Pieza del mes de junio de 2025: El diccionario bilingüe y la enseñanza del inglés, más allá que una simple traducción: El ‘Oxford Pocket’ en el aula escolar.

En este momento de nuestras vidas, para recurrir a la definición de una palabra, como, por ejemplo, «ataxia» u otra que resulte desconocida, solo tenemos que ingresar a la web de Google y escribir «¿Qué es ataxia?» o la palabra requerida, e inmediatamente, casi de forma instantánea, llegamos a una respuesta.

Aun con esta facilidad en el acceso a la información, olvidamos que, durante siglos, las definiciones, las etimologías[1] y el conocimiento del lenguaje en general, estuvo resguardado por una clase de libros donde no solo se compilaba palabras y sus significados, se comprendía su correcta ortografía, su pronunciación, la gramática de un idioma o ejemplos de uso en diferentes contextos, sino que, representaron mucho más. Nos referimos a los diccionarios, objetos que sin duda poseen un carácter cultural, pues reflejaban variedad de aspectos; como, los criterios para incluir o excluir ciertas palabras (especialmente aquellas que provenían de otros idiomas), o el modo para definir muchos conceptos en circunstancias específicas, en los que incluso se capturaron momentos históricos y perspectivas culturales particulares.

Además, al dar a conocer nuevos usos del lenguaje y adoptar términos de diferentes lenguas, estas obras evidenciaban influencias interculturales y procesos de contacto entre comunidades; aunque debemos precisar que muchos contenidos generalmente eran filtrados por decisiones editoriales. De esta forma, funcionaron como una herramienta que compilaba testimonios en relación con constantes cambios culturales y lingüísticos, por consiguiente, se consideran una construcción editorial de corte cultural, más que una representación universal del pensamiento colectivo; lo señalamos porque, al comparar diccionarios de diferentes lenguas, si bien en cada uno se organiza y se le da una categoría a la información de manera distinta, en ellos se refleja una perspectiva única de los hablantes y sus comunidades.

Al hablar de los diccionarios cabe indicar la técnica que define el trabajo de conformarlos, hacemos referencia a la ‘lexicografía’. De acuerdo con Johnson (1755, citado en Tarp, 2019), se trata del “arte y práctica de escribir diccionarios” (pág. 10). En este sentido, este arte de concebirlos no solo era cuestión de compilar palabras, se trataba más bien de una toma de decisiones metodológicas, culturales y lingüísticas, donde se dispone: qué colocar, cómo definirlo y la técnica en qué se presentará el conocimiento del lenguaje.

Lo mencionado, forma parte de los argumentos por los que seleccionamos una pieza que representa un momento valioso en la historia de la educación de las lenguas extranjeras en las escuelas del país. Se trata del ‘Diccionario Oxford Pocket para estudiantes de inglés’, edición español-inglés/inglés-español, publicado por la editorial Oxford University Press en 1996. Este ejemplar, pertenece a la colección de manuales y textos escolares del Museo Pedagógico Colombiano, y constituye un testimonio de las prácticas pedagógicas sobre la enseñanza de idiomas foráneos durante la última década del siglo XX y principios del XXI.

Para este caso, se trata de un diccionario bilingüe, por tanto, debemos contextualizar su importancia dentro de las tradiciones lexicográficas que lo anticiparon. La historia de los diccionarios en español ofrece una visión con relación a los métodos con que diferentes culturas abordaron la compilación y la organización del conocimiento de las lenguas, aclarando así, la complejidad cultural y metodológica que ya se ha referenciado.

La lexicografía española, relacionada con el idioma que hablamos en Hispanoamérica, comenzó por la necesidad práctica de traducir el ‘latín eclesiástico’, que “se había vuelto [incomprensible] para ciertos clérigos, como también lo era para los estudiantes, y para los feligreses” (Alvar Ezquerra, 1992, pág. 2). Los hitos instaurativos aparecieron a finales del siglo XV, con publicaciones como: el Universal vocabulario de Alfonso Fernández de Palencia (1490) y el Diccionario latino-español de Elio Antonio de Nebrija (1492). De hecho, personajes como Nebrija son cruciales, ya que fue “el primero en darnos un diccionario moderno. Su ‘Lexicon hoc est Dictionarium ex sermone latino in hispaniensem’ o ‘Diccionario latino-español’ marcó una renovación en lexicografía y la pauta que habrían de seguir en Occidente los autores de repertorios lexicográficos posteriores” (Alvar Ezquerra, 1992, pág. 5).

Otro de los primeros grandes diccionarios de una sola lengua lo escribió Sebastián de Covarrubias (1539–1613), quien publicó en 1611 el Tesoro de la lengua castellana o española. Considerada como “una de las llaves imprescindibles para todo el que quiera acercarse al conocimiento de la lengua y la cultura españolas de las décadas en torno al año 1611” (como se citó en Alvar Ezquerra, 1992, pág. 16); se le valora como la obra cumbre de la producción lexicográfica española del siglo XVII.

[1] El Pensamiento griego consideraba ‘la etimología’, como el conocimiento del ‘verdadero’ sentido de las palabras, para explicar la naturaleza de las cosas a través de la interpretación del lenguaje. La expresión hace referencia al estudio del origen de las palabras; las relaciones, formales y semánticas, que implican su procedencia con respecto a otras unidades lingüísticas más antiguas Fuente: https://www.redalyc.org/journal/5119/511954843007/html/
Portada del Diccionario de la Lengua Castellana de la Real Academia Española (segunda edición, 1783). Fuente: https://www.duran-subastas.com/es/subasta-lote/diccionario-de-la-lengua-castellana-91595/555-435

Conforme con esta reconstrucción histórica, el momento clave del proceso sucedió en el siglo XVIII, con el primer Diccionario de Autoridades publicado por la Real Academia Española entre 1726 y 1739, donde “cada voz iba autorizada por la cita de varios autores clásicos” (Alvar Ezquerra, 1992, pág. 18). Es más, la Academia demostró (en teoría) una notable apertura, en la medida en que incluyó “más de 1.400 dialectalismos o regionalismos” de sus 42.500 entradas (Alvar Ezquerra, 1992, pág. 18). La evolución de este trabajo posiblemente se dio ante la necesidad de hacer más accesible la obra; en este sentido, surgiría en 1780 la primera edición del Diccionario de la Lengua Castellana en un tomo, y luego la segunda edición en 1783, que consolidó el modelo de un diccionario académico que perduró durante varios siglos. Este paso representó un cambio paradigmático: de una obra erudita destinada a especialistas en el tema hacia un instrumento práctico “para su más fácil uso”, como se indicaba en la portada.

Posteriormente, en el siglo XIX, el gramático y editor español Vicente Salvá (1786–1849) fue pionero en la inclusión de americanismos, y estableció “las bases de lo que sería la lexicografía española del siglo XX: exactitud en el trabajo, extensión de la obra, admisión de voces de otras épocas, de diversos niveles de lengua, de variada procedencia geográfica” (Alvar Ezquerra, 1992, pág. 21).

Esta tradición de la lexicografía española, que cuenta con aproximadamente más de cinco siglos, confirma que, en efecto los diccionarios funcionaron como un testimonio escrito del cambio cultural y lingüístico, pues según se describió, muestran periodos de evolución desde los primeros glosarios hasta los modernos diccionarios. A pesar de que la lexicografía española se desarrolló principalmente en el ámbito monolingüe o de una sola lengua, el panorama evolucionó tras la expansión en el aprendizaje de algunas lenguas extranjeras en el siglo XX, que dio lugar a diccionarios bilingües especializados para la enseñanza.

Retrato de Samuel Johnson (1755). [Ilustración]. Imagen tomada de la revista Humanities, de la página web del National Endowment for the Humanities, con crédito fotográfico a Chris Porter, Special Collections, Vassar College Libraries (Adams, 2009).

Dicha perspectiva histórica, permite relacionar los desarrollos en la tradición lexicográfica inglesa, en específico, a través de personajes que revolucionaron la forma más adecuada para redactar un diccionario en inglés. Uno de ellos fue Samuel Johnson (1709-1784), “poeta, satírico, crítico, lexicógrafo y conservador [obstinado]” (Adams, 2009, párr. 1) cuya obra titulada A Dictionary of the English Language (1755) marcó un antes y un después en la lexicografía a nivel mundial. Como señala Sidney Landau (2001, citado en Adams, 2009), “el diccionario de Johnson no se distingue por sus innovaciones… sino por la ejecución hábil y original de técnicas ya establecidas” (párr. 13).

La revolución de Johnson no se enfocó únicamente en aspectos técnicos, puesto que, fueron de orden conceptual. En este sentido, mientras los diccionarios del siglo XVII se trataban de “libros escolares compilados por maestros y tutores provinciales”, el de Johnson “fue el primer diccionario de inglés que claramente aspiraba a la distinción literaria, algo que ciertamente trascendía el ámbito escolar” (Adams, 2009, párr. 8). En consecuencia, su contribución “a la historia de la lexicografía inglesa fue concebir el diccionario, no como un accesorio de aula, sino como un tipo de obra literaria” (Adams, 2009, párr. 11), que incorporó más de 100 mil citas de autores de la época y de ámbitos del saber, que ilustraban el uso de las palabras; además, fue esencial para establecer una ortografía y gramática estándar del idioma inglés.

Ejemplares originales del A Dictionary of the English Language de Samuel Johnson (1755). / Portada del ‘A Dictionary of the English Language’ (1755). Allí se describe que, las intenciones del texto no eran solo definir palabras, sino que: “las PALABRAS se deducen de sus ORIGINALES, Y se ILUSTRAN en sus DIFERENTES SIGNIFICADOS mediante Ejemplos de los mejores ESCRITORES” [The WORDS are deduced from their ORIGINALS, AND ILLUSTRATED in their DIFFERENT SIGNIFICATIONS BY EXAMPLES from the beſt WRITERS]. Fuente: https://www.whitmorerarebooks.com/pages/books/6313/samuel-johnson/a-dictionary-of-the-english-language-in-2-vols

Presuntamente, la obra de Johnson también se estableció bajo el propósito conservador que caracterizaría a la lexicografía moderna. Como escribió, se proponía crear “un diccionario mediante el cual se pueda fijar la pronunciación de nuestra lengua y facilitar su adquisición; mediante el cual se pueda preservar su pureza, determinar su uso y prolongar su duración” (Adams, 2009, párr. 6). Esta postura, que buscaba regular y normalizar el uso del inglés, se podría comparar con la apertura hacia la diversidad de dialectos, que caracterizó las producciones de la Real Academia Española.

Sin embargo, la contribución más relevante del lexicógrafo inglés, probablemente, fue de carácter cultural, en la medida que “convenció a los lectores de que el cultivo perfecto de la mente humana requería un diccionario, preferiblemente su Diccionario, no solo como una obra de referencia, sino como un libro que valiera la pena leer” (Adams, 2009, párr. 11). De la misma manera, de acuerdo con algunos autores, Johnson fue el “primer experto en lenguas, el primero en asumir un papel público destacado en la crítica lingüística. Parafraseando a Lynch, definió el papel y el valor del diccionario: hizo que el diccionario importara” (Adams, 2009, párr. 19).

Esta relación abarcada entre las tradiciones lexicográficas española e inglesa, indica dos elementos: mientras la Academia Española optó por la inclusión y la diversidad desde sus orígenes; Samuel Johnson puso énfasis en la autoridad literaria y el rigor normativo, que sentó las bases que aún influyen sobre el lugar de los diccionarios en la sociedad. Por lo tanto, estas tradiciones lexicográficas convergieron en los diccionarios bilingües.

Diccionario ‘Oxford Pocket’ para estudiantes de inglés. Fotografía por: Sergio Linares, 2025. Fuente: Museo Pedagógico Colombiano.

El Diccionario Oxford Pocket para estudiantes de inglés de nivel elemental a intermedio referenciado, representa dicha confluencia: por un lado, heredó la tradición inglesa del ‘prescriptivismo lingüístico’ de Johnson, que definía los criterios técnicos para establecer las reglas y normas en el uso correcto o incorrecto del lenguaje; y por el otro, su función pedagógica, lo acercó al espíritu inclusivo y práctico, que caracterizó a la lexicografía española desde la Academia.

De hecho, la cualidad de ‘pocket (‘de bolsillo’) se asocia con que “los lexicógrafos británicos tienen sus propias categorías: más breve, conciso, compacto, esencial, de bolsillo, pequeño, mini, etc.” (Béjoint, 2010, pág. 42), en virtud de ello, el aprendizaje de lenguas adquirió un propósito más funcional y directo. Así, los diccionarios dejaron de ser libros exclusivos del ámbito escolar y comenzaron a adaptarse a las necesidades de quienes los utilizaban en contextos de viaje o comercio, entonces, se redujo su tamaño para hacerlos más portables y manejables (Alvar Ezquerra, 1992). Una circunstancia similar sucedió cuando los computadores se hicieron portátiles.

Por otra parte, en las primeras páginas del Oxford Pocket se encontraban instrucciones en relación con el uso del diccionario: la forma de encontrar la expresión que el estudiante requería; notas referentes a la gramática, la pronunciación, el acento; y ejemplos explicativos para el uso correcto de las palabras. Además, incluía un apartado exclusivo de hojas de estudio con ilustraciones y complementos, dirigidas al uso del inglés para situaciones cotidianas como podían ser el modo correcto de leer la hora, el estilo para la redacción de una carta, o detalles sobre las costumbres y la cultura británica; entre otros.

Diccionario ‘Oxford Pocket’ página sobre cómo el diccionario podía ayudar a estudiantes de inglés. Fotografía por: Héctor Copete, 2025. Fuente: Museo Pedagógico Colombiano.

Sin duda, este diccionario ‘pocket’ de finales de siglo XX confirma que cada herramienta pedagógica está relacionada con su tiempo, debido a que, responde a necesidades escolares específicas y posibilidades tecnológicas propias de su contexto. En esta perspectiva, la conservación de esta clase de obras en colecciones histórico-bibliográficas, no solo corresponde a criterios de antigüedad, sino que, es un método para preservar un legado lexicográfico; como también, para difundir diferentes formas de comprensión y acceso al conocimiento, que hoy en día tienen mucho que enseñarnos.

Para consultar el ‘Diccionario Oxford Pocket para estudiantes de inglés’; diccionarios de otros idiomas o temáticas; textos, manuales escolares y de alfabetización, y demás archivos pertenecientes a los fondos documentales y bibliográficos; y también los objetos e implementos escolares de la historia, memoria y la práctica educativa y pedagógica que salvaguardamos y exhibimos en el Museo Pedagógico Colombiano, convocamos a la comunidad de la Universidad Pedagógica Nacional, estudiantes, egresados, investigadores, docentes, administrativos y miembros externos de la comunidad académica, colectivos pedagógicos y a todas las personas interesadas en conocernos, apoyarnos y difundir nuestras labores, a visitarnos de lunes a viernes entre 8:00 a.m. y 5:00 p.m. en las instalaciones del Museo ubicadas en Bogotá en la calle 72 N.º 11 – 86 (Edificio ‘E’) en el Centro Cultural ‘Paulo Freire’ de la Universidad Pedagógica Nacional.

Igualmente, los invitamos a seguirnos en nuestras redes sociales de Facebook: https://www.facebook.com/museopedagogicocolombiano/, Instagram: https://www.instagram.com/museopedagogicoupn/?hl=es, y a explorar nuestra página web: http://museopedagogico.pedagogica.edu.co/ para visualizar y compartir nuestros contenidos.

 

Palabras Clave: Diccionarios; Oxford Pocket; Lexicografía; Enseñanza del Inglés; Vocabulario; Bilingüismo Escolar; RAE; Samuel Johnson; Museo Pedagógico Colombiano.

 

Autoría: Sergio Leonardo Linares Corzo – Estudiante del Programa en Pedagogía.
Revisión y corrección de estilo: Museo Pedagógico Colombiano.

 

Referencias:

Adams, M. (2009). What Samuel Johnson Really Did: He Made Dictionaries Matter. Humanities, 30(5). National Endowment for the Humanities. https://www.neh.gov/humanities/2009/septemberoctober/feature/what-samuel-johnson-really-did

Alvar Ezquerra, M. (1992). Tradición en los diccionarios del español. En Revista Española de Lingüística, XXI Simposio de la S.E.L. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=41270

Béjoint, H. (2010). The lexicography of English: From origins to present. Oxford University Press.

Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. (s.f.). Portada del Diccionario de la lengua castellana (2ª ed., 1783) [Imagen digital]. https://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/diccionario-de-la-lengua-castellana–5/html/01c68ace-82b2-11df-acc7-002185ce6064_7.HTML

Johnson, S. (1755). A Dictionary of the English Language [Imagen digital]. Internet Archive. https://archive.org/details/dictionaryofengl01johnuoft

Tarp, S. (2019). La ventana al futuro: Despidiéndose de los diccionarios para abrazar a la Lexicografía, RILEX. Revista sobre investigaciones léxicas, 2/II, pp. 5-36.

Pieza Audiovisual – Campaña de Donación de Objetos y Documentos 2022-I: «Tus recuerdos escolares en el Museo…»

Estimados/as colegas, lectores y visitantes, compartimos la pieza audiovisual realizada con apoyo de La Pedagógica Radio, para la difusión de la «Campaña de Donación de Objetos y Documentos – Tus recuerdos escolares en el Museo», la cual tiene el objetivo de ampliar la colección de materiales, objetos y fondos documentales, y asimismo consolidar la memoria material del Museo Pedagógico Colombiano, la cual tendrá una duración de tiempo entre el 2 de mayo y el 10 de Junio de 2022.

La recepción de los elementos se hará entre 8:00 a.m. y 5:00 p.m., en las instalaciones del Museo Pedagógico Colombiano, ubicado en Calle 72 N.º 11 – 86 (Edificio ‘E’) Centro Cultural ‘Paulo Freire’.

¡Esperamos sus Aportes!

Celebración del 30 aniversario del Centro de Investigación de MANuales EScolares – MANES (1992-2022)

Estimados/as colegas y visitantes, compartimos la celebración del 30 Aniversario del Centro de Investigación MANES, fundado por iniciativa del profesor Federico Gómez Rodríguez de Castro, siguiendo el modelo establecido por el profesor Alain Choppin, creador del proyecto ENMANUELLE en el Institut National de Recherche Pédagogique (INRP) en Francia. En el año 1992 se firmó el convenio de colaboración entre la UNED y el INRP, y ese año constituyó, la fecha oficial de nacimiento de MANES.

Para iniciar la celebración del 30 aniversario, se editó un calendario del año 2022, que ha sido elaborado por la Biblioteca Central de la UNED el cual fue ilustrado con portadas de libros escolares del Fondo MANES que se conservan en dicha Biblioteca. Con este calendario ilustrado se ha querido conmemorar también el 50 aniversario de la fundación de la UNED, que se cumple este mismo año.

Para más información seguir el siguiente enlace: https://www.centromanes.org/?cat=16

Exposición: «Revivir la Escuela»

Estimados/as colegas y visitantes, compartimos la información sobre la exposición: «Revivir la Escuela», inaugurada por motivo de la celebración del 30 Aniversario del Centro de Investigación MANES, en la cual se incluyen materiales del Fondo Histórico Documental tales como cuadernos escolares, trabajos de alumnos, programaciones de clase, láminas murales, documentos personales de maestros y maestras, etc. La exposición estará abierta al público del 28 de abril al 20 de mayo en la Facultad de Educación de la UNED (c/Juan del Rosal, 14, 28040 – Madrid).

El Fondo Documental de MANES está disponible para su consulta en el Archivo General de la UNED, que desde ahora se encargará de su custodia, catalogación y conservación.

Para consultar información detallada  sobre la exposición dar click en el siguiente enlace: Exposición Revivir la Escuela.

Campaña de Donación de Objetos y Documentos 2022-I: «Tus recuerdos escolares en el Museo…»

Estimados/as colegas, lectores y visitantes, compartimos la información sobre el lanzamiento de la «Campaña de Donación de Objetos y Documentos – Tus recuerdos escolares en el Museo«, la cual se realizará con el objetivo de ampliar la colección de materiales, objetos y fondos documentales, y asimismo consolidar la memoria material del Museo Pedagógico Colombiano, la cual tendrá una duración de tiempo entre el 2 de mayo y el 10 de Junio de 2022.

Se recibirán: Manuales Escolares, Textos, Libros; Implementos antiguos de uso en la Enseñanza y Vida Escolar; Cuadernos; Material Científico; Juguetes; Material Didáctico; Fotografías antiguas; Documentos y Elementos relacionados con la Memoria e Historia del antiguo Instituto Pedagógico Nacional para Señoritas y la Universidad Pedagógica Nacional, los cuales abarcaran un marco de tiempo a partir del siglo XIX y hasta 1965.

La recepción de los elementos se hará entre 8:00 a.m. y 5:00 p.m., en las instalaciones del Museo Pedagógico Colombiano, ubicado en Calle 72 N.º 11 – 86 (Edificio ‘E’) Centro Cultural ‘Paulo Freire’.

¡Esperamos sus Aportes!

Orbis Sensualium Pictus / Los Juguetes Antiguos en Imágenes 2021

Producto del trabajo conjunto entre el equipo del Museo Pedagógico Colombiano y el grupo de práctica de la Licenciatura de Artes Visuales 2021-1, ponemos a disposición de nuestros visitantes el Libro Virtual: «Orbis Sensualium Pictus, los Juguetes Antiguos en Imágenes«.

Dicho trabajo, retoma y reinterpreta visual y pedagógicamente el trabajo desarrollado por el ‘Padre de la Pedagogía’ Juan Amós Comenio en su libro «Orbis Sensualium Pictus» de 1658, también conocido como «El Mundo en Imágenes», se planteó como una enciclopedia ilustrada que posibilitara la enseñanza del latín a través de imágenes con descripciones que daban cuenta de las cosas fundamentales del mundo y de las actividades de la vida. Se trata entonces de la primera enciclopedia visual e ilustrada realizada para niños, convirtiéndose en una obra fundamental e influyente dentro de la historia de la pedagogía universal.

Al respecto, a partir de la reinterpretación de la obra de Comenio, nace la propuesta del «Orbis Sensualium Pictus, los Juguetes Antiguos en Imágenes«, la cual, relaciona en orden alfabético y pone en diálogo pedagógico y didáctico diferentes objetos de la colección de juguetes del Museo Pedagógico Colombiano, a través de fotografías, ilustraciones diseñadas por el grupo de practicantes y emociones sensoriales vinculadas a cada una de las piezas. Además, incluye la descripción, la definición poética y un juego de palabras para cada uno de los elementos incluidos en la publicación.

Para consultar el libro virtual dar click en el siguiente enlace:

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Pieza del mes de septiembre de 2021: Selección Samper Ortega de Literatura Colombiana.

Selección Samper Ortega de Literatura Colombiana. (1963) [Imagen]. Imagen de referencia tomada de: https://babel.banrepcultural.org/digital/collection/p17054coll10/search/searchterm/Biblioteca%20Aldeana

Como pieza del mes, hemos elegido la Selección Samper Ortega de Literatura Colombiana (Biblioteca Aldeana) de la colección de libros que pertenecen al Fondo Documental Bibliográfico del Museo Pedagógico Colombiano. Publicada entre 1928 y 1937, se trata de una recopilación compuesta por 100 volúmenes, y fue un conjunto de textos de amplia circulación en nuestro país e incluso con divulgación a nivel internacional, que incorporó obras de varios autores de la literatura colombiana de los siglos XIX y XX, las cuales se agruparon y clasificaron en diez categorías: Prosa literaria, Cuento y Novela, Cuadros de Costumbres, Historia y Leyendas, Ciencias y Educación, Ensayos, Periodismo, Oratoria, Poesía y Teatro. Inicialmente fueron publicadas por la Editorial Minerva, pero posteriormente se difundieron bajo el nombre de “Biblioteca Aldeana” con el auspicio del Ministerio de Educación Nacional.

El conjunto de obras que reseñamos, reconocida como la primera colección literaria que incluyó un extenso número de volúmenes y autores nacionales del país, comprendió lo más selecto de las letras nacionales que se hubieran escrito desde la Independencia y hasta la época de su publicación, siendo compiladas por el historiador, educador, escritor, editor de revistas y también director de la Biblioteca Nacional de Colombia entre 1931 y 1938, Daniel Samper Ortega (1895–1943), quién tuvo como propósito que, a través de las páginas de la Selección se retratara la naturaleza, las condiciones y las costumbres del territorio, así como la historia, y los frutos que había dejado en nuestro país el cultivo de las artes.

De educación ‘Pestalozziana’, Samper Ortega trajo la idea de desarrollar aquella revisión y compilación editorial, después de su regreso a Colombia en 1928. Además de organizar una recopilación bibliográfica, su interés era que esta selección de literatura nacional llegara al público extranjero (interesado en determinados temas y personajes colombianos), pero que principalmente llegara a los demás colombianos, quienes desconocían el retrato de su propio país por las limitaciones para la difusión y el acceso a los contenidos y la información, no obstante, para consolidar esta tarea –que no tenía equivalente en nuestro continente– estructuró  el sistema de Bibliotecas de Aldea (cimiento de lo que hoy se conoce como la Red Nacional de Bibliotecas Públicas), así cada ciudadano colombiano encontraría en las páginas de la Selección un instrumento de (auto)reconocimiento, de apropiación y estudio, para posicionar al país como un modelo para la producción intelectual en el territorio americano. 

Daniel Samper Ortega. (1930). [Fotografía]. Fuente: http://www.cervantesvirtual.com/descargaPdf/seleccion-samper-ortega-de-literatura-colombiana-1928-1937-semblanza-788529/


Según su concepto y en concordancia con la visión del ministro de Educación Luis López de Mesa, un proyecto de tal importancia que apuntara a construir un concepto sobre lo cultural y lo popular en el país, a partir de una recapitulación del pasado, hacía falta y era necesario prestarle ese servicio a la nación:

Difundiendo [el] pensamiento [colombiano] no solo dentro de su territorio sino en otras naciones” (Samper Ortega, 1937a, 9).

Por lo tanto, su trabajo para la creación de una empresa literaria y de difusión del acervo y patrimonio bibliográfico existente de nuestra región, coincidió con la voluntad ilustrada de progreso para la modernización de la nación colombiana de las primeras décadas del siglo XX, por la cual, el país se transformaría con miras a la definición de un Estado moderno, desarrollando la industria, y entre otras acciones llevando a cabo reformas que repercutirían en el contexto social y cultural.

Con estos propósitos, desde el gobierno central y por intermedio del Ministerio de Educación, se crearon estrategias que buscaban integrar política e ideológicamente la nación, en este sentido, la educación se convirtió en un asunto de orden nacional, que concentró la atención de intelectuales, y los esfuerzos de las escuelas y otros escenarios de instrucción, desde donde se inculcaron nuevos modelos de vida y los valores ciudadanos acordes con la noción de un nuevo Estado, que perseguían la formación de la sociedad activa y pensante que se quería establecer.

Entonces el gobierno de la República Liberal, vigente en aquel tiempo y liderado por Alfonso López Pumarejo, vislumbró en la educación un instrumento para la modernización, y en 1934 se creó, la Campaña de Cultura Aldeana, dentro de la cual se inscribieron las Bibliotecas Aldeanas de Colombia, como programa ejecutado por el ministro López de Mesa, quién comprendía las necesidades del país en el ámbito cultural y educativo, e impulsó una política encaminada al “esclarecimiento de la conciencia nacional” (López de Mesa, 1927). Según el ministro, la población requería entender el saber y las ideas contenidas en los libros, y aunque tal proyecto era costoso y de difícil cumplimiento, su ejecución era fundamental para aumentar “el nivel cultural de las masas populares de todo el país”, por lo tanto, la difusión de materiales escritos fue una tarea prioritaria en los planteamientos educativos de este gobierno.

De esta forma, la Campaña de Cultura Aldeana, se planeó tomando como referencia a los pueblos que tenían menos de cinco mil habitantes y, a las escuelas, como escenarios determinantes, donde el gobierno, a través del Ministerio de Educación Nacional, haría llegar todos los recursos arquitectónicos, técnicos, físicos y humanos necesarios para su ejecución, como por ejemplo: planos arquitectónicos de las escuelas, radio, profesores, inspectores de educación, entre otros; por otra parte, la realización de aquel plan se basó entre otras acciones, en la organización para las ciudades de mayor población de diferentes bibliotecas que funcionarían como sucursales de la Biblioteca Nacional, la creación de bibliotecas itinerantes para cubrir las regiones más apartadas, y la difusión de prácticas para la introducción de hábitos de lectura, pero especialmente, la adquisición de textos impresos (libros, cartillas, revistas y documentos) para proveer a los maestros de los materiales necesarios para su práctica pedagógica fue esencial para el desarrollo del plan. 

Estrategias y esfuerzo amplio que se vio reflejado en las interesantes cifras que arrojó el censo elaborado en 1936 por el Ministerio de Educación, en el que se destacaban la existencia de 674 Bibliotecas Aldeanas en todo el país, y la distribución de 95.462 ejemplares impresos; igualmente, el número de lectores de la Biblioteca Nacional había pasado a ser de 125.890 en 1935, y teniendo en cuenta que en 1931 era de 32.683, dicho aumento era evidencia del éxito del Gobierno Liberal en materia educativa.

Descrito el contexto político al que pertenece la colección de libros que conforman nuestra pieza del mes, hay que tener en cuenta que para la construcción de esta biblioteca de autores colombianos las concepciones de López de Mesa fueron consideradas por Samper Ortega, y según su perspectiva e interés como docente, la selección de obras escogidas obedeció a una serie de escritores, géneros y corrientes literarias colombianas que él de antemano conocía para el desarrollo de sus clases, por tanto, muchos de los títulos incluidos, respondieron a claros propósitos académicos y educativos.

Editada por el Ministerio de Educación, el ministro López de Mesa concebía a las colecciones que conformaron la Biblioteca Aldeana como “núcleos de iniciación” a las “obras fundamentales de la cultura humana”, y estas dividieron en las siguientes secciones: Literatura Universal, Obras Nacionales, Manuales de Instrucción y Obras Generales de Consulta. En ese orden de ideas, la Selección Samper Ortega hizo parte de la sección de Obras Nacionales, y cada uno de sus títulos iniciaba con una semblanza del autor, su tamaño era de 13 cm X 18,7 cm (o más pequeños de 8,5 cm X 12,5 cm) –siendo una colección de bolsillo– y la extensión de cada uno de los textos tenía entre 150 y 180 páginas, además, en la parte superior de todas las carátulas, destacaba el nombre de la colección: “BIBLIOTECA ALDEANA DE COLOMBIA”, más abajo, encontrábamos el título de cada obra, seguido por el de su autor, y finalizaba con una ilustración del Observatorio Astronómico Nacional, una de las estructuras arquitectónicas emblema del espíritu científico y el descubrimiento del territorio nacional.

Biblioteca Aldeana de Colombia. (2021). [Fotografía]. Fuente: Museo Pedagógico Colombiano.

Respecto a la gestión para la reproducción de los textos, el contrato se hizo en asociación con la Editorial Minerva S. A., que contaba con un taller de imprenta y ya tenía experiencia en el mundo de la impresión de publicaciones periódicas, como: Bogotá Cómico: semanario ilustrado (1917), El Santafereño (1919), El Combate: interdiario conservador (1919) o Revista del Instituto Técnico Central (c. 1919-1922), cuando era conocida como Tipografía Minerva. Así el proceso de producción editorial de la Selección se inició en 1932, no obstante, en 1935, Minerva atravesaba dificultades económicas, que le impedían cumplir a cabalidad con el objetivo y continuar con regularidad la impresión y distribución de las obras. El contrato tenía como meta distribuir 2.000 colecciones de la Selección, y convenía la impresión de 200.000 ejemplares, que debían estar listos en solo ocho meses, pero la infraestructura técnica de la Editorial no alcanzaba para esa gran cantidad, motivo por el cual, para lograr la publicación completa de la Selección en 1936 y cumplir con la meta inicialmente acordada, contó con el apoyo de otras imprentas que se subcontrataron.

Entre sus numerosas obras, a nuestro criterio destacamos los siguientes títulos: 2. El castellano en América, Rufino José Cuervo; 8. Crítica literaria, Antonio Gómez Restrepo; 12. Novelas, Tomás Carrasquilla; 15. Cuentos, José Marta y Evaristo Rivas Groot; 21. Cuadros de costumbres, José Manuel Groot; 25. Un domingo en casa y otros cuadros, Ricardo Silva; 31. Historia de la Nueva Granada, José Manuel Restrepo; 36. El Dorado, Eduardo Posada; 44. Cuadros de la naturaleza, Joaquín Antonio Uribe; 48. La Expedición Botánica, Florentino Vezga; 50. Sobre el problema de la educación nacional, Agustín Nieto Caballero; 51. Las letras, las ciencias y las bellas artes en Colombia, Sergio Arboleda; 58. La sabana de Bogotá, Tomás Rueda Vargas; 62. Periodistas de los albores de la república (Jorge Tadeo Lozano, Fray Diego Francisco Padilla, José María Salazar y Juan García del Río); 66. Prosa política, Carlos Martínez Silva; 71, Antonio Nariño, F. de P, Santander y Julio Arboleda; 72. Bolívar, Camilo Torres y Francisco Antonio Zea; 87. Los poetas (De la Patria), Varios autores; 88. Los poetas (Fábulas y cuentos), Varios autores; 91. Las convulsiones y Doraminta, Luis Vargas Tejada; y 100. El regreso de Eva, Jorge Zalamea.

Para finalizar, resaltamos el legado histórico de esta colección de obras, no solo por su importancia e impacto para la construcción de la memoria literaria colombiana y como precedente en la historia de la producción editorial de nuestro país, sino también por su huella educativa que además de cultivar el ejercicio de la lectura, –desde una perspectiva política– contribuyó a encontrar un rumbo intelectual para la transformación de la mentalidad de la población colombiana acercándola a través de los textos a la compresión de la realidad social de la nación.

Por otra parte, el aporte de la Selección, en cuanto se refiere al alcance que tuvo, para llegar al mayor número posible de lectores colombianos, permitió concebir una imagen del país desde distintas áreas del conocimiento, siendo sus textos un referente tanto para eruditos como para curiosos; pensar la literatura colombiana a partir de nuevas formas textuales y editoriales, de géneros y categorías, y organizarla a través de esta colección de libros, logró acercar a nuevos lectores, quienes hasta el momento no tenían acceso a autores y obras, o incluso, a discursos académicos y culturales. Asimismo, no podemos dejar de lado la labor fundamental que desarrolló Daniel Samper Mendoza, como compilador de aquellas obras representativas de la literatura colombiana de la época, las cuales se reconocen como un valioso acopio divulgativo del patrimonio intelectual, científico y literario de Colombia.

Para conocer la Selección Samper Ortega de Literatura Colombiana (Biblioteca Aldeana), otros textos, manuales de alfabetización y demás archivos pertenecientes al fondo documental; y también los objetos e implementos escolares de la historia y la práctica pedagógica que salvaguardamos y exhibimos en el Museo Pedagógico Colombiano, convocamos a la comunidad de la Universidad Pedagógica Nacional, estudiantes, egresados, investigadores, docentes, administrativos y miembros externos de la comunidad académica, colectivos pedagógicos y a todas las personas interesadas en conocernos, apoyarnos y difundir nuestras labores, a visitarnos de lunes a viernes entre 8:00 a.m. y 4:00 p.m.  en las nuevas instalaciones del Museo ubicadas en Bogotá en la calle 72 N.º 11 – 86 (Edificio ‘E’) en el Centro Cultural ‘Paulo Freire’ de la Universidad Pedagógica Nacional.

Igualmente los invitamos a seguirnos en nuestras redes sociales https://www.facebook.com/museopedagogicocolombiano/ y a explorar nuestra página web http://museopedagogico.pedagogica.edu.co/ para visualizar y compartir nuestros contenidos.

 

Palabras clave: Selección Samper Ortega; Biblioteca Aldeana; Literatura Colombiana; Educación; Lectura; Enseñanza; Republica Liberal; Bibliotecas; Museo Pedagógico Colombiano.

 

Referencias

Biblioteca.udea.edu.co (2021). Selección Samper Ortega de Literatura Colombiana (Biblioteca Aldeana). Sistema de Bibliotecas. Fecha de consulta: Septiembre 1 de 2021. Desde: http://biblioteca.udea.edu.co:8080/leo/handle/123456789/1402

Siise.bibliotecanacional.gov.co (2021). Colección Digital Samper Ortega. Fecha de consulta: Septiembre 1 de 2021. Desde: https://siise.bibliotecanacional.gov.co/BBCC/(X(1)S(1hqkwjrcryqo1jzhcmwrbu2h))/Home/AcercaDe/2?AspxAutoDetectCookieSupport=1  

Herrera M. C., & Jilmar Díaz C. (2010). BIBLIOTECAS Y LECTORES EN EL SIGLO XX COLOMBIANO: LA BIBLIOTECA ALDEANA DE COLOMBIA. Revista Educación Y Pedagogía, 13(29-30), 101-111. Recuperado de: https://revistas.udea.edu.co/index.php/revistaeyp/article/view/7510 4

Pineda Cupa, M. Á. (2017). «Semblanza de Selección Samper Ortega de Literatura Colombiana (1928-1937)». Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes – Portal Editores y Editoriales Iberoamericanos (siglos XIX-XXI) – EDI-RED. Recuperado de: http://www.cervantesvirtual.com/obra/seleccionsamper-ortega-de-literatura-colombiana-1928-1937-semblanza-788529/

Pineda Cupa, M. Á. (2019). La edición de la Selección Samper Ortega de Literatura Colombiana: Bibliotecas, editoriales e imprentas en la década de 1930. Información, Cultura Y Sociedad, (40), 69-92. Recuperado de: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=6963050

Samper Ortega, Daniel. 1937a. Selección Samper Ortega de Literatura Colombiana. Índices. Bogotá: Editorial Minerva S. A.

Libro: El Patrimonio Histórico Educativo: memorias de ayer y reflexiones de hoy

El libro nace con motivo de la aparición del número 25 de la Revista Cabas y recopila las reflexiones y opiniones personales, de especialistas que han colaborado con Cabás a través de diferentes temáticas, para también, valorar las contribuciones que se han venido haciendo durante años en relación con la difusión del conocimiento ligado al estudio del patrimonio histórico educativo acerca del nacimiento y posterior desarrollo de las investigaciones en sus respectivas áreas y sobre el papel desempeñado por Cabás en su difusión.

La obra contó con la participación de varios autores/as, estudiosos del patrimonio histórico educativo y/o vinculados al mismo desde diferentes perspectivas; y al hilo de la publicación del número 25 de Cabás, la dirección de la misma ha querido hacer una parada de reflexión sobre los distintos temas tratados en la revista desde sus inicios.

Consultar:
El Patrimonio Histórico Educativo: memorias de ayer y reflexiones de hoy