Pieza del mes de junio de 2025: El diccionario bilingüe y la enseñanza del inglés, más allá que una simple traducción: El ‘Oxford Pocket’ en el aula escolar.

En este momento de nuestras vidas, para recurrir a la definición de una palabra, como, por ejemplo, «ataxia» u otra que resulte desconocida, solo tenemos que ingresar a la web de Google y escribir «¿Qué es ataxia?» o la palabra requerida, e inmediatamente, casi de forma instantánea, llegamos a una respuesta.

Aun con esta facilidad en el acceso a la información, olvidamos que, durante siglos, las definiciones, las etimologías[1] y el conocimiento del lenguaje en general, estuvo resguardado por una clase de libros donde no solo se compilaba palabras y sus significados, se comprendía su correcta ortografía, su pronunciación, la gramática de un idioma o ejemplos de uso en diferentes contextos, sino que, representaron mucho más. Nos referimos a los diccionarios, objetos que sin duda poseen un carácter cultural, pues reflejaban variedad de aspectos; como, los criterios para incluir o excluir ciertas palabras (especialmente aquellas que provenían de otros idiomas), o el modo para definir muchos conceptos en circunstancias específicas, en los que incluso se capturaron momentos históricos y perspectivas culturales particulares.

Además, al dar a conocer nuevos usos del lenguaje y adoptar términos de diferentes lenguas, estas obras evidenciaban influencias interculturales y procesos de contacto entre comunidades; aunque debemos precisar que muchos contenidos generalmente eran filtrados por decisiones editoriales. De esta forma, funcionaron como una herramienta que compilaba testimonios en relación con constantes cambios culturales y lingüísticos, por consiguiente, se consideran una construcción editorial de corte cultural, más que una representación universal del pensamiento colectivo; lo señalamos porque, al comparar diccionarios de diferentes lenguas, si bien en cada uno se organiza y se le da una categoría a la información de manera distinta, en ellos se refleja una perspectiva única de los hablantes y sus comunidades.

Al hablar de los diccionarios cabe indicar la técnica que define el trabajo de conformarlos, hacemos referencia a la ‘lexicografía’. De acuerdo con Johnson (1755, citado en Tarp, 2019), se trata del “arte y práctica de escribir diccionarios” (pág. 10). En este sentido, este arte de concebirlos no solo era cuestión de compilar palabras, se trataba más bien de una toma de decisiones metodológicas, culturales y lingüísticas, donde se dispone: qué colocar, cómo definirlo y la técnica en qué se presentará el conocimiento del lenguaje.

Lo mencionado, forma parte de los argumentos por los que seleccionamos una pieza que representa un momento valioso en la historia de la educación de las lenguas extranjeras en las escuelas del país. Se trata del ‘Diccionario Oxford Pocket para estudiantes de inglés’, edición español-inglés/inglés-español, publicado por la editorial Oxford University Press en 1996. Este ejemplar, pertenece a la colección de manuales y textos escolares del Museo Pedagógico Colombiano, y constituye un testimonio de las prácticas pedagógicas sobre la enseñanza de idiomas foráneos durante la última década del siglo XX y principios del XXI.

Para este caso, se trata de un diccionario bilingüe, por tanto, debemos contextualizar su importancia dentro de las tradiciones lexicográficas que lo anticiparon. La historia de los diccionarios en español ofrece una visión con relación a los métodos con que diferentes culturas abordaron la compilación y la organización del conocimiento de las lenguas, aclarando así, la complejidad cultural y metodológica que ya se ha referenciado.

La lexicografía española, relacionada con el idioma que hablamos en Hispanoamérica, comenzó por la necesidad práctica de traducir el ‘latín eclesiástico’, que “se había vuelto [incomprensible] para ciertos clérigos, como también lo era para los estudiantes, y para los feligreses” (Alvar Ezquerra, 1992, pág. 2). Los hitos instaurativos aparecieron a finales del siglo XV, con publicaciones como: el Universal vocabulario de Alfonso Fernández de Palencia (1490) y el Diccionario latino-español de Elio Antonio de Nebrija (1492). De hecho, personajes como Nebrija son cruciales, ya que fue “el primero en darnos un diccionario moderno. Su ‘Lexicon hoc est Dictionarium ex sermone latino in hispaniensem’ o ‘Diccionario latino-español’ marcó una renovación en lexicografía y la pauta que habrían de seguir en Occidente los autores de repertorios lexicográficos posteriores” (Alvar Ezquerra, 1992, pág. 5).

Otro de los primeros grandes diccionarios de una sola lengua lo escribió Sebastián de Covarrubias (1539–1613), quien publicó en 1611 el Tesoro de la lengua castellana o española. Considerada como “una de las llaves imprescindibles para todo el que quiera acercarse al conocimiento de la lengua y la cultura españolas de las décadas en torno al año 1611” (como se citó en Alvar Ezquerra, 1992, pág. 16); se le valora como la obra cumbre de la producción lexicográfica española del siglo XVII.

[1] El Pensamiento griego consideraba ‘la etimología’, como el conocimiento del ‘verdadero’ sentido de las palabras, para explicar la naturaleza de las cosas a través de la interpretación del lenguaje. La expresión hace referencia al estudio del origen de las palabras; las relaciones, formales y semánticas, que implican su procedencia con respecto a otras unidades lingüísticas más antiguas Fuente: https://www.redalyc.org/journal/5119/511954843007/html/
Portada del Diccionario de la Lengua Castellana de la Real Academia Española (segunda edición, 1783). Fuente: https://www.duran-subastas.com/es/subasta-lote/diccionario-de-la-lengua-castellana-91595/555-435

Conforme con esta reconstrucción histórica, el momento clave del proceso sucedió en el siglo XVIII, con el primer Diccionario de Autoridades publicado por la Real Academia Española entre 1726 y 1739, donde “cada voz iba autorizada por la cita de varios autores clásicos” (Alvar Ezquerra, 1992, pág. 18). Es más, la Academia demostró (en teoría) una notable apertura, en la medida en que incluyó “más de 1.400 dialectalismos o regionalismos” de sus 42.500 entradas (Alvar Ezquerra, 1992, pág. 18). La evolución de este trabajo posiblemente se dio ante la necesidad de hacer más accesible la obra; en este sentido, surgiría en 1780 la primera edición del Diccionario de la Lengua Castellana en un tomo, y luego la segunda edición en 1783, que consolidó el modelo de un diccionario académico que perduró durante varios siglos. Este paso representó un cambio paradigmático: de una obra erudita destinada a especialistas en el tema hacia un instrumento práctico “para su más fácil uso”, como se indicaba en la portada.

Posteriormente, en el siglo XIX, el gramático y editor español Vicente Salvá (1786–1849) fue pionero en la inclusión de americanismos, y estableció “las bases de lo que sería la lexicografía española del siglo XX: exactitud en el trabajo, extensión de la obra, admisión de voces de otras épocas, de diversos niveles de lengua, de variada procedencia geográfica” (Alvar Ezquerra, 1992, pág. 21).

Esta tradición de la lexicografía española, que cuenta con aproximadamente más de cinco siglos, confirma que, en efecto los diccionarios funcionaron como un testimonio escrito del cambio cultural y lingüístico, pues según se describió, muestran periodos de evolución desde los primeros glosarios hasta los modernos diccionarios. A pesar de que la lexicografía española se desarrolló principalmente en el ámbito monolingüe o de una sola lengua, el panorama evolucionó tras la expansión en el aprendizaje de algunas lenguas extranjeras en el siglo XX, que dio lugar a diccionarios bilingües especializados para la enseñanza.

Retrato de Samuel Johnson (1755). [Ilustración]. Imagen tomada de la revista Humanities, de la página web del National Endowment for the Humanities, con crédito fotográfico a Chris Porter, Special Collections, Vassar College Libraries (Adams, 2009).

Dicha perspectiva histórica, permite relacionar los desarrollos en la tradición lexicográfica inglesa, en específico, a través de personajes que revolucionaron la forma más adecuada para redactar un diccionario en inglés. Uno de ellos fue Samuel Johnson (1709-1784), “poeta, satírico, crítico, lexicógrafo y conservador [obstinado]” (Adams, 2009, párr. 1) cuya obra titulada A Dictionary of the English Language (1755) marcó un antes y un después en la lexicografía a nivel mundial. Como señala Sidney Landau (2001, citado en Adams, 2009), “el diccionario de Johnson no se distingue por sus innovaciones… sino por la ejecución hábil y original de técnicas ya establecidas” (párr. 13).

La revolución de Johnson no se enfocó únicamente en aspectos técnicos, puesto que, fueron de orden conceptual. En este sentido, mientras los diccionarios del siglo XVII se trataban de “libros escolares compilados por maestros y tutores provinciales”, el de Johnson “fue el primer diccionario de inglés que claramente aspiraba a la distinción literaria, algo que ciertamente trascendía el ámbito escolar” (Adams, 2009, párr. 8). En consecuencia, su contribución “a la historia de la lexicografía inglesa fue concebir el diccionario, no como un accesorio de aula, sino como un tipo de obra literaria” (Adams, 2009, párr. 11), que incorporó más de 100 mil citas de autores de la época y de ámbitos del saber, que ilustraban el uso de las palabras; además, fue esencial para establecer una ortografía y gramática estándar del idioma inglés.

Ejemplares originales del A Dictionary of the English Language de Samuel Johnson (1755). / Portada del ‘A Dictionary of the English Language’ (1755). Allí se describe que, las intenciones del texto no eran solo definir palabras, sino que: “las PALABRAS se deducen de sus ORIGINALES, Y se ILUSTRAN en sus DIFERENTES SIGNIFICADOS mediante Ejemplos de los mejores ESCRITORES” [The WORDS are deduced from their ORIGINALS, AND ILLUSTRATED in their DIFFERENT SIGNIFICATIONS BY EXAMPLES from the beſt WRITERS]. Fuente: https://www.whitmorerarebooks.com/pages/books/6313/samuel-johnson/a-dictionary-of-the-english-language-in-2-vols

Presuntamente, la obra de Johnson también se estableció bajo el propósito conservador que caracterizaría a la lexicografía moderna. Como escribió, se proponía crear “un diccionario mediante el cual se pueda fijar la pronunciación de nuestra lengua y facilitar su adquisición; mediante el cual se pueda preservar su pureza, determinar su uso y prolongar su duración” (Adams, 2009, párr. 6). Esta postura, que buscaba regular y normalizar el uso del inglés, se podría comparar con la apertura hacia la diversidad de dialectos, que caracterizó las producciones de la Real Academia Española.

Sin embargo, la contribución más relevante del lexicógrafo inglés, probablemente, fue de carácter cultural, en la medida que “convenció a los lectores de que el cultivo perfecto de la mente humana requería un diccionario, preferiblemente su Diccionario, no solo como una obra de referencia, sino como un libro que valiera la pena leer” (Adams, 2009, párr. 11). De la misma manera, de acuerdo con algunos autores, Johnson fue el “primer experto en lenguas, el primero en asumir un papel público destacado en la crítica lingüística. Parafraseando a Lynch, definió el papel y el valor del diccionario: hizo que el diccionario importara” (Adams, 2009, párr. 19).

Esta relación abarcada entre las tradiciones lexicográficas española e inglesa, indica dos elementos: mientras la Academia Española optó por la inclusión y la diversidad desde sus orígenes; Samuel Johnson puso énfasis en la autoridad literaria y el rigor normativo, que sentó las bases que aún influyen sobre el lugar de los diccionarios en la sociedad. Por lo tanto, estas tradiciones lexicográficas convergieron en los diccionarios bilingües.

Diccionario ‘Oxford Pocket’ para estudiantes de inglés. Fotografía por: Sergio Linares, 2025. Fuente: Museo Pedagógico Colombiano.

El Diccionario Oxford Pocket para estudiantes de inglés de nivel elemental a intermedio referenciado, representa dicha confluencia: por un lado, heredó la tradición inglesa del ‘prescriptivismo lingüístico’ de Johnson, que definía los criterios técnicos para establecer las reglas y normas en el uso correcto o incorrecto del lenguaje; y por el otro, su función pedagógica, lo acercó al espíritu inclusivo y práctico, que caracterizó a la lexicografía española desde la Academia.

De hecho, la cualidad de ‘pocket (‘de bolsillo’) se asocia con que “los lexicógrafos británicos tienen sus propias categorías: más breve, conciso, compacto, esencial, de bolsillo, pequeño, mini, etc.” (Béjoint, 2010, pág. 42), en virtud de ello, el aprendizaje de lenguas adquirió un propósito más funcional y directo. Así, los diccionarios dejaron de ser libros exclusivos del ámbito escolar y comenzaron a adaptarse a las necesidades de quienes los utilizaban en contextos de viaje o comercio, entonces, se redujo su tamaño para hacerlos más portables y manejables (Alvar Ezquerra, 1992). Una circunstancia similar sucedió cuando los computadores se hicieron portátiles.

Por otra parte, en las primeras páginas del Oxford Pocket se encontraban instrucciones en relación con el uso del diccionario: la forma de encontrar la expresión que el estudiante requería; notas referentes a la gramática, la pronunciación, el acento; y ejemplos explicativos para el uso correcto de las palabras. Además, incluía un apartado exclusivo de hojas de estudio con ilustraciones y complementos, dirigidas al uso del inglés para situaciones cotidianas como podían ser el modo correcto de leer la hora, el estilo para la redacción de una carta, o detalles sobre las costumbres y la cultura británica; entre otros.

Diccionario ‘Oxford Pocket’ página sobre cómo el diccionario podía ayudar a estudiantes de inglés. Fotografía por: Héctor Copete, 2025. Fuente: Museo Pedagógico Colombiano.

Sin duda, este diccionario ‘pocket’ de finales de siglo XX confirma que cada herramienta pedagógica está relacionada con su tiempo, debido a que, responde a necesidades escolares específicas y posibilidades tecnológicas propias de su contexto. En esta perspectiva, la conservación de esta clase de obras en colecciones histórico-bibliográficas, no solo corresponde a criterios de antigüedad, sino que, es un método para preservar un legado lexicográfico; como también, para difundir diferentes formas de comprensión y acceso al conocimiento, que hoy en día tienen mucho que enseñarnos.

Para consultar el ‘Diccionario Oxford Pocket para estudiantes de inglés’; diccionarios de otros idiomas o temáticas; textos, manuales escolares y de alfabetización, y demás archivos pertenecientes a los fondos documentales y bibliográficos; y también los objetos e implementos escolares de la historia, memoria y la práctica educativa y pedagógica que salvaguardamos y exhibimos en el Museo Pedagógico Colombiano, convocamos a la comunidad de la Universidad Pedagógica Nacional, estudiantes, egresados, investigadores, docentes, administrativos y miembros externos de la comunidad académica, colectivos pedagógicos y a todas las personas interesadas en conocernos, apoyarnos y difundir nuestras labores, a visitarnos de lunes a viernes entre 8:00 a.m. y 5:00 p.m. en las instalaciones del Museo ubicadas en Bogotá en la calle 72 N.º 11 – 86 (Edificio ‘E’) en el Centro Cultural ‘Paulo Freire’ de la Universidad Pedagógica Nacional.

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Palabras Clave: Diccionarios; Oxford Pocket; Lexicografía; Enseñanza del Inglés; Vocabulario; Bilingüismo Escolar; RAE; Samuel Johnson; Museo Pedagógico Colombiano.

 

Autoría: Sergio Leonardo Linares Corzo – Estudiante del Programa en Pedagogía.
Revisión y corrección de estilo: Museo Pedagógico Colombiano.

 

Referencias:

Adams, M. (2009). What Samuel Johnson Really Did: He Made Dictionaries Matter. Humanities, 30(5). National Endowment for the Humanities. https://www.neh.gov/humanities/2009/septemberoctober/feature/what-samuel-johnson-really-did

Alvar Ezquerra, M. (1992). Tradición en los diccionarios del español. En Revista Española de Lingüística, XXI Simposio de la S.E.L. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=41270

Béjoint, H. (2010). The lexicography of English: From origins to present. Oxford University Press.

Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. (s.f.). Portada del Diccionario de la lengua castellana (2ª ed., 1783) [Imagen digital]. https://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/diccionario-de-la-lengua-castellana–5/html/01c68ace-82b2-11df-acc7-002185ce6064_7.HTML

Johnson, S. (1755). A Dictionary of the English Language [Imagen digital]. Internet Archive. https://archive.org/details/dictionaryofengl01johnuoft

Tarp, S. (2019). La ventana al futuro: Despidiéndose de los diccionarios para abrazar a la Lexicografía, RILEX. Revista sobre investigaciones léxicas, 2/II, pp. 5-36.

Pieza del mes de mayo de 2025: Los mapas murales en el aula escolar: El aporte de Eduard Gaebler para la historia de la educación en el campo de la geografía.

Para el presente mes hemos seleccionado una pieza ejemplar que consideramos de gran valor histórico y pedagógico. Este tipo de objetos ayudó a generaciones completas de estudiantes a facilitar la comprensión del espacio, la ubicación de lugares, las relaciones de territorios y la distribución de sucesos geográficos. Se trata de un mapa enrollable, de origen alemán, titulado «Wandkarte zur Geschichte des FRANKENREICHES (481-911)». La palabra ‘Wandkarte’ se traduce como mapa de pared y el resto de la frase como sobre la historia del Imperio Franco (traducción realizada con Google). Esta pieza cartográfica fue editada por el Profesor Dr. Alfred Baldamus, quien aparece mencionado debajo del título del mapa con la mención «Bearbeitet von Prof. Dr. A. Baldamus», que posteriormente fue revisado en la sexta edición por el Dr. Otto Berthold.

Retrato de Berthold Otto (1859-1933). Atrás podemos observar un mapa de pared de Asia. Imagen tomada de la página web Digiporta (s.f) Portrait von Berthold Otto.

A propósito, el Dr. Berthold (1859–1933), fue un gran intelectual de la pedagogía gracias a sus aportes al campo educativo alemán, especialmente en relación con la educación infantil. Fue tal el impacto de sus de sus ideas que, en 1902, el Ministerio de Cultura prusiano reconoció su trabajo y lo convocó a Berlín para contribuir con su pensamiento a la pedagogía reformista del momento. Incluso, a partir de sus ideas políticas y experiencias pedagógicas llegó a publicar distintas obras, como: Ratschläge für den häuslichen Unterricht (Consejos para la educación en casa) de 1901; Deutsche Erziehung und Hauslehrerbestrebungen: Ein Reformprogramm (Esfuerzos de educación y tutoría alemanes: un programa de reforma) de 1907; y Geistiger Verkehr mit Schülern im Gesamtunterricht, Unterrichtsprotokolle (Comunicación intelectual con los estudiantes en el aula, minutos de lección) de 1907.

Dichas obras están relacionadas, con la fundación en 1906 de una escuela en Berlin-Lichterfeld dedicada al apoyo escolar a domicilio. Igualmente, publicó otros textos como: Der Gesamtunterricht (La enseñanza en general) de 1907; Die Reformation der Schule (La reforma de la escuela), Familien-reform zum heil der Eltern, der Kinder und des Volkes (Reforma familiar en beneficio de los padres, los hijos y el pueblo) ambos de 1912; Volksorganische Einrichtungen der Zukunftsschule (Instituciones orgánicas populares de la escuela del futuro) de 1914; entre otros, que dan cuenta de su pensamiento relacionados con la pedagogía reformista. Las reflexiones de Berthold reflejaban los desafíos de la época (como la guerra y la crisis económica), pero siempre desde una visión de renovación pedagógica (Kulturstiftung der deutschen Vertriebenen, s.f.).

Marca tipográfica o emblema editorial de Georg Lang («G.L.»), fechado en 1864. El diseño muestra un globo terráqueo y libros, elementos que simbolizan la preparación cartográfica y educativa de la editorial. Al parecer, la marca hizo parte de las publicaciones realizadas por Lang, incluyendo los atlas y mapas murales producidos en colaboración con el Instituto Geográfico de Eduard Gaebler. Fotografía: Sergio Linares, 2025.

Este ‘Wandkarte’ o mapa, tal como aparece detallado en la esquina inferior de la pieza, fue publicado por la editorial Georg Lang y Hilmar Klasing & Co., «que publicó numerosos materiales didácticos» (Serrano y López, 2022, pág. 566). Y fue producido por el Instituto Geográfico de Eduard Gaebler en Leipzig, una institución cartográfica alemana fundada en 1879 por Eduard Gaebler (1842–1911), a quien reseñaremos más adelante. A su vez, el emblema editorial data de 1864, lo que nos permite afirmar que esta pieza cartográfica alemana data de la segunda mitad del siglo XIX.

Además, por sus grandes dimensiones podemos determinar que se diseñó con el objetivo de facilitar una visualización más sencilla para una mayor cantidad de estudiantes en las aulas escolares. De acuerdo con Henniges (2017), al tratarse de un objeto de origen alemán, estos eran «estructurados [bajo los conceptos de] Erdteile (continentes), Länder (regiones) y Landschaften (paisajes)» (pág. 45). 

Como ya lo mencionamos, posiblemente este mapa fue elaborado entre la segunda mitad y finales del siglo XIX, periodo en el que «Leipzig se convirtió, junto a Berlín, en sede de muchos fabricantes de mapas líderes» (Henniges, 2017, pág. 58). Particularidad que dio como resultado que Leipzig fuese una ciudad donde funcionaron distintas casas editoriales, situándola como uno de los centros líderes de producción (Henniges, 2017). Sin duda, dicho reconocimiento fue posible gracias al trabajo de Eduard Gaebler, personaje renombrado en exposiciones internacionales por sus colaboraciones con instituciones académicas que lo posicionaron como un referente en el ámbito de la geografía, la cartografía y la publicación de altas escolares; incluso en 1882 fue propietario de su propio instituto geográfico-artístico. Estudios como el de Serrano y López (2022) subrayan que Europa fue un gran centro cartográfico, pues los análisis de las casas cartográficas revelan la superioridad de las editoriales europeas.

Durante este siglo funcionaron en Europa una variedad de casas editoriales que producían mapas de pared escolares y por supuesto, se desarrolló una fuerte competencia cartográfica y económica, como afirma Henniges (2017). En este sentido, antes de 1900, existieron varias casas editoriales alemanas[1] que competían por el negocio, incluyendo a Georg Lang en Leipzig, establecida en 1864. Más tarde, a inicios del siglo XX, esa misma editorial se convertiría en Hilmar Klasing & Co. (Henniges, 2017). Característica que se evidencia en nuestra pieza, ya que, aparecen estos dos nombres líneas abajo del título, es decir, probablemente este mapa fue producido cuando se estaba gestando el cambio de nombre.

[1] Entre las casas editoriales alemanas están: Carl Flemming (establecida en 1790), Georg Westermann (establecida en 1838), H. Wagner & E. Debes (establecida en 1835), Dietrich Reimer (establecida en 1845), entre otras (Henniges, 2017).
Retrato de Friedrich Eduard Gaebler (1842-1911), cartógrafo y fundador del Gaeblers Geograph. Institut en Leipzig. Imagen tomada de la página web Geographicus Rare Antique Maps (s.f.), Gaebler, Friedrich Eduard.

En relación con ello, fue relevante el trabajo de los institutos geográficos de la época. Como ya lo referenciamos, el mapa de nuestra colección fue producto de las publicaciones del Instituto Geográfico de Eduard Gaebler. Instituto que representó un hito importante en la Alemania del siglo XIX pues fue referencia directa a la especialización en la producción cartográfica con fines educativos. Cabe mencionar que su fundador Eduard Gaebler fue un cartógrafo, litógrafo y editor alemán quien, al igual que Berthold Otto, contribuyó a la educación en Alemania, dado a que «fue un destacado editor de mapas murales escolares» (Henniges, 2017, pág. 48).

Mapa físico de pared de Alemania (‘Deutschland’) producido por Eduard Gaebler, el cual cuenta con unas dimensiones de 191 x 158.5 cm (45ª edición, ca. 1939). Imagen reproducida en el documento de Norman Henniges (2017), The Rolled World. German school wall maps and their publishers in the nineteenth and twentieth century.

Un ejemplo, es el mapa titulado Deutschland (Alemania), producido por Gaebler, que cuenta con unas dimensiones de 191 x 158.5 cm, y fue fechado alrededor de 1939 (Henniges, 2017).

Como indica Gabler (2008), Eduard Gaebler implementó un método denominado Pantatypie (Pantatipo), mediante el que se fabricaban placas de impresión en relieve para producir largas reimpresiones de hojas de mapas.

En palabras de Gaebler: 

«El pantatipo se caracteriza por las cuatro ventajas siguientes: Las láminas que producen son mucho más baratas que cualquier ilustración producida por cualquier otro método. Los pantatipos se pueden ejecutar más rápidamente que cualquier otro método de producción de ilustraciones; El pantatipo reproduce cada dibujo exactamente como es, por lo que no estropea ningún dibujo; el pantatipo transforma planchas existentes, ya sean de piedra, cobre, acero o zinc, en planchas en relieve adecuadas para la impresión tipográfica» (Petra Gabler, 2008, pág. 4)

Este método cartográfico permitía grandes producciones de mapas a un costo menor.

A partir del momento de fundación del instituto, la mayoría de los mapas fueron elaborados para la editorial de Georg Lang. Igualmente, el instituto produjo otros objetos del ámbito escolar como atlas y globos terráqueos. Como nos menciona Henniges (2017), algunos de los mapas murales fabricados por Eduard Gaebler medían en promedio 200 x 200 cm, así como el ejemplo anteriormente relacionado.

Página con contenido del Gaeblers Volksschul-Atlas o Atlas de escuela primaria de Gaebler, edición aproximada de 1898, que fue publicado por Georg Lang en Leipzig. En la parte inferior se observa el detalle (así como en nuestra pieza) del emblema editorial de Lang. Imagen tomada del documento de Petra Gabler (2008), Eduard Gaebler (1842-1911), der Verleger und seine Atlanten [Eduard Gaebler (1842-1911), el editor y sus atlas].

Como parte de aquellos elementos cartográficos producidos por el instituto, así como lo mencionamos encontramos los atlas, que eran colecciones sistemáticas de mapas publicados en formato libro, donde se presentaban distintos aspectos geográficos de un territorio. Un ejemplo fue el «Gaeblers Volksschul-Atlas» o Atlas de la Escuela Primaria (IMG 5), publicado originalmente en 1898, donde se detalla la colaboración con la editorial Georg Lang de Leipzig; de igual manera podemos apreciar el emblema editorial y las iniciales «G. L». Según Gabler (2008), “este fue el primer atlas escolar barato” (pág. 5). 

Ahora bien, ¿Qué papel tienen los mapas murales en la enseñanza de la geografía y la historia? 

Retomando a Henniges (2017), muchas escuelas de la época normalmente tenían una colección de mapas murales, entre estos estaba el mapamundi (que representaba toda la superficie terrestre), un mapa de Europa, un mapa de Alemania o Europa Central, un mapa de la región de origen y un mapa de Palestina o Tierra Santa. Estos mapas,

«se convirtieron en herramientas de enseñanza eficaces, principalmente mediante la generalización cartográfica, el uso de símbolos estandarizados y la coloración brillante de las áreas regionales. Las características clave de estos mapas eran la reducción de contenido y la simplificación, junto con una impactante impresión visual del terreno. La razón de estos criterios de diseño era que, a diferencia del atlas escolar, que se había desarrollado para uso individual, el mapa mural escolar debía servir para clases grupales presentadas desde el frente de la clase.»
(Henniges, 2017, pág. 45)

Wandkarte zur Geschichte des FRANKENREICHES (481-911). Mapa mural de la historia del Imperio Franco. Fuente: Museo Pedagógico Colombiano. Fotografía: Sergio Linares, 2025

Así pues, la función principal de estas herramientas escolares era proporcionar una representación visual a mayor escala acerca de los procesos históricos, para que los estudiantes comprendieran las características geográficas y los acontecimientos de cierta época. En el caso específico de nuestra pieza, esta representa el Frankenreiches o Imperio Franco, y probablemente permitió visualizar el proceso de expansión territorial, la distribución del poder político o las rutas comerciales de aquel Estado de la Europa medieval.

En efecto, este mapa de pared del Imperio Franco es un valioso testimonio de los materiales de enseñanza para los rudimentos de la Geografía y la Historia universal; y, asimismo, prueba de las prácticas pedagógicas de finales del siglo XIX y principios del siglo XX. En este sentido, así como adquiere valor histórico en sí mismo, la pieza revela algunas maneras en que se desarrolló la enseñanza de la historia en un determinado contexto, y evidentemente nos dice mucho con referencia al rigor científico y técnico con que se abordó la creación de diversos materiales didácticos utilizados en la escuela.

La preservación y difusión de este tipo de piezas cumple una función fundamental en nuestro museo: mantener viva aquella memoria de las prácticas del pasado y los objetos utilizados en las mismas, pero también tiene como propósito que los visitantes reflexionen sobre la evolución de los materiales didácticos y su influencia en la construcción del conocimiento en relación con sus experiencias educativas anteriores, actuales y las que vienen.

Para conocer el mapa mural de la historia del Imperio Franco; otros objetos en relación con la enseñanza de la geografía; otros implementos escolares de la historia, la memoria escolar, y la práctica educativa y pedagógica; la colección de juegos y juguetes; y, los archivos pertenecientes a los fondos documentales y bibliográficos, que salvaguardamos y exhibimos en el Museo Pedagógico Colombiano. Convocamos a la comunidad de la Universidad Pedagógica Nacional (estudiantes, egresados, investigadores, docentes, administrativos y miembros externos de la comunidad académica), colectivos pedagógicos y a todas las personas interesadas en  apoyarnos y difundir nuestras labores, a visitarnos de lunes a viernes entre 8:00 a.m. y 5:00 p.m. en las instalaciones del Museo, ubicadas en Bogotá en la calle 72 N.º 11–86 (Edificio ‘E’) en el Centro Cultural ‘Paulo Freire’ de la Universidad Pedagógica Nacional.

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Palabras Clave: Enseñanza de la Geografía; Cartografía; Eduard Gaebler; Historia de la Cartografía en Alemania; Mapas Escolares; Atlas Geográficos; Implementos Escolares; Escuela; Didáctica; Museo Pedagógico Colombiano.

 

Autoría: Sergio Leonardo Linares Corzo – Estudiante del Programa en Pedagogía.
Revisión y corrección de estilo: Museo Pedagógico Colombiano.

 

Referencias:

DIGIPORTA. (s.f.). Portrait von Berthold Otto. Recuperado el 9 de mayo de 2025 de http://www.digiporta.net/index.php?id=903020790

Kulturstiftung der deutschen Vertriebenen. (s.f.). Otto, Berthold. Recuperado el 9 de mayo de 2025 de https://kulturstiftung.org/biographien/otto-berthold-2

Serrano Gil, Ó., & López Requena, J. (2022). Historia y configuración del patrimonio cartográfico del IES Alfonso VIII de Cuenca. Historia y Memoria de la Educación, 15, 547-576. https://revistas.uned.es/index.php/HMe/article/view/28878/24540 

Henniges, N. (2017). The Rolled World. German school wall maps and their publishers in the nineteenth and twentieth century. IMCOS Journal, 151, 45-53. https://www.imcos.org/wp-content/uploads/2017/12/IMCoS151_Winter2017_web.pdf

Gabler, P. (2008). Eduard Gaebler (1842-1911), der Verleger und seine Atlanten [Eduard Gaebler (1842-1911), el editor y sus atlas]. Cartographica Helvetica: Fachzeitschrift für Kartengeschichte, 37. https://doi.org/10.5169/seals-17140

Geographicus Rare Antique Maps. (s.f.). Gaebler, Friedrich Eduard. Recuperado el 9 de mayo de 2025 de https://geographicus.com/P/ctgy&Category_Code=gaeblereduard

Pieza audiovisual del mes de febrero de 2025: Exposición temporal «Año bell hooks»

En el marco de actividades académicas por el Año Institucional bell hooks. El Museo Pedagógico Colombiano tiene el gusto de presentarles la quinta pieza del mes en formato audiovisual, dedicada a la exposición temporal: « »¿Acaso no soy una mujer?. Enseñar a transgredir y amar, desde bell hooks », inaugurada el pasado 2 de diciembre de 2024.

1 Sojourner Truth (1797-1883) “¿No soy una mujer?”, discurso pronunciado en la Convención de Mujeres de 1851, Akron, Ohio.

Para conocer la exposición temporal, que estará abierta hasta el 4 de abril de 2025, convocamos a la comunidad de la Universidad Pedagógica Nacional, estudiantes y egresados, investigadores de la educación física, docentes, administrativos y miembros externos de la comunidad académica, colectivos pedagógicos y a todas las personas interesadas en conocernos, apoyarnos y difundir nuestras labores, a visitarnos de lunes a viernes entre 8:00 a.m. y 5:00 p.m. en las instalaciones del Museo ubicadas en Bogotá en la calle 72 N.º 11 – 86 (Edificio ‘E’) en el Centro Cultural ‘Paulo Freire’ de la Universidad Pedagógica Nacional.

Igualmente los invitamos a seguirnos en nuestras redes sociales de Facebook: https://www.facebook.com/museopedagogicocolombiano/, Instagram: https://www.instagram.com/museopedagogicoupn/?hl=es, y a explorar nuestra página web: http://museopedagogico.pedagogica.edu.co/ para visualizar y compartir nuestros contenidos.

 

Concepto Audiovisual: Sergio Leonardo Linares Corzo – Profesional en Pedagogía.
Revisión:  Museo Pedagógico Colombiano.

 

Palabras clave: bell hooks; Feminismo negro en los Estados Unidos; Historia de la Educación Femenina; Educación como práctica de la Libertad; Historia de la mujer negra; Movimientos Feministas; Amor; Transgresión; Paulo Freire; Museo Pedagógico Colombiano.

Historia y evolución de la educación en Colombia en el Museo Pedagógico Colombiano.

Estimados/as visitantes y lectores, difundimos y cordialmente los invitamos a escuchar el siguiente recurso de audio preparado conjuntamente por el equipo del Museo Pedagógico Colombiano, estudiantes de la UPN y el equipo de La Pedagógica Radio. El cual explora el proceso de evolución de un Museo que se ha consolidado como un espacio esencial para entender la evolución educativa del país, un tesoro cultural que merece la atención de todos los interesados en la educación y la pedagogía.

Escrito y producido por: Diana Torres. / Diseñado por: Laura Chavez.

Participan: Héctor Guillermo Copete Daza. / Andrés Felipe Pineda./ Valentina Cárdenas.

 

Pieza del mes de abril de 2019: Proyector de Filminas

Como pieza del mes de abril hemos seleccionado el Proyector de Filminas de la colección de objetos audiovisuales y de enseñanza escolar del Museo Pedagógico Colombiano (MPC). Objeto ‘fabricado’ por la empresa Brumberger Co. INC, en la década de los cincuenta.

La empresa estadounidense Brumberger Camera Incorporated, con sede en Brooklyn, Nueva York, se fundó en 1904 y hasta la década de 1960 fue una empresa minorista, distribuidora e importadora de equipos fotográficos, equipos de proyección y suministros fotográficos de la época, como películas, carretes, cámaras oscuras, equipos de almacenamiento y archivo (tipo diapositivas), y otros productos asociados como visores. Aunque los equipos en su gran mayoría eran importados desde Europa y Japón, la empresa etiquetaba algunos de estos equipos para venderlos bajo su marca.

El Proyector que hace parte de nuestra colección, tiene cuatro elementos principales: Una bombilla de luz intensa (enfriada con ventilador), un reflector, un aparato para colocar y cambiar las placas de plástico que sostienen a las filminas y dos clases de lentes, unos que dirigen la luz hacia la diapositiva y otros de enfoque para mejorar la nitidez de la imagen. Respecto a las filminas, eran un recurso multimedia de imagen fija creado para presentar información, que venía guardada en un rollo de 35 mm de película fotográfica, con un contenido promedio de treinta a cincuenta imágenes, dispuestas secuencialmente, por lo que se convertía en una ayuda para el maestro, quien iba mostrando las imágenes de la filmina, a medida que avanzaba en la explicación. Las filminas ofrecían una alternativa fácil y económica, ya que requerían poco espacio de almacenamiento, se rebobinaban rápidamente para el siguiente uso y tenían gran resistencia a la rotura.

Sobre el funcionamiento técnico adecuado, primero, era necesario tener cierto grado de oscuridad en el salón de clase. Ya con las condiciones lumínicas adecuadas para el desarrollo de cualquier asignatura, el rollo de filminas se colocaba sobre el soporte que cambia cada imagen, y se insertaba horizontalmente en la abertura frontal del proyector; luego la luz de la bombilla pasaba a través de las filminas y los lentes, y la imagen resultante, se agrandaba y proyectaba. Tratándose entonces, de un dispositivo óptico-mecánico que servía para ver imágenes grabadas en diapositivas de formato pequeño y proyectarlas sobre una superficie lisa, como una pared.

Como dispositivo de proyección de imágenes y contenido escolar, fue de uso común por profesores y alumnos para el dictado de clases, conferencias y exposiciones, desde la década de los 50 y hasta mediados de la del 90 en colegios y universidades de Colombia, y también para realizar presentaciones y proyecciones audiovisuales.

Este Proyector de Filminas da cuenta de las varias tecnologías y recursos educativos que facilitaron la práctica pedagógica del maestro, y también, de la evolución de las dinámicas de los procesos de enseñanza y aprendizaje en las aulas a través de herramientas modernas en su época, ya que los proyectores de este tipo, en ocasiones substituyeron el uso de la pizarra o tablero y permitió avanzar rápidamente en clase, pues se ahorraba el tiempo «perdido» en escribir en el pizarrón; además la proyección ampliada de diapositivas en colores constituyó uno de los apoyos técnicos más útiles y prácticos en la historia de la didáctica pedagógica, tanto en Colombia, como en otros países donde proyectores similares fueron utilizados.

Para conocer el Proyector de Filminas, otros objetos de la historia, la práctica y la memoria pedagógica, y los archivos pertenecientes al fondo documental que exhibimos en el Museo Pedagógico Colombiano, convocamos a la comunidad de la Universidad Pedagógica Nacional, estudiantes, egresados, investigadores, docentes, administrativos y miembros externos de la comunidad académica, colectivos pedagógicos y a todas las personas interesadas en conocernos, apoyarnos y difundir nuestras labores, a visitarnos de lunes a viernes entre 8:00 a.m. y 4:00 p.m. en las instalaciones del Museo ubicadas en Bogotá en la calle 127 Nº 11–20, en el Instituto Pedagógico Nacional. 

También los invitamos a seguirnos en nuestras redes sociales https://www.facebook.com/museopedagogicocolombiano/ y a explorar nuestra página web http://museopedagogico.pedagogica.edu.co/ para visualizar y compartir nuestros contenidos.

Palabras clave: Proyección de Imágenes; Enseñanza; Audiovisual; Filminas; Enseñanza; Museo Pedagógico Colombiano.