En el marco de actividades académicas por el Año Institucional Pierre Parlebas. El Museo Pedagógico Colombiano tiene el gusto de presentarles la cuarta pieza del mes en formato audiovisual, dedicada a la exposición temporal: «La Revolución Copernicana de la enseñanza de la Educación Física y el Deporte: Pierre Parlebas», inaugurada el pasado 18 de septiembre de 2024.
Para conocer la exposición temporal, que estará abierta hasta el 31 de octubre de 2024, convocamos a la comunidad de la Universidad Pedagógica Nacional, estudiantes y egresados, investigadores de la educación física, docentes, administrativos y miembros externos de la comunidad académica, colectivos pedagógicos y a todas las personas interesadas en conocernos, apoyarnos y difundir nuestras labores, a visitarnos de lunes a viernes entre 8:00 a.m. y 5:00 p.m. en las instalaciones del Museo ubicadas en Bogotá en la calle 72 N.º 11 – 86 (Edificio ‘E’) en el Centro Cultural ‘Paulo Freire’ de la Universidad Pedagógica Nacional.
Concepto Audiovisual: Sergio Leonardo Linares Corzo – Profesional en Pedagogía. Revisión: Museo Pedagógico Colombiano.
Palabras clave: Pierre Parlebas; Praxiología Motriz; Historia de la Educación Física; Educación Física; Deportes; Juegos; Juegos Tradicionales; Algoritmo Motor; Conducta Motriz; Historia de la enseñanza de la Educación Física; Historia de la enseñanza del deporte; Lógica Interna; Museo Pedagógico Colombiano; Licenciatura en Educación Física; Museo Pedagógico Colombiano.
Estimados/as visitantes en el marco de actividades institucionales por al Año Pierre Parlebas. El Museo Pedagógico Colombiano, el Museo Itinerante e Interactivo de la Educación Física y la Facultad de Educación Física, tienen el gusto de invitarlos a visitar la exposición temporal: «La Revolución Copernicana de la enseñanza de la Educación Física y el Deporte: Pierre Parlebas».
La exposición destaca la vida, obra y legado pedagógico/científico en relación con la enseñanza de la educación física y el deporte del profesor francés Pierre Parlebas; junto con hitos históricos del deporte a nivel nacional e internacional; y piezas emblemáticas del Museo Itinerante e Interactivo de la Educación Física de la UPN. Y se desarrollará entre el 18 de septiembre y el 31 de octubre de 2024, en las instalaciones del Museo Pedagógico Colombiano, ubicado en el Centro Cultural Paulo Freire (UPN sede Calle 72 # 11-86).
En su compromiso con la conservación, investigación y difusión de la memoria escolar y el estudio sobre la infancia, como también el estudio histórico sobre sus colecciones materiales, el Museo Pedagógico Colombiano eligió como pieza del mes el set de construcción metálica ‘Mecano‘ de la colección de juegos y juguetes del Museo Pedagógico Colombiano.
Basado en la ingeniería mecánica el modelo fue ideado por el inventor, político y negociante Frank Hornby y está compuesto por diferentes piezas metálicas como: tiras, engranajes, poleas, ruedas, ejes, tornillos, tuercas, placas metálicas, entre otros, que encajan y se acoplan entre sí para crear objetos de construcciones cotidianas simples o de mayor complejidad. Mediante la manipulación de palancas y engranajes, fue concebido no solo como un juguete, sino como un mecanismo que cumplía una función educativa para la enseñanza de principios mecánicos básicos, que estimulaba el desarrollo de la creatividad, la lógica y las capacidades sensoriales y corporales.
Fue creado a finales del siglo XVIII en Inglaterra y su comercialización inició en 1901. Conocido como “Mechanics Made Easy” (mecánica simplificada o mecánica hecha fácil) fue patentado por su creador en 1907. Liverpool fue la ciudad en la que se estableció la primera fábrica, pero la alta producción, exigió la creación de una fábrica de mayor capacidad.
La popularización del invento conllevó al registró de la marca comercial Meccano Ltd., y a su expansión a otros países europeos como Alemania, Francia y España en las primeras dos décadas del siglo XX. En este sentido, en España se comercializó una imitación llamada ‘Metaling’ que incluía piezas similares, y aunque las portadas de los manuales de instrucciones eran distintos tenían las mismas ilustraciones de los modelos originales. Entre 1930 y 1931, la marca española acordó con Meccano Ltd. conceder la licencia para la producción y comercialización de Meccano en España.
En Colombia ‘Mecano – The Best’ fue producido por la fábrica Franco–Colombiana C‘hristian Le Paliscot establecida en la ciudad de Bogotá, y el folleto informativo tenía la siguiente descripción: “El juego de construcciones metálicas “MECANO” ha sido concebido y realizado para desarrollar la mente constructiva y el genio inventivo del niño. Con las piezas de la caja “MECANO No. 1” se pueden hacer más de cien (100) construcciones diferentes, la mayor parte de ellas móviles con la ayuda de ruedas de transmisión y de los engranajes especiales.”
Respecto a la fábrica Franco–Colombiana no se halló información, pero una de las fuentes consultadas[1], menciona que el modelo colombiano fue posterior al modelo –Mekanik– de procedencia alemana datado del año 1948, además el diseño y medidas de las piezas es similar.
El juego consta de diferentes piezas metálicas y plásticas con la capacidad de ensamblarse entre sí para la creación de distintos modelos como por ejemplo columpios, carretillas, sistemas de piñones, automóviles, grúas, plataformas, entre otros.
Originalmente contiene un conjunto de piezas contenidas en pequeñas cajas (caja A, caja I, caja II) con 408 piezas, entre las que se encuentran: ejes de 5 centímetros, poleas de trasmisión, tornillos de diferente calibre, tuercas, trinquetes, piñones, llantas, ruedas, manivelas, entre otros. Los tamaños varían, hay algunas muy pequeñas, como también herramientas para el acople o ensamble de las piezas entre sí de fácil manipulación para los niños: destornilladores y llaves inglesas, muy similares al ‘Mekanik’ alemán.
Los colores de las piezas en el modelo original eran rojo, verde y amarillo, pero estos podían variar de acuerdo al fabricante. Para el caso colombiano, combinaba verde oscuro, rojo, mientras que, las piezas plásticas eran de color negro. Igualmente, es importante recalcar que los juguetes de construcción como Mecano, en su mayoría se destinaron principalmente para los niños varones.
Mecano se produjo como un juguete armable y desarmable con el objetivo de terminar con la idea de un juguete estable y terminado. Por ese aspecto, la creación de este tipo modelo de juguetes, tenía una intención por estimular la curiosidad, el ingenio, la intriga, y la creatividad. En el ámbito educativo, nuestra pieza del mes, se podría situar en relación con la Escuela Activa, que encuentra en la ‘acción’ un postulado que favorece la actividad psicomotora de los niños en el proceso enseñanza-aprendizaje. En este método pedagógico a través de la exploración; el juego; los materiales didácticos; la adecuación de los espacios al tamaño de la niñez; la actividad sensorial y el movimiento; los niños se transformaron en el centro del proceso educativo, recordemos que adaptar de la escuela al mundo infantil tuvo un propósito pedagógico, que asentó una nueva mirada sobre la infancia.
Al respecto, Mecano coadyuva al desarrollo de habilidades como: el pensamiento lógico, la creatividad y, la destreza motora. Tengamos en cuenta que, en el desarrollo del pensamiento lógico, la construcción de distintos modelos supone analizar, seguir instrucciones, idear pasos y enfrentarse a desafíos. Para el uso de este modelo, la creatividad es fundamental ya que, da la posibilidad para idear y construir autónomamente los modelos imaginados. Mientras que, las habilidades motrices se desarrollan mediante la manipulación de un conjunto de piezas metálicas y algunas herramientas fabricadas a escala, junto con ellas los niños aprenden a encajarlas para la construcción de formas de construcción, considerando que la cartilla incluida únicamente contiene ilustraciones. En particular, este juguete se usó en las aulas para aprender nociones sobre física, mecánica y matemáticas de manera didáctica.
Por otra parte, este modelo de juguete fue notable para la época en que fue producido, como menciona Cuervo (2017): “el juguete representa la mediación material en las relaciones de los niños con la sociedad” puesto que, en la primera mitad del siglo XX los procesos industriales en Colombia tomaron relevancia en el contexto del impulso de desarrollo económico en la etapa de Industrialización por Sustitución de Importaciones (ISI). Etapa que buscaba romper con la dependencia industrial a través de las potencias económicas del polo europeo, y cuyo escenario coincidió con la etapa de crecimiento, desarrollo urbano y la construcción de una economía independiente en Latinoamérica. La escuela y los niños no fueron ajenos a dicho proceso, “los juguetes representan la vida en miniatura y por esto, en ellos se pueden leer concepciones del mundo y de la forma como éstas van evolucionando con el tiempo” (Cuervo, 2017); de esta manera, se relaciona este tipo de juguete y su recreación en Colombia a partir del contexto económico e industrial referenciado y sustentado en la siguiente descripción:
«[…] se construyeron posturas que veían en el juego y el juguete la posibilidad de educar e inculcar valores positivos, para formar ciudadanos productivos, trabajadores y útiles; siempre dentro del marco de una concepción de infancia en la que se entendía como la etapa en la que los niños se debían formar para la naciente sociedad moderna e industrial.” (Cuervo, 2017, p. 29).
Para conocer el juego de construcciones metálicas “Mecano”, la colección de otros juegos y juguetes de diferentes materiales y periodos históricos, otros objetos e implementos escolares de la historia, memoria escolar, y la práctica educativa y pedagógica, y los archivos pertenecientes a los fondos documentales y bibliográficos que salvaguardamos y exhibimos en el Museo Pedagógico Colombiano, convocamos a la comunidad de la Universidad Pedagógica Nacional, estudiantes, egresados, investigadores, docentes, administrativos y miembros externos de la comunidad académica, colectivos pedagógicos y a todas las personas interesadas en conocernos, apoyarnos y difundir nuestras labores, a visitarnos de lunes a viernes entre 8:00 a.m. y 5:00 p.m. en las instalaciones del Museo ubicadas en Bogotá en la calle 72 N.º 11 – 86 (Edificio ‘E’) en el Centro Cultural ‘Paulo Freire’ de la Universidad Pedagógica Nacional.
Juguetes; Mecano; Juguetes de construcciones metálicas; Producción Industrial; Juguetes armables; Cultura Material; Hombre; Infancia; Género; Museo Pedagógico Colombiano.
Autoría: Cristian Camilo Idarraga Ballen – Estudiante de la Licenciatura en Educación Básica con énfasis en Ciencias Sociales. Revisión y corrección de estilo: Museo Pedagógico Colombiano.
La exposición temporal «A Escola Nova… tamén entre nós (1921-2021)» («La Escuela Nueva… también entre nosotros (1921-2021)» busca resaltar el valor patrimonial e histórico, de memoria y conocimiento del movimiento pedagógico internacional de la Escuela Nueva, desarrollado por profesionales de la educación, la medicina, la higiene y la psicología durante las primeras cuatro décadas del siglo XX, en particular a través de las iniciativas de la Liga Internacional de Nueva Educación (LIEN).
La exposición es una iniciativa académica del Grupo de Investigación en «Pedagogía Social e Educación Ambiental» (SEPA – interea) de la Universidad de Santiago de Compostela; su inauguración se realizó el pasado 20 de septiembre en las instalaciones del Claustro Alto del Colegio de Fonseca y estará disponible hasta el 27 de octubre.
La muestra expositiva permitirá conocer cómo las orientaciones, propuestas e iniciativas de este movimiento marcaron el desarrollo posterior de educación a escala internacional hasta nuestros días.
Al respecto: «Múltiples expresiones cotidianas de las escuelas en nuestros contextos encuentran valiosos fundamentos y antecedentes en las formulaciones y prácticas educativas renovadoras probadas y examinadas con intensidad en diversos contextos europeos y americanos, en particular a lo largo de las primeras cuatro décadas del siglo XX. Entre ellos se encuentran nombres tan significativos como los de Ferrière, Decroly, María Montessori, Rosa Sensat, Freinet, Dewey, Claparède, Bovet, Piaget… o los de Luzuriaga, Barnés, Galí y María Barbeito.» Tomado de: https://www.usc.gal/gl/servizos/area/cultura/eventos/escola-tamen-1921-2021
La exposición temporal, quiere promover un acercamiento sensible a algunos de los textos, experiencias e imágenes relacionadas con la Escuela Nueva, y su catálogo está disponible en: A Escola Nova… tamén entre nós
Paralelamente se desarrollarán varias actividades: la conferencia «Entre la memoria personal de una niña y la memoria pedagógica de un País: Decroly en España (1907-1970)«, la mesa redonda ‘La renovación de la educación en el horizonte: vida de los educadores y construcción social‘; y la presentación de un nuevo título de la colección «Biblioteca de Pedagogía»: Las nuevas escuelas y sus problemas. Para más información de las actividades académicas puedes consultar el siguiente enlace: http://consellodacultura.gal/mediateca/extras/CCG_ac_2023_folleto-expo-escola-nova.pdf
Durante este mes, contribuyendo con el firme compromiso del Museo Pedagógico Colombiano, por la conservación material e historiográfica de objetos creados con un fin educativo, se dedicará especial atención al Spelling and Counting Board que traducido al español significa Tablero de ortografía y conteo; por tanto, se reseñará este artefacto, de acuerdo con su estructura, componentes materiales, funcionamiento, uso, y por supuesto, su historia internacional y nacional.
El Spelling and Counting Board, es un tablero de madera geométricamente atractivo, con forma de circunferencia, sobre el que se encuentran ejemplos de ilustraciones y algunas palabras que se pueden conformar, ya que, su función es la construcción de vocablos por medio del desplazamiento de pequeños cuadrados móviles marcados cada uno por las letras del abecedario. Los términos constituidos se ubican al interior del tablero en medio de dos líneas paralelas; pero no es su única función, en su reverso los cuadrados insertos están marcados con los números del 0 al 9 y los signos de suma, resta, multiplicación, división e igual, con el fin de realizar operaciones aritméticas básicas.
Acorde con su descripción, era un dispositivo poco convencional para practicar la ortografía y desarrollar operaciones matemáticas, y aunque no requería la utilización de lápiz y papel, es una herramienta con la que no era posible organizar palabras extensas o con muchas vocales (debido a que no tenía suficientes letras), y tampoco efectuar cálculos matemáticos avanzados, por lo tanto, se trata de objeto utilizado para los niveles iniciales de enseñanza de las letras y los números.
La fabricación de este tipo de tableros circulares inició alrededor de los años 1940 en los Estados Unidos, y su uso tuvo vigencia hasta 1960, y con frecuencia se trabajaba con este dentro del aula escolar. La enseñanza de la lectura vigente a finales del siglo XIX e inicios del siglo XX en nuestro país, dirigió su estrategia mediante dos vías: el método fonético de lectoescritura, y el del significado. Con el primero se hacía reconocimiento del sonido producido por las letras y sus distintas combinaciones; y a partir del segundo se enseñaban palabras completas, es decir, más que prestar atención al sonido, este se enfocó en cómo se ve y que representa una expresión escrita en el mundo tangible. Para el caso de nuestra pieza del mes, es fundamental la función que desempeñó en el contexto escolar y su aporte educativo en dos vías: la del método fonético para la enseñanza progresiva de la lectura y la escritura conforme a las respectivas normas ortográficas; y, la matemática que apuntó a la práctica de las cuatro operaciones aritméticas, la comprensión tanto de la forma y cantidades de los diez dígitos (números del 0 al 9) y símbolos de cada operación, como también su significado en dicho proceso.
En el caso colombiano no es exacto el momento en que dicho artefacto llegó e inició a hacer parte de la enseñanza a nivel básico. Sin embargo el fabricante del ejemplar que exhibimos, fue la empresa colombiana PRODEMA LTDA. con sede en Bogotá, encargada también de su distribución a nivel nacional. A pesar que el Museo resguarda el material junto con la caja original que lleva el nombre de este dispositivo y algunas ilustraciones, no hay información precisa sobre la trayectoria comercial de la empresa. Sin embargo, es clave reconocer cuál era su función y definir en qué momento de la historia de la educación colombiana se introdujo.
Principalmente, la tradición anglosajona dedicada a la formulación del Currículum (Currículo), estableció las bases para la comprensión y posterior creación de “herramientas” eficaces para el aprendizaje, puesto que su propósito principal fue la organización de objetivos y su respectiva evaluación, brindando de manera exacta y eficaz particulares resultados. Bajo este modo de comprensión, la educación tiene efectos concretos y visibles en determinados periodos de tiempo, al respecto: saber leer, contar y escribir en niveles o edades específicas; lo anterior sugiere, la correlación con el movimiento ‘escolanovista’ en el país, que abrió paso al reconocimiento de la psicología como principal disciplina dedicada a la investigación, experimentación e interpretación del fenómeno educativo, que comprendería también modelos como el conductismo y el constructivismo; y asimismo, la orientación de la relación alumno-maestro centrando su atención sobre el estudiante.
Concretamente, la conexión entre la Escuela Activa y el Currículo, con la creación y empleo de este objeto se comprende por la preocupación constante -según la propuesta de la pedagogía activa- en mantener la atención del niño, su interés y estímulo motriz mediante la manipulación de materiales diseñados al alcance de sus fuerzas físicas y tamaño, aspectos primordiales que condujeron a la creación de materiales didácticos que apoyaban el control del ambiente, y guiaban la experiencia sensorial y la educación del niño/alumno. Por otra parte, en el caso colombiano, la reforma curricular asesorada por la Tercera Misión Pedagógica Alemana (1965-1978) brindó ciertas características importantes, al respecto destacan Martínez Boom y otros:
“[…] los objetivos constituyen el eje de la planificación de la enseñanza y de la práctica del maestro; las actividades que realice este, denominadas “actividades de aprendizaje”, deben estar orientadas al “logro de los objetivos propuestos” y en ello colaboraràn los recursos y materiales didácticos […]” (Boom Et Al, 2003, 66-67).
De manera que, llevar a la práctica educativa y escolar un material didáctico como el Tablero de ortografía y conteo en Colombia, no es mera casualidad, al contrario, proviene de una comprensión analítica y sistemática de la educación; de tal relación es posible aseverar que esta pieza de nuestra colección para el mes de mayo en el Museo, es resultado de la llegada de la Tercera Misión Pedagógica Alemana. Es decir, a lo largo de los años 60 y 80, este artefacto circuló por las aulas escolares como un elemento de naturaleza didáctica, con el fin de alcanzar resultados de aprendizaje, adquirir conocimientos y cumplir objetivos.
Para conocer el Spelling and Counting Board, otros objetos e implementos escolares de la historia, la memoria y la práctica educativa y pedagógica, la colección de juegos y juguetes; y los archivos, textos y manuales pertenecientes a los fondos documentales y bibliográficos que salvaguardamos y exhibimos en el Museo Pedagógico Colombiano, convocamos a la comunidad de la Universidad Pedagógica Nacional, estudiantes, egresados, investigadores, docentes, administrativos y miembros externos de la comunidad académica, colectivos pedagógicos y a todas las personas interesadas en conocernos, apoyarnos y difundir nuestras labores, a visitarnos de lunes a viernes entre 8:00 a.m. y 5:00 p.m. en las instalaciones del Museo ubicadas en Bogotá en la calle 72 N.º 11 – 86 (Edificio ‘E’) en el Centro Cultural ‘Paulo Freire’ de la Universidad Pedagógica Nacional.
Palabras Clave: Tablero de ortografía y conteo; Material didáctico; Lectura; Escritura; Aritmética; Prodema Ltda.; Infancia; Escuela Activa; Currículo; Tercera Misión Pedagógica Alemana; Museo Pedagógico Colombiano.
Autoría: Yeimy Jimena Bejarano Baquero – Estudiante del Programa en Pedagogía. Revisión y corrección de estilo: Museo Pedagógico Colombiano.
Referencias:
Boom et al. (2003). Currículo y Modernización. Cuatro décadas de educación en Colombia. Bogotá: Cooperativa editorial Magisterio.
La Universidad Pedagógica Nacional invita a toda la comunidad al lanzamiento de la revista Pedagogía y Saberes No. 58: «María Montessori. La mujer que revolucionó la educación a comienzos del siglo XX«. Este se realizará en el marco del sexto ciclo de conferencias 2023-1 alrededor delcampo de estudio: Educación Superior, Comunicación y Mediación por TIC.
Para esta ocasión el Museo Pedagógico Colombiano, de acuerdo con su compromiso histórico con la conservación, investigación y divulgación de la memoria escolar y el estudio sobre la infancia, eligió como pieza del mes “Mi Pequeña Batería de Cocina” de la colección de juegos y juguetes del Museo Pedagógico Colombiano. Se reseñará dicho objeto, reconociendo el panorama internacional y nacional que influyó para su producción masiva, y el significado tanto cultural como social en el marco de la creación y circulación de esta clase de juguetes en nuestro país.
La hojalata fue el material más utilizado para la fabricación de este tipo de juguetes, y su creación inició a finales del siglo XIX y se extendería hasta la segunda mitad del siglo XX. Al respecto, como referente en el caso español, las primeras industrias de juguetes de hojalata, comenzaron producción hacia 1890, ya que, en aquella época era más fácil el acceso a materiales como el hierro y el acero; por otra parte, la elaboración masiva de juguetes provocó precios más razonables y productos más asequibles, es decir, artículos de esa naturaleza fueron resultado de las transformaciones que suscitó La Revolución Industrial, sin embargo se reconoce que en los inicios, su manufactura en parte era artesanal.
El fabricante precursor de juguetes en territorio español, fue la empresa Payá Hermanos, S.A. (1905-1984), ubicada en la localidad de Ibi, la cual pasó de la instalación de canalizaciones para la circulación de agua, y la fabricación y venta de algunos artículos y moldes de hojalata, a la creación de los primeros juguetes desde finales del siglo XIX. Así fue la transición de una empresa conformada por artesanos ‘hojalateros’ que, sin tradición previa en ese tipo de productos, industrializó masivamente esta clase de pequeños artículos infantiles, los cuales conformaron los elementos de la “cultura material utilizada por los niños” (Cárdenas, 2012, p. 31).
En un principio, aquellos juguetes eran una copia a escala de los objetos y utensilios cotidianos o domésticos que se tenían en el hogar: vasijas, platos, cocinas, ollas, entre otros. Sin embargo, la producción además tenía como objetivo la invención de nuevos juguetes de fantasía que tuvieran mecanismos diferentes y novedosos; para tal fin, decidieron incursionar en la fabricación de juguetes de transportes modernos para la época, por consiguiente, no solo concibieron la creación de cocinitas de juguete sino también de objetos o herramientas que llamaran la atención de los niños como consumidores directos, y por supuesto de sus padres, en tanto son quienes remuneraban a la compañía por la obtención de un juguete. Así, ante el éxito comercial, la fabricación de juguetes fue requiriendo una dedicación cada vez mayor hasta convertirse en el negocio fundamental de esta empresa.
En el contexto colombiano, la industria del juguete, comenzaría a consolidarse en Medellín gracias a la ‘Librería, Papelería y Comercializadora de juguetes Búffalo’ ubicada en Medellín, quienes iniciaron la comercialización de juguetes en el año 1929, e igualmente la importación de tales artículos; según Cuervo (2017) es para la década de 1940, debido a los efectos de la segunda Guerra Mundial, que las importaciones se hacen irrealizables, ante tal panorama, Francisco Ferrer y José Jesús Betancur, directivos en ese entonces, comienzan a fabricar sus propios juguetes, lo que en primer momento convocó a la creación de una Fábrica de Muñecas, y cerca de cinco años después, condujo al establecimiento de Industrias Búffalo, una de las empresas insignia de la producción juguetera nacional de mediados del siglo XX, fabricante de la batería de cocina de juguete que estamos reseñando.
Para Aristizábal (2015) la fabricación e industria en este rubro, involucra temas de género, oficio y roles, es decir, se buscaba entonces, una vez iniciada la infancia y crianza interesar, enfocar y enrolar a los niños y niñas por su vida adulta; en tal caso, a través de juguetes de aeronaves o automóviles, se generaba inclinación a labores como la aviación o conducción para los niños, y de conformidad con nuestra pieza del mes, el oficio de ama de casa para las niñas. Así, se “aprendía” jugando con las pequeñas cocinas o en su defecto, con las muñecas de trapo. Por lo tanto, la carga simbólica del juguete mantenía los roles sociales impuestos en el momento, y asimismo las representaciones de las formas de vida que los infantes debían interiorizar para llevarlas a la práctica durante su vida adulta.
En este sentido, los juguetes debían animar las buenas cualidades del hombre, y se empezaron a ver como “un objeto sobre todo instructivo, una especie de manual del trabajo hecho objeto. Era la vía para entrenarse en los oficios futuros” (Aristizábal, 2013, p. 27).
Ahora bien, teniendo en cuenta que la preocupación por la infancia y sus condiciones, según Aristizábal (2015), se dio de forma paralela con la comercialización del juguete, surgió también una nueva concepción científica de la mente infantil, amparada en los fundamentos teóricos de intelectuales como: Darwin, Preyer y Freud, quienes basados en la relación entre biología, medicina y pedagogía, enunciaron importantes postulados para comprender las etapas de desarrollo de estos ‘nuevos’ seres recientemente insertos en el mundo. Lo planteado durante la segunda mitad del siglo XIX, visibilizó que son seres inmaduros e incompletos, que necesitan desarrollo y aprendizaje y que, como seres integrales deben pensarse desde su corporalidad, y madurez cerebral y mental; en este sentido comenzaría la creación y distribución de ciertos objetos y productos acordes a esta nueva concepción o perspectiva infantil del niño y su vida.
Bajo una óptica económica, vale mencionar que aquellos hijos de padres más adinerados fueron los afortunados en poseer distintos tipos de juguetes, es decir, la gran mayoría de los niños de nuestro país, no siempre tuvieron acceso a dichos artículos, diseñados estratégica y fundamentalmente para ambientes infantiles. Sobre este asunto, es válido preguntarnos, por el impacto que buscaban, las ideas ya referenciadas sobre el desarrollo infantil en el siglo XX, dado que, probablemente sus efectos no se hicieron igualmente visibles en los adultos mayores (especialmente los de bajos recursos), o los nacidos en zonas rurales -que aún viven-; puesto que, un porcentaje alto de ese tipo de población, no tuvo la posibilidad de jugar con objetos de tal manufactura, o por el hecho de haber tenido que crearlos artesanalmente ellos mismos.
Dichas situaciones, hacen visible que, en relación con el diseño, fabricación, comercialización y mercado de los juguetes, se propongan además, de cuestiones como el ocio, la distracción lúdica, el cuidado y el desarrollo de distintas capacidades motrices y sociales del infante, razones de estatus social y prestigio por parte de los padres de familia, que en ocasiones reflejan, su capacidad adquisitiva; pero también, un compromiso por aportar al desarrollo integral de los más pequeños en la familia, que conduzca a prepararlos para la vida adulta; y, ¿por qué no?, una postura por el desenvolvimiento de sus hijos de acuerdo con aquellos roles estipulados por la sociedad.
Por último, ¿Ustedes con cuáles juguetes jugaron?, ¿Consideran que estos, definieron su identidad y su rol como futuros adultos?
Para conocer mi pequeña batería de cocina, la colección de otros juegos y juguetes de diferentes materiales y periodos históricos, otros objetos e implementos escolares de la historia, memoria escolar, y la práctica educativa y pedagógica, y los archivos pertenecientes a los fondos documentales y bibliográficos que salvaguardamos y exhibimos en el Museo Pedagógico Colombiano, convocamos a la comunidad de la Universidad Pedagógica Nacional, estudiantes, egresados, investigadores, docentes, administrativos y miembros externos de la comunidad académica, colectivos pedagógicos y a todas las personas interesadas en conocernos, apoyarnos y difundir nuestras labores, a visitarnos de lunes a viernes entre 8:00 a.m. y 5:00 p.m. en las instalaciones del Museo ubicadas en Bogotá en la calle 72 N.º 11 – 86 (Edificio ‘E’) en el Centro Cultural ‘Paulo Freire’ de la Universidad Pedagógica Nacional.
Palabras Clave: Juguetes; Cocina; Juguetes Búffalo; Producción Industrial; Cultura Material; Mujer; Infancia; Género; Rol Social; Museo Pedagógico Colombiano.
Autoría: Yeimy Jimena Bejarano Baquero – Estudiante del Programa en Pedagogía. Revisión y corrección de estilo: Museo Pedagógico Colombiano.
Referencias:
Aristizábal, D. (2015). Juguetes e infancia. La consolidación de una sensibilidad moderna sobre los niños en Colombia (1840-1950). Bogotá: Universidad de Los Andes. Bogotá, Colombia: Facultad de Ciencias Sociales.
Cuervo Calle, J. (2017). Historia del juguete en Medellín 1910–1940. El juguete como mediador en la transformación de los conceptos de infancia (Doctoral dissertation, Universidad EAFIT).
Cárdenas, Y. (2012). Infancia, juegos y juguetes: contribuciones a un análisis histórico cultural de la educación en Colombia (1930–1960). Pedagogía y Saberes, (37), 25-36.
Jiménez, A. (2008). Historia de la infancia en Colombia: crianza, juego y socialización, 1968-1984. Anuario colombiano de historia social y de la cultura, (35), 155-188.
Como pieza del mes, haremos reconocimiento a la historia de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), a partir de la revisión del Reglamento del Instituto Pedagógico Nacional para Señoritas -IPN para Señoritas- (publicado originalmente en 1932 por el Ministerio de Educación Nacional), Instituto antecesor de la ‘educadora de educadores’ que conocemos hoy. El Art. 1º. de la Ley 25 de 1917, promulgó que el instituto estaría
“[…] destinado a la educación en ciencia pedagógica de maestras de escuela inferior, superior y normal” (Ministerio de Educación Nacional, 1932, pág. 123),
considerado entonces como el seminario del magisterio femenino. De acuerdo con el Reglamento, el instituto comprendía cinco cursos para las estudiantes interesadas en ser maestras, una Escuela Anexa con seis cursos, asignaturas complementarias y un espacio dedicado a formar profesoras para Kindergarten.
Como lo enuncia el Reglamento, para ingresar al Instituto había dos posibilidades: la primera, por examen de admisión, el cuál facultaba el ingreso al primero, segundo o tercer curso, e incluía modalidad escrita y oral, mientras que, para segundo y tercer curso se incorporan materias concernientes al pensum del instituto; y, la segunda opción por medio de becas. Según el Art. 4º de la Ley 25, se financiaban por la nación, se otorgaban por concurso, y las postulantes debían presentar los siguientes documentos: solicitud de bautismo, dos certificados de salud, un texto donde se presentará la necesidad de la familia y la correspondiente firma del alcalde, si por alguna razón durante el proceso de formación se incumplía las responsabilidades establecidas, se retiraba la beca y era obligación pagar el tiempo de formación hasta el momento de cancelación de la beca.
Posteriormente, el segundo capítulo del Reglamento, describe los cinco cursos y su distribución, compuestos por veintisiete materias.
Cada curso expedía cuatro veces al año, un informe certificando la buena conducta, el proseguir religioso, las fallas y asimismo algunas observaciones. Las calificaciones se entregaban dos veces al año; y, respecto al punto enunciado para el retiro de una beca, se destacan: recibir en dos oportunidades mala calificación en conducta; sacar tres regulares en un año; obtener 2 (mal) como calificación en dos materias; y apenas lograr como nota 1 (muy mal) en una materia. Si se presentaba alguna de estas situaciones, en primera instancia el caso lo recibía la Junta consultiva, y luego el Consejo directivo tomaba la decisión. Sin embargo, era posible repetir un curso, pero únicamente cuando la alumna presentaba enfermedad por más de dos meses.
Un aspecto relevante, sobre el instituto, fue su condición de internado, y operó bajo un estricto horario:
Alrededor de las 6:30 a.m. las señoritas debían despertar y hasta las 8:00 a.m., el tiempo se utilizaba para bañarse, orar, desayunar y jugar en el patio, para comenzar el primer bloque de clases que finalizaba a las 12:25 p.m. Enseguida contaban con 45 minutos para almorzar, un breve momento de recreo y un espacio más amplio, para tomar el aire en las áreas externas o manualidades (según las condiciones climáticas) que culminaba a las 3:00 p.m.
En seguida comenzaba una segunda franja de estudio, y a las 4:40 p.m., tenían 20 minutos para tomar onces. Inmediatamente terminado este periodo de alimentación, las siguientes dos horas, se dividían así: de 5:00 p.m. a 5:45 p.m. actividades de recreo o lectura en la biblioteca -según los intereses de cada alumna-, y entre 6:00 p.m. y 6:45 p.m., iniciaba la tercera y última jornada académica de clases o estudio.
Después de 15 minutos de aseo a fin de prepararse para consumir la cena, esta se servía a las 7:00 p.m.; luego de 8:00 p.m. a 8:25 p.m. hacían la oración de la noche en la capilla, nuevamente había un tiempo corto para recreo o lectura y al final del día a las 8:45 p.m. debían acostarse, dando las inspectoras el último toque a las 9:00 p.m.; es preciso comentar que era totalmente prohibido hablar en los dormitorios, aunque sí, era permitido durante las comidas.
Como nos referimos a un espacio de formación educativa, lógicamente, se presentaban exámenes de fin de año, aunque solo destinados para las alumnas de tercer y quinto curso, los cuales eran similares a los de admisión, y se aplicaban con el objeto de comprobar las capacidades y aptitudes para el ingreso a los cursos de práctica, una vez revisados y aprobados, la Junta del jurado expedía el diploma de calificación o de grado, y se llevaba a cabo una sesión solemne; sin embargo la evaluación no terminaba ahí, se precisa que una vez ejercida por dos años la práctica, era necesario examinarla. Por otra parte, el Decreto 1575 de 1929, indicaba que, las alumnas de otras instituciones, también podían presentar dicho examen y recibir la titulación correspondiente.
El Instituto definía en su reglamento las funciones y deberes de cada cargo, y las más relevantes en relación con el contexto pedagógico conforme a su misión, eran las siguientes: Consejo Directivo, integrado por la Directora, la Subdirectora y tres vocales[1] (de los cuales, dos debían ser maestros de la institución), cuidaban el cuerpo docente, presentaban aspirantes a nuevos profesores, proponían modificaciones de los programas académicos, decidían la expulsión de alumnas, la cancelación de becas, y proyectaban el presupuesto de funcionamiento; la Junta Consultiva, conformada por la Directora y los Maestros, para tomar decisiones de corte disciplinar y conductual, y solicitar en primera instancia la cancelación de becas; y la Junta del Internado, compuesta por la Directora, las directoras de grupo y las inspectoras, cuyos deberes, eran ayudar con la vigilancia, el orden y el seguimiento del reglamento.
[1] Un vocal es una persona que pertenece a un consejo o a la dirección de un organismo. Cuenta con voz y voto, es decir, tiene capacidad de decisión en las deliberaciones que se lleven a cabo en el mismo. Fuente: https://economipedia.com/definiciones/vocal.html
En ese orden de ideas, la Directora tanto del IPN para Señoritas como de la Escuela Anexa debía elaborar el horario, examinar los diarios de las maestras, asistir a algunas clases y excursiones, observar los métodos seguidos por los profesores y realizar las correcciones pertinentes, escoger los temas más adecuados para los exámenes, dar permisos y licencias, presidir las juntas, manejar los cursos complementarios, estudiar los progresos de la disciplina pedagógica para ponerlos al servicio de los métodos del establecimiento, educar a las alumnas en el cumplimiento de sus deberes, controlar la correspondencia, mantener relación y comunicación con el Ministerio de Educación -MEN- con el propósito de dar a conocer las disposiciones del ramo a los miembros del Instituto, entre otras obligaciones.
La subdirectora vigilaba el cumplimiento del Reglamento, la disciplina general, el buen orden y el aseo, explicaba al conjunto de alumnas los objetivos de las reglas y normas, recibía el pago de pensiones y matrículas, y demás relacionados; en efecto, era quién reemplazaba a la directora y en algunos casos ejercía como catedrático, en este cargo existía una relación más estrecha con las estudiantes.
Los Catedráticos, eran nombrados por el MEN, dictaban clase, estudiaban y aplicaban los métodos más modernos acordes con su ramo, llevaban control en sus diarios de clase, vigilaban exámenes, calificaban y corregían trabajos de su asignatura, castigaban, hacían informes, asistían a juntas e informaban sobre la conducta de las alumnas. A las Directoras de Grupo, se les asignaba uno de los cinco cursos, vivían en el internado, vigilaban y mantenían el inventario de los elementos de salones de clase y dormitorios, planificaban una excursión para su grupo una vez al mes, y por demás cumplían los mismos deberes de los Catedráticos. Las Inspectoras con funciones fuera de la enseñanza, vigilaban las áreas externas y los baños de la institución, respondían por la conducta de cada estudiante, ayudaban al mantenimiento de la urbanidad y el trato respetuoso entre todas las alumnas en los recreos, cuidaban la higiene personal y la vestimenta, y también el orden de los cuartos.
Todas las alumnas eran internas y para acceder al Instituto Pedagógico, además de someterse al examen de admisión, su edad definía el rumbo de sus aspiraciones, así: debían tener mínimo 14 y máximo 17 años para ingresar al primer curso, el segundo admitía jóvenes con mínimo 15 y máximo 18 años, y para el tercer curso el rango iba entre los 16 y los 19 años. Igualmente, profesar la fe católica y tener buen proceder moral, no adolecer de enfermedades contagiosas, ni tener defectos físicos que pudieran hacer difícil el ejercicio docente (por ejemplo, tener la dentadura completamente arreglada), y bajo ninguna circunstancia ingresarían aspirantes expulsadas de otros colegios.
De acuerdo con el Art. 102 del Reglamento, al ingresar, debían llevar una vestimenta específica, no podían llevar joyas, y debían tener la dentadura arreglada, además, se prohibían las novelas de cualquier género, los vestidos cortos, y la comunicación por vía telefónica. Las visitas, se desarrollaban los domingos, y únicamente salían en caso de padecimiento médico, o en caso extremo si algún familiar enfermaba o fallecía.
Según las disposiciones del Art. 2 de la Ley 25 de 1917, el IPN para señoritas tendría una Escuela Anexa, constituida en un edificio contiguo (actual Edifico ‘P’ de la UPN), y entre sus propósitos misionales, se estipulaba: ejercitar la práctica pedagógica para las alumnas maestras matriculadas en el Instituto de cuarto y quinto curso, impartir instrucción moderna y completa, profundizar en la vocación de las alumnas con intereses en el magisterio, y dar bases sólidas para ingresar posteriormente al Instituto Pedagógico o alguna Escuela Normal.
Así, la Anexa ofrecía seis cursos de formación para alumnas -externas y semi internas-, que luego de dos años permitían a cada alumna practicar la enseñanza de todas las materias.
Respecto a la Forma de Enseñanza a la alumna maestra se le designaba un tema específico a dictar con 48 horas de anticipación, cuya preparación se entregaba 24 horas antes, actividad que era corregida y calificada por la respectiva profesora; la directora revisaba los avances de las estudiantes y cada quince días las maestras brindaban una clase modelo. Para su ingreso debían estar en un rango de edad de 7 a 14 años, ser católicas y presentar certificado de bautismo; y al igual que en el Instituto, las alumnas no podían tener el cabello suelto y largo, y también vestirían unos uniformes particulares.
Por otra parte, no se permitía tener más de 30 alumnas por grupo, y pese a la gratuidad de la enseñanza, la matrícula tenía un valor de $5, hay que mencionar que solo era posible ingresar pagando la pensión, no había becas, y, además, la formación en la Escuela Anexa no obligaba al Instituto incorporarlas al mismo, para tal aspiración, las alumnas maestras cumplirían las mismas condiciones y el proceso de las demás candidatas.
Para finalizar, es llamativo describir, los castigos, faltas y el sistema de corrección para las alumnas, donde, además, se expresaba según el Art. 124 que: “los castigos forman parte de la educación” (Ministerio de Educación Nacional, 1932, pág. 123), y estos, se aplicarían de acuerdo con la gravedad de la mala conducta cometida, contemplando en última instancia la expulsión.
Como documento normativo de la institución precedente de la UPN, nuestra pieza del mes, permite reconocer el valor histórico, pedagógico e incluso correctivo inscrito en cada uno de sus artículos, los cuales, facilitan hacer una clara distinción de la estructura organizativa de nuestra Universidad, y como documento que refleja, las apuestas por el reconocimiento de la educación magisterial y su misma historia. Además, el Reglamento, hace parte del Pensum y Programa del IPN antiguo, y nos interpela sobre la formación de maestros: ¿Cómo está pensado el método de instrucción o enseñanza? ¿Hay acaso un cambio en el propósito final de la formación del educador?; incluso el tema de género se hace central al contrastar el pasado y presente de la UPN. Así, damos a conocer parte de la reglamentación en que se complementaron las labores de formación para las maestras de la época. Un documento clave para la reconstrucción y preservación de las memorias que entretejen la historia de la educación en Colombia y principalmente el papel fundamental que, en esta, tiene la Universidad Pedagógica Nacional y su precedente anterior, el IPN para Señoritas.
Para conocer y consultar el Pensum – Programa y Reglamento del Instituto Pedagógico para Señoritas, otros documentos relacionados a historia y memoria de la Universidad Pedagógica Nacional, textos, manuales escolares y de alfabetización y demás archivos pertenecientes a los fondos documentales; y también los objetos e implementos escolares de la historia, memoria y la práctica educativa y pedagógica que salvaguardamos y exhibimos en el Museo Pedagógico Colombiano, convocamos a la comunidad de la Universidad Pedagógica Nacional, estudiantes, egresados, investigadores, docentes, administrativos y miembros externos de la comunidad académica, colectivos pedagógicos y a todas las personas interesadas en conocernos, apoyarnos y difundir nuestras labores, a visitarnos de lunes a viernes entre 8:00 a.m. y 5:00 p.m. en las instalaciones del Museo ubicadas en Bogotá en la calle 72 N.º 11 – 86 (Edificio ‘E’) en el Centro Cultural ‘Paulo Freire’ de la Universidad Pedagógica Nacional.
Palabras clave: Reglamento; Alumnas; Ministerio de Educación Nacional; Instituto Pedagógico Nacional para Señoritas; Escuela Anexa; Segunda Misión Pedagógica Alemana; Maestras; Museo Pedagógico Colombiano.
Autoría: Yeimy Jimena Bejarano Baquero – Estudiante del Programa en Pedagogía. Revisión y corrección de estilo: Museo Pedagógico Colombiano.
Referencias:
Radke, F. (1936). Historia del Instituto Pedagógico Nacional para Señoritas, desde 1927 hasta 1935. Bogotá: Editorial El Gráfico.
Ministerio de Educación Nacional. (1932). Pensum – Programa y Reglamento del Instituto Pedagógico para Señoritas. Escuela Tipográfica Salesiana – Bogotá.
En el marco de las actividades por la conmemoración del Año Montessori UPN 2022, organizado por los 70 años de su fallecimiento. Hemos producido la primera pieza del mes audiovisual del Museo Pedagógico Colombiano, dedicada a la exposición: «María Montessori: Infancia, ambiente, libertad, acción y vigencia. Conmemorando los 70 años de su fallecimiento desde el Museo Pedagógico Colombiano».
Para conocer la exposición temporal «María Montessori: Infancia, ambiente, libertad, acción y vigencia. Conmemorando los 70 años de su fallecimiento desde el Museo Pedagógico Colombiano», abierta hasta el 9 de diciembre, convocamos a la comunidad de la Universidad Pedagógica Nacional, estudiantes, egresados, investigadores, docentes, administrativos y miembros externos de la comunidad académica, colectivos pedagógicos y a todas las personas interesadas en conocernos, apoyarnos y difundir nuestras labores, a visitarnos de lunes a viernes entre 8:00 a.m. y 5:00 p.m. en las instalaciones del Museo ubicadas en Bogotá en la calle 72 N.º 11 – 86 (Edificio ‘E’) en el Centro Cultural ‘Paulo Freire’ de la Universidad Pedagógica Nacional.
Concepto Audiovisual: Alejandra Cacante – Estudiante de la Licenciatura en Educación Infantil. Revisión y corrección de estilo: Museo Pedagógico Colombiano.
Palabras clave: Año María Montessori; Ambiente; Material Didáctico; Escuela Activa; Infancia; Formación de Maestras; Museo Pedagógico Colombiano; Universidad Pedagógica Nacional.