas del común. Junto con la pizarra de piedra –otro vestigio material de la historia de la escritura en la escuela, también exhibida en el Museo–, la pluma como soporte de la memoria testimonial e instrumento para la enseñanza y práctica de la caligrafía, hizo parte de los primeros elementos de uso masivo dentro de la experiencia escolar. Sin embargo, la filigrana y el detalle en la caligrafía, el nivel de escritura y la correcta ortografía, se consideraron aspectos del reflejo estético del ciudadano culto, bajo tal premisa, se definieron formas de separación social, marcando diferencias entre los segmentos de población culta y los considerados pobres, por tener apenas una escritura básica.

El conjunto de plumas estilográficas con plumilla intercambiable hace parte de la colección de implementos y saberes escolares del Museo Pedagógico Colombiano, y sus características principales son las siguientes: los portaplumas fabricados en madera o en plástico, tienen forma anatómica para facilitar el agarre correcto, cada uno cuenta con una longitud de 17,5 cm, y en el extremo de mayor sección se encuentra una pequeña corona metálica interna para el montaje de las plumillas metálicas. Mientras que, estas últimas miden 3 cm de largo, se insertan en la corona mediante un sistema de inserción de tubo con doblez curvo, tienen un pequeño orificio de respiración que permite la fluidez de la tinta; y una hendidura estrecha por donde esta última pasa a la punta, dándole una longitud aproximada de 20 cm.

Con relación al tiempo de fabricación y uso, establecemos que fue posterior a 1940, esto de acuerdo con algunos detalles identificados sobre el cuerpo de los portaplumas y de las plumillas. Al respecto, en los primeros se observa la inscripción ‘KICO’ (Kalusin Importing Company S. A.), empresa fundada en Barranquilla hacia finales de 1920, dedicada a la fabricación de productos en plástico, reconocida, además, como una de las primeras industrias que comercializó juguetes plásticos en Colombia. Recordemos que:

«En el país, comienza la producción de juguetes en serie y de forma más masiva en materiales como la hojalata, el hierro fundido, el celuloide y plástico a mediados de la década de 1940. Una de las principales razones del auge de esta producción local, era la imposibilidad de acceder fácilmente a las importaciones a causa de la Segunda Guerra Mundial». (Cuervo, 2017).

Mientras que, en las plumillas, se reconoce la contramarca: «GOBIERNO DE COLOMBIA – MINISTERIO DE EDUCACIÓN NACIONAL». Referente a la historia del Ministerio, en primera instancia este despacho de gobierno se instituyó en 1886 bajo el nombre de Ministerio de Instrucción Pública; posteriormente en 1923 cambió su nombre a Ministerio de Instrucción y Salubridad Públicas y, desde 1928 se le identifica como Ministerio de Educación Nacional. Es decir, las plumillas de nuestra colección fueron fabricadas expresamente por encargo del Ministerio de Educación de nuestro país, y probablemente se distribuyeron en las escuelas públicas auspiciadas por el Ministerio.

Copete, H. (2023). Plumillas metálicas intercambiables, obsérvese el detalle sobre el cuerpo de inserción de las plumillas con la inscripción: «GOBIERNO DE COLOMBIA MINISTERIO DE EDUCACIÓN NACIONAL». [Fotografía]. Fuente: Museo Pedagógico Colombiano.


Para conocer, la colección de Plumas estilográficas y plumillas, otros implementos de la escritura; diferentes objetos de la cultura material de la educación y la pedagogía; la colección de juegos y juguetes de distintos periodos históricos; otros objetos e implementos escolares de la historia, la memoria escolar, y la práctica pedagógica; y los archivos pertenecientes a los fondos documentales y bibliográficos que salvaguardamos y exhibimos en el Museo Pedagógico Colombiano, convocamos a la comunidad de la Universidad Pedagógica Nacional, estudiantes, egresados, investigadores, docentes, administrativos y miembros externos de la comunidad académica, colectivos pedagógicos y a todas las personas interesadas en conocernos, apoyarnos y difundir nuestras labores, a visitarnos de lunes a viernes entre 8:00 a.m. y 5:00 p.m. en las instalaciones del Museo ubicadas en Bogotá en la calle 72 N.º 11 – 86 (Edificio ‘E’) en el Centro Cultural ‘Paulo Freire’ de la Universidad Pedagógica Nacional.

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Palabras clave: Escritura; Caligrafía; Pluma Estilográfica; Plumilla; Implementos Escolares; Saber Escolar; Formación de Ciudadanos; Instrucción Pública; Museo Pedagógico Colombiano.

 

Referencias:

[1] Lozano, J; Gutiérrez, R; & Romero, F. (2010). Caligrafía expresiva, arte y diseño. Universidad Tecnológica de Pereira.

Catálogo general del Museo Pedagógico Colombiano. (2017). Sin publicar

Huineman, M. (2017). Pluma Hispana. Blogspot.com. Fecha de consulta:  agosto 8, 2023. Desde: https://plumahispana.blogspot.com/2017/04/

Supermileto.blogspot.com. (2019). La historia de la pluma de escritura. Fecha de consulta: agosto 8, 2023. Desde: http://supermileto.blogspot.com/2016/12/la-historia-de-la-pluma-de-escritura.html

Cuervo Calle, J. (2017). Historia del juguete en Medellín 1910–1940. El juguete como mediador en la transformación de los conceptos de infancia (Doctoral dissertation, Universidad EAFIT). Recuperado de: https://repository.eafit.edu.co/bitstream/handle/10784/11740/CuervoCalle_Juliana_2017.pdf?sequence=2

Historiaescritura.com. (s. f.) Historia de la Pluma Estilográfica. Fecha de consulta:  agosto 4, 2023. Desde: https://historiaescritura.com/instrumentos/pluma-estilografica

iguanasell.es. (2022). La pluma estilográfica de principio a fin. Fecha de consulta:  agosto 4, 2023. Desde: https://www.iguanasell.es/blogs/news/invencion-pluma

 

Pieza del mes de mayo de 2023: Spelling and Counting Board

Durante este mes, contribuyendo con el firme compromiso del Museo Pedagógico Colombiano, por la conservación material e historiográfica de objetos creados con un fin educativo, se dedicará especial atención al Spelling and Counting Board que traducido al español significa Tablero de ortografía y conteo; por tanto, se reseñará este artefacto, de acuerdo con su estructura, componentes materiales, funcionamiento, uso, y por supuesto, su historia internacional y nacional.

Copete, H. (2023). Superficie frontal del Spelling and Counting Board. [Fotografía]. Fuente: Museo Pedagógico Colombiano.
 

El Spelling and Counting Board, es un tablero de madera geométricamente atractivo, con forma de circunferencia, sobre el que se encuentran ejemplos de ilustraciones y algunas palabras que se pueden conformar, ya que, su función es la construcción de vocablos por medio del desplazamiento de pequeños cuadrados móviles marcados cada uno por las letras del abecedario. Los términos constituidos se ubican al interior del tablero en medio de dos líneas paralelas; pero no es su única función, en su reverso los cuadrados insertos están marcados con los números del 0 al 9 y los signos de suma, resta, multiplicación, división e igual, con el fin de realizar operaciones aritméticas básicas.

Copete, H. (2023). Superficie posterior del Spelling and Counting Board. [Fotografía]. Fuente: Museo Pedagógico Colombiano.

Acorde con su descripción, era un dispositivo poco convencional para practicar la ortografía y desarrollar operaciones matemáticas, y aunque no requería la utilización de lápiz y papel, es una herramienta con la que no era posible organizar palabras extensas o con muchas vocales (debido a que no tenía suficientes letras), y tampoco efectuar cálculos matemáticos avanzados, por lo tanto, se trata de objeto utilizado para los niveles iniciales de enseñanza de las letras y los números.

La fabricación de este tipo de tableros circulares inició alrededor de los años 1940 en los Estados Unidos, y su uso tuvo vigencia hasta 1960, y con frecuencia se trabajaba con este dentro del aula escolar. La enseñanza de la lectura vigente a finales del siglo XIX e inicios del siglo XX en nuestro país, dirigió su estrategia mediante dos vías: el método fonético de lectoescritura, y el del significado. Con el primero se hacía reconocimiento del sonido producido por las letras y sus distintas combinaciones; y a partir del segundo se enseñaban palabras completas, es decir, más que prestar atención al sonido, este se enfocó en cómo se ve y que representa una expresión escrita en el mundo tangible. Para el caso de nuestra pieza del mes, es fundamental la función que desempeñó en el contexto escolar y su aporte educativo en dos vías: la del método fonético para la enseñanza progresiva de la lectura y la escritura conforme a las respectivas normas ortográficas; y, la matemática que apuntó a la práctica de las cuatro operaciones aritméticas, la comprensión tanto de la forma y cantidades de los diez dígitos (números del 0 al 9) y símbolos de cada operación, como también su significado en dicho proceso.

En el caso colombiano no es exacto el momento en que dicho artefacto llegó e inició a hacer parte de la enseñanza a nivel básico. Sin embargo el fabricante del ejemplar que exhibimos, fue la empresa colombiana PRODEMA LTDA. con sede en Bogotá, encargada también de su distribución a nivel nacional. A pesar que el Museo resguarda el material junto con la caja original que lleva el nombre de este dispositivo y algunas ilustraciones, no hay información precisa sobre la trayectoria comercial de la empresa. Sin embargo, es clave reconocer cuál era su función y definir en qué momento de la historia de la educación colombiana se introdujo.

Copete, H. (2023). Caja de cartón del Spelling and Counting Board (obsérvese el detalle sobre el nombre y marca del fabricante). [Fotografía]. Fuente: Museo Pedagógico Colombiano.

Principalmente, la tradición anglosajona dedicada a la formulación del Currículum (Currículo), estableció las bases para la comprensión y posterior creación de “herramientas” eficaces para el aprendizaje, puesto que su propósito principal fue la organización de objetivos y su respectiva evaluación, brindando de manera exacta y eficaz particulares resultados. Bajo este modo de comprensión, la educación tiene efectos concretos y visibles en determinados periodos de tiempo, al respecto: saber leer, contar y escribir en niveles o edades específicas; lo anterior sugiere, la correlación con el movimiento ‘escolanovistaen el país, que abrió paso al reconocimiento de la psicología como principal disciplina dedicada a la investigación, experimentación e interpretación del fenómeno educativo, que comprendería también modelos como el conductismo y el constructivismo; y asimismo, la orientación de la relación alumno-maestro centrando su atención sobre el estudiante. 

Concretamente, la conexión entre la Escuela Activa y el Currículo, con la creación y empleo de este objeto se comprende por la preocupación constante -según la propuesta de la pedagogía activa- en mantener la atención del niño, su interés y estímulo motriz mediante la manipulación de materiales diseñados al alcance de sus fuerzas físicas y tamaño, aspectos primordiales que condujeron a la creación de materiales didácticos que apoyaban el control del ambiente, y guiaban la experiencia sensorial y la educación del niño/alumno. Por otra parte, en el caso colombiano, la reforma curricular asesorada por la Tercera Misión Pedagógica Alemana (1965-1978) brindó ciertas características importantes, al respecto destacan Martínez Boom y otros:

“[…] los objetivos constituyen el eje de la planificación de la enseñanza y de la práctica del maestro; las actividades que realice este, denominadas “actividades de aprendizaje”, deben estar orientadas al “logro de los objetivos propuestos” y en ello colaboraràn los recursos y materiales didácticos […]” (Boom Et Al, 2003, 66-67).

De manera que, llevar a la práctica educativa y escolar un material didáctico como el Tablero de ortografía y conteo en Colombia, no es mera casualidad, al contrario, proviene de una comprensión analítica y sistemática de la educación; de tal relación es posible aseverar que esta pieza de nuestra colección para el mes de mayo en el Museo, es resultado de la llegada de la Tercera Misión Pedagógica Alemana. Es decir, a lo largo de los años 60 y 80, este artefacto circuló por las aulas escolares como un elemento de naturaleza didáctica, con el fin de alcanzar resultados de aprendizaje, adquirir conocimientos y cumplir objetivos.

Para conocer el Spelling and Counting Board, otros objetos e implementos escolares de la historia, la memoria y la práctica educativa y pedagógica, la colección de juegos y juguetes; y los archivos, textos y manuales pertenecientes a los fondos documentales y bibliográficos que salvaguardamos y exhibimos en el Museo Pedagógico Colombiano, convocamos a la comunidad de la Universidad Pedagógica Nacional, estudiantes, egresados, investigadores, docentes, administrativos y miembros externos de la comunidad académica, colectivos pedagógicos y a todas las personas interesadas en conocernos, apoyarnos y difundir nuestras labores, a visitarnos de lunes a viernes entre 8:00 a.m. y 5:00 p.m. en las instalaciones del Museo ubicadas en Bogotá en la calle 72 N.º 11 – 86 (Edificio ‘E’) en el Centro Cultural ‘Paulo Freire’ de la Universidad Pedagógica Nacional.

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Palabras Clave: Tablero de ortografía y conteo; Material didáctico; Lectura; Escritura; Aritmética; Prodema Ltda.; Infancia; Escuela Activa; Currículo; Tercera Misión Pedagógica Alemana; Museo Pedagógico Colombiano.

 

Autoría: Yeimy Jimena Bejarano Baquero – Estudiante del Programa en Pedagogía.
Revisión y corrección de estilo:  Museo Pedagógico Colombiano.

 

Referencias:

Boom et al. (2003). Currículo y Modernización. Cuatro décadas de educación en Colombia. Bogotá: Cooperativa editorial Magisterio.

Spelling and Counting Board. (s. f.). MUSEUM OF TEACHING AND LEARNING. https://www.motal.org/spelling-and-counting-board.html

Pieza del mes de julio de 2022: Máquina de Escribir ‘Olympia’

Como pieza del mes, hemos elegido la Máquina de EscribirOlympia Progress’ que pertenece a la colección de artefactos mecánicos para la enseñanza y aprendizaje de la lectoescritura. Herramienta de uso masivo empleada en oficinas y, otros ámbitos en donde fuera necesaria la escritura mecánica, como, por ejemplo, la literatura, el cine, el periodismo, el teatro, la redacción de documentos, y cualquier otra actividad relacionada desde finales del siglo XIX y durante casi todo el siglo XX.

Nuestro ejemplar que posee el número de serie 167691, fue fabricado por la marca Olympia, aproximadamente a finales de la década de 1930, y sobre la cual, presumimos, llegó a nuestro país a inicios de los años 40’s, esto basado en la inscripción litografiada en la parte frontal de la Máquina de escribir, que indica: “Wilhelm A. Romberg Distribuidor General, Bogotá Colombia, Apartado 138”; puesto que, para la época, tal como como consta en la página 3565 de los Registros Federales de Comercio Internacional de los Estados Unidos de América proclamado el 19 de julio de 1941 (volumen 6, número 140), Wilhem A. Romberg, estaba registrada como una de las empresas colombianas con licencia de importación y exportación de diferentes insumos, elementos y otros aparatos, desde los Estados Unidos.

Olympia, es el nombre de una fábrica establecida en la región alemana de Roffhausen a partir de 1903, por la Compañía General de Electricidad Alemana – AEG (‘Allgemeine Elektricitäts-Gesellschaft – AEG’) empresa fundada en 1883 por Emil Rathenau, que tenía la licencia de uso y producción de las patentes de Thomas Alva Edison en toda Alemania.

A raíz del éxito comercial que las máquinas de escribir fabricadas en Estados Unidos estaban experimentando en Europa, la Compañía AEG, a inicios del siglo XX, decidió sumarse a este mercado e iniciar producción de estas en Alemania. Así, se le encargó al ingeniero, Friedrich von Hefner-Alteneck, que desarrollara un dispositivo de este tipo, presentando el modelo Mignon, primer modelo de máquina de escribir de la empresa, que además destacó por su economía, ya que, no solo resultó asequible para las grandes empresas, sino también para artesanos y particulares.

La introducción del primer modelo, marcaría para AEG el inicio de una importante producción de máquinas de escribir. Entonces, desde 1903, la distribución fue transferida a la ‘Union Schreibmaschinen-Gesellschaft m.b.H.’ (Sociedad de Máquinas de Escribir), donde posteriormente surgió Olympia. Luego, a partir de 1930, toda la producción se fabricó con el nombre comercial y la marca internacional ‘Olympia’, que se convirtió en todo un gigante de la industria de este tipo de herramientas.

Logo de la Compañía Olympia. [Imagen]. Fuente: https://de.wikipedia.org/wiki/Olympia-Werke

A pesar de sufrir las dificultades propias a consecuencia de la Segunda Guerra Mundial (1939–1945), como la destrucción de la planta de la ciudad de Erfurt. Una vez finalizada la Guerra, se abrió una nueva planta de producción en el territorio occidental de Alemania, donde la marca empezó a crecer considerablemente alcanzando un gran éxito en los años posteriores. De este modo, en la década de 1950, las ventas, ganancias y el número de empleados aumentaron continuamente, teniendo a finales de ese periodo, más de 12.000 empleados, diferentes puntos para la fabricación y el suministro de piezas para producción, y la construcción de una nueva planta en la ciudad de Leer, en la que también comenzó la fabricación de máquinas de escribir de viaje y otras de menor tamaño.

Inscripción Progress, en la parte frontal de una máquina de escribir de 1937. [Fotografía]. Fuente: https://typewriterdatabase.com/1937-olympia-progress.3340.typewriter

A inicios de 1960, la marca dio principio a la construcción de máquinas de escribir eléctricas, y a mediados esta década, también fabricaban máquinas de cálculo mecánicas y electrónicas. En aquel momento, la expansión de la marca era tan notable, que una de cada dos máquinas producidas en Alemania procedía de Olympia. Progresivamente en 1969, adquirieron fábricas de otras marcas alemanas del mismo tipo, ampliaron las instalaciones de la planta principal de Roffhausen, e inició una relevante expansión internacional, estableciendo sedes de producción en Belfast (Irlanda del Norte), Ciudad de México y Santiago de Chile, así como en Toronto.

 
Inscripción Olympia, en la parte trasera de una máquina de escribir de 1937. [Fotografía]. Fuente: https://typewriterdatabase.com/1937-olympia-progress.8592.typewriter

Para 1970, el número total de empleados nivel mundial, superaba los 20.000. En aquella época, Olympia no solo era el fabricante de máquinas para oficina número uno en Alemania, sino que también era uno de los tres mayores fabricantes de máquinas de oficina del mundo; destacando –como hito histórico– por su participación como expositor en la inauguración del primer pabellón de la Feria Comercial de Hannover CeBIT 1970 – ‘Centros de Oficina y Tecnologías de la Información’ (Centrum der Büro- und InformationstechnikCeBIT), donde presentó el Olympia Multiplex 80, un nuevo sistema de adquisición de datos controlado por computadora, que contaba con un sistema informático, para aplicaciones comerciales del sector bancario y las cajas de ahorro, y para la adquisición de datos operativos en otros sectores.

Pero en los años 80’s, comenzaría el declive de la empresa por falta de innovación de los productos, temas de costos, materiales, nuevos métodos de producción, que no lograban competir con los nuevos sistemas del campo tecnológico, y especialmente, por el declive emergente de la tecnología de oficina clásica y el desarrollo de las nuevas computadoras pequeñas, situaciones que marcaron el final de AEG Olympia Werke AG.

Ante tal panorama y después de años de pérdidas económicas, finalmente a finales de 1991, las sedes corporativas de las empresas matrices decidieron retirarse del mercado, cerrar las plantas principales, y convertir partes de Olympia en empresas económicas más pequeñas para la distribución de cajas registradoras, máquinas y equipos de oficina localmente en Alemania. Actualmente, solo existen los derechos de la marca, los cuales son propiedad del empresario Heinz Prygoda, quién fundó Olympia Business Systems Vertriebs GmbH (OBS), dándole continuidad al negocio, pero a menor escala.

Ahora bien, en relación a la historia de las máquinas de escribir, podemos identificar su existencia desde varios periodos puntuales, sin que los mismos, representen la aparición exacta de esta herramienta en la historia de la humanidad, puesto que, fueron diferentes personas quienes contribuyeron con su evolución, a cuenta de aportes y patentes las cuales, terminaron llevando a la construcción de las primeras máquinas de este tipo comercializadas con éxito. En este sentido, es importante mencionar los siguientes momentos:

En 1714, se testimonió en Inglaterra el prototipo de una ‘máquina para imprimir letras’, creado por Henry Mill; luego en 1808, se registra un artefacto que combinaba el papel carbón de calco –tipo de papel utilizado en la escritura con máquina para reproducir un dibujo o un conjunto de letras, obteniendo así un trazo idéntico– con un sistema de teclas, inventado por el italiano Giuseppe Pellegrino Turri (curiosamente algunas de aquellas máquinas primitivas, fueron concebidas con una función filantrópica para permitir escribir a personas con discapacidad visual); y, posteriormente en 1829, el norteamericano William Austin Burt presentó una máquina llamada tipógrafo, que se ha documentado como la “primera” máquina de escribir, al respecto, el Museo de Ciencias de Londres la describe simplemente como «el primer mecanismo de escritura cuya invención fue documentada».

Particularmente entre 1829 y 1870 se patentaron en Europa y América muchos modelos de máquinas de imprimir o escribir, pero ninguna de estas llegó a comercializarse. Fue hasta 1872, cuando apareció el primer dispositivo de este tipo que tuvo éxito comercial, inventada en 1872 por​ Carlos Glidden, Samuel W. Soulé y Christopher Sholes; patente que fue comercializada en aquel momento por la empresa norteamericana E. Remington and Sons, siendo conocida como la Máquina de escribir Sholes and Glidden (C. L. Sholes). Entonces​ en 1873, Remington iniciaba la producción de la primera máquina de escribir comercial en su planta fundada en la región de Ilion (Nueva York). ​

Tipos y caracteres en una máquina de escribir Olympia de 1937. [Fotografía]. Fuente: https://typewriterdatabase.com/1937-olympia-progress.3340.typewriter

Fue hasta 1920 cuando, estas máquinas alcanzaron su diseño estándar, con pequeñas variaciones según cada fabricante, pero en su mayoría teniendo el siguiente diseño: El mecanismo de cada tecla en su otro extremo se unía a una pieza conocida como tipo la cual tenía el correspondiente carácter (letra, número o símbolo) en relieve en su otro extremo. Así, cuando se presionaba una tecla con fuerza y firmeza, el tipo golpeaba una cinta de tela entintada extendida frente a un cilindro sobre el cual se enrollaba y sujetaba el papel, cuando se alcanzaba el final de cada línea, por medio del accionar de una palanca, el cilindro rotaba y el papel subía para continuar con el ejercicio de escritura.

Aunque el éxito y masificación de las máquinas de escribir a nivel mundial, fue determinante en variados oficios durante casi todo el siglo XX, incluso “abriendo” el camino a lo que consideramos otras formas de evolución del dispositivo: –en orden de aparición– las máquinas de escribir eléctricas, los diseños híbridos que combinaban las características de una impresora y una máquina de escribir y, por consiguiente, los computadores. A partir de la década de 1980, los avances técnicos y tecnológicos en los programas de procesadores de texto para las computadoras y ordenadores personales, reemplazaron progresivamente a las máquinas de escribir en algunos países, mientras que en otras regiones su uso se vio afectado hasta entrado el siglo XXI.

En ese orden de ideas, no podemos olvidar las amplias ventajas que la escritura en computador, tiene en comparación con la antigua forma de hacerlo mediante las máquinas de escribir, como lo son: facilidad para la corrección de errores, muchísimas posibilidades para el tipo de fuente, y también, la capacidad de personalización de los textos, en colores, negritacursiva, resaltado de los mismos, entre otras opciones, que seguramente todos hemos explorado.

Entre las compañías más exitosas que manufacturaron este tipo de máquinas y sus accesorios, sobresalen marcas como: Adler-Royal, Brother, Smith-Corona, Olivetti, Canon y por supuesto Olympia, precisamente la marca de nuestra pieza del mes. Y, en relación con el fin de su producción, la última máquina de escribir fue fabricada en Europa, por la empresa Brother en el año 2012, herramienta que ahora hace parte de la colección del Museo de Ciencia de Londres.

Sin embargo, existe un aspecto muy interesante, que vale la pena recordar en cuanto al diseño de las máquinas de escribir, y es la distribución ‘QWERTY (d-f-g-h-j-k-l)’ del teclado, en particular por la vigencia que aún tiene, ya que, fue inicialmente establecida con el lanzamiento de las máquinas Sholes and Glidden de 1874, y aunque existen otras variantes, la dispuesta a finales del siglo XIX, se convirtió en la forma estándar de organización para los teclados de máquinas de escribir y computadores, en los diferentes países de lengua inglesa y española.

De acuerdo a reseñas encontradas en la web, las Máquinas de escribir de tipo mecánico fabricadas por Olympia se destacaban por tener una calidad superior a la de sus competidoras, al incorporar ingeniería alemana de la mayor precisión y avanzada tecnología –de la época– y materiales duraderos de la mejor calidad, como el acero y el cromo. Características que han contribuido a que un número considerable de las máquinas antiguas de esta marca hayan sobrevivido a nuestros días en excelentes condiciones. Y para la muestra, el ejemplar que exhibimos en el Museo Pedagógico Colombiano, la cual posee un buen estado de conservación, representando un vestigio de la tecnificación de los procesos para la escritura.

Hay que tener en cuenta que, durante buena parte del siglo XX, la redacción, producción y reproducción de documentos, fue posible gracias al uso de las máquinas de escribir. Es más, es probable que en muchos hogares antes de tener una herramienta para el desarrollo de tareas escolares como el computador, se utilizaran máquinas de escribir como artefactos para el apoyo y elaboración (con mayor eficiencia en cuanto a tiempo se refiere) de algunos de nuestros quehaceres académicos, como pudo ser la redacción de ensayos, cartas, documentos y otros ejercicios de escritura.

Teniendo en cuenta el punto anterior, el uso de la máquina de escribir, dio un carácter impersonal a los escritos –debido a que en varias ocasiones reemplazó la escritura manual–; además, el procedimiento mecánico de la escritura aceleró el ritmo de las comunicaciones, reduciendo los costos y el tiempo de la producción escrita. Igualmente, es importante señalar que la producción de máquinas de escribir a nivel mundial, logró facilitar la lectura de libros, documentos, cartas, y otros textos; y, como dato relevante, permitió a las mujeres ingresar masivamente al mundo laboral como dactilógrafas (mecanógrafas).

En relación con el uso y función pedagógica de las máquinas de escribir, quienes tuvimos la fortuna de utilizarlas, nos familiarizamos con estos dispositivos, a través de asignaturas de Mecanografía, que, hasta inicios del siglo XXI, hicieron parte de los planes escolares en el nivel de secundaria, donde muchos estudiantes aprendimos a introducir caracteres alfanuméricos (letras y números), para construir textos y plasmarlos en papel, por medio de los teclados, que poseen artefactos como las máquinas de escribir, los computadores y las calculadoras. Y también, asuntos como: la postura correcta para sentarse con la espalda totalmente recta; la posición adecuada de los brazos y las manos, y de cada uno de los dedos sobre el teclado; y habilidades de digitación veloz y precisa al tacto.

Para conocer la Máquina de escribir Olympia Progress, otros objetos e implementos escolares de la historia, la memoria y la práctica educativa y pedagógica; y los archivos, textos y manuales pertenecientes a los fondos documentales que salvaguardamos y exhibimos en el Museo Pedagógico Colombiano, convocamos a la comunidad de la Universidad Pedagógica Nacional, estudiantes, egresados, investigadores, docentes, administrativos y miembros externos de la comunidad académica, colectivos pedagógicos y a todas las personas interesadas en conocernos, apoyarnos y difundir nuestras labores, a visitarnos de lunes a viernes entre 8:00 a.m. y 5:00 p.m. en las instalaciones del Museo ubicadas en Bogotá en la calle 72 N.º 11 – 86 (Edificio ‘E’) en el Centro Cultural ‘Paulo Freire’ de la Universidad Pedagógica Nacional.

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Palabras clave: Máquina De Escribir; Olympia; Lectoescritura; Mecanografía; Escritura; Escritura Mecánica; Dactilografía; Procesadores de Texto; Teclado; Museo Pedagógico Colombiano.

 

Referencias

AEG – Wikipedia, la enciclopedia libre. (2022). Fecha de consulta: 5 Jul, 2022. Desde: https://es.wikipedia.org/wiki/AEG#:~:text=La%20Allgemeine%20Elektricit%C3%A4ts%2DGesellschaft%20(AEG,llam%C3%B3%20Compa%C3%B1%C3%ADa%20Edison%20de%20Alemania.

Olympia-Werke – Wikipedia, la enciclopedia libre. (2022). Fecha de consulta: 5 Jul, 2022. Desde: https://de.wikipedia.org/wiki/Olympia-Werke

Olympia-Brand. (2020). Fecha de consulta: 5 Jul, 2022. Desde: https://second.wiki/wiki/olympia-werke

Christopher Sholes – Wikipedia, la enciclopedia libre. (2022). Fecha de consulta: 5 Jul, 2022. Desde: https://es.wikipedia.org/wiki/Christopher_Sholes

Máquina de escribir – Wikipedia, la enciclopedia libre. (2022). Fecha de consulta: 5 Jul, 2022. Desde: https://es.wikipedia.org/wiki/M%C3%A1quina_de_escribir

Mecanografía – Wikipedia, la enciclopedia libre. (2022). Fecha de consulta: 6 Jul, 2022. Desde: https://es.wikipedia.org/wiki/Mecanograf%C3%ADa

olympia-vertrieb.de. (sin fecha). Company Profile. (2022). Fecha de consulta: 6 Jul, 2022. Desde: https://www.olympia-vertrieb.de/en/company/company-profile.html

curiosfera-historia.com. (2022). Historia de la máquina de escribir. Fecha de consulta: 6 Jul, 2022. Desde: https://curiosfera-historia.com/historia-la-maquina-escribir/

conocelahistoria.com. (2020). Historia de la Máquina de Escribir: Eléctrica, Olympia, y más. Fecha de consulta: 6 Jul, 2022. Desde: https://conocelahistoria.com/historia-de-la-maquina-de-escribir/#Maquina_de_escribir_Olympia

maquinasdeescribir.net. (sin fecha). Máquinas de Escribir OLYMPIA. Fecha de consulta: 6 Jul, 2022. Desde: https://www.maquinasdeescribir.net/olympia/

typewriterdatabase.com. (2022). Olympia typewriter photos of Olympia Progress by year then serial number. (2022). Fecha de consulta: 7 Jul, 2022. Desde: https://typewriterdatabase.com/Olympia.Progress.61.bmys

antiguedadestecnicas.com. (sin fecha). Antigua Máquina de escribir Olympia, Años 30. Fecha de consulta: 7 Jul, 2022. Desde: https://www.antiguedadestecnicas.com/productos/B-996.php#:~:text=Historia%20de%20las%20m%C3%A1quinas%20Olympia&text=De%20forma%20oficial%2C%20la%20empresa,gobierno%20de%20la%20Alemania%20comunista.

Pieza Audiovisual – Campaña de Donación de Objetos y Documentos 2022-I: «Tus recuerdos escolares en el Museo…»

Estimados/as colegas, lectores y visitantes, compartimos la pieza audiovisual realizada con apoyo de La Pedagógica Radio, para la difusión de la «Campaña de Donación de Objetos y Documentos – Tus recuerdos escolares en el Museo», la cual tiene el objetivo de ampliar la colección de materiales, objetos y fondos documentales, y asimismo consolidar la memoria material del Museo Pedagógico Colombiano, la cual tendrá una duración de tiempo entre el 2 de mayo y el 10 de Junio de 2022.

La recepción de los elementos se hará entre 8:00 a.m. y 5:00 p.m., en las instalaciones del Museo Pedagógico Colombiano, ubicado en Calle 72 N.º 11 – 86 (Edificio ‘E’) Centro Cultural ‘Paulo Freire’.

¡Esperamos sus Aportes!

Campaña de Donación de Objetos y Documentos 2022-I: «Tus recuerdos escolares en el Museo…»

Estimados/as colegas, lectores y visitantes, compartimos la información sobre el lanzamiento de la «Campaña de Donación de Objetos y Documentos – Tus recuerdos escolares en el Museo«, la cual se realizará con el objetivo de ampliar la colección de materiales, objetos y fondos documentales, y asimismo consolidar la memoria material del Museo Pedagógico Colombiano, la cual tendrá una duración de tiempo entre el 2 de mayo y el 10 de Junio de 2022.

Se recibirán: Manuales Escolares, Textos, Libros; Implementos antiguos de uso en la Enseñanza y Vida Escolar; Cuadernos; Material Científico; Juguetes; Material Didáctico; Fotografías antiguas; Documentos y Elementos relacionados con la Memoria e Historia del antiguo Instituto Pedagógico Nacional para Señoritas y la Universidad Pedagógica Nacional, los cuales abarcaran un marco de tiempo a partir del siglo XIX y hasta 1965.

La recepción de los elementos se hará entre 8:00 a.m. y 5:00 p.m., en las instalaciones del Museo Pedagógico Colombiano, ubicado en Calle 72 N.º 11 – 86 (Edificio ‘E’) Centro Cultural ‘Paulo Freire’.

¡Esperamos sus Aportes!

La Enseñanza de la Lectura en Colombia: Enfoques pedagógicos, Métodos, Políticas y Textos escolares en las tres últimas décadas del siglo XX

El artículo presenta los hallazgos más relevantes de una investigación documental que, en perspectiva histórica, caracteriza la enseñanza inicial de la lectura en Colombia durante el último tercio del siglo xx. A partir de una revisión de las cartillas o textos escolares diseñados para este fin, se estudian en paralelo los enfoques pedagógicos preminentes, así como los métodos de enseñanza, en contraste con el discurso pedagógico oficial de la época.
Tomado de: https://revistas.pedagogica.edu.co/index.php/PYS/article/view/3685

En el siguiente enlace pueden consultar el artículo completo:
La Enseñanza de la lectura en Colombia Enfoques Pedagógicos Métodos Políticas Textos Escolares en las tres últimas décadas del siglo XX

Pieza del mes de julio de 2021: ‘‘Cartilla Charry’’

Como pieza del mes, hemos seleccionado el texto “Enseñanza Simultánea de Lectura y Escritura”, más conocida como ‘Cartilla Charry’ de la colección de Manuales Escolares que pertenece al Fondo Documental del Museo Pedagógico Colombiano. La cual, además de ser un importante texto escolar para la historia de la enseñanza y los procesos de escolarización de nuestro país, fue una herramienta cuyo objetivo fue avanzar respecto a los métodos tradicionales utilizados en la época, convirtiéndose en otro símbolo nacional de trascendencia para la historia de la educación del país que utilizó las palabras comunes como base de conocimiento. Desde finales de la década de 1910, fue el texto de lectura y aprendizaje de buena escritura con la que aprendieron a leer y escribir más de tres generaciones de colombianos en todas las escuelas del país.

Para recordar, desde el siglo XIX las primeras escuelas públicas y las ramas que orientaban las mismas, habían institucionalizado, –a partir de temas católicos y morales, que lentamente incluyeron temas científicos como parte del reconocimiento de la realidad del estudiante–, los ejercicios de la lectura y la escritura, como dos procesos básicos y esenciales para la instrucción académica y la formación del carácter de cualquier ciudadano. Se establecía entonces, que educar era civilizar, y el correcto desarrollo de competenticas en estas habilidades, era muestra de la organización mental y la actitud social para el cumplimiento de los deberes que la sociedad exigía. En tal sentido, la esencia enunciada por la Cartilla Charry estaba en la aspiración de instruir, enseñar, reglar, normalizar y elevar las condiciones de los sujetos enseñados; por lo tanto, en el saber de la lectura y la escritura como materia de enseñanza, también estaban las “bases necesarias para la vida”.

Aunque ambos procesos, han estado presentes en diferentes periodos y contextos históricos y culturales de la humanidad; solo es entre la segunda mitad del siglo XIX y el XX, cuando gradualmente estos saberes y distintos procesos de formación, se volvieron accesibles para un mayor grupo de personas en nuestro país, y por ejemplo, la creación de materiales como manuales, textos escolares y cartillas de primeras letras, silabarios y catón, como la Cartilla Charry, influyeron en el proceso de consolidación de la lectura y la escritura como conocimientos de alcance colectivo.

Justo Víctor Charry [Fotografía]. Tomada de: http://www.journals.academiahuilensedehistoria.org/index.php/rahh/article/view/90/89

Su autor Justo Víctor Charry Charry, nacido en 1863 en el municipio de Villavieja (Huila), fue un destacado docente y director de escuela con formación pedagógica en La Normal Estatal de Institutores del Tolima con sede en Neiva –fundada por la primer Misión Pedagógica Alemana (1872–1878)–, quien, gracias a su inquietud por innovar los métodos de enseñanza de las primeras letras en las escuelas, obtuvo en 1917 el primer premio nacional por su cartilla, en una exposición organizada por la Academia Colombiana de Historia; y posteriormente la obra, ocupó el primer puesto en un proceso de selección –propuesto en 1917 por el Primer Congreso Pedagógico Nacional– para la elección de una cartilla de lectura y escritura de uso masivo en todo el país, el cual se realizó en 1918 por el Ministerio de Instrucción Pública –hoy Ministerio de Educación Nacional–.

Cartilla Charry, Enseñanza simultánea de Lectura y escritura, Libro – 2°. (ca. 1940). [Imagen]. Tomada de: https://www.banrepcultural.org/noticias/100-anos-de-la-cartilla-charry
Cartilla Charry, Enseñanza simultánea de Lectura y escritura, Libro – 2°. (ca. 1940). [Imagen]. Tomada de: https://www.banrepcultural.org/noticias/100-anos-de-la-cartilla-charry


Tal como consta en la contraportada, la cartilla y la formación de Justo V. Charry, seguía el sistema Pestalozziano, que se aplicó en un momento de la historia del país conocido como el “Olimpo Radical”, que en materia educativa tuvo el propósito de cambiar la enseñanza de modelo ‘memorístico tradicional’ por uno donde los pensamientos, el entendimiento del mundo y la observación y exploración del contexto estuvieran por encima de la memoria, lo cual favorecía el método intuitivo y sensorial propuesto por el pedagogo suizo Johann Heinrich Pestalozzi, que se adoptó en nuestro país en aquella época, según este último:

“La vida es la que educa; (…) La fuente de toda nuestra enseñanza se halla en la observación”. (Piaton, 1989, p. 5).

 

 

 

 

Cartilla Charry, Enseñanza simultánea de Lectura y escritura, Libro – 1°. (ca. 1918). [Imagen]. Tomada de: https://fernandovasquezrodriguez.com/wp-content/uploads/2012/09/portafolio-cinco1.pdf

En relación con su contenido y valor educativo, su autor quiso poner en práctica, la enseñanza a partir una palabra normal, es decir una palabra común y corriente, por lo tanto, la aplicación de este método en nuestro país significó toda una “vanguardia” pedagógica en la enseñanza simultanea de la lectura y la escritura a través de las ‘palabras normales’, que fueron la principal característica de la obra. Para la presentación de las letras, a partir del uso de estas palabras, la cartilla, tomó como punto de partida las vocales y luego, cada una de las consonantes acompañadas de una palabra y su ilustración gráfica, destacando visualmente con colores llamativos la letra objeto del aprendizaje.
En este sentido, la cartilla tuvo una intencionalidad estética por el número de grabados por cada lección (que superaba a cartillas anteriores), la cual marcó una nueva época en términos de imagen para la infancia, que, además, visibilizó a niños y niñas desde nuevos roles según los entornos educativos y también mostrando una sociedad en acción; los diseños de las ilustraciones de la cartilla establecían relaciones más complejas que evidenciaban una correspondencia frente al conocimiento con escenas de salones de clase, para el caso, muchas de estas hacían hincapié en los contextos más que en las lecciones mismas, para así familiarizar al niño con su alrededor.

Cartilla Charry, Enseñanza simultánea de Lectura y escritura, Libro – 1°. (ca. 1918). [Imagen]. Tomada de: https://fernandovasquezrodriguez.com/wp-content/uploads/2012/09/portafolio-cinco1.pdf

De acuerdo con investigadores de la historia de la educación en Colombia como Javier Sáenz, Óscar Saldarriaga y Armado Ospina, posteriormente se presentaba la combinación de la letra con cada una de las vocales y luego palabras en las que se usaba la letra de la lección específica, y finalmente otras palabras de uso común que incluyeran las consonantes de la primera palabra. El procedimiento indicado en la cartilla se realizaba combinando la pronunciación y la escritura, y los ejercicios de lectura y escritura estaban determinados por la complejidad de las sílabas que componían las palabras.

Según el análisis anterior, la cartilla retomó parte del método silábico, sin embargo, junto con las ilustraciones se conjugaban palabras, frases, e ideas que comenzaban a inferir relaciones con el papel y el deber de los infantes, y su cotidianidad.

En este marco el texto, propuso un método innovador, que dio un salto de la tradicional lectura silábica hacía uno que reunió varios elementos, como, el sistema ecléctico –de aprendizaje más rápido– basado en la comprensión integral de historias (representadas con su respectiva imagen), que usaban un lenguaje cuidadoso, y se apoyaban visualmente en ilustraciones que tenían fines didácticos para ejemplificar los párrafos y cuentos cortos, y en el uso de la tradicional letra manuscrita en cursiva (según el método Palmer de caligrafía) utilizada en las escuelas de la época. Lo que permitía a los estudiantes progresar en sus procesos de comprensión y escritura.

Cartilla Charry, Enseñanza simultánea de Lectura y escritura, Libro – 2°. (ca. 1940). Pág. 1–12 (2021). [Imagen]. Tomado de: http://www.idep.edu.co/wp_centrovirtual/wp-content/uploads/2015/12/1918%20-%20Cartilla%20Charry%20Libro%202.pdf

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Respecto a la realidad política, a inicios del siglo XX, el comienzo de la ‘Hegemonía Conservadora’ y su proyecto educativo centrado en las normas morales para formar buenos ciudadanos en derechos y patriotas, a través de la búsqueda de una identidad nacional, tuvo como intención unificar y moralizar; y  con la introducción de las ciencias naturales y experimentales, se planteó también el debate sobre el método de enseñanza de la lectura; polémica pedagógica centrada por el contraste entre el método del deletreo, el método fónico y el método silábico, frente a este panorama surgió en 1917 la cartilla del profesor Charry, como un texto que posibilitó superar las limitaciones de los métodos considerados “tradicionales”, y que por su método innovador y extensa vigencia en la memoria educativa del país se constituyó como modelo para las cartillas de enseñanza de la lectura y escritura hasta nuestros días.

A pesar del impacto de la cartilla, su distribución se realizó de manera muy precaria, entonces, su autor cedió los derechos de reproducción al Estado para imprimir 35 mil ejemplares en 1919, que dos años después lograría una distribución mayor, esta vez por 800 mil ejemplares en todas las escuelas del país. Antes de fallecer en 1946, a la edad de 85 años, le hizo prometer a su hija Cecilia Charry Lara que continuara trabajando por la difusión de la obra. Ella también se dedicó profesionalmente a la docencia y su formación la recibió en el Instituto Pedagógico Nacional para Señoritas –IPN–, donde además aprendió ortografía con el método de memoria visual de la mano de Franzisca Radke (pedagoga alemana que lideró la segunda Misión Pedagógica de este país en Colombia, y también primera directora del IPN).

Fiel a su promesa, la cartilla fue actualizada, y como el concepto de la enseñanza había cambiado fue necesario renovar el sistema de sílabas separadas (silabeo), y hacer que los estudiantes repitieran las palabras completas para facilitar la lectura de corrido. Además de actualizar algunas palabras del texto original, tuvo que reformar los textos de la cartilla, conservando su estructura pedagógica esencial. Finalmente se editaron tres tomos, el primero en 1918 para aprender a leer y escribir con ejercicios para la escritura y la buena letra; el segundo aproximadamente en los años cuarenta, para aprender lectura comprensiva; y el tercero, en los años setenta, como una reedición del segundo tomo, reformada y actualizada bajo el título de “Nueva Cartilla Charry”, suscrita al método ideo-visual o global. Cecilia Charry mantuvo vigente la popular cartilla de su padre hasta 1982, cuando dejó de ser editada.

Este año, se cumplen 103 años de haberse expedido la resolución 190 del 10 de julio de 1918 del Ministerio de Instrucción Pública, que adoptó como texto de lectura y escritura simultáneo para todas las escuelas del país, la Cartilla Charry, de autoría del huilense Justo V. Charry, obra de carrera extensa y una de las publicaciones más usadas para la enseñanza de la lectura, que en sus páginas brindó la evolución del proceso de lectura y escritura desde las reglas básicas para dirigir por parte del maestro las ideas más elementales como objetos, animales y frases sencillas, hasta narraciones cada vez más extensas y complejas. Por tal razón, dentro de los libros infaltables en la escuela de la segunda década del siglo XX, se encontraba la Cartilla Charry, en compañía de otros, como el Catecismo del padre Astete, la Historia Sagrada, la Historia Patria, la Alegría de Leer y el periódico El Campesino.

Tan importante fue la cartilla, que colegas, referentes y estudiosos de la pedagogía, la han destacado de diferentes formas, por ejemplo, el Doctor en Educación y Sociedad, Fernando Vásquez Rodríguez, narraba lo siguiente:

“Guardo, como una joya, mi cartilla “Charry”. Si está así de maltratada es porque me ha acompañado por más de 50 años. En este texto mi padre y mi madre me enseñaron a leer, allá, en la casa de “La Laguna”. Lo hacían por las tardes. Mi papá era el maestro severo que me enseñaba y me tomaba las lecciones, y mi mamá la tutora de esas primeras tareas. Recuerdo que me gustaban las imágenes, especialmente el indio, la iglesia, el águila, el mico tití, la zorra y el león. Tal vez por lo cercano al ambiente de la vereda donde me crie me aprendí rápido aquella frase de “la mula va al molino”. Y se me quedó grabada para siempre otra frase: “quiero que me diga, el gato come queso?”
(Vásquez, 2012).

Además, su método de enseñanza fue tan efectivo, que, en 1928, cuando su autor tenía 65 años, demostró que en 39 horas un grupo de adultos podía aprender a leer y escribir. Experiencia que quedó consignada en un Acta del 10 de marzo de 1938, firmada por el alcalde de Bogotá de aquel entonces, Gustavo Santos.

Destacamos el legado de este emblema de la literatura educativa colombiana, no solo como un instrumento para la transmisión de saberes y la enseñanza elemental durante tres décadas del siglo XX, y un medio para la formación de valores, a través del amor a la escuela, a la religión, a la patria y a las buenas costumbres; sino también como un testimonio de recordación para la memoria colectiva de nuestro país, ya que muchos colombianos mayores de 40 años recuerdan con nostalgia las primeras letras que leyeron y escribieron en su Cartilla Charry.

Para conocer y consultar la Cartilla Charry, otros textos, manuales escolares, cartillas de alfabetización y demás archivos pertenecientes al fondo documental; y también los objetos de la historia y la práctica pedagógica que exhibimos en el Museo Pedagógico Colombiano, convocamos a la comunidad de la Universidad Pedagógica Nacional, estudiantes, egresados, investigadores, docentes, administrativos y miembros externos de la comunidad académica, colectivos pedagógicos y a todas las personas interesadas en conocernos, apoyarnos y difundir nuestras labores, a visitarnos de lunes a viernes entre 8:00 a.m. y 4:00 p.m. en las nuevas instalaciones del Museo ubicadas en Bogotá en la calle 72 N.º 11 – 86 (Edificio ‘E’) en el Centro Cultural ‘Paulo Freire’ de la Universidad Pedagógica Nacional.

Igualmente los invitamos a seguirnos en nuestras redes sociales https://www.facebook.com/museopedagogicocolombiano/ y a explorar nuestra página web http://museopedagogico.pedagogica.edu.co/ para visualizar y compartir nuestros contenidos.

 

Palabras clave: Cartilla Charry; Lectura; Escritura; Textos Escolares; Manual Escolar; Pedagogía; Historia de la Educación; Maestros; Museo Pedagógico Colombiano.

 

Referencias

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Umaña, A. (2017). La Formación en Derechos a través del texto en la Escuela Colombiana 19171930: caso la Cartilla de Lectura Charry. Fecha de consulta: 13 Jul. 2021. Desde: https://repository.udistrital.edu.co/bitstream/handle/11349/7424/UmañaGómezAndreaEstefania2017.pdf?sequence=1&isAllowed=y

García Vera, N., & Rojas Prieto, S. (2015). La enseñanza de la lectura en Colombia: Enfoques pedagógicos, métodos, políticas y textos escolares en las tres últimas décadas del siglo XXPedagogía Y Saberes1(70), 43-60. Fecha de consulta: 14 Jul. 2021. Desde: https://revistas.pedagogica.edu.co/index.php/PYS/article/view/3685/3304

Ramírez Bahamón, J. (2018). Justo Víctor Charry Charry: cien años de una cartilla inolvidable. Fecha de consulta: 9 Jul. 2021. Desde: http://www.journals.academiahuilensedehistoria.org/index.php/rahh/article/view/90/89

fernandovasquezrodriguez.com. (2012). Portafolio cinco: “Mi cartilla Charry”. Fecha de consulta: 12 Jul. 2021. Desde: https://fernandovasquezrodriguez.com/wp-content/uploads/2012/09/portafolio-cinco1.pdf

pensandolaescuela.wordpress.com. (2015). Coquito, Paco, Nacho y Charry – los eternos maestros de la lectura y escritura, que brindan una alegría de leer. Fecha de consulta: 13 Jul. 2021. Desde: https://pensandolaescuela.wordpress.com/2015/09/20/coquito-paco-nacho-y-charry-los-eternos-maestros-de-la-lectura-y-escritura-que-brindan-una-alegria-de-leer/

Sáenz, J., Saldarriaga, O. y Ospina, A. (1997). Mirar la infancia. pedagogía, moral y modernidad en Colombia, 1903–1946. Medellín: Ediciones Foro Nacional por Colombia, Ediciones Uniandes, Editorial Universidad de Antioquia.

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eltiempo.com. (2000). Mi Mamá Me… Fecha de consulta: 12 Jul. 2021. Desde: https://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-1288347

Método Palmer de Caligrafía Comercial

El método Palmer de caligrafía comercial, desarrollado y promovido por Austin Norman Palmer a finales del siglo XIX y principios del XX, se convirtió en el sistema de escritura más popular en los Estados Unidos y otros países donde se implantó, fue desarrollado alrededor de 1888 y se introdujo en el libro «Palmer’s Guide to Business Writing» (Guía de Palmer de escritura para negocios) publicado en 1894. En este método a los estudiantes se les enseñaba a adoptar un sistema uniforme de escritura cursiva con movimientos rítmicos.

En el siguiente enlace pueden consultar el método completo:
Método Palmer de Calígrafia Comercial