Revista de Historia de la Educación. RSE Vol. 8, No. 2 (2021): María Montessori, su tiempo y nuestros años. Historia, vitalidad y perspectivas de una pedagogía innovadora

Estimados/as visitantes y lectores, compartimos el Vol. 8, No. 2 de la Rivista Di Storia Dell’Educazione publicada por el Centro Italiano de Historia de la Educación, ejemplar que propone una reflexión crítica e histórica sobre las múltiples variables que caracterizan los logros prácticos y teóricos de la pedagogía y el movimiento de María Montessori desde finales del siglo XIX hasta nuestros días, destacando las relaciones humanas, profesionales y culturales entre ella, su pensamiento y algunas instituciones, educadores y pensadores significativos en Italia y en el extranjero.

María Montessori, sus teorías, su método y sus escuelas siempre han estado en el centro de un amplio debate que involucra tanto elementos educativos, como aspectos históricos, culturales o políticos.

En el siguiente enlace se puede consultar la publicación: RSE Vol. 8, No. 2 (2021): María Montessori, su tiempo y nuestros años. Historia, vitalidad y perspectivas de una pedagogía innovadora

Orbis Sensualium Pictus / Los Juguetes Antiguos en Imágenes 2021

Producto del trabajo conjunto entre el equipo del Museo Pedagógico Colombiano y el grupo de práctica de la Licenciatura de Artes Visuales 2021-1, ponemos a disposición de nuestros visitantes el Libro Virtual: «Orbis Sensualium Pictus, los Juguetes Antiguos en Imágenes«.

Dicho trabajo, retoma y reinterpreta visual y pedagógicamente el trabajo desarrollado por el ‘Padre de la Pedagogía’ Juan Amós Comenio en su libro «Orbis Sensualium Pictus» de 1658, también conocido como «El Mundo en Imágenes», se planteó como una enciclopedia ilustrada que posibilitara la enseñanza del latín a través de imágenes con descripciones que daban cuenta de las cosas fundamentales del mundo y de las actividades de la vida. Se trata entonces de la primera enciclopedia visual e ilustrada realizada para niños, convirtiéndose en una obra fundamental e influyente dentro de la historia de la pedagogía universal.

Al respecto, a partir de la reinterpretación de la obra de Comenio, nace la propuesta del «Orbis Sensualium Pictus, los Juguetes Antiguos en Imágenes«, la cual, relaciona en orden alfabético y pone en diálogo pedagógico y didáctico diferentes objetos de la colección de juguetes del Museo Pedagógico Colombiano, a través de fotografías, ilustraciones diseñadas por el grupo de practicantes y emociones sensoriales vinculadas a cada una de las piezas. Además, incluye la descripción, la definición poética y un juego de palabras para cada uno de los elementos incluidos en la publicación.

Para consultar el libro virtual dar click en el siguiente enlace:

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Pieza del mes de diciembre de 2021: Muñeca de Trapo

Como pieza del mes, hemos seleccionado la Muñeca de trapo que data del siglo XIX de la colección de juegos y juguetes del Museo Pedagógico Colombiano. Se trata de un objeto de manufactura artesanal, es decir elaborado a mano, pero este en especial se fabricaba al interior de la cotidianidad de los hogares siendo fiel representante de la tradición de un pueblo ya que se caracteriza por tener colores y figuras típicas de un país o región. Este tipo de juguetes fueron construidos a base de materiales como madera, tela o trapo generalmente, por lo que también son conocidos como juguetes tradicionales o populares.

En general los juguetes son objetos constitutivos de la humanidad, que potencialmente son capaces de simbolizar el pensamiento de una época y los rasgos de una cultura. Desde el inicio de los tiempos los juguetes han estado presente en la vida de los niños, en investigaciones realizadas, se han encontrado diversas clases de muñecos en tumbas primitivas, y algunos historiadores relatan en sus escritos como en la Prehistoria los niños hacían uso de juguetes de madera, arcilla o hueso. El más antiguo data de hace 4000 años, y se trata de un sonajero hecho en terracota descubierto en Turquía. En el imperio Romano y Egipto también existieron juguetes en forma de estatuillas que representaban humanos o animales.

Sin embargo, a pesar de la existencia de registros de la antigüedad sobre juguetes como objetos de vida cotidiana, es en la modernidad con el concepto de infancia, cuando este tipo de artefactos constituyeron de manera central la “cultura material utilizada por los niños” (Cárdenas, 2012, p. 31), cultura de la que es posible identificar distinciones de clases sociales y género en la producción y distribución del juguete.

En el contexto latinoamericano, como, por ejemplo, en el Perú, se fabricaban juguetes con fique y cuero de animal en las formas en que su contexto cultural ofrecía o requería, a pesar de ello, no quería decir que, para ser propiamente un juguete, el objeto debía tener una forma específica, pues los niños y niñas que no tenían acceso a juguetes muy elaborados jugaban con cosas que podían encontrar a su alrededor como piedras, hojas, cajas, semillas y otros tantos elementos. Aun así, la dupla niño-juguete no estuvo siempre de la mano pues en la antigüedad los juguetes estaban relacionados con los grupos aristocráticos y sus distintos pasatiempos, como marionetas y diferentes objetos en miniatura.

Referente a la industria del juguete, el historiador estadounidense Gary Cross, ubica sus inicios en el siglo XVI específicamente en diversas ciudades alemanas, así, hay registro de la fabricación de animales en hojalata y madera por los artesanos de la época. No obstante, aunque parece que los juguetes han existido desde el inicio de los tiempos, estos no tomaron tanta importancia sino hasta el siglo XVII cuando apareció la categoría de Infancia y se empezó a estudiar y crear teorías académicas alrededor de ella, a partir de allí es que el juguete comenzó a cobrar importancia, y es en ese momento que otros países como Inglaterra y Francia se integraron a los centros productores de juguetes.

En el contexto colombiano, esta industria, comenzó a cimentarse a través de la importación de juguetes desde países extranjeros, los cuales fueron traídos –en pequeña escala– a partir de 1929 por la Librería, Papelería y Comercializadora de juguetes Búffalo, empresa ubicada en Medellín, la cual comenzaría a fabricar sus propios juguetes a mediados de la década de los 1940, dando origen así a la Fábrica de Muñecas de Medellín, que funcionó aproximadamente cincos años, convirtiéndose desde entonces en Industrias Búffalo, que inició labores con la fabricación de juguetes en madera y metal. En ese orden de ideas, Búffalo fue la compañía insignia de la producción juguetera nacional de mediados del siglo XX.

Muñecas elaboradas por la Fábrica de Muñecas en Medellín a finales de la década del 40 (1999), Periódico Rural Relatos de un siglo. [Fotografía]. Fuente: https://repository.eafit.edu.co/bitstream/handle/10784/11740/CuervoCalle_Juliana_2017.pdf?sequence=2&isAllowed=y


Ahora bien, en nuestro país antes del siglo XVIII, y aún tiempo después, los niños se relacionaban más con el trabajo que con el juego, y que incluso con la educación, estos

seguían siendo un grupo social no diferenciado, pues compartían las mismas condiciones que el resto de la población y, sobre todo, las mismas obligaciones en escenarios como el trabajo y la guerra” (Aristizábal, 2013, p. 19),

así, los niños eran vistos como sujetos de deberes que tenían a su cargo responsabilidades, y, por tanto, no podían ni debían dedicar tiempo al juego. En el siglo XIX con la llegada de las ideas de Pestalozzi a Colombia, se estableció también un nuevo imaginario sobre el juego y los beneficios para los niños, no obstante, estas ideas aún no fueron bien vistas por las instituciones que organizaban la Instrucción y la Educación del país, quienes, en la época, recurrentemente hacían recomendaciones frente al juego y como este podía despertar otros vicios en el niño.

En este sentido, los juguetes debían animar las buenas cualidades del hombre, y el juguete se empezó a ver como

un objeto sobre todo instructivo, una especie de manual del trabajo hecho objeto. Era la vía para entrenarse en los oficios futuros” (Aristizábal, 2013, p. 27),

es decir, la carga simbólica del juguete debía mantener los roles sociales impuestos en el momento, y asimismo las representaciones de las formas de vida que los niños debían interiorizar para llevarlas a la práctica durante su vida adulta. De esta manera, para los niños los juguetes eran martillos, piedras, objetos que en últimas evocaran su oficio y su rol social, mientras que para las niñas eran cocinas, ollas y muñecas, tal como las que se encuentran en la colección del Museo.

Las muñecas podrían considerarse el juguete más antiguo de todos, sin embargo, su origen no se dio en la categoría de juguete, sino que se enmarcó en un contexto en el cual, eran entregadas a las niñas como un objeto divino que les permitía introducirse en el mundo espiritual, y como parte de ritos funerarios antiguos. En cuanto a sus características materiales y formales, al inicio las muñecas eran elementos rígidos sin ninguna clase movimiento, y talladas en algún material como marfil, madera, yeso o cera y otros de origen vegetal, que hacían parte de la cultura de cada lugar, no fue sino hasta el siglo XV y con los avances en el descubrimiento de nuevos materiales que estas se comercializaron, por lo que también fueron adquiriendo movimientos en sus extremidades e incluso se crearon algunas parlantes que reproducían sonidos.

Uno de los materiales con los que se fabricaron las muñecas fue el trapo, este último la RAE lo define como un pedazo de tela desechable o algún paño de uso doméstico. No obstante, en América Latina, el trapo adquirió otro significado, en el pasado las tribus indígenas y las familias campesinas hacían uso de los distintos materiales y fibras vegetales que cultivaban para hacer juguetes, de esta forma, fueron las abuelas, quienes por medio de hojas de maíz, el fique, la enea, y otras plantas elaboraron las muñecas de la mano con sus nietas, no a modo de regalo, sino como un instrumento que les pudiera dar bases sobre el rol que desempeñarían más adelante, y así prepararlas para la vida cotidiana y sus oficios en el hogar y el desarrollo de sus instintos maternales.

Las muñecas y su confección en el contexto familiar, además les permitían seguir en contacto con la madre tierra, con sus raíces, con la naturaleza, con los elementos, con sus dioses, y hasta con su cultura, pues era una costumbre que las muñecas estuvieran vestidas con la ropa tradicional de cada cultura, e incluso desde temprana edad se les enseñaba a las niñas a confeccionar los atuendos para que les dieran una identidad propia a sus muñecas. Al respecto, mientras que las muñecas de las niñas indígenas estaban hechas con materiales recogidos de la naturaleza, las muñecas europeas, eran vestidas con telas y bordados finos que emulaban la aristocracia, lo que da muestra una vez más de la influencia cultural que soportaron este tipo de juguetes.

Con todo lo anterior, es notorio como las muñecas de trapo estaban vinculadas a las artes y oficios manuales, pero también a una herencia cultural en la cual se transmitieron creencias, prácticas y costumbres, que además buscaban despertar en las niñas algunos instintos que se creía nacían con ellas como, por ejemplo, la maternidad.

Para concluir, queremos recordar dos referentes interesantes sobre los juguetes, en este orden de ideas, en la década de 1930 el filósofo alemán Walter Benjamin, los entendía como producciones activas de la cultura; mientras que en 1914, el poeta francés Charles Baudelaire, los comprendía como representaciones o copias materiales de múltiples formas de vida de acuerdo con tiempos y contextos específicos, según él los juguetes eran una reproducción de la vida real en miniatura, y entenderlos integralmente, implicaba comprender ¿Cómo eran? y explorar no solo sus características físicas, sino también sus usos y relaciones; de manera que así podemos identificar y comprender diversos aspectos de una cultura, conductas de un grupo social determinado o una época concreta. Para Baudelaire, “los juguetes son generadores de costumbres y definidores de gustos”.

¿Y, ustedes con cuáles juguetes jugaron?, ¿Cómo estos definieron su identidad?, y ¿En el aula de clases, de cuáles se apoyan para ayudar a mejorar la capacidades y habilidades perceptivas, imaginativas, creativas, motoras; y también contar la historia de la humanidad a los niños?

Para conocer la Muñeca de trapo, la colección de otros juegos y juguetes de diferentes materiales y periodos históricos, otros objetos de la historia y la práctica pedagógica, y los archivos pertenecientes a los fondos documentales que exhibimos en el Museo Pedagógico Colombiano, convocamos a la comunidad de la Universidad Pedagógica Nacional, estudiantes, egresados, investigadores, docentes, administrativos y miembros externos de la comunidad académica, colectivos pedagógicos y a todas las personas interesadas en conocernos, apoyarnos y difundir nuestras labores, a visitarnos de lunes a viernes entre 8:00 a.m. y 4:00 p.m. en las nuevas instalaciones del Museo ubicadas en Bogotá en la calle 72 N.º 11 – 86 (Edificio ‘E’) en el Centro Cultural ‘Paulo Freire’ de la Universidad Pedagógica Nacional.

Igualmente los invitamos a seguirnos en nuestras redes sociales https://www.facebook.com/museopedagogicocolombiano/ y a explorar nuestra página web http://museopedagogico.pedagogica.edu.co/ para visualizar y compartir nuestros contenidos.

 

Palabras clave: Juguetes; Juegos; Muñeca de trapo; Artesanal; Cultura Material; Niñez; Infancia; Escuela; Museo Pedagógico Colombiano.

 

Referencias

Catálogo general del Museo Pedagógico Colombiano. (2017). Sin publicar

Periódico Rural Relatos de un siglo. Medellín, 1999.

Cuervo Calle, J. (2017). Historia del juguete en Medellín 1910 – 1940: El juguete como mediador en la transformación de los conceptos de infancia. (Maestría). Universidad EAFIT, Medellín, Colombia. Recuperado de: https://repository.eafit.edu.co/bitstream/handle/10784/11740/CuervoCalle_Juliana_2017.pdf?sequence=2&isAllowed=y

Aristizábal, D. (2015). Juguetes e infancias. La consolidación de una sensibilidad moderna sobre los niños en Colombia (1840 – 1950). Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia: Facultad de ciencias sociales.

Cárdenas, Y. (2012). Infancia, juegos y juguetes: contribuciones a un análisis histórico cultural de la educación en Colombia (1930 – 1960). Pedagogía y saberes, (37), 25 – 36.

Jiménez, A. (2008).  Historia de la infancia en Colombia: crianza, juego y socialización, 1968-1984. Anuario colombiano de historia social y de la cultura, (35),155-188.

Real Academia Española. (2014). Diccionario de la lengua española (23a ed.).

Molina, D. (2011). Historia de las muñecas de trapo. Monografías.com. Recuperado de: https://www.monografias.com/trabajos91/historia-munecas-trapo/historia-munecas-trapo.shtml

Pieza del mes de noviembre de 2021: Manuales de Lecciones de Cosas

Escucha nuestro Pódcast sobre los Manuales de Lecciones de Cosas, realizado por estudiantes de Práctica del Museo Pedagógico Colombiano del programa en Pedagogía 2021-2 de la Universidad Pedagógica Nacional:

Como pieza del mes, hemos elegido los tres tomos de los manuales escolares conocidos como Lecciones de Cosas escritos por el dibujante, artista gráfico y diseñador editorial catalán Carles Barral i Nualart (1879–1936), que hacen parte de la colección de Libros de Escuela, Manuales y Cartillas que pertenecen al Fondo Documental Bibliográfico del Museo Pedagógico Colombiano, los cuales fueron escritos en 1921 y corresponden a la octava edición del texto.

Los tres volúmenes son de carácter instructivo y didáctico, y cuentan con dibujos e ilustraciones a blanco y negro, realizados por el mismo autor y otros tantos pertenecientes a la plantilla de ilustradores de la Editorial Seix y Barral Hermanos, en cuyos talleres litográficos se imprimieron, por ejemplo, carteles, cromos y todo tipo de material gráfico de artistas reconocidos españoles como Apeles Mestres, Ramón Casas, Francisco de Cidón, Joaquim Renart, Cayetano Cornet o Pere Montanyà, entre otros.

La Industria Editorial y Gráfica Seix y Barral Hermanos, fue fundada en Barcelona (España) en 1911, como una empresa de artes gráficas, publicidad y litografía de carteles; aunque sus primeras obras fueron sobre historia y literatura juvenil; también fueron proveedores de catálogos de juguetes para niños, mapas, ejercicios, figuras geométricas, etc. para los estudiantes de la época, a quienes también se dirigió la publicación de libros de texto y numerosas colecciones y obras, de carácter pedagógico del ámbito español.

Talleres Litográficos e Imprenta Barral Herms. (1905). [Imagen]. Fuente: http://www.historiadeldisseny.org/wp-content/uploads/Pau-Medrano-Carles-Barral-Nualart-cartelista-impresor-y-dise–ador-editorial.pdf

 

 

 

 

 

 

 

 

Los Manuales escolares sirvieron como objeto de la enseñanza del siglo XVII, constituyéndose como la exposición de una disciplina escolar de manera ordenada y secuencial, estos estaban dirigidos exclusivamente a los maestros, pues una de sus funciones se fundaba en regular las prácticas de enseñanza y los saberes que circulaban por la escuela, pero también cumplían la tarea de:

simplificar las escrituras y los lenguajes que existían […]. Este modo de simplificación era concebido como un arte, dado su carácter de reducción de la proliferación de signos y significaciones. El manual debía decir en forma simple lo que era complejo y que los tratados o estudios eruditos no hacían, pues eran dirigidos a un público especializado” (Quiceno, 2001, p. 53).

Johann Heinrich Pestalozzi (Retrato). Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Johann_Heinrich_Pestalozzi

Con el inicio de la Escuela Nueva a finales del siglo XIX y su consolidación a inicios del siglo XX, que buscaba superar el modelo Lancasteriano propuesto desde la ‘Escuela Tradicional’ ligada a la Iglesia Católica, en el que la memorización de los contenidos era la estrategia central para la transmisión de los conocimientos o información, nació la implementación de nuevos métodos para la enseñanza, e incluso se modificaron ciertas dinámicas escolares tradicionales, como la centralidad de la educación basada en el profesor.

En este contexto asociado a una propuesta para un nuevo planteamiento de Escuela, tuvo gran influencia la experiencia y aportes del pedagogo suizo Enrique Pestalozzi (1746–1827), pues según su biografía, de acuerdo con una vivencia propia como educador, la enseñanza ocurría de manera oral debido a la falta de textos, valiéndose así de diversos materiales que pudieran despertar la curiosidad del niño.

Entonces, mientras él se encontraba explicando a sus alumnos sobre una escalera portátil, las láminas de apoyo de las que hacía uso no se encontraban disponibles, al darse cuenta, un niño le señaló una escalera que se encontraba en el patio junto a la puerta, y de la cual podía hacer uso para continuar con su labor de enseñanza; a partir de dicha experiencia, Pestalozzi tuvo la idea de que este proceso escolar podía transcurrir de otra manera, a través de la intuición del niño.

Tomando en cuenta la experiencia de la escalera, en adelante Pestalozzi enseñó solo por medio de objetos verdaderos, así, los muebles y los demás elementos de la clase, los animales, las plantas, el cuerpo humano, todo cuanto tenía a su alcance, fue el material de que se valió en los ejercicios de intuición, conformando de este modo la base del “método intuitivo” que tanta fama le diera. Trabajando desde entonces lo que se conoce como la pedagogía “intuitiva” u “objetiva”, en la que define la intuición como:

fundamento absoluto de todo conocimiento, o, con otras palabras, que todo conocimiento parte de la intuición y a ella tiene que poder ser remitido” (Pestalozzi citado en Klaus Runge, 2008, p.44).

De esta manera, la intuición sería el fundamento general de todo conocimiento, desde donde puede distinguirse un aspecto externo, y uno interno. Lo externo como todo aquello que puede recibirse del exterior con la ayuda de los sentidos; y lo interno, como los juicios que se crean a partir de esas impresiones que se han recibido de afuera. La infancia nació allí como un concepto que puede pensarse entonces a partir de la subjetividad.

En Colombia la apropiación de la pedagogía Pestalozziana se desarrolló por primera vez entre los años de 1845 y 1930, como una manera de dejar atrás el método Lancasteriano. Con el apoyo del presidente Mariano Ospina Rodríguez (fundador del Partido Conservador), fue don José María Triana escritor de manuales para métodos de enseñanza primaria del país –como, por ejemplo, el Manual de enseñanza mutua para las escuelas de primeras letras de 1845–, reconocido como uno de los primeros pedagogos colombianos y fundador del Instituto Normal, quien la introdujo en nuestro país, como un recurso para mejorar la enseñanza en las clases de gramática y aritmética.

Sin embargo, los conservadores no fueron los únicos en poner en marcha la “Pedagogía Objetiva”, pues treinta años después en 1872, bajo el gobierno liberal del Olimpo radical esta perspectiva empezó a difundirse por las normales de las capitales todo el país, de la mano de la Primera Misión Alemana que trajo consigo a los “12 maestros protestantes”, asumiéndose como un sistema pedagógico que debía implementarse en el marco del Primer Proyecto Nacional de Educación laica, gratuita, obligatoria y pública.

Esta vez, ya no se trataba de un procedimiento auxiliar: fue asumida en su integridad, como un método universal, teórico y práctico, como el sistema pedagógico “más moderno para la reforma de la mente de la niñez colombiana”, frente a la pedagogía llamada tradicional: memorista, verbalista y punitiva, asociada por demás a la Iglesia Católica y a los regímenes conservadores y al sistema de enseñanza mutua utilizado durante los dos primeros tercios del siglo XIX” (Saldarriaga, 2001, p. 46).

Al igual que otras apuestas pedagógicas que buscaban formar un ideal de hombre y ciudadano, la perspectiva propuesta por Pestalozzi implementada en Colombia pretendía participar en la configuración de un nuevo “Hombre moderno; práctico, observador del mundo, positivo y, en lo posible, laico” (Saldarriaga, 2001, p. 46), y por esto mismo, de la estructuración de una nueva sociedad, ya que en esta visión no se trataba de la formación del hombre y sus acciones para un bien individual, sino de que sus acciones y que el resultado de estas tuvieran repercusión colectiva y social. Aun cuando se logró implementar en el país, por desacuerdos con la Iglesia Católica, y el partido de oposición se le puso fin a este proyecto, no obstante, el método de enseñanza se siguió impartiendo durante los dos gobiernos siguientes en los períodos de la Regeneración y la República Conservadora entre 1886 y 1930.

Como resultado de este proceso, se dio la inserción y uso masivo de diferentes manuales y cartillas escolares escritos durante todo el siglo XIX, como materiales de apoyo a la enseñanza, entre los cuales se encontraban los Manuales de las “Lecciones de Cosas” que buscaban aproximar a los estudiantes a las palabras a través de los objetos, y que fueron importados a finales del siglo XIX a precios económicos por la Librería Americana de Bogotá de quien era dueño Miguel Antonio Caro. Además, es de gran relevancia resaltar que la mayoría de los manuales usados para seguir el método de Pestalozzi fueron escritos por pedagogos protestantes pestalozzianos.

Basados en el método Pestalozzi, las ‘Lecciones de Cosas’ fueron manuales que les permitieron a los profesores organizar las cosas para poder dirigir la percepción del niño, de lo singular a lo general y de lo visible a lo abstracto. Aquí el estudiante era un sujeto activo que se involucraba en la enseñanza tanto en su pensamiento, como en las experiencias físicas y sensoriales.

En este sentido, los textos de Lecciones de Cosas inspirados en la apropiación y metodología de Pestalozzi volcaron la mirada hacia la infancia, significando una verdadera evolución de las técnicas de enseñanza en la Escuela “Moderna”. Desde allí la Pedagogía ‘Pestalozziana’ estaría basada en un principio esencial a partir del cual, la enseñanza debería suceder de la cosa a la palabra, y de la palabra a la idea, es decir aproximar a los alumnos a las palabras mediante los objetos. Además, el texto recurrió a la imagen y los dibujos, surgiendo el reino de la imagen en la Pedagogía, por lo tanto, nuestra pieza del mes, entro al sistema escolar gracias a la lectura extensiva y con el objetivo de valorar las experiencias y cultivar la curiosidad por lo nuevo.

Sobre las características físicas de los tomos, su tamaño es de 14,5 x 18,5 cm, su extensión varía entre las 150 y 200 páginas y fueron impresos a blanco y negro. Y aunque cada editorial publicaba un solo libro, al respecto, Seix & Barral Hnos. publicó una colección, en la que los formatos gráficos y editoriales de los tres ejemplares eran los mismos, pero que fueron aumentando en especificidad y actualidad de lecciones sobre todo en aquello que tenía que ver con aspectos científicos o técnicos. De esta manera, los manuales fueron aptos para la enseñanza de la Zoología, la Botánica, las Ciencias Naturales, entre otras. Temáticas que se representaron de forma gráfica, con numerosas ilustraciones realistas muy específicas, y descripciones escritas bien detalladas que permitieron acercar al niño al objeto de conocimiento, al entorno real que muestran las lecturas y lógicamente despertar su curiosidad natural por aprender.

Lecciones de Cosas I, El papel, p. 201–206 (1921). [Imagen]. Fuente: http://www.idep.edu.co/wp_centrovirtual/wp-content/uploads/2015/12/LeccionesDeCosasI.pdf

 

 

 

 

 

 

 

 






Para este propósito, los manuales de Lecciones de Cosas no contenían temas al azar, sino que trabajaban lecciones articuladas y organizadas mediante una secuencia lógica que le permita a los estudiantes acercarse al conocimiento de las cosas, pero que además abría la posibilidad de conocer aspectos de la vida del hombre social para irse formando como tal. Así, los temas más comunes que incluyeron estos manuales eran:

1. Cosas de la naturaleza, sobre todo las que se pueden considerar de mucha utilidad o imprescindibles para la vida del hombre como: agua, árbol, vino, arcilla, conejo, raíces, caballo.

2. Cosas útiles e indispensables para la vida: Vestidos, trabajo, higiene, esponjas, zapatos…

3. Materias primas: el carbón, el petróleo, piedras, metales…

4. Factores y elementos del progreso y desarrollo del hombre: tren, barco, motor de explosión, telegrama…” (Sánchez, 2014, p.12).

Para finalizar, exponemos la intención descrita por el autor en el prólogo de cada uno de los tomos:

Las LECCIONES DE COSAS responden a la necesidad de procurar a los maestros padres y en general a todos los que tienen a su cargo la educación de los niños, una amena, variada e instructiva serie de temas para dialogar con sus hijos o alumnos, mezclando lo útil con lo agradable, despertando en los espíritus juveniles un vivo interés y ejercitándoles en los rudimentos de las ciencias, las artes y las industrias” (Nualart, 1921, p.5).

Para concluir, en la parte final del mismo prólogo, el autor también pretendía:

Inculcar al niño la afición al estudio de los principales conocimientos humanos, sería un magnífico triunfo. Y nuestras LECCIONES DE COSAS sólo aspiran a ayudar al maestro en esta admirable empresa de iniciación espiritual” (Nualart, 1921, p.6).

Así, resaltamos el legado histórico de este conjunto de Manuales Escolares, por su impacto en la evolución e historia de los modelos pedagógicos y las reformas educativas que se implantaron en el país dentro del naciente “sistema escolar colombiano” de finales del siglo XIX y la puesta en marcha y consolidación de la Escuela Nueva durante el siglo XX en Colombia, ya que la introducción de las ideas pedagógicas del modelo Pestalozziano coadyuvaron a transformación de las mentes de los estudiantes, y a la modernización de las Escuelas y la Educación del país, en lo referido a las metodologías y prácticas que enmarcaron el proceso de enseñanza y aprendizaje, ya que acercó los conocimientos del mundo, la vida y la comprensión del contexto a la infancia a través del desarrollo de la intuición por medio de sus experiencias, y especialmente, desde los objetos del mundo real hacia las palabras y las ideas que aprenderían.

Para conocer y consultar los Manuales de Lecciones de Cosas, otros textos, manuales de alfabetización y demás archivos pertenecientes al fondo documental; y también los objetos e implementos escolares de la historia y la práctica pedagógica que salvaguardamos y exhibimos en el Museo Pedagógico Colombiano, convocamos a la comunidad de la Universidad Pedagógica Nacional, estudiantes, egresados, investigadores, docentes, administrativos y miembros externos de la comunidad académica, colectivos pedagógicos y a todas las personas interesadas en conocernos, apoyarnos y difundir nuestras labores, a visitarnos de lunes a viernes entre 8:00 a.m. y 4:00 p.m.  en las nuevas instalaciones del Museo ubicadas en Bogotá en la calle 72 N.º 11 – 86 (Edificio ‘E’) en el Centro Cultural ‘Paulo Freire’ de la Universidad Pedagógica Nacional.

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Palabras clave: Lecciones de Cosas; Enrique Pestalozzi; Seix y Barral Hermanos; Manuales Escolares; Educación; Lectura; Enseñanza; Ilustraciones Gráficas; Museo Pedagógico Colombiano.

 

Referencias

Nualart, C. B. (1921). Lecciones de cosas, libro tercero. I. G. Seix y Barral Hermanos., S. A. – Editores. Barcelona. Recuperado de: http://www.idep.edu.co/wp_centrovirtual/wp-content/uploads/2015/12/LeccionesDeCosasIII.pdf

Quiceno, H. (2001). «El Manual Escolar: Pedagogía y Formas Narrativas». En: Revista Educación y Pedagogía. Medellín: Facultad de Educación. Vol. XIII, No. 29-30, (enero-septiembre), pp. 53–67. Recuperado de: https://www.academia.edu/11799932/EL_MANUAL_ESCOLAR_PEDAGOGÍA_Y

Medrano, P., (2016). Historiadeldisseny.org. Carles Barral i Nualart (1880-1936): Cartelista, Impresor y Diseñador Editorial. Fecha de consulta: Noviembre 10 de 2021. Desde: http://www.historiadeldisseny.org/wp-content/uploads/Pau-Medrano-Carles-Barral-Nualart-cartelista-impresor-y-dise–ador-editorial.pdf

Saldarriaga Vélez, O. (2001). La apropiación de la pedagogía pestalozziana en Colombia (1845–1930). En: Memoria Y Sociedad, 5(9), 45–59. Fecha de consulta: Noviembre 11 de 2021. Recuperado de: https://revistas.javeriana.edu.co/index.php/memoysociedad/article/view/7728

centromanes.org (2021). Los Manuales de Lecciones de Cosas – CENTRO MANES. Fecha de consulta: Noviembre 12 de 2021. Desde: http://www.centromanes.org/?page_id=756

Klaus, A. (2008). Las dimensiones de la intuición y del arte de la intuición en Johann Heinrich Pestalozzi: acercamientos antropológico-pedagógicos. Pedagogía y Saberes. 28, p 43–53.

Offir, N. (2015). Las pedagogías de la lectura en Colombia: Una revisión de estudios que se enfocan en el texto escolar durante la primera mitad del siglo XX. Lenguaje, p. 85 –110.

Sánchez, J. (2014). Lecciones de cosas. Cuadernos del Museo Pedagógico y de la Infancia de Castilla – La ancha. 8, p. 1–28. Recuperado de: https://es.slideshare.net/curricularmaster/lecciones-de-cosas

Villar, R. (1995). El programa Escuela Nueva en Colombia. Educación y Pedagogía. 14 y 15, p. 357–382.

 

Pieza del mes de julio de 2021: ‘‘Cartilla Charry’’

Como pieza del mes, hemos seleccionado el texto “Enseñanza Simultánea de Lectura y Escritura”, más conocida como ‘Cartilla Charry’ de la colección de Manuales Escolares que pertenece al Fondo Documental del Museo Pedagógico Colombiano. La cual, además de ser un importante texto escolar para la historia de la enseñanza y los procesos de escolarización de nuestro país, fue una herramienta cuyo objetivo fue avanzar respecto a los métodos tradicionales utilizados en la época, convirtiéndose en otro símbolo nacional de trascendencia para la historia de la educación del país que utilizó las palabras comunes como base de conocimiento. Desde finales de la década de 1910, fue el texto de lectura y aprendizaje de buena escritura con la que aprendieron a leer y escribir más de tres generaciones de colombianos en todas las escuelas del país.

Para recordar, desde el siglo XIX las primeras escuelas públicas y las ramas que orientaban las mismas, habían institucionalizado, –a partir de temas católicos y morales, que lentamente incluyeron temas científicos como parte del reconocimiento de la realidad del estudiante–, los ejercicios de la lectura y la escritura, como dos procesos básicos y esenciales para la instrucción académica y la formación del carácter de cualquier ciudadano. Se establecía entonces, que educar era civilizar, y el correcto desarrollo de competenticas en estas habilidades, era muestra de la organización mental y la actitud social para el cumplimiento de los deberes que la sociedad exigía. En tal sentido, la esencia enunciada por la Cartilla Charry estaba en la aspiración de instruir, enseñar, reglar, normalizar y elevar las condiciones de los sujetos enseñados; por lo tanto, en el saber de la lectura y la escritura como materia de enseñanza, también estaban las “bases necesarias para la vida”.

Aunque ambos procesos, han estado presentes en diferentes periodos y contextos históricos y culturales de la humanidad; solo es entre la segunda mitad del siglo XIX y el XX, cuando gradualmente estos saberes y distintos procesos de formación, se volvieron accesibles para un mayor grupo de personas en nuestro país, y por ejemplo, la creación de materiales como manuales, textos escolares y cartillas de primeras letras, silabarios y catón, como la Cartilla Charry, influyeron en el proceso de consolidación de la lectura y la escritura como conocimientos de alcance colectivo.

Justo Víctor Charry [Fotografía]. Tomada de: http://www.journals.academiahuilensedehistoria.org/index.php/rahh/article/view/90/89

Su autor Justo Víctor Charry Charry, nacido en 1863 en el municipio de Villavieja (Huila), fue un destacado docente y director de escuela con formación pedagógica en La Normal Estatal de Institutores del Tolima con sede en Neiva –fundada por la primer Misión Pedagógica Alemana (1872–1878)–, quien, gracias a su inquietud por innovar los métodos de enseñanza de las primeras letras en las escuelas, obtuvo en 1917 el primer premio nacional por su cartilla, en una exposición organizada por la Academia Colombiana de Historia; y posteriormente la obra, ocupó el primer puesto en un proceso de selección –propuesto en 1917 por el Primer Congreso Pedagógico Nacional– para la elección de una cartilla de lectura y escritura de uso masivo en todo el país, el cual se realizó en 1918 por el Ministerio de Instrucción Pública –hoy Ministerio de Educación Nacional–.

Cartilla Charry, Enseñanza simultánea de Lectura y escritura, Libro – 2°. (ca. 1940). [Imagen]. Tomada de: https://www.banrepcultural.org/noticias/100-anos-de-la-cartilla-charry
Cartilla Charry, Enseñanza simultánea de Lectura y escritura, Libro – 2°. (ca. 1940). [Imagen]. Tomada de: https://www.banrepcultural.org/noticias/100-anos-de-la-cartilla-charry


Tal como consta en la contraportada, la cartilla y la formación de Justo V. Charry, seguía el sistema Pestalozziano, que se aplicó en un momento de la historia del país conocido como el “Olimpo Radical”, que en materia educativa tuvo el propósito de cambiar la enseñanza de modelo ‘memorístico tradicional’ por uno donde los pensamientos, el entendimiento del mundo y la observación y exploración del contexto estuvieran por encima de la memoria, lo cual favorecía el método intuitivo y sensorial propuesto por el pedagogo suizo Johann Heinrich Pestalozzi, que se adoptó en nuestro país en aquella época, según este último:

“La vida es la que educa; (…) La fuente de toda nuestra enseñanza se halla en la observación”. (Piaton, 1989, p. 5).

 

 

 

 

Cartilla Charry, Enseñanza simultánea de Lectura y escritura, Libro – 1°. (ca. 1918). [Imagen]. Tomada de: https://fernandovasquezrodriguez.com/wp-content/uploads/2012/09/portafolio-cinco1.pdf

En relación con su contenido y valor educativo, su autor quiso poner en práctica, la enseñanza a partir una palabra normal, es decir una palabra común y corriente, por lo tanto, la aplicación de este método en nuestro país significó toda una “vanguardia” pedagógica en la enseñanza simultanea de la lectura y la escritura a través de las ‘palabras normales’, que fueron la principal característica de la obra. Para la presentación de las letras, a partir del uso de estas palabras, la cartilla, tomó como punto de partida las vocales y luego, cada una de las consonantes acompañadas de una palabra y su ilustración gráfica, destacando visualmente con colores llamativos la letra objeto del aprendizaje.
En este sentido, la cartilla tuvo una intencionalidad estética por el número de grabados por cada lección (que superaba a cartillas anteriores), la cual marcó una nueva época en términos de imagen para la infancia, que, además, visibilizó a niños y niñas desde nuevos roles según los entornos educativos y también mostrando una sociedad en acción; los diseños de las ilustraciones de la cartilla establecían relaciones más complejas que evidenciaban una correspondencia frente al conocimiento con escenas de salones de clase, para el caso, muchas de estas hacían hincapié en los contextos más que en las lecciones mismas, para así familiarizar al niño con su alrededor.

Cartilla Charry, Enseñanza simultánea de Lectura y escritura, Libro – 1°. (ca. 1918). [Imagen]. Tomada de: https://fernandovasquezrodriguez.com/wp-content/uploads/2012/09/portafolio-cinco1.pdf

De acuerdo con investigadores de la historia de la educación en Colombia como Javier Sáenz, Óscar Saldarriaga y Armado Ospina, posteriormente se presentaba la combinación de la letra con cada una de las vocales y luego palabras en las que se usaba la letra de la lección específica, y finalmente otras palabras de uso común que incluyeran las consonantes de la primera palabra. El procedimiento indicado en la cartilla se realizaba combinando la pronunciación y la escritura, y los ejercicios de lectura y escritura estaban determinados por la complejidad de las sílabas que componían las palabras.

Según el análisis anterior, la cartilla retomó parte del método silábico, sin embargo, junto con las ilustraciones se conjugaban palabras, frases, e ideas que comenzaban a inferir relaciones con el papel y el deber de los infantes, y su cotidianidad.

En este marco el texto, propuso un método innovador, que dio un salto de la tradicional lectura silábica hacía uno que reunió varios elementos, como, el sistema ecléctico –de aprendizaje más rápido– basado en la comprensión integral de historias (representadas con su respectiva imagen), que usaban un lenguaje cuidadoso, y se apoyaban visualmente en ilustraciones que tenían fines didácticos para ejemplificar los párrafos y cuentos cortos, y en el uso de la tradicional letra manuscrita en cursiva (según el método Palmer de caligrafía) utilizada en las escuelas de la época. Lo que permitía a los estudiantes progresar en sus procesos de comprensión y escritura.

Cartilla Charry, Enseñanza simultánea de Lectura y escritura, Libro – 2°. (ca. 1940). Pág. 1–12 (2021). [Imagen]. Tomado de: http://www.idep.edu.co/wp_centrovirtual/wp-content/uploads/2015/12/1918%20-%20Cartilla%20Charry%20Libro%202.pdf

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Respecto a la realidad política, a inicios del siglo XX, el comienzo de la ‘Hegemonía Conservadora’ y su proyecto educativo centrado en las normas morales para formar buenos ciudadanos en derechos y patriotas, a través de la búsqueda de una identidad nacional, tuvo como intención unificar y moralizar; y  con la introducción de las ciencias naturales y experimentales, se planteó también el debate sobre el método de enseñanza de la lectura; polémica pedagógica centrada por el contraste entre el método del deletreo, el método fónico y el método silábico, frente a este panorama surgió en 1917 la cartilla del profesor Charry, como un texto que posibilitó superar las limitaciones de los métodos considerados “tradicionales”, y que por su método innovador y extensa vigencia en la memoria educativa del país se constituyó como modelo para las cartillas de enseñanza de la lectura y escritura hasta nuestros días.

A pesar del impacto de la cartilla, su distribución se realizó de manera muy precaria, entonces, su autor cedió los derechos de reproducción al Estado para imprimir 35 mil ejemplares en 1919, que dos años después lograría una distribución mayor, esta vez por 800 mil ejemplares en todas las escuelas del país. Antes de fallecer en 1946, a la edad de 85 años, le hizo prometer a su hija Cecilia Charry Lara que continuara trabajando por la difusión de la obra. Ella también se dedicó profesionalmente a la docencia y su formación la recibió en el Instituto Pedagógico Nacional para Señoritas –IPN–, donde además aprendió ortografía con el método de memoria visual de la mano de Franzisca Radke (pedagoga alemana que lideró la segunda Misión Pedagógica de este país en Colombia, y también primera directora del IPN).

Fiel a su promesa, la cartilla fue actualizada, y como el concepto de la enseñanza había cambiado fue necesario renovar el sistema de sílabas separadas (silabeo), y hacer que los estudiantes repitieran las palabras completas para facilitar la lectura de corrido. Además de actualizar algunas palabras del texto original, tuvo que reformar los textos de la cartilla, conservando su estructura pedagógica esencial. Finalmente se editaron tres tomos, el primero en 1918 para aprender a leer y escribir con ejercicios para la escritura y la buena letra; el segundo aproximadamente en los años cuarenta, para aprender lectura comprensiva; y el tercero, en los años setenta, como una reedición del segundo tomo, reformada y actualizada bajo el título de “Nueva Cartilla Charry”, suscrita al método ideo-visual o global. Cecilia Charry mantuvo vigente la popular cartilla de su padre hasta 1982, cuando dejó de ser editada.

Este año, se cumplen 103 años de haberse expedido la resolución 190 del 10 de julio de 1918 del Ministerio de Instrucción Pública, que adoptó como texto de lectura y escritura simultáneo para todas las escuelas del país, la Cartilla Charry, de autoría del huilense Justo V. Charry, obra de carrera extensa y una de las publicaciones más usadas para la enseñanza de la lectura, que en sus páginas brindó la evolución del proceso de lectura y escritura desde las reglas básicas para dirigir por parte del maestro las ideas más elementales como objetos, animales y frases sencillas, hasta narraciones cada vez más extensas y complejas. Por tal razón, dentro de los libros infaltables en la escuela de la segunda década del siglo XX, se encontraba la Cartilla Charry, en compañía de otros, como el Catecismo del padre Astete, la Historia Sagrada, la Historia Patria, la Alegría de Leer y el periódico El Campesino.

Tan importante fue la cartilla, que colegas, referentes y estudiosos de la pedagogía, la han destacado de diferentes formas, por ejemplo, el Doctor en Educación y Sociedad, Fernando Vásquez Rodríguez, narraba lo siguiente:

“Guardo, como una joya, mi cartilla “Charry”. Si está así de maltratada es porque me ha acompañado por más de 50 años. En este texto mi padre y mi madre me enseñaron a leer, allá, en la casa de “La Laguna”. Lo hacían por las tardes. Mi papá era el maestro severo que me enseñaba y me tomaba las lecciones, y mi mamá la tutora de esas primeras tareas. Recuerdo que me gustaban las imágenes, especialmente el indio, la iglesia, el águila, el mico tití, la zorra y el león. Tal vez por lo cercano al ambiente de la vereda donde me crie me aprendí rápido aquella frase de “la mula va al molino”. Y se me quedó grabada para siempre otra frase: “quiero que me diga, el gato come queso?”
(Vásquez, 2012).

Además, su método de enseñanza fue tan efectivo, que, en 1928, cuando su autor tenía 65 años, demostró que en 39 horas un grupo de adultos podía aprender a leer y escribir. Experiencia que quedó consignada en un Acta del 10 de marzo de 1938, firmada por el alcalde de Bogotá de aquel entonces, Gustavo Santos.

Destacamos el legado de este emblema de la literatura educativa colombiana, no solo como un instrumento para la transmisión de saberes y la enseñanza elemental durante tres décadas del siglo XX, y un medio para la formación de valores, a través del amor a la escuela, a la religión, a la patria y a las buenas costumbres; sino también como un testimonio de recordación para la memoria colectiva de nuestro país, ya que muchos colombianos mayores de 40 años recuerdan con nostalgia las primeras letras que leyeron y escribieron en su Cartilla Charry.

Para conocer y consultar la Cartilla Charry, otros textos, manuales escolares, cartillas de alfabetización y demás archivos pertenecientes al fondo documental; y también los objetos de la historia y la práctica pedagógica que exhibimos en el Museo Pedagógico Colombiano, convocamos a la comunidad de la Universidad Pedagógica Nacional, estudiantes, egresados, investigadores, docentes, administrativos y miembros externos de la comunidad académica, colectivos pedagógicos y a todas las personas interesadas en conocernos, apoyarnos y difundir nuestras labores, a visitarnos de lunes a viernes entre 8:00 a.m. y 4:00 p.m. en las nuevas instalaciones del Museo ubicadas en Bogotá en la calle 72 N.º 11 – 86 (Edificio ‘E’) en el Centro Cultural ‘Paulo Freire’ de la Universidad Pedagógica Nacional.

Igualmente los invitamos a seguirnos en nuestras redes sociales https://www.facebook.com/museopedagogicocolombiano/ y a explorar nuestra página web http://museopedagogico.pedagogica.edu.co/ para visualizar y compartir nuestros contenidos.

 

Palabras clave: Cartilla Charry; Lectura; Escritura; Textos Escolares; Manual Escolar; Pedagogía; Historia de la Educación; Maestros; Museo Pedagógico Colombiano.

 

Referencias

Ocampo, D. (2016). Mirada Construida: las Imágenes de las Cartillas Educativas de la República Liberal. Fecha de consulta: 13 Jul. 2021. Desde: https://expeditiorepositorio.utadeo.edu.co/bitstream/handle/20.500.12010/1772/T029.pdf?sequence=1&isAllowed=y

Umaña, A. (2017). La Formación en Derechos a través del texto en la Escuela Colombiana 19171930: caso la Cartilla de Lectura Charry. Fecha de consulta: 13 Jul. 2021. Desde: https://repository.udistrital.edu.co/bitstream/handle/11349/7424/UmañaGómezAndreaEstefania2017.pdf?sequence=1&isAllowed=y

García Vera, N., & Rojas Prieto, S. (2015). La enseñanza de la lectura en Colombia: Enfoques pedagógicos, métodos, políticas y textos escolares en las tres últimas décadas del siglo XXPedagogía Y Saberes1(70), 43-60. Fecha de consulta: 14 Jul. 2021. Desde: https://revistas.pedagogica.edu.co/index.php/PYS/article/view/3685/3304

Ramírez Bahamón, J. (2018). Justo Víctor Charry Charry: cien años de una cartilla inolvidable. Fecha de consulta: 9 Jul. 2021. Desde: http://www.journals.academiahuilensedehistoria.org/index.php/rahh/article/view/90/89

fernandovasquezrodriguez.com. (2012). Portafolio cinco: “Mi cartilla Charry”. Fecha de consulta: 12 Jul. 2021. Desde: https://fernandovasquezrodriguez.com/wp-content/uploads/2012/09/portafolio-cinco1.pdf

pensandolaescuela.wordpress.com. (2015). Coquito, Paco, Nacho y Charry – los eternos maestros de la lectura y escritura, que brindan una alegría de leer. Fecha de consulta: 13 Jul. 2021. Desde: https://pensandolaescuela.wordpress.com/2015/09/20/coquito-paco-nacho-y-charry-los-eternos-maestros-de-la-lectura-y-escritura-que-brindan-una-alegria-de-leer/

Sáenz, J., Saldarriaga, O. y Ospina, A. (1997). Mirar la infancia. pedagogía, moral y modernidad en Colombia, 1903–1946. Medellín: Ediciones Foro Nacional por Colombia, Ediciones Uniandes, Editorial Universidad de Antioquia.

1940, Cartilla Charry, Libro – 2o. (2020). Fecha de consulta: 9 Jul. 2021. Desde: https://issuu.com/aniquilo/docs/1918_-_cartilla_charry_libro_2

archivobogota.secretariageneral.gov.co. (2021). Cuatro cartillas, que por generaciones, motivaron y enseñaron a leer en el siglo XX | Archivo de Bogotá. Fecha de consulta: 9 Jul. 2021. Desde: http://archivobogota.secretariageneral.gov.co/noticias/cuatro-cartillas-generaciones-motivaron-y-enseñaron-leer-siglo-xx

banrepcultural.org. (2018). 100 años de la Cartilla Charry. Fecha de consulta: 12 Jul. 2021. Desde: https://www.banrepcultural.org/noticias/100-anos-de-la-cartilla-charry

eltiempo.com. (2000). Mi Mamá Me… Fecha de consulta: 12 Jul. 2021. Desde: https://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-1288347

Método Palmer de Caligrafía Comercial

El método Palmer de caligrafía comercial, desarrollado y promovido por Austin Norman Palmer a finales del siglo XIX y principios del XX, se convirtió en el sistema de escritura más popular en los Estados Unidos y otros países donde se implantó, fue desarrollado alrededor de 1888 y se introdujo en el libro «Palmer’s Guide to Business Writing» (Guía de Palmer de escritura para negocios) publicado en 1894. En este método a los estudiantes se les enseñaba a adoptar un sistema uniforme de escritura cursiva con movimientos rítmicos.

En el siguiente enlace pueden consultar el método completo:
Método Palmer de Calígrafia Comercial

Pieza del mes de junio de 2021: Tanque de guerra GAMA

Como pieza del mes, hemos seleccionado el Tanque de guerra de la colección de juegos y juguetes del Museo Pedagógico Colombiano. Este objeto de manufactura industrial, hecho en hojalata litografiada, y característico, por un lado, de la serie de diferentes juguetes de corte bélico y, por otro, (igual que muchos otros juguetes) como impulsor del juego en los niños, que propone representaciones de la realidad social y cultural, esto por su repercusión directa en la construcción histórica del concepto de ‘infancia’. Ahora bien, fue fabricado a mediados de la década de 1950 por la compañía alemana ‘GAMA’ con sede en la ciudad de Fürth, región del estado de Baviera, cerca de Nuremberg, la cual se dedicaba a la fabricación de juguetes, generalmente automóviles, tractores, camiones, excavadoras, entre otros vehículos automotores de la vida cotidiana, del trabajo agrícola, del combate o la milicia.

Precisemos que nuestra pieza del mes hace parte de la categoría –de últimos– juguetes industriales (fabricados), los cuales encuentran su raíz a partir de La Revolución Industrial, proceso histórico comprendido entre el siglo XVIII y finales del siglo XIX, en el que Europa, vivió una notable transformación económica, social y tecnológica que incidió directamente en la elaboración de juguetes que comenzaron a producirse de manera industrial empleando materiales nuevos como la hojalata –recordemos que en ese material fue fabricado el Tanque–, material que además se utilizó masivamente hasta el siglo XX.

Anuncio del fundador Georg Adam Mangold de la empresa GAMA en 1881. Recuperado de: https://www.fuerthwiki.de/wiki/index.php/Datei:Werbung_Mangold_GAMA.jpg [Acceso 28 mayo 2021].

Según Edward Force –famoso coleccionista estadounidense de coches de juguete y autor de diferentes catálogos completos sobre marcas, historias y colecciones de juguetes–, juguetes GAMA (GAMA Toys) debe su nombre a la combinación de letras del nombre de su fundador Georg Adam MAngold, entonces, el acrónimo GAMA dio nombre a la empresa que inició la producción de juguetes mecánicos de hojalata en 1882 –antes de la Primera Guerra Mundial–.

Desde entonces y hasta la Segunda Guerra Mundial y luego hasta finales de la década de 1950, la producción de GAMA fue fabricada en hojalata litografiada, es decir, láminas metálicas grabadas o impresas con dibujos, textos, fotografías, etc.; y más adelante también juguetes de plástico.

Sobre su trayectoria, GAMA al igual que otras compañías alemanas de la época, fue una empresa de tradición familiar, en la que oficios, conocimientos y prácticas empresariales para la producción de los juguetes, pasaron entre varias generaciones de los Mangold, lo que se reflejó en el éxito y proyección de la marca, y su impacto en la historia de la producción de juguetes a nivel mundial. Al respecto en 1920, Hans Mangold, uno de los hijos de Georg Adam dirigió la empresa, la cual en 1927 pasó a ser de su propiedad.

Instalaciones de juguetes GAMA en la calle Nürnberger. (ca. 1980). [Fotografía] Recuperado de: https://www.fuerthwiki.de/wiki/images/5/56/Gama_1980.jpg [Acceso 28 mayo 2021].

A principios de 1940, en medio de la Segunda Guerra Mundial, los tanques de juguete eran populares, sin embargo, la destrucción y el caos de la guerra interrumpió la producción tanto de GAMA, como de otros fabricantes alemanes como Märklin y Schuco; no obstante, concluido el conflicto en 1945, a finales de esta década, se reanudó la producción bajo el auspicio de las fuerzas aliadas lideradas por Estados Unidos, país que controlaba (política, social y económicamente) este sector de Alemania –conocido como Alemania Occidental o República Federal de Alemania desde 1949–.


Con este panorama, GAMA nuevamente fabricaba camiones y tanques de hojalata o de acero prensado de varios tamaños que incluían mecanismos de movimiento a fricción con llantas de tracción tipo oruga en goma, los cuales a menudo llevaban el sello «Made in US Zone Germany«, características que, por ejemplo, conserva el Tanque de la colección del Museo, es más las inscripciones que tiene nuestra pieza del mes (inspiradas en los “héroes” que triunfaron en la Segunda Guerra Mundial) como son las estrellas blancas, símbolo representativo de las fuerzas armadas de EE. UU. (“U.S. Army”), indican un cambio de la impronta ‘socio político ideológica’, por lo tanto, el final de la Guerra, también significó para la industria del juguete un cambio sustancial en la forma de contar y reafirmar la historia, ahora desde la visión del vencedor.

Jiménez, S. (2017). Vista frontal del Tanque de guerra “GAMA” donde se observan los detalles de las estrellas representativo del “U.S. Army”. [Fotografía]. Fuente: Museo Pedagógico Colombiano.

Entre los logros más importantes de Hans Mangold, destacamos –ya en el periodo de posguerra– junto a Carl Ehmann (juguetes Märklin), Arno Drottboom (director de la Asociación de distribuidores y comercio de juguetes alemanes VEDES) y Ernst Theodor Horn (director General del Grupo de Trabajo de la Industria del Juguete), la fundación de la primer ‘Feria del Juguete de Alemania Occidental’ en Nuremberg, que se celebró del 12 al 18 de marzo de 1950 y contó con la presencia de 351 expositores y 4.321 vendedores especializados, siendo Mangold el primer presidente de la Asociación Alemana de la Industria del Juguete; además bajo su dirección, GAMA exportaba alrededor del setenta por ciento (70%) de su producción al exterior.

Con la Segunda Guerra Mundial terminada, GAMA fue una de las primeras empresas alemanas en recuperar los permisos para reiniciar su producción, incluso fue ampliamente conocida por la distribución y fabricación de juguetes para otros fabricantes, por ejemplo, modelos de automóviles para la empresa Schuco –uno de sus mayores competidores–.

Desde mediados de la década de 1950, la compañía comenzó la fabricación de autos de plástico y estaño, muchos de los cuales tenían mecanismos de cuerda, engranajes y mecanismos de relojería, juguetes denominados “autómatas”, con movimiento propio o «juguetes que se mueven”. Luego a principios de 1960, la empresa progresivamente redujo la producción de juguetes en hojalata, pasando a la inyección de plástico, cambio que aumentó la capacidad de reproducir detalles realistas, pero que redujo notablemente la durabilidad; en la misma época introdujeron la técnica de fundido a presión (die-cast[1]), mediante este nuevo método, la producción de juguetes GAMA (ahora diseñados como modelos coleccionables en miniatura), se enfocó en la fabricación de modelos realistas a escala de diferentes automóviles.

Entre 1960 y 1970, –al igual que en otras marcas competidoras– los modelos a control remoto fueron comunes; y, además introdujeron dos líneas de productos, una llamada «GAMA Rallye» famosas pistas de coches de carrera a escala, con piezas encajables que emulaban los circuitos de pistas de automovilismo y con vehículos que tenían un gancho especial que los mantenía pegados a la pista, esta serie de juguetes incluiría famosos autos de competencia (de la época) como el Opel GT, Porsche C6, Porsche 910, Porsche Carrera RSR, Ferrari GTO, McLaren CanAm, Matra, entre otros reconocidos de Fórmula Uno; y otra de modelos miniatura (Mini Modelos), llamada “MiniMods”. Posteriormente, a mediados de 1990, Schuco –su principal competidor posguerra– compraría toda la producción de modelos de automóviles. Por último, a finales de la misma década la empresa Märklin se hizo cargo de toda la producción de GAMA.

Como podemos notar, de acuerdo a la cronología e historia de la empresa, esta tuvo un rol importante durante la Segunda Guerra Mundial, pero ¿Qué sucedió durante este periodo? bueno, con el estallido de la Guerra, la producción de juguetes de muchas empresas alemanas –las cuales no fueron forzadas por el régimen nazi (1933–1945), sino que actuaron por voluntad propia, en razón de que gran parte de estos empresarios también los apoyaban– sirvió para propagar la ideología nazi en los niños de Alemania y; por ejemplo, GAMA, incluso sirvió para los fines propios del conflicto bélico, ya que suministraba materiales para la compañía Bachmann, von Blumenthal & Co., Flugzeugbau (BBF) la cual fue proveedora de la industria de la aviación y fabricación de armas alemanas entre 1938 y 1945.

En este orden de ideas, existió una serie completa de juguetes politizados creados con el objetivo de propagar “educativamente” la ideología nazi desde las edades tempranas de los infantes alemanes, esto ocurrió porque los niños debían conocer el Estado, sus instituciones y al Partido Nazi; sin embargo, dichos juguetes que hacían alusión al “Tercer Reich” y al régimen, a pesar de ser comercializados bajo el rótulo de «diversión para la familia», eran de corte racista y ayudaban a propagar la ideología fascista, inclusive los crímenes en masa; el conjunto de juguetes producidos y vendidos durante esta época, eran solo una muestra de cuan profundamente arraigada estuvo la ideología antisemita en la sociedad alemana, y como esta perspectiva se proyectó desde la misma infancia.

Por eso, era común que los “niños del régimen” jugarán con muñecos y muñecas vestidos con uniformes del régimen o de la Juventud Hitleriana, o con juguetes como cartas con rostros de los principales políticos del Nazismo; soldados; tanques y representaciones de Hitler y su comitiva, llegando al punto que, al ocuparse la industria alemana con las necesidades armamentistas de la Segunda Guerra Mundial, la demanda de juguetes fue suplida por los mismos prisioneros de los campos de concentración, para este caso hasta los juguetes y juegos hicieron parte activa de la historia del fascismo y del Holocausto.

En nuestro caso, desde 1929, hay registro de los primeros juguetes de origen industrial importados a Colombia por la Librería y Papelería Búffalo (ubicada en Medellín), que hasta la década1940 comenzó a fabricar juguetes, dando origen a Industrias Búffalo, insignia de la producción juguetera nacional de mediados de la década de 1940, misma época en la que además, inició la producción masiva de juguetes en serie en materiales como la hojalata, el hierro fundido, el celuloide y el plástico; la dificultad de acceder a las importaciones por la dinámica de la Segunda Guerra Mundial, fue una de las principales razones del auge de esta industria local, entre las fábricas más representativas del país podemos mencionar: Kico de Barranquilla, fundada en 1928; Fábrica Nacional de Muñecas que nace en 1940; Plastiflex, fundada en 1941 y la fábrica Grulla, que producía juguetes de caucho.

Debemos tener en cuenta que, los juguetes han formado –forman y formarán– parte de la cotidianidad (y serán testigos de su cambio), y que implícita o explícitamente reflejan la(s) sociedad(es), la forma en la que pensamos, y por supuesto, las modificaciones y transformaciones de este pensamiento colectivo; en este sentido, los juguetes son una herramienta clave para la representación simbólica desde la infancia, representación que lleva a los niños a apropiar e interpretar de manera alegórica la historia y el significado de algunos momentos importantes de la humanidad.

Anexo a la misma relación entre juguetes, vida y escuela, destacamos un ejemplo curioso de como las representaciones figurativas sobre la niñez, la guerra y el juego, hicieron parte de ámbitos cotidianos y escolares; el cual, probablemente tiene relación con la infancia de muchos colombianos, y es la popular canción (de principios del siglo XVIII y origen francés) “Mambrú se fue a la guerra”:

Mambrú se fue a la guerra,
¡Qué dolor, qué dolor, qué pena!
Mambrú se fue a la guerra,
No sé cuándo vendrá…

Dicha melodía infantil, es muestra de la importancia de la cultura y momento histórico en el que podía estar inmerso el niño, de su (auto)representación con ciertos juguetes y su conexión entre los juegos infantiles y la guerra, relación que tiene origen en tiempos antiguos:

La mayoría de los juegos se basan en antiguas ceremonias sagradas en danzas y luchas rituales” (Agamben 2001, p.99).

Entre tanto el niño descubre sus propios mundos donde “todo es posible”, y en su experiencia disfruta de “ser héroe o villano” según la perspectiva histórica en que se observe la dinámica, así, los niños construyen sus propias historias fantásticas de batallas y guerras dando un sin número de roles y usos a sus juguetes.

Ahora bien, la cultura material y la industria del juguete, aprovechó a nivel comercial y mercantil el papel socioeconómico que los niños han jugado en todas las sociedades, se les entiende como potenciales consumidores; y a pesar de que está visión está muy ligada al entretenimiento, sabemos que a partir del siglo XIX los fabricantes se concentraron en crear diferentes objetos para favorecer el aprendizaje de los niños, por consiguiente, los juguetes no pierden vigencia y son una manera de aprender jugando, de entender el mundo que les rodea, de desarrollar la imaginación, de tener conciencia de su cuerpo, de relacionarse y adquirir habilidades para prepararse para la vida adulta. Y en concordancia con uno de los principios reconocidos por la UNICEF en la Convención sobre los Derechos del Niño celebrada en 1989, los juguetes facilitan el Derecho a jugar.

Nos enfrentamos a una lectura socio-cultural y económica compleja del juego y el juguete (en sí mismo) en relación con la infancia, en el marco de su interacción en la vida normal o incluso (si esta sucede) en la vida escolar, por lo tanto, resaltamos su importancia y uso didáctico en el ámbito educativo, en virtud de que los juguetes –y la acción de jugar– son artefactos excepcionales recurrentemente utilizados en las aulas (desde hace ya varios siglos, estos han acompañado a los más pequeños durante toda la historia de la humanidad), puesto que el carácter motivador, educativo y globalizador de los contenidos intrínsecos en cada uno, ha contribuido a los procesos de definición de identidad(es) social(es) y colectiva(s) de los niños.

Para concluir, queremos referenciar dos posturas interesantes sobre los juguetes, en la primera, el filósofo alemán Walter Benjamin en la década de 1930, los entendía como una producción activa de la cultura; mientras que, en la segunda, el poeta francés Charles Baudelaire en 1914, los entendía como representaciones o copias materiales de múltiples formas de vida de acuerdo con tiempos y contextos específicos, en su criterio los juguetes eran una reproducción de la vida real en miniatura; y entenderlos integralmente, implicaba comprender ¿Cómo son? y explorar sus características tanto físicas como de relaciones y usos; de manera que este es el camino para identificar y entender a partir de estos, diversos aspectos de una cultura, conductas de un grupo social determinado o una época concreta. Para Baudelaire, “los juguetes son generadores de costumbres y definidores de gustos”.

¿Y, ustedes con cuales juguetes jugaron?, ¿Cómo estos definieron su identidad?, y ¿En el aula de clases, de cuáles juguetes se apoyan para ayudar a mejorar la capacidades y habilidades perceptivas, imaginativas, creativas, motoras; y también contar la historia a los niños?

Para conocer el Tanque de guerra, la colección de otros juegos y juguetes, otros objetos de la historia y la práctica pedagógica, y los archivos pertenecientes a los fondos documentales que exhibimos en el Museo Pedagógico Colombiano, convocamos a la comunidad de la Universidad Pedagógica Nacional, estudiantes, egresados, investigadores, docentes, administrativos y miembros externos de la comunidad académica, colectivos pedagógicos y a todas las personas interesadas en conocernos, apoyarnos y difundir nuestras labores, a visitarnos de lunes a viernes entre 8:00 a.m. y 4:00 p.m. en las nuevas instalaciones del Museo ubicadas en Bogotá en la calle 72 N.º 11 – 86 (Edificio ‘E’) en el Centro Cultural ‘Paulo Freire’ de la Universidad Pedagógica Nacional.

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Palabras clave: Juguetes; Juego; Tanque de guerra; GAMA; Segunda Guerra Mundial; Ideología; Nazismo; Infancia; Escuela; Museo Pedagógico Colombiano.

 

Referencias

Catálogo general del Museo Pedagógico Colombiano. (2017). Sin publicar

Gama Toys (2021, 4 abril). Wikipedia. Fecha de consulta: 28 May. 2021. Recuperado de: https://es.xcv.wiki/wiki/Gama_Toys

Georg Adam Mangold (2020, 6 mayo). FürthWiki. Fecha de consulta: 28 May. 2021. Recuperado de: https://www.fuerthwiki.de/wiki/index.php/Georg_Adam_Mangold

Hans Mangold (2018, 8 octubre). FürthWiki. Fecha de consulta: 28 May. 2021. Recuperado de: https://www.fuerthwiki.de/wiki/index.php/Hans_Mangold

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Agamben, G. (2001). El país de los juguetes. Reflexiones sobre la historia y el juego. pág. 97. Fecha de consulta: 31 May. 2021. Recuperado de: http://www.bibliopsi.org/docs/carreras/electivas/ECFG/Problemas-antropologicos-en-psicologia/Infancia%20e%20historia%20El%20pais%20de%20los%20juguetes%20(Agamben).pdf

Romero, M. (2010). ¡Eso no se toca!: infancia y cultura material en arqueología (Don’t touch that!: childhood and material culture in archaeology). Complutum, Vol. 21 (2): 9-13. Fecha de consulta: 28 May. 2021. Recuperado de:  https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3336320

Cuervo Calle, J. (2017). Historia del juguete en Medellín 1910 – 1940: El juguete como mediador en la transformación de los conceptos de infancia. (Maestría). Universidad EAFIT, Medellín, Colombia. Recuperado de: https://repository.eafit.edu.co/bitstream/handle/10784/11740/CuervoCalle_Juliana_2017.pdf?sequence=2&isAllowed=y

Aristizábal, D. (2015). Juguetes e infancias. La consolidación de una sensibilidad moderna sobre los niños en Colombia (1840 – 1950). Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia: Facultad de ciencias sociales.

 

[1] Die-cast (juguete fundido a presión), es un juguete producido mediante el método de fundición a presión de poner plomo fundido, aleación de zinc o plástico en un molde para producir una forma particular y exacta. Esta clase de juguetes están hechos de metal, con plástico, caucho, vidrio u otras piezas metálicas mecanizadas. Fuente: https://en.wikipedia.org/wiki/Die-cast_toy

Exposición temporal del Museo Pedagógico de la Facultad de CC. de la Educación de la U. de Sevilla: «Juego de niños»

El Museo Pedagógico de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Sevilla (España), anuncia su nueva exposición temporal: «Juego de niños». Una exposición que, a través de la mirada de la artista Pilar López Báez, se convierte en una interesante fuente indirecta para la historia de la educación y el estudio del patrimonio educativo. «Su pintura ligada a la infancia añorada y al juego infantil, nos invita a entender el mundo desde perspectivas singulares, al centrarse en temas que han influido en nuestro desarrollo personal e identidad individual y colectiva. La exposición, que consta de 9 obras, nos brinda una oportunidad para viajar a nuestra propia niñez y ‘sentipensarla‘, y nos traslada a esa etapa en la que forjamos mayormente los cimientos del futuro».

Los contenidos y paneles de esta muestra expositiva se pueden conocer a través de la infografía adjunta.

La exposición se podrá explorar entre el 2 y el 10 de junio de 2021, en las instalaciones del Museo, ubicado en las instalaciones de la Universidad de Sevilla, Calle Pirotecnia, s/n – Planta 2ª 41013 – Sevilla (España).

Descargar: Dossier Juego de niños

Con motivo de la inauguración de la exposición, la artista, impartió la conferencia virtual titulada: “Juego de niños: aproximación pictórica desde la mirada de la artista”.

Pieza del mes de mayo de 2021: Material Multibase Montessori

Como pieza del mes, hemos seleccionado la caja de perlas doradas del material Multibase de la colección de material didáctico Montessori del Museo Pedagógico Colombiano. Objeto donado por la recordada profesora Nelly Mendoza Zárate en el año 2015, el cual fue utilizado entre 1970 y 1980 en la sección de básica primaria del Instituto Pedagógico Nacional. Herramienta que aún tiene vigencia, siendo representativa del trabajo realizado por la médica italiana con formación en biología y antropología María Tecla Artemisia Montessori (1870–1952) que, a partir de sus trabajos de psicología experimental con niños denominados en la época como “anormales” y de los estudios médicos de esta población –catalogada en ese entonces como “retrasada” o “deficiente”–, fundamentó un método de enseñanza para todos los infantes, el cual se consolidó como método pedagógico de vanguardia.

A través de la experiencia educativa desarrollada en las ‘Casas dei Bambini’, Montessori revolucionó los parámetros educativos existentes hasta esa época, situando a los niños como los auténticos protagonistas del proceso educativo. Los inicios del siglo XX marcaron a la sociedad, transformando para siempre (y de forma radical) la educación infantil –y la idea misma de infancia– y en esta ‘revolución’ tuvo mucha influencia el trabajo de Montessori, porque creó una serie de materiales –aún utilizados en muchos jardines y colegios– que favorecerían los procesos de autoaprendizaje, y también porqué, le dio un vuelco total a las escuelas, sus actividades y su misión; poner la Escuela al alcance del niño significó que esta se adaptó al mundo infantil; desde ese momento la infancia se convirtió en el centro del sistema escolar.

Sobre su método de enseñanza, este se fundamentó en tres principios:

El ambiente adecuado, el maestro humilde y el material científico” (Montessori, 1950, p. 15).

En ese orden de conceptos, el Ambiente hace referencia a un espacio ‘pedagógicamente’ adecuado por el adulto para que el niño crezca y se descubra a sí mismo en medio de su contexto, por lo tanto, los maestros deben conocer y respetar las personalidades de cada niño y sus grados de desarrollo; y respecto al material –didáctico–, este, debe ser sensorialmente atractivo y puede tener un poder de atracción, requiriendo la actividad del niño para que desarrolle habilidades mediante su manipulación.

A partir de la experimentación con este material, Montessori resaltaba la experiencia de las ‘Casas dei Bambini’ o ‘Casas para niños’–inicialmente inauguradas en 1907 en barrios obreros de Italia para evitar el abandono de los niños en las calles; hogares que no se basaban en ningún tipo de planteamiento teórico, sino en la propia ‘vivencia’ educativa–:

Al mismo tiempo, hice fabricar un material científico exactamente igual al que yo usaba en una institución de niños con discapacidad mental, el cual por haber sido utilizado para ese objeto nadie pensó que pudiera llegar a ser un material escolar. No hay que imaginar que el “ambiente” de la primera Casa de los niños fuera amable y gracioso como el que presentan en la actualidad estos colegios” (Montessori, 1907, p.1).

Su método, al igual que estudios y desarrollos posteriores del mismo, hace referencia a un conjunto de materiales de enseñanza que corresponden a cinco principales áreas de aprendizaje:

  • Sensorial: trabaja percepciones sensoriales para el desarrollo de los sentidos (tacto, vista, oído, olfato y gusto), y del sentido estereognóstico (sentido por el cual se descubren e identifican volúmenes y objetos por medio del tacto).
  • Matemáticas: busca desarrollar el reconocimiento de números y cantidades; en esta los objetos tienen diferentes grados de dificultad a las que el niño accede progresivamente a medida que adquiere habilidades.
  • Lenguaje: desarrolla el lenguaje escrito y verbal mediante tres procesos principales: fonética de las letras, escritura y lectura.
  • Cultura: comprende las áreas de geografía, ciencia, arte, música, zoología, botánica, idiomas y educación cósmica (que pretende guiar las experiencias que vivirán los niños, para que continúen con el proceso de autoconstrucción y llegue a formarse como seres humanos capaces de contribuir a la creación de un mundo mejor –contribuir a la sociedad–; así mismo busca darles, una visión del todo para descubrir el Universo como una gran red en la que todos los elementos están interconectados y donde todos los seres de la creación formamos parte del proceso).
  • Vida práctica: Se divide en cuatro unidades: cuidado de la persona, cuidado del ambiente (casa), desarrollo de las relaciones sociales y conocimiento, y el control del propio cuerpo.

Áreas que, aportan al desarrollo temprano de diferentes habilidades como: discriminación visual[1], motricidad, lectura, escritura, matemática y vida cotidiana (higiene y cuidado de sí mismos).

En específico este ejemplar de material Multibase que exhibimos en el Museo se compone de series de perlas doradas unidas por una pieza de alambre metálico, las cuales conforman diferentes varitas cada una compuesta por diez (10) perlas que representan el concepto matemático de la decena; y, corresponden al módulo de introducción a la aritmética y aprendizaje de las matemáticas. Se trata entonces de materiales utilizados para trabajar el sistema decimal, y asimismo el valor posicional de cada cifra.

Jiménez, S. (2017). Conjunto de materiales Multibase de la colección de material didáctico Montessori del MPC – Perla de unidad, varita de perlas de decena, cuadrado de centena y cubo de millar. [Fotografía]. Fuente: Museo Pedagógico Colombiano.

 

 

 

 

 

 

 

 


En este marco, el conjunto de ‘Materiales multibase’, denominado también como de ‘Base diez’ en el nivel inicial se utiliza para introducir al niño en el aprendizaje del sistema de numeración decimal (unidades, decenas, centenas, millares); –y en niveles más avanzados se puede utilizar para realizar las cuatro operaciones básicas de la aritmética (suma, resta, multiplicación y división)–. Bajo este concepto (y a través del uso de diferentes figuras geométricas) se desarrollaron estos materiales, los cuales en orden ascendente representan: la unidad (perlas sueltas en forma de esfera), las decenas (grupo de diez perlas unidas en forma de ‘barra rectangular’), la centena (100) representada por cuadrados, y por último las unidades de millar (1000) representadas por los cubos de madera; una característica importante de estos cuadrados y cubos, es que en sus lados están impresos círculos que representan las unidades a que se haga referencia –impresiones que además tienen relieve, por lo tanto, dichos círculos son palpables al tacto (recordemos que el método Montessori en sus inicios, se enfocó en niños con deficiencias físicas, sobre todo discapacidades visuales y auditivas, como también discapacidades mentales)–.

Guiado por el maestro, a medida que el niño explora este material comienza a entender y dominar el valor posicional de las cifras[2], para posteriormente como ya se indicó, desarrollar operaciones aritméticas.

Valor posicional: En el número 783, el 3 representa tres unidades; el 8 representa ocho grupos de diez unidades, u ocho decenas; y el 7 representa siete grupos de diez decenas, es decir, siete centenas. Fuente: https://edu.gcfglobal.org/es/los-numeros/valor-posicional/1/

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Para concluir, cada uno de estos materiales ‘Multibase’ pueden ser utilizados de manera independiente, por ejemplo, con los cubos de millar podemos trabajar el concepto geométrico de volumen. En este sentido, en específico las perlas resultan atrayentes para acercarse a las matemáticas ya que permiten ‘dar una imagen concreta a algo abstracto como los números’; con este tipo de material y a través de sus sentidos el niño puede tocar, sentir y ver la magnitud de los números perfectamente.

Resaltamos la importancia, permanencias y vigencias (a pesar de tener más de un siglo de tradición y aplicación) de todo el trabajo pedagógico y didáctico realizado por María Montessori, y de igual modo el impacto de los diferentes materiales que se diseñaron y crearon a partir de sus experiencias, ideas y razonamientos, no solo por revolucionar el enfoque y praxis de la Escuela en general, sino también por visibilizar y revalorar la importancia de la infancia y de su proceso de aprendizaje a nivel mundial.

Asimismo recordamos que en 1933 con la construcción de la ‘Casita Montessori’ –hoy “Casa de la Vida”–, y el año siguiente con la puesta en marcha del grado de preescolar ‘Kindergarten’ (Jardín Infantil) su legado se principió y materializó en nuestro(s) contexto(s) escolar(es) de formación docente, introduciendo el modelo de la reconocida ‘Escuela Activa’ del siglo XX en las metodologías de enseñanza de la época y haciendo parte activa de los fundamentos teóricos y prácticos, como también de los ambientes y espacios anexos de experimentación del antiguo Instituto Pedagógico Nacional para Señoritas, hoy conocido como Universidad Pedagógica Nacional.

Para conocer la caja de Material multibase o Base diez, la colección de otros materiales didácticos Montessori –únicos objetos originales de la colección del Museo que podemos manipular–, otros objetos de la historia y la práctica pedagógica, y los archivos pertenecientes a los fondos documentales que exhibimos en el Museo Pedagógico Colombiano, convocamos a la comunidad de la Universidad Pedagógica Nacional, estudiantes, egresados, investigadores, docentes, administrativos y miembros externos de la comunidad académica, colectivos pedagógicos y a todas las personas interesadas en conocernos, apoyarnos y difundir nuestras labores, a visitarnos de lunes a viernes entre 8:00 a.m. y 4:00 p.m. en las nuevas instalaciones del Museo ubicadas en Bogotá en la calle 72 N.º 11 – 86 (Edificio ‘E’) en el Centro Cultural ‘Paulo Freire’ de la Universidad Pedagógica Nacional.

Igualmente los invitamos a seguirnos en nuestras redes sociales https://www.facebook.com/museopedagogicocolombiano/ y a explorar nuestra página web http://museopedagogico.pedagogica.edu.co/ para visualizar y compartir nuestros contenidos.

 

Palabras clave: Material Multibase; María Montessori; Material Didáctico; Matemáticas; Sistema Decimal; Infancia; Maestros; Educación; Museo Pedagógico Colombiano.

 

Referencias

Montessori, M. (1950). El método de la pedagogía científica aplicado a la educación de la infancia. Barcelona: Biblioteca Nueva.

Montessori, M. (1907). Palabras inauguración Casas dei Bambini. España: Blog Montessori para todos. Recuperado de: https://montessoriparatodos.es

Bonicos: Material Montessori (2020). Educación Cósmica. Fecha de consulta: Fecha de consulta: 29 Abr. 2021. Recuperado de: https://bonicos.es/educacion-cosmica/

Catálogo general del Museo Pedagógico Colombiano. (2017). Sin publicar

Asociación Montessori Española (2020). Biografía de María Montessori. Fecha de consulta: Fecha de consulta: 28 Abr. 2021. Recuperado de: http://asociacionmontessori.net/biografia/

pequefelicidad.com (2017). Matemáticas Montessori: Los primeros materiales. Fecha de consulta: 29 Abr. 2021. Recuperado de: http://www.pequefelicidad.com/2017/03/matematicas-montessori-los-primeros.html

reseteomatematico.com (2016). Base 10 o Cubos multibase. Fecha de consulta: 30 Abr. 2021. Recuperado de: https://reseteomatematico.com/base-10-cubos-multibase/

aprendiendoconmontessori.com (2019). El banco Montessori ¿Qué es? ¿Para qué se utiliza?. Fecha de consulta: 30 Abr. 2021. Recuperado de: https://www.aprendiendoconmontessori.com/2019/02/el-banco-montessori-que-es-para-que-se-utiliza/

Guía Montessori (2020). 6 de enero de 2017, se cumplen 110 años de la apertura de la primera «Casa dei Bambini». Fecha de consulta: 28 Abr. 2021. Recuperado de: http://guiamontessori.es/6-de-enero-de-2017-se-cumplen-110-anos-de-la-apertura-de-la-primera-casa-dei-bambini

 

[1] La discriminación visual es la habilidad visual que ayuda al niño a reconocer las semejanzas y las diferencias de formas, colores y posición de objetos, personas y materiales impresos, y a advertir las coincidencias entre ellos. Esta habilidad le permite prestar atención a los detalles y apreciar las diferencias leves existentes entre objetos e imágenes que son similares. Fuente: https://webdelmaestro.com/discriminacion-visual-concepto-y-actividades/

[2] El valor posicional es el valor que toma un dígito de acuerdo con la posición que ocupa dentro del número (unidades, decenas, centenas…). Es por ello, que el cambio de posición de un dígito dentro de un número altera el valor total del mismo. Fuente: https://www.smartick.es/blog/matematicas/recursos-didacticos/valor-posicional-numeros/#:~:text=El%20valor%20posicional%20es%20el,el%20valor%20total%20del%20mismo.

Pieza del mes de noviembre de 2020: Colección ‘G. M. Bruño’

Colección de textos escolares G. M. Bruño (2020) [Fotografía]. Imagen de referencia tomada de: https://www.facebook.com/nadabogota/photos/3367099186753217

 

Como pieza del mes, hemos elegido la selección de Textos Escolares G. M. Bruño de la colección de manuales escolares que pertenecen al Fondo Documental del Museo Pedagógico Colombiano. Conjunto de libros muy famosos que incluyeron diferentes saberes y disciplinas de la enseñanza escolar que comprendían temáticas variadas; y que están registradas en cerca de 150 obras, las cuales entre 1910 y 1960, tuvieron gran incidencia e impacto en Colombia y en otros países latinoamericanos como México, Ecuador, Bolivia, Perú y Argentina, no solo en lo que se refiere a la Educación, sino también a la definición de lo que sería el ‘Texto Escolar’, que a diferencia del Manual Escolar (dirigido exclusivamente a los maestros) se diseñó como un material didáctico que proporcionaba herramientas, actividades, disciplinas y procesos de la escuela que tanto maestros y alumnos podían utilizar para la enseñanza y el aprendizaje respectivamente, cambiando en este aspecto al respecto de los manuales –cuyas funciones eran exponer de forma sintética una doctrina, una didáctica o un sistema educativo, según su finalidad; y regular las prácticas de enseñanza y los saberes que circulaban en la escuela–.

La estructura de los textos escolares complementaba el proceso enseñanza–aprendizaje, ya que se fundamentaban en un lenguaje científico accesible al nivel intelectual de los alumnos a los cuales estuviera destinado, estos textos ofrecían una organización metodológica de la enseñanza que se traducía en objetivos, desarrollo de los temas, métodos instructivos e investigaciones; además debían ofrecer síntesis, resúmenes, lecturas, problemas y ejercicios complementarios, sugerencias bibliográficas relacionadas a los contenidos estudiados e incluso indicaciones para la ampliación del aprendizaje.

Textos escolares como los que pertenecen a la Colección G. M. Bruño, en su momento fueron de relevante importancia para el planeamiento de clases del profesor y la orientación de estudios de los alumnos. Incluso hoy en día es muy común encontrar antiguos textos de esta Colección en las bibliotecas de las casas de muchos colombianos.

Pero ¿Quién era G. M. Bruño, un autor, una ‘marca’ o un sello editorial?, la historia que hay bajo este pseudónimo, está relacionada con el Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas más conocidos en nuestro contexto como los Hermanos de La Salle, congregación de maestros laicos fundada en 1682 por el sacerdote, teólogo y pedagogo francés Juan Bautista de La Salle (1651–1719), quién sorprendido por las condiciones de abandono de los hijos de los artesanos y de los pobres a mediados del siglo XVII, dedicó su vida a la educación, impulsando un método educativo innovador que imaginaba una escuela abierta a todo el mundo, que fuera consciente de la importancia de la educación para la mejora de las sociedades, que estuviera dotada de educadores formados y con una profunda vocación, una escuela que promoviera la dignidad del maestro y que incluyera también en el sistema educativo a las clases más desfavorecidas. Impulsado por estos motivos, fundó junto a un grupo de maestros escuelas gratuitas para niños pobres, que tenían el objetivo de ofrecerles una buena educación cristiana –por medio de catecismos y otras instrucciones apropiadas para la formación de buenos cristianos, y desde luego para la instrucción en lectura, escritura y aritmética–, y cuyo fin actualmente es la educación de la niñez y de la juventud, siempre en favor de la educación sobre los derechos de la infancia.

La labor y legado histórico de su fundador fue reconocido a mediados del siglo XX, cuando fue declarado por la Iglesia Patrono especial de todos los educadores de la infancia y de la juventud y posteriormente Patrono universal de los educadores; actualmente las actividades de su comunidad religiosa prevalecen, contando con cerca de 90.000 educadores, numerosos colaboradores, cerca de 1000 centros educativos en 79 países (que comprenden todos los niveles: educación infantil y primaria, escuela media, superior, formación profesional y universitaria) y cerca de novecientos mil alumnos, entre niños, jóvenes y adultos.

Ya descrito el contexto al que pertenece nuestra pieza del mes, hay que tener en cuenta que está comunidad religiosa se interesó desde sus inicios por la producción de textos de orientación católica para ser empleados en escuelas, según el reconocido método Lancasteriano de enseñanza mutua (simultánea) vigente en ese tiempo; y su origen fue el siguiente: se estableció a finales del siglo XIX en Francia, por los Hermanos de las Escuelas Lasallistas, es decir la Comunidad adoptó colectivamente el nombre para la impresión y publicación de los libros que fueron elaborados por diferentes Hermanos.

Por lo tanto, la tradición era que los textos publicados no se firmaban por su autor particular, sino por las iniciales del Superior General vigente, de manera que todos los libros que se escribieron, se publicaron bajo el pseudónimo de ‘G.M. Brunhes’, que hace referencia al Superior General de la Comunidad, Edmond Gabriel Brunhes (1834–1916) más conocido en el entorno Lasallista como el Hermano Gabriel-Marie Brunhes –un profesor al servicio de la enseñanza en la educación secundaria que optó por la vida religiosa– decimocuarto sucesor de San Juan Bautista de La Salle entre 1897 y 1913; por consiguiente los Hermanos retomaron su apellido y la comunidad Lasallista de España lo castellanizó a ‘Bruño’. Como resultado toda la producción de textos y ediciones escolares difundidas y distribuidas en Hispanoamérica llevan el nombre bajo la forma de G. M. Bruño, que luego en España y en América Latina se llamaría Editorial Bruño, organización de instrucción popular en sus inicios, que luego funcionaría como una empresa, la cual entre 1932 y 1996, continuó produciendo libros y alcanzando diversos reconocimientos por su obra educativa.

En el contexto educativo colombiano, para entender el impacto de producciones editoriales como las reseñadas, debemos puntualizar que estos textos escolares en general hicieron parte de un proyecto de enseñanza basado en las disciplinas científicas de la época. En consecuencia, el proceso de modernidad escolar en nuestro país comenzó a desarrollarse a finales del siglo XIX, favorecido por dos sucesos políticos: la Constitución de 1886 que dio origen a un gobierno regenerador y la Hegemonía conservadora que duró hasta 1930; entonces a finales de 1889 se designó a seis Hermanos Lasallistas para establecer la primera obra de la Comunidad de los Hermanos Cristianos de la Salle en Colombia, fundando el primer colegio de la Comunidad en Medellín en 1890, luego en 1896 crearon el Instituto de La Salle en Bogotá, posteriormente, fundaron en Barranquilla el Colegio San José, y también se fundó un Instituto en Honda. Así:

se organizaron los colegios, las escuelas cristianas gratuitas para los niños pobres; se abrieron talleres para la enseñanza de oficios y educación práctica; y escuelas dominicales para los obreros” (Ocampo López, Javier, 201, p. 23);

paralelamente comenzó la difusión de las obras de Bruño por el territorio nacional.

Al respecto, el proyecto de modernización escolar de inicios del siglo XX de acuerdo a la Ley Orgánica sobre instrucción pública de 1903, estableció en sus Artículos 1° y 10° que:

Art. 1º La Instrucción Pública en Colombia será organizada y dirigida en concordancia con la Religión Católica” (Ley 39 de 1903 sobre Instrucción Pública. Diario Oficial de la República de Colombia, Bogotá, Colombia, Año XXXIX. N° 11,931. 30, Pág. 1., 26 de octubre de 1903. Recuperado de: http://www.suin-juriscol.gov.co/viewDocument.asp?ruta=Leyes/1594188).

Art. 10º Serán de cargo del Tesoro Nacional los gastos de la Instrucción Primaria de los territorios nacionales y los de catequización de indígenas, lo mismo que la provisión de textos de enseñanza, útiles de escritorio, etc., para las Escuelas Normales y Primarias…” (Ley 39 de 1903 sobre Instrucción Pública. Diario Oficial de la República de Colombia, Bogotá, Colombia, Año XXXIX. N° 11,931. 30, Pág. 1., 26 de octubre de 1903. Recuperado de: http://www.suin-juriscol.gov.co/viewDocument.asp?ruta=Leyes/1594188).

En efecto, un elemento importante de esta modernidad escolar (y la realidad sociopolítica, según ese contexto histórico) estuvo marcado por la influencia de la Iglesia, y así mismo por la difusión de textos de enseñanza elaborados con el fin de educar y desarrollar las actividades, y diferentes contenidos incluidos en los planes de estudio de las escuelas públicas de Colombia, siendo la presencia de la Comunidad de los Hermanos de las Escuelas Cristianas de La Salle y los libros de su Editorial factores decisivos para la construcción, transmisión y expansión del saber escolar durante buena parte del siglo XX, primero para el sostenimiento de los pensum diseñados por la Ley 39 de 1903, segundo con el auge de su distribución aproximadamente desde 1913, y finalmente cuando se consolidó el pico de difusión masiva y número de ediciones de estas obras entre 1930 y 1960.

Sobre su importancia, las numerosas y constantes producciones de textos adaptados a los requerimientos pedagógicos, promovidos por distintos sistemas educativos, que fueron publicados por ‘G. M. Bruño’ desde finales del siglo XIX; su trascendencia en nuestra educación, como instrumentos y compendios auxiliares de estudios para orientar la enseñanza de muchos alumnos; y la variedad de disciplinas escolares que comprenden su obra: álgebra, aritmética, trigonometría, física, geometría, silabarios, caligrafía, español, lengua castellana, literatura, religión, historia sagrada, ciencias naturales, historia, comportamiento social, entre otras; son claro ejemplo de su significativo aporte a nivel editorial, científico y político, de su huella en la historia de la educación hispanoamericana y por supuesto, como referencia obligada para la producción editorial masiva de contenidos escolares, labor que abarcaría más de un siglo.

Para conocer las ediciones de la colección de textos escolares G. M. Bruño, otros libros, manuales de alfabetización y demás archivos pertenecientes al fondo documental; y también los objetos e implementos escolares de la historia y la práctica pedagógica que exhibimos, convocamos a la comunidad de la Universidad Pedagógica Nacional, estudiantes, egresados, investigadores, docentes, administrativos y miembros externos de la comunidad académica, colectivos pedagógicos y a todas las personas interesadas en conocernos, apoyarnos y difundir nuestras labores, a visitarnos de lunes a viernes entre 8:00 a.m. y 4:00 p.m. en las instalaciones del Museo ubicadas en Bogotá en la calle 127 Nº 11–20, en el Instituto Pedagógico Nacional.

Igualmente los invitamos a seguirnos en nuestras redes sociales https://www.facebook.com/museopedagogicocolombiano/ y a explorar nuestra página web http://museopedagogico.pedagogica.edu.co/ para visualizar y compartir nuestros contenidos.

 

Palabras clave: Colección G. M. Bruño; Textos Escolares; Hermanos de La Salle; Saber Escolar; Educación; Escuela; Infancia; Enseñanza; Museo Pedagógico Colombiano.

 

Referencias

Hermanos de las Escuelas Cristianas. (2020, 6 de noviembre).  Wikipedia, La enciclopedia libre. Fecha de consulta: Noviembre 6 de 2020. Desde: https://es.wikipedia.org/wiki/Hermanos_de_las_Escuelas_Cristianas#cite_note-1

Quiénes somos – La Salle Worldwide | lasalleorg | Rome. (2020). Instituto de los Hermanos de las Ecuelas Cristianas – La Salle. Fecha de consulta: Noviembre 9 de 2020. Desde: https://www.lasalle.org/quienes-somos/

Ocampo López, Javier. (2011). “G.M. Bruño San Miguel Febres Cordero el Hermano cristiano de los textos escolares” en: Revista Historia de la Educación Latinoamericana N. 16, Tunja, Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, RUDECOLOMBIA, SHELA- HISULA pp. 15-32. Recuperado de: http://www.scielo.org.co/pdf/rhel/n16/n16a02.pdf

Ley 39 de 1903 sobre Instrucción Pública. Diario Oficial de la República de Colombia, Bogotá, Colombia, Año XXXIX. N° 11,931. 30, 26 de octubre de 1903. Fecha de consulta: Noviembre 10 de 2020. Desde: http://www.suin-juriscol.gov.co/viewDocument.asp?ruta=Leyes/1594188

Duque Gómez, Luisa F. (2013). La obra de G. M. Bruño: Estudio comparativo de los libros escolares de lengua castellana según criterios de primera y segunda generación. (Trabajo de grado para optar al título de licenciada en Pedagogía Infantil). Universidad Tecnológica de Pereira, Pereira. Fecha de consulta: Noviembre 10 de 2020. Desde: http://recursosbiblioteca.utp.edu.co/tesisd/textoyanexos/37132D946.pdf

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Researchgate.net (2012). G. M. Bruño La edición escolar en Colombia 1900–1930. Fecha de consulta: Noviembre 12 de 2020. Desde: https://www.researchgate.net/publication/236146103_GM_Bruno_La_edicion_escolar_en_Colombia_1900-1930

Virgili, U. (2020). Suso, J; Fernández, M. (2008). Bruño, G. M. – Bruño, Gabriel María [Editorial] | Repertorio de manuales para la enseñanza del francés en España (siglo XX). Fecha de consulta: Noviembre 12 de 2020. Desde: http://www.grelinap.recerca.urv.cat/ca/projectes/diccionario-historia-ensenanza-frances-espana/entradas/37/bruno-gm-bruno-gabriel-maria-editorial