Este mes el Museo Pedagógico Colombiano no hará el reconocimiento a un objeto o texto pedagógico. En su lugar, dará cuenta del compromiso social al que estamos abocados, siendo este la preservación de la memoria histórica y pedagógica de nuestro país. Y es que la memoria no siempre viene en forma de piezas que nos remiten al pasado, también hay cosas que suceden en el presente, y no las recordamos porque no las vemos, o no las queremos ver. Nos referimos en específico a la historia reciente de nuestras escuelas rurales en tiempos del conflicto armado.
Por esta razón, el Museo ha guardado sus piezas, y en su lugar ha cedido sus espacios a la situada exposición temporal Silencios, en asocio con el compromiso latente de La Fundación Puntos de Encuentros y la Universidad Pedagógica Nacional. Así, con la “generación de maestros y maestras comprometidos con la paz, la verdad y la vida», esta exposición temporal se encuentra abierta al público desde el pasado 16 de agosto hasta el próximo 16 de septiembre.
A la fecha, hemos desarrollado tres de las cuatro sesiones de nuestra programación académica. El día 24 de agosto, la primera sesión llevó por nombre Aprender con los pies, donde se sostuvo un diálogo con el maestro Juan Manuel Echavarría, autor de la obra. El 31 de agosto se desarrolló la segunda sesión que tuvo por nombre Etnografía fotográfica en Montes de María, un dialogo con el coautor de la obra Fernando Grisales; en la tercera sesión, realizada el 7 de septiembre contamos con la presencia de la poetisa y editora Camila Charry, que llevó por nombre La poesía como potencia en la obra Silencios. Por último, el día 14 de septiembre, se realizará la cuarta sesión que tiene por nombre Educación: en un silencio mustio, contaremos para ello con la investigadora y coordinadora del grupo “Derecho, Arte y Cultura” de la Universidad Externado de Colombia, Yolanda Sierra.
El fotógrafo colombiano, Juan Manuel Echavarría, inició su carrera como escritor y novelista con obras como La Gran Catarata y Moros en la Costa, en los años 1981 y 1991 respectivamente. Sin embargo, según él mismo nos ha relatado, fue el año de 1995 en el que descubrió la fotografía con la serie Retratos. Actualmente su obra Silencios, expuesta en el Museo Pedagógico Colombiano, tiene como propósito mostrar, como el “escudo de Perseo” (metáfora con la que el artista se refiere a su propia obra), lo que ha quedado de las escuelas rurales tras el conflicto armado en Colombia, más específicamente en los Montes de María, Bojayá, Chocó y Caquetá. Aunque es probable que estos tableros en ruinas, estos Silencios, sean solo una muestra de otras regiones que han atravesado esta difícil realidad.
El maestro Echavarría, comenta que alrededor del año 2010 fue invitado a Mampuján en los Montes de María, en conmemoración de los 10 años del desplazamiento del grupo paramilitar “Héroes de los Montes de María”. Allí, entre la vegetación espesa, encontró una escuela abandonada y sus dos tableros. Al costado de uno de estos, advirtió que las vocales aun conservaban los colores característicos de la decoración de las escuelas, aquel colorido atrayente a los ojos infantiles, a excepción de la “O”, cuya presencia era notable por su ausencia, porque falta, o porque solo la fotografía del maestro Echavarría rescató sus trazos en desvanecimiento.
En el otro tablero, nada parecía especial, excepto las muescas de la pintura, abandonando el muro. El maestro nos refirió que dudó en fotografiarlo, pero luego la fotografía misma le hizo su propia revelación: con ella pudo apreciar la frase “lo bonito es estar vivo”. Estos dos tableros le mostraron la ruta para el descubrimiento de la escuela en la dureza del conflicto y la guerra. Lo incitaron a buscar más escuelas en los Montes de María, y más adelante, en otros lugares del territorio colombiano. Así, con la colaboración de Fernando Grisalez, se han fotografiado más de 200 tableros que conforman la totalidad de la obra Silencios.
Según el Informe final de la Comisión de la Verdad, el conflicto armado interno en Colombia tiene sus comienzos alrededor de la década de 1960. En esta guerra interna, las ideas políticas han tomado las armas, y sin considerar a la sociedad civil, la han dejado justo en el centro del ocurrir violento. Las cifras de muertos son alarmantes, pues según el referido informe, nueve de cada diez víctimas han sido civiles. La guerra no es un mal menor, como bien lo relata la Comisión de la Verdad. Tanto el Informe, como el maestro Echavarría, retratan crudamente la realidad que miles de niños y jóvenes han vivido tras la guerra y la violencia. Esta es la respuesta al por qué de tantas escuelas abandonadas, pues, aun en contra del Derecho Humanitario Internacional, los campamentos del ejército se han instalado a escasos metros de las escuelas, y estas se convirtieron en blanco de los ataques dirigidos a la sociedad civil. La escuela, dejó de ser un lugar seguro para los niños, y se convirtió en objetivo militar.
El encuentro entre el Museo y Silencios, es una forma de recordarnos a todos los que estamos involucrados en la formación de maestros, que la pedagogía no es, ni debe ser ajena al conflicto armado. Que esta realidad, por dura que sea, no debe escapar a los ojos del pedagogo y el maestro. Que también el conflicto y la guerra necesitan ser mirados y analizados desde la pedagogía. O que la escuela, como institución formal que es estudiada desde la pedagogía, es altamente sensible a la guerra. Tal vez esto contribuya a que en el futuro de Colombia, ya no sea posible encontrar escuelas en silencio.
Referencias
Juan Manuel Echavarría. (s. f.). Retina Latina. Recuperado 9 de septiembre de 2022, de https://www.retinalatina.org/person/juan-manuel-echavarria/
No es un mal menor. (s. f.). Recuperado 9 de septiembre de 2022, de https://www.comisiondelaverdad.co/no-es-un-mal-menor
Silencios – es. (2019, 20 mayo). Juan Manuel Echavarría. Recuperado 9 de septiembre de 2022, de https://jmechavarria.com/es/work/silencios/